Presentación de la conferencia regional de Rechazar el
Fascismo del 19 de agosto de 2017:
Por qué el carácter fascista de este régimen
hace que sea posible, y necesario, movilizar a millones de personas a fin de
sacarlo del poder
24 de agosto de 2017 | Periódico Revolución |
revcom.us
Presentación de la conferencia regional de Rechazar el Fascismo del 19 de agosto de 2017:
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El primer
discurso que acaban de oír presentó lo que estamos aquí para hacer — cómo
se verá expulsar al Régimen Fascista de Trump y Pence. Yo hablaré de POR QUÉ es
necesario. Por qué tenemos razón al decir que el Régimen de Trump y Pence es un
régimen fascista y que ÚNICAMENTE la gente, millones de personas podrán sacarlos
del poder, empezando con muchos miles el 4 de noviembre, que se tomen las calles
y permanezcan en las calles, noche tras noche, día tras día, y por qué para
terminar esta pesadilla, se requerirá nada menos que eso.
Hace una semana que despertamos y vimos imágenes de cientos de
supremacistas blancos que llevaban antorchas y coreaban consignas del Klu Klux
Klan y de los nazis. Estas imágenes llenaron de terror al corazón de la gente
negra en todas partes, gente que se acuerda tan vívidamente de los
miles de negros linchados y de los millones que fueron
aterrorizados durante generaciones por jinetes nocturnos con antorchas. Pronto
empezamos a ver imágenes de los supremacistas blancos y golpeadores
paramilitares que apaleaban y ensangrentaban a los contra-manifestantes. Al
último, vimos esa imagen escalofriante de un carro que arrolla a una multitud…
cuerpos arrojados al aire… y conocimos el nombre de Heather Heyer, asesinada a
sangre fría.
Durante días, los medios de comunicación, los demócratas y hasta
algunos republicanos expresaron consternación de que Trump salió a la ofensiva,
en defensa de los supremacistas blancos con antorchas como “buena gente” y con
desvaríos contra una supuesta “izquierda alternativa”. Las cabezas parlantes
decían: “Trump está abdicando el liderazgo…” y “Trump no logra unificar”.
Pero esto no es ningún misterio. Donald Trump no denunció esto
con claridad porque fue Trump el que lo desató. Trump convertía a sus mítines en
turbas frenéticas que coreaban por la venganza contra los musulmanes y los
negros, contra las mujeres y sus opositores políticos, contra los mexicanos y
contra los manifestantes. Dijo de un manifestante: “Tengo ganas de darle un
puñetazo en la cara”. Durante años promovió la racista e ignorante
mentira de que Obama no nació en Estados Unidos (birtherism). Y no le
ha bajado. Hace poco llamó abiertamente para más brutalidad y terror policial,
diciéndole a una multitud de policías que se reían: “Por favor, ¡no sean tan
amables!”.
Respecto su supuesta “falta de dar dirección”, Trump SÍ está
dando dirección. Está dando dirección para triturar las leyes, las
normas políticas y el “pegamento” moral básico de esta sociedad. Debido a la
lucha heroica del pueblo, se había vuelto inaceptable consentir
públicamente a la supremacía blanca y al antisemitismo. En sectores sociales muy
amplios, la diversidad se había convertido en un valor al que abrazar. Trump no
está “fallando”. Está logrando triturar esas normas y establecer nuevas
normas fascistas. Y Trump SÍ está unificando a alguna gente: está
unificando a los supremacistas blancos, los nazis, los antisemitas, los
odia-mujeres, los golpeadores a la gente LGMTQ, los fascistas cristianos, los
belicistas y los intolerantes racistas.
O, miremos las amenazas belicosas de Trump contra Corea del
Norte. Prometió “Un fuego y furia del calibre que este mundo nunca ha visto”.
Está hablando de bombas nucleares y la aniquilación. Más fuego y fura que
Hiroshima y Nagasaki, las dos ciudades que Estados Unidos destruyó con bombas
nucleares, con la resultante incineración de decenas de miles de personas en una
explosión blanca deslumbrante y la muerte de cientos de miles en una nube negra
de destrucción cuyas ondas expansivas se extendieron por muchos kilómetros.
En esto un frenesí también se apoderó de los demócratas y los
medios informativos. Pero, ¿qué dijeron? Dijeron que el lenguaje de Trump “no
era presidencial”. La red radial NPR, de emisoras radiales supuestamente
liberales y razonables y abiertas, presentó a unos “expertos” que explicaban que
el problema con un ataque contra Corea es que Corea del Norte contraatacará. No.
El problema con un ataque a Corea con armas nucleares es que es un crimen contra
la humanidad. ¡Por eso está mal!
Pero eso no es todo. Miren estos afiches.
Detallan la escala, el alcance y la naturaleza de los crímenes que el Régimen de
Trump y Pence están desatando.
¿Ustedes sabían que propusieron 431 leyes al nivel de los
estados en Estados Unidos para restringir el aborto, tan sólo en los primeros
tres meses del año en curso?
