Revolución: Otoño
de 2007
Revocar los despidos
La purga de los profesores acelera la supresión del pensamiento crítico
Reggie Dylan
Sobre la decisión de despedir (a raíz de acusaciones
falsas) a Ward Churchill supuestamente por inventar notas a pie de página:
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EL GENOCIDIO EUROPEOAMERICANO CONTRA LOS INDÍGENAS
NORTEAMERICANOS ES UN HECHO CENTRAL DE LA FUNDACIÓN DE ESTE PAÍS, Y NO UNA "NOTA
A PIE DE PÁGINA" DE LA HISTORIA
ESTADOUNIDENSE | | | |
Al empezar el nuevo año escolar por todo el país, el ambiente está cargado de
peligro. Desde hace años, las fuerzas derechistas han estado trabajando tras
bastidores y "debajo del radar" para suprimir el disentimiento y el pensamiento
crítico en las universidades. Entre esas fuerzas están Lynne Cheney, la esposa
del vicepresidente Dick Cheney, quien inauguró el American Council of Trustees
and Alumni (Consejo Estadounidense de Rectores Universitarios y Exalumnos,
ACTA), y David Horowitz, quien fundó el grupo estudiantil fascista Estudiantes
pro Libertad Académica (SAF) y está vinculado a Karl Rove.
¿Su objetivo? Convertir a las universidades en zonas de adoctrinamiento en
los valores y modo de pensar del imperio, sin oposición.
No se reconoce ni entiende muy bien el ámbito y escala de este peligroso
ataque, que está creciendo. Este verano dos universidades importantes purgaron a
profesores polémicos muy apreciados por sus estudiantes, sus facultades y sus
colegas: el profesor de Estudios Amerindios Ward Churchill de la Universidad de
Colorado en Boulder y Norman Finkelstein de la Universidad DePaul de Chicago.
Además, el consejo rector de la Universidad Antioch en Yellow Springs, Ohio,
desde hace mucho reconocida por su radicalismo y enfoque abierto hacia la
educación, anunció que va a cerrar la universidad, a pesar de que los
estudiantes, los profesores y los ex alumnos por todo el país se oponen
vigorosamente.
Si bien las circunstancias en cada uno de estos casos son diferentes, en
conjunto indican que esta agenda reaccionaria ha dado un salto peligroso; y esto
no se puede permitir.
¿Por qué atacaron a Churchill y Finkelstein?
¿Qué "delito" cometieron estos dos1 profesores?1 En
una palabra: contribuyeron a la investigación y estudio que ponen en tela de
juicio suposiciones centrales sobre la historia de este país, su papel en el
mundo y el papel de Israel, un aliado estratégico.
El consejo rector de la Universidad de Colorado despidió a Ward Churchill, un
profesor con titularidad, el 24 de julio, dos años y medio después de que un
ensayo polémico que escribió tras los acontecimientos del 11 de septiembre del
2001 empezó a ser tema de una caza de brujas de dos gobernadores republicanos,
los reaccionarios locutores de TV y radio, y Horowitz y ACTA. Al principio el
consejo rector trató de despedirlo por el contenido de sus escritos. Luego
cambió la forma del ataque y dijo que lo hace por problemas con sus escritos.
Muchos profesores han demostrado que las acusaciones de "fraude académico"
contra Churchill son completamente falsas o extremadamente exageradas.
Como ha dicho Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Americana de
Libertades Civiles (ACLU): "No se puede separar la investigación del trabajo del
profesor Ward Churchill del escándalo tipo chusma linchadora que generaron las
llamadas originales de que lo despidieran. Despedir al profesor Churchill en
estas circunstancias no es una declaración de rigor académico o integridad
profesional. Todo lo contrario, es una advertencia a la comunidad académica de
que los profesores que discrepan sobre temas políticos no populares corren
riesgo". De hecho, a Churchill no lo despidieron por errores que
supuestamente cometió sino por las verdades inconvenientes que ha
planteado: el genocidio de los pueblos indígenas y los ataques contra la
oposición política por el FBI en los años 60, y por su disentimiento sobre el 11
de septiembre del 2001.
El 8 de junio, el presidente de la Universidad DePaul, Dennis Holtschneider,
le informó al profesor Norman Finkelstein que la mayor universidad católica del
país le había negado titularidad y en esencia lo había despedido. Eso sucedió
después de una campaña que duró un año iniciada por un profesor de derecho de la
Universidad Harvard, Alan Dershowitz, quien promueve la tortura. Finkelstein,
cuyos padres sobrevivieron un campo de concentración nazi, es un feroz crítico
del tratamiento de los palestinos por Israel, de la complicidad estadounidense y
de los sionistas defensores de Israel en este país. Dershowitz es un defensor
apasionado de todo lo que Israel le ha hecho al pueblo palestino.
Holtschneider admite que Finkelstein es un profesor "reconocido en todo el
país y un intelectual público, que se considera polémico e interesante en el
plano intelectual, y que da a pensar". Pero lo acusó de "hacer ataques
personales no profesionales" que "polarizan y simplifican conversaciones que se
merecen consideración multifacética y sutil". Su trabajo supuestamente "se
inclina a favor de la defensa y se aleja de la investigación" y "no se atiene a
las normas más básicas del discurso intelectual de la comunidad académica". El
presidente de la conferencia de Illinois de la Asociación Americana de
Profesores Universitarios (AAUP) mandó una carta a la DePaul para decir que el
razonamiento para negarle titularidad es una violación de las normas de la AAUP
y de la propia Universidad DePaul.
Un impacto de gran alcance
Hace casi seis años, Ari Fleischer, encargado de prensa de Bush,
dijo que "hay que tener cuidado con lo que se dice". Aunque Fleischer se vio
obligado a retractar la parte de "lo que se dice", ahora es cierto que hay
quienes tienen que tener cuidado o perder el trabajo.
¿Quiénes son?
Los profesores… en las universidades
estadounidenses. | | | |
Si no revocan estas purgas, su impacto será de gran alcance. Tom Mayer,
profesor de sociología de la Universidad de Colorado en Boulder, escribió en
medio de la caza de brujas: "La expulsión permanente o provisional de Ward
Churchill sería una enorme pérdida para la Universidad de Colorado. De un solo
golpe nos volveríamos una institución más tibia, más tímida y más servil. Su
expulsión les negaría a los estudiantes la oportunidad de comunicarse con una
persona que da a pensar sobre los marcos cognoscitivos aceptados. Las ciencias
sociales necesitan desesperadamente la clase de reto que representa Ward
Churchill". Raul Hilberg, profesor preeminente del holocausto judío, dijo esto
sobre la decisión de la Universidad DePaul: "Temo el daño que esto le causará a
la libertad académica".
¿Quién será el próximo? Estas decisiones son una declaración inconfundible:
manténganse lejos de la investigación que podría ser un reto a los mitos
centrales o "verdades" oficiales, o podrían perder el trabajo y hasta la
carrera. Otro profesor de DePaul, Matthew Abraham, relató que un colega había
comparado los casos de Churchill y Finkelstein con una ejecución pública y
comentó: “No hay que hacerlo diez o veinte veces; basta con cuatro o cinco para
mantener a la gente callada y hacerle recordar lo que les pueda pasar si se
expresa más allá de lo aceptable. Ward y Norman son académicos de primera
categoría; si pueden acabar con ellos, créanme que no pensarán dos veces para
acabar con académicos menos prestigiosos”.
El efecto está claro. Los estudiantes que van a la universidad para aprender
del mundo y para cambiarlo encontrarán un clima de temor, precisamente lo
contrario al espíritu de investigación crítica y de atreverse a desafiar al
statu quo que deberían esperar. Se encontrarán con profesores que pensarán dos
veces antes de auspiciar a voceros o grupos de activistas, o que no invitarán a
oradores polémicos a sus clases por temor al hostigamiento o a que les pase algo
peor. Encontrarán a administradores que decidirán retirar las invitaciones de
profesores prominentes pero polémicos, como acaba de hacer el Graduate Center de
la Universidad de la Ciudad