Mientras el régimen de Trump y Pence se apresura para consolidar una Corte Suprema fascista con la que validar la
tranformación fascista global de la sociedad:
La lógica despistada de “El juego de largo plazo” y de apostar por el futuro de la
humanidad en las elecciones a mitad de mandato
11 de julio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
11 de julio: Desde que se escribió este artículo, Trump nominó al juez
Brett Kavanaugh para ocupar el lugar vacante en la Corte Suprema de Estados
Unidos. Diremos más sobre este tema en el futuro, pero aún se mantiene al
análisis básico del artículo siguiente.
Cuando escribimos esto, Donald Trump se alista a anunciar a quien nombrará a la Corte
Suprema para reemplazar a Anthony Kennedy que se jubila.
Todos los candidatos que está considerando el régimen de Trump y Pence
vienen de una lista de jueces derechistas escogidos por la reaccionaria
Federalist Society (Sociedad Federalista), y Trump ha dejado en claro que todos
están comprometidos a revocar el derecho de la mujer al aborto.
(Ver aquí para más sobre esto).
Por todos lados hay sentimientos como de emergencia; en varios sectores de la
población, incluso aquellos que creen en las elecciones, surgen sugerencias de
que no podemos esperar más, que tenemos que lanzarnos a las calles. Esa es la
orientación de Rechazar el Fascismo, y el mensaje que resonó en las calles el 7
de julio, el día de sus protestas. Pero en medio de este momento crítico, la
“oposición liberal” de la clase dominante está adoptando una pose … para
adormecerle a la gente otra vez.
La consolidación de una corte fascista: ¿Una emergencia, o “el pan de todos los días”?
Imagínese que se descompone un autobús lleno
de gente en un cruce del ferrocarril. Al escuchar el pito del tren que se
acerca, los pasajeros empiezan a gritar que tienen que bajarse y todos juntos
empujar al bus hacia un lugar seguro. El chofer contesta: “Tranquilos, todos
está bajo control, la grúa llega en 20 minutos”.
Esa es precisamente la lógica despistada, ¡y peligrosa!, del editorial [en inglés] del 6 de julio del New York Times:
“Democrats: Do Not Surrender the Judiciary” [Demócratas: No entreguen la judicatura]. A pesar de su título desafiante, y su
llamada a que los “progresistas… se lancen a los colchones” (una referencia a
la película El Padrino que quiere decir “poner todo en juego para ganar
una lucha hasta la muerte”), este editorial es en realidad una abierta llamada
a la capitulación ante la imposición del control fascista de “la
corte más alta del país”… que sería un ENORME salto
hacia la represión fascista generalizada de la sociedad, que de lograrse sería
muy difícil de revertir. Y este editorial concuerda con el enfoque que
promueven las cabecillas del Partido Demócrata y otras fuerzas liberales de la
clase dominante ante la creciente alarma entre el público. Estas personas
son el chofer del bus que les dice a todos, “Cálmense, no hay problema,
no hay por qué tomar medidas extraordinarias”.
El editorial comienza directamente con esto: “A no ser que suceda algo imprevisto,
el presidente contará con una mayoría conservadora de 5 a 4, moviendo a la
corte sólidamente a la derecha por una generación”. Aquí el Times está declarando
“fuera de lugar” el tipo de poderosa protesta en masa que podría impedir
que eso suceda. Un nivel de lucha que podría
obligar a fuerzas de la clase dominante a preocuparse que forzar la aceptación
de un nominado fascista podría deslegitimar o hasta desestabilizar todo el
régimen. El Times lo considera inapropiado, aunque estamos en medio
de un auge de lucha amplio, airado y poderoso contra el régimen, un auge que
refleja los sentimientos de millones de personas de que la sociedad está siendo
cambiado de una manera absolutamente intolerable, y su deseo de actuar
decididamente para impedir eso. Esto se ve no solo en los cientos de miles de
personas que se han lanzado a las calles para oponerse a la crueldad con que el
régimen trata a los inmigrantes y refugiados, sino también en la manera que
cada vez más están abandonando “la rutina” y enfrentando y avergonzando
públicamente a funcionarios del régimen, apoderándose de oficinas de ICE y
exigiendo que sea abolido, y en el hecho de que cada vez más personas señalan
lo que hay en común entre Trump y Pence de hoy y el ascenso hace 70 años de
Hitler y los nazis en Alemania, y el que voces prominentes de consciencia
exhortan a que la gente actúe en base a ese entendimiento de lo que está en juego
para la humanidad. 1
Lo que está en juego: Una transformación fascista de la sociedad, no simplemente
unos cambios de “política”
Entonces el Times plantea de manera débil lo que está en juego en esta batalla: “cada
vez más la Corte mete la mano en áreas de política desde la inmigración a las
armas de fuego al acceso a las urnas a los derechos laborales”, como si nada
muy dramático estuviera pasando, como si solo enfrentáramos
“cambios de política”. Lo que ignora por completo es la realidad de que,
en su conjunto, estas “políticas” constituyen
la transformación fascista de la sociedad entera. Lo que está en juego:
- Un programa cada vez más abierto de limpieza étnica dirigido a los refugiados e inmigrantes no
documentados de América Latina (y llegando a estar bajo ataque son los
residentes legales y ciudadanos naturalizados);
- La prohibición de inmigrantes y refugiados musulmanes como primer paso de un asalto más
amplio contra personas no cristianas;
- Quitarles a las mujeres el derecho al aborto, y derechos de reproducción en general, y en realidad en
su estatus como plenos seres humanos;
- Revocar los logros y derechos muy nuevos y tenues para personas LGBTQ, la legalización de la
discriminación, y el regreso de la criminalización y satanización de
personas gay tal como era “la ley” hasta hace poco;
- Desencadenar y dar rienda
suelta a la brutalidad y asesinato policial de negros, latinos y otros de
color, el regreso de la segregación en las universidades y otras
instituciones, el despojo del derecho a votar, y la protección del
“derecho” de los supremacistas blancos a sembrar odio y terror.