¿Sabían que arrestaron a más de 200 manifestantes durante la
inauguración de Trump y los acusaron de felonías múltiples, por las cuales
podrían meter a 211 de ellos en la prisión hasta por 75 años?
¿Sabían que la supuesta Agencia de “Protección” Ambiental de
Trump ya ha maniobrado para revocar o bloquear 30 reglas ambientales
para la protección del aire, el agua y la salud pública?
Apenas mencioné un solo hecho de los detallados en tres de esos
afiches — en realidad hay que leer todos los afiches porque el alcance y la
escala de lo que están haciendo son pasmosos.
Es más, no sólo se trata de Trump sino de su RÉGIMEN en su
conjunto. Se trata de Jeff Sessions, Steve Bannon, Stephen Miller, John Kelly,
Rex Tillerson y Betsy DeVos. Se trata del teócrata fascista cristiano Mike
Pence, que no sólo ha apoyado cada amenaza escandalosa que Trump ha hecho, sino
que es parte de todo un movimiento —que incluye al nuevo juez de la Suprema
Corte Neil Gorsuch y muchos otros con los que este régimen se ha llenado— que
están trabajando agresivamente para imponer una sociedad fascista basada en una
interpretación textual de la Biblia que esclavice a las mujeres, aterrorice a la
gente LGBTQ, borre la ciencia y adoctrine a generaciones de jóvenes en escuelas
cristianas fundamentalistas y creacionistas. Es por eso que el régimen en su
conjunto tiene que marcharse. Y tiene que marcharse ANTES de que sea muy
tarde.
Como dijimos en el Llamamiento a la Acción de Rechazar el
Fascismo: “El fascismo no es simplemente un burdo conjunto de políticas
reaccionarias horripilantes. Es un cambio cualitativo en la forma de
gobernar la sociedad. El fascismo fomenta y se apoya en el nacionalismo
xenofóbico, el racismo, la misoginia y el agresivo restablecimiento de los
‘valores tradicionales’ opresivos.… Lo crucial es entender que una vez
en el poder, en esencia el fascismo elimina los derechos democráticos
tradicionales”.
Miren, Trump no solamente está cometiendo grandes horrores — a
propósito está triturando las normas y las premisas sobre cómo la sociedad ha
funcionado hasta la fecha.
Trump trae de nuevo la supremacía blanca abierta con saña, trae
un DILUVIO de MENTIRAS patentes y constantes, trae amenazas violentas contra los
medios de comunicación y las cortes y sus oponentes políticos. Trae el fascismo
cristiano. Está embistiendo a la ciencia y purgando a los científicos. Hace que
los golpeadores fascistas se tomen las calles. Sus métodos de aporreamiento —su
violación de las normas— no se deben a su falta de experiencia, su psicosis ni
sus resbalones. Al contrario, esta violación es el propósito. El
Régimen de Trump y Pence es un régimen FASCISTA — están reconfigurando las
normas gobernantes de la sociedad — triturando los derechos democráticos y
civiles básicos. Para citar de nuevo al Llamamiento a la Acción de Rechazar el
Fascismo: “Debemos reconocer que el carácter del fascismo abarca la capacidad de
absorber actos separados de resistencia al mismo tiempo que desequilibra
constantemente a la oposición al impulsar velozmente su programa. El
Régimen de Trump y Pence lanzará repetidamente nuevas medidas altamente
represivas para finalmente suprimir toda resistencia y rehacer la ley…
A MENOS QUE SEAN EXPULSADOS DEL PODER”.
Para detener todo esto, no servirá confiar en el Partido
Democrático. No sólo pasan por alto toda la escala y alcance del programa de
Trump y casi nunca menciona su carácter fascista, sino que siempre le “dan
consejos” al régimen sobre cómo gobernar “normalmente”.
EL PROBLEMA es que Trump es el presidente precisamente porque no
respeta las normas de la política de siempre — lo apoyaron intereses poderosos
que reconocieron que él podría ser el vehículo para triturar lo que han sido las
normas gobernantes y sociales de Estados Unidos durante décadas. Lo eligió una
base social a la que durante décadas han azuzado con un programa racista,
misógino y anti-inmigrante. Estas fuerzas creen que, debido a ese mismo carácter
estrafalario de fuereño y su desdén por las normas, él puede cumplir y cumplirá.
El programa del Partido Demócrata y sus voceros mediáticos es de restaurar
las normas. Así que están dirigiendo a las personas que odian y se oponen
al régimen de modo que confíen en las elecciones, audiencias, investigaciones y
la protesta al estilo de siempre para “hacerse oír”, como si se tratara de un
régimen normal. No lo es.
Además, incluso en tiempos normales, en realidad nunca se da el
cambio trabajando dentro de los canales oficiales de la política en la sociedad.
