Los psicólogos acusados de diseñar técnicas de torturas
para la CIA no irán a juicio
La demanda de dos hombres torturados en un centro de detención secreto de Estados
Unidos en Afganistán ha acabado en un acuerdo judicial, por lo que no se
celebrará el juicio
Los acusados, que cobraron entre 64 y 70 millones de euros por sus
"métodos coercitivos de interrogación", intentaron anular el juicio
con el argumento de que la definición de tortura es una cuestión política
Suleiman Abdullah Salim y Mohamed Ben Soud se mostraron satisfechos de haber conseguido
hacer públicas las "terribles torturas" que sufrieron y de que se
haya señalado a los responsables
Larry Siems
eldiario.es/The Guardian
18 de agosto de 2017
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Este jueves se ha anunciado que el juicio contra dos psicólogos,
que recibieron decenas de millones de dólares por diseñar técnicas de tortura que
luego utilizó la CIA, se ha resuelto con un acuerdo entre las partes. Los
detalles del acuerdo no se han hecho públicos.
En 2003, dos de los demandantes del caso, Suleiman Abdullah Salim y Mohamed Ben
Soud, fueron detenidos y torturados en un centro clandestino de la CIA en Afganistán que
los prisioneros llamaban "La oscuridad". Salim, que es tanzano, y Ben
Soud, que es libio, fueron finalmente liberados y ahora viven en sus hogares
con sus familias.
Un tercer demandante es un joven ingeniero informático afgano, cuyo tío, Gul
Rahman, fue torturado hasta la muerte en noviembre de 2002 en el mismo centro
de detención.
En octubre de 2005, los tres presentaron una demanda contra James Mitchell y John
"Bruce" Jessen, psicólogos contratados para diseñar un menú de
métodos de interrogación abusiva por el que facturaron a la CIA entre
64 y 70 millones de euros. Los demandantes reclamaban una compensación de los
hombres que supuestamente ayudaron y fueron cómplices de torturas,
experimentación no consentida en humanos y crímenes de guerra.
El acuerdo incluyó un comunicado conjunto de los demandantes y los acusados, en el
que Mitchell y Jessen reconocieron su papel en el desarrollo de "un
programa para la CIA que contemplaba el uso de específicos métodos coercitivos
para interrogar a ciertos detenidos".
El comunicado afirma que "Gul Rahman fue víctima de abusos en el programa de
la CIA que le provocaron la muerte y mucho dolor y sufrimiento a su
familia", y que Salim y Ben Soud "también fueron víctimas de métodos
coercitivos en el programa de la CIA, que resultaron en dolor y sufrimiento
para ellos y sus familias".
El acuerdo reconoce su sufrimiento
Los psicólogos aseguran en el comunicado que nunca supieron de los abusos que
soportaron Salim, Ben Soud y Rahman, y negaron su responsabilidad en los tratos
que sufrieron los detenidos. Los demandantes "sostienen sus acusaciones
por la responsabilidad de los doctores Mitchell y Jessen".
"Los doctores Mitchell y Jessen afirman que es lamentable que los señores Rahman,
Salim y Ben Soud hayan sufrido abusos", concluye el comunicado. Para los
tres demandantes, el acuerdo es la finalización de un largo proceso por lograr
reconocimiento oficial por su padecimiento.
"Presentamos esta demanda buscando que alguien se responsabilice por lo que nos sucedió y
esperando que nunca nadie más tenga que soportar torturas y abusos, y
creemos que hemos logrado nuestros objetivos", dicen en el comunicado conjunto.
"Pudimos contar al mundo las torturas espantosas que sufrimos, la CIA tuvo que hacer
públicos algunos archivos secretos, y los psicólogos y altos funcionarios de la
CIA tuvieron que responder las preguntas de nuestros abogados. Ha sido un
camino largo y difícil, pero estamos muy satisfechos con los resultados".
El juicio por jurado iba a comenzar en Spokane, Washington, el 5 de septiembre de
2017. Hubiera sido la primera vez que un jurado tenía que decidir si los
arquitectos de un programa de torturas deben compensación a los antiguos prisioneros.
Demandas anteriores por los programas de interrogatorios de la CIA fueron desestimadas
cuando los gobiernos de Bush y Obama intervinieron y alegaron que si los casos
llegaban a juicio se pondrían en peligro algunos secretos de Estado. Pero en
2014, el informe del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos sobre
las torturas en los centros secretos de la CIA confirmó que los tres hombres
fueron detenidos en un centro que en el informe lleva el nombre en código de
COBALT, y que fueron parte de los 39 hombres a los que se les aplicó el
programa de técnicas avanzadas de interrogación. Al hacerse público lo que
había sido uno de los secretos mejor guardados del gobierno estadounidense, se
abrió el camino hacia el juicio.
Incluso antes del juicio por jurado, la demanda logró la difusión de cientos de
páginas de documentos previamente secretos sobre la planificación y puesta
en práctica del programa RDI de la CIA, y un archivo de pruebas de más de 4.000 páginas.
Durante el proceso de analizar el caso y llevarlo hacia el juicio por jurado, el juez
Justin Quackenbush tuvo que rechazar varios intentos de Mitchell y Jessen
de hacer desestimar la demanda. En varias ocasiones rechazó sus argumentos de
que la definición de tortura es una cuestión política y advirtió a ambas partes
de que no intentaran utilizar un futuro juicio para entrar en el
difícil debate sobre los métodos de interrogatorio tras los atentados del 11S.
Traducido por Lucía Balducci
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