Esto y mucho más por venir no se tratan simplemente de una serie de cosas sumamente
malas, sino componentes integrantes de la trasformación fascista de la sociedad
en conjunto — los fascistas están iniciando un orden social diferente en el que
los derechos y principios que se defendían por lo menos nominalmente ya no
existan, y en el cual las mujeres, las minorías, los inmigrantes y los
disidentes se encuentren en condiciones cada vez más peligrosas y restringidas.
Es llamativo que el Times no mencione que
la Corte fallará sobre asuntos claves pertinentes al poder
político — en por lo menos dos niveles.
Primero, a nivel estatal se están aprobando decenas de leyes sumamente represivas que
criminalizan e imponen castigos severos a formas de disentimiento y protesta
que han caracterizado la lucha en los últimos años contra el asesinato
policial, contra el saqueo del medio ambiente, y cada vez más el movimiento en
defensa de inmigrantes y refugiados. La Corte fascista se encargará de destripar el derecho
del pueblo a protestar en las calles o de alguna otra forma que no sean las elecciones.
Segundo, es probable que, de una u otra manera, la Corte fallará sobre
casos con relación al control de poder del régimen de Trump y
Pence — ya sea que tome la forma de asuntos presentados por la investigación Mueller, maniobras
hacia un juicio político del presidente, o el resultado de elecciones
disputadas. No olvidemos que tras las elecciones del 2000, cuando George W.
Bush había perdido el voto popular, fue una decisión de la Corte Suprema la que
lo instaló en el poder.
El New York Times recomienda… rendirse ante el fascismo
hoy, pasar los próximos 40 años tratando de reparar el daño
¿Qué es el balance que hace el Times de esta inminente transformación dramática del
panorama jurídico y político? Ahora sí que vamos a luchar en serio… en cuatro meses… solo en el
campo electoral: “El 6 de noviembre los votantes tendrán su primera
oportunidad de contener la tergiversación de la judicatura por el Sr. Trump.
Pero revertir el daño ya hecho requerirá un compromiso mucho más largo”.
¡NO! ¡Completamente equivocado! La única oportunidad que la
gente tiene para impedir la consolidación de un sistema judicial fascista
es hoy mismo. En cuatro meses —aún si contemplamos el más optimista
resultado de las elecciones ante la habilidad de los fascistas de arreglar,
amañar y manipularlas, y aún si dejamos a un lado el récord invicto
del Partido Demócrata de acomodarse, conciliarse y capitularse ante
el régimen con respecto a todo asunto de principio importante— en cuatro meses
el salto cualitativo en la Corte, y de hecho en todo el sistema
judicial, será trato hecho. Tendremos que luchar sobre terreno más difícil y
más peligroso, y —si hoy no se da una enorme batalla social sobre la
Corte— estaremos luchando bajo condiciones en las que la transigencia tendrá más iniciativa que la
resistencia.
Aun si lo consideramos en sus propios términos, el Times no
menciona que la actual Suprema Corte “semi-fascista” ha rehusado oponerse a las
maniobras de las legislaturas estatales dominadas por los republicanos
para manipular el resultado de futuras elecciones (incluidas las de este noviembre) al purgar el registro de votantes y de otras
maneras suprimir los votos de los negros y latinos, de los pobres y los
jóvenes, y al cambiar las fronteras de los distritos electorales. Un informe [en inglés] del Centro Brennan para la Justicia de la Universidad de Nueva York calcula
que, debido a los cambios de los distritos, para que los demócratas ganen
control del Congreso, tendrán que ganar por 11% de los votos — una hazaña nunca lograda en la historia moderna.
Además de eso, la esfera electoral y los dos partidos principales son ambos
instrumentos de gobierno imperialista. Al pueblo se le da la opción de elegir
entre diferentes opresores — y para todos esos políticos, la continua
estabilidad del sistema capitalista-imperialista viene ante todo lo demás. Por
eso es que, por ahora, casi ningún candidato demócrata menciona un juicio
político para Trump — a no ser que se lo oponga rotundamente. Hay que crear una
situación en la que, a través de una lucha masiva desde abajo que no dé tregua,
se ponga en tela de juicio la legitimidad del sistema, y en la que corran más
riesgo al seguir con el statu quo que al efectuar cambios. Por eso es que cada
concesión significativa que se le haya arrancado a los gobernantes de esta
sociedad ha sido lograda a través de monumentales luchas desde abajo que
les obligaron a los gobernantes a retroceder, aunque fuera solo
temporalmente.
“Pero SÍ existe otro camino…”
Hay algo en el editorial del Times que sí es cierto: “El fuego que
ruge ahora contra el Sr. Trump y sus nominados no se sostendrá indefinidamente”.
Como ha señalado Coco Das de Rechazar el Fascismo: “Debemos
reconocer que el carácter del fascismo abarca la capacidad de absorber actos
separados de resistencia al mismo tiempo que desequilibra constantemente a la
oposición al impulsar velozmente su programa.”. Eso es lo que pasó con la
prohibición musulmana, la lucha en torno a DACA y mucho más.
La clave para abordar este problema no es,
como dice el Times, en esencia abandonar el actual campo de batalla a
cambio de apostar todo en la lucha electoral de muy largo plazo — un callejón
sin salida. Lo que hay que hacer es intensificar y transformar la
amplia resistencia y enfocarla en expulsar del poder a este régimen.
Como dice el Llamamiento a la Acción
de Rechazar el Fascismo:
Pero SÍ existe otro camino. Una forma diferente de protesta. Debemos
organizarnos ahora para cuando podamos lanzar masivas protestas no violentas y
sostenidas en las calles de ciudades y pueblos por todo Estados Unidos — que
continúen día tras día y no se detengan, creando el tipo de situación política
en que se cumple la exigencia de que el régimen de Trump y Pence sea sacado del poder.
Por qué, para el régimen fascista, es crucial controlar la Corte Suprema
Por lo general la Corte Suprema representa —y ayuda a forjar— el consenso entre la
clase capitalista gobernante sobre cómo interpretar la Constitución y las leyes
a fin de atender mejor las necesidades de su sistema mientras el mundo cambia y ese
sistema enfrenta nuevos desafíos. Las interpretaciones y decisiones de la Corte
en efecto determinan “la ley del país”; es la autoridad final respecto a lo que sea
legal y qué no — respecto a lo que el Estado imponga y lo que no, con su
monopolio de la violencia “legítima”.
Pero en las últimas décadas, la clase dominante se ha dividido fuertemente y el
“consenso” es cada vez más imposible. Un sector considera que el fascismo —en
particular el fascismo teocrático cristiano— es la forma para enfrentarse a las
crisis y los desafíos ante los gobernantes estadounidenses, tanto en el país
como a nivel internacional. El otro sector piensa que es mejor, para su sistema, preservar el
viejo (a menudo desgastado) marco de “democracia”, “inclusión”, “derechos
humanos”, etc.
Las fuerzas fascistas han venido ascendiendo por dos décadas; la elección de Trump
y Pence significó su ascenso al dominio. Si el Senado de Estados Unidos lo
confirma, la nueva juez de Trump para la Corte Suprema se unirá a los cuatro
jueces fascistas actualmente en funciones y proporcionará una mayoría fascista
confiable en la poderosa Corte de nueve miembros, y representará un gran salto
hacia la consolidación del gobierno fascista.
Es importante señalar que un rasgo distintivo del fascismo es que no se basa, ni siquiera
en un sentido formal, en el “estado de derecho”, como lo indican las muchas
declaraciones de Trump de que está por encima de la ley, sus “bromas” de ser
“presidente de por vida”, y así sucesivamente. Si el fascismo lograra
consolidarse, intimidaría, ignoraría, rechazaría sus fallos, hasta disolvería
la Corte Suprema si fuera necesario para implementar su programa, del mismo
modo que abiertamente amañará o cancelará elecciones si es necesario. Pero
maniobras como estas son muy peligrosas incluso para un régimen establecido y
pueden desencadenar fácilmente tanto riñas intestinas dentro de la clase
dominante como agitación desde abajo. Al momento en que escribimos este
artículo, en Polonia el intento de rehacer la Corte Suprema por parte del
fascista Partido de Ley y Justicia ha llevado a decenas de miles de personas a
las calles durante días, varias figuras importantes de la oposición advirtiendo
de una “guerra civil” por venir. Así que es de gran importancia una Corte
sumisa que proporcione pretextos legales y “legitimidad constitucional” para
los crímenes monstruosos del régimen.
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