Los Viajes por la Libertad y los plantones del movimiento de derechos civiles no
“acataron las reglas’. Los que quemaron sus tarjetas de conscripción militar y
los soldados que se negaron a combatir en Vietnam y los universitarios que se
tomaron planteles no “acataron las reglas”. Es más, cabe repetir: estos
NO son tiempos normales.
Por eso, únicamente la gente, con acciones que rompan con la
política de siempre, puede crear las condiciones en las que se saque del poder
al Régimen de Trump y Pence.
Lo que hace que esto sea posible es el mismo carácter extremo
del Régimen de Trump y Pence. Este régimen en realidad SÍ es fascista, SÍ está
emperrado en imponer a martillazos una pesadilla, no cederá y todo esto
contradice e insulta lo que millones y millones de personas sienten
profundamente que es moral, es decente, es legítimo y es cómo en realidad deben
ser la sociedad y el mundo. Precisamente por todo esto hay millones y millones
de personas a las que es posible movilizar y forjar en una fuerza política capaz
de PARAR a este régimen, capaz de SACARLO DEL PODER.
Son las personas las que están en la mira y también las muchas
personas que no pueden quedarse al margen ni permitir que eso pase. Son las
personas las que se han tomado las calles y también los millones más que aún no
han dado ese paso. Es el estudiantado el que apenas llega a su mayoría de edad,
y es la generación de los 1960 la que despierta de nuevo. Son los científicos y
los líderes religiosos y funcionarios locales y clubes de libro de los
vecindarios. Son los que quieren correr hacia las líneas del frente, y son los
que quieren abrir sus iglesias y proveer agua y alimento. Son personas de todo
sector social que se pongan de pie hombro a hombro, empezando el 4 de noviembre
y cobrando fuerza cada día que sigue, para decir: Esta pesadilla tiene
que terminar: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse! En nombre de la
humanidad, nos NEGAMOS a aceptar un Estados Unidos fascista.
Es más difícil y más arriesgado que otras “soluciones”, pero la
verdad es que es mucho más realista. De hecho, es el ÚNICO camino realista.
He hablado de POR QUÉ tenemos razón al calificar a este régimen
de fascista. De que están avanzando con la instauración y la consolidación del
fascismo, y POR QUÉ —debido a eso— todo lo que no sea sacarlos de poder no
logrará detenerlos. Y por qué llegar a entender que son fascistas también abre
la posibilidad de movilizar a millones. En conclusión, quisiera hablar de POR
QUÉ tenemos que hacer todo esto el 4 de noviembre.
La razón básica es que el régimen está maniobrando rápidamente
para rehacer las leyes, desatar a las turbas y hacerlo más y más difícil que la
gente se organice y se ponga de pie.
Pero eso no es lo único que hace que avance el reloj. El otro es
que con cada día que pase, la gente se acostumbra más a esta pesadilla. Se
normaliza cada vez más. Las cosas de este régimen que antes sacudieron a las
personas ya no les sacuden tanto. Rechazar el Fascismo, en nuestra declaración
de misión, El Llamamiento a la Acción, reconocía que una de las maneras en que
avanza el fascismo es por etapas, mediante períodos de ultrajes, conmoción e
intimidación, seguido de períodos de normalización en que la gente se acomoda a
la siguiente nueva situación. Este proceso ya está en marcha, pero persiste un
estado de ánimo que no acepta esto, especialmente así a raíz de los sucesos en
Charlottesville.
Pero si no se forja un camino concreto para parar esto —un
camino el que millones de personas pueden hacer suyo y con el cual pueden actuar
en conformidad—, la gente no tendrá más opción que encontrar su lugar en el
nuevo orden fascista. Así es la lección de la Alemania nazi. Constantemente se
promueve la lógica de esperar, la lógica de seguir con la vida personal, la
lógica de dejar que otros se encarguen —dejarlo a las investigaciones, al
próximo ciclo electoral, a alguna ilusión inventada de que el régimen se
autodestruirá— y todo eso están mellando en el ánimo. Así que tenemos que actuar
ahora, antes de que la gente haya aprendido a aceptar lo inaceptable — mientras
la gente todavía sienta en carne viva su indignación y los horrores, y
francamente ahora mismo cuando en nuevos sentidos la situación está avivando
esta indignación.
Tenemos una ventana para poder detener a este régimen. Tenemos
una ventana para poder conectarnos con las personas que pueden hacer esto y
movilizarlas. Tenemos una organización, Rechazar el Fascismo, que reconoce el
problema y ha desarrollado un plan básico que tiene espacio para todos y que
realmente tiene la posibilidad de ganar. Ya es el momento para luchar con todo
lo que tengamos para realizar este plan. ¿Si ahora no, cuándo?
“El 4 de noviembre de 2017, nos pondremos de pie hombro a hombro
con convicción y valor, superando el miedo y la incertidumbre, para insistir
que: ¡Esta pesadilla tiene que terminar: El régimen de Trump y Pence
tiene que MARCHARSE!”
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