Prohibido olvidar las señales de los tiempos
Este pasado 29 de agosto se conmemoró el cuarto aniversario de la tragedia
del huracán Katrina y quedó demostrada una vez más la pérdida de memoria
selectiva por parte de los medios de comunicación corporativos en particular y
del pueblo estadounidense en general.
Es curioso, en las Torres Gemelas muy conveniente se dijo que jamás
olvidaremos, mientras que para Katrina fue contraria la actitud porque siempre
se dejó entender que es necesario olvidar. De aquí la lentitud para la
reconstrucción, el impedir el retorno de sus habitantes y el olvido voluntario
por parte del Congreso de Estados Unidos.
En su mensaje semanal radial el presidente Barack Obama dejó claro por un
lado que tiene planes futuros de visitar a Nueva Orleans y por otro lado nos
dijo que se hace necesario el que aprendamos de las lecciones de Katrina.
Mientras él demagógicamente especulaba sobre los “valores cristianos” y
“administración democrática” yo meditaba cuando el compañero y hermano Jesús
confrontó a los fariseos y saduceos diciéndoles: … Ustedes pues, conocen e
interpretan los aspectos del cielo, ¿y no tienen capacidad para las señales de
los tiempos? (Mateo 16:3b).
Yo creo que esta realidad humana, de no tener la capacidad de entender las
señales que se están presentando puede ser deliberada o involuntaria. Ahora
bien, de la misma manera tengo claro que ambas producen una especie de
analfabetismo socio-político que no permite ver lo que en contexto está
sucediendo.
En este asunto de interpretar y/o entender las señales, mientras algunas
comunidades de fe hacían un llamado a la oración sin acción por Nueva Orleans
otras el asunto les pasó desapercibido. Lo mismo sucedió dentro del gobierno
local, estatal y federal. ¡Debería de haber una ley que nos diga diariamente que
está prohibido olvidar!
¿Qué fue lo que no se dijo en este cuarto aniversario, sobre este crimen de
odio racial y de clase y en el contexto de tener por primera vez a un presidente
negro? Primeramente y de una vez y por todas que esto no fue un accidente de la
madre naturaleza. Esto fue un genocidio, una acción premeditada, la cual solo
puede ser explicada, jamás justificada, por el pecado capital de la
indiferencia. De aquí la necesidad de traer a juicio a toda la administración
del ex-presidente Bush, incluyéndole a él, por crímenes de genocidio o contra la
humanidad.
Por otro lado, todavía no aparecen los $100 billones de dólares del
presupuesto federal asignado para la reconstrucción y que para aquel entonces la
administración del Presidente Bush desapareció –tal vez para usar en sus guerras
colonialistas- y ahora la administración del Presidente Obama está encubriendo.
Y por desgracia parece ser que jamás sabremos con exactitud cuántas personas
murieron, incluyendo a los inmigrantes Latinos que residían en esta zona y
quienes para el censo eran y siguen siendo invisibles.
No podemos seguir siendo cómplices de todos estos crímenes, por lo tanto
comencemos por reconocer que está prohibido olvidar las señales de los tiempos
si es que creemos en la paz con justicia.
Lbarrios@jjay.cuny.edu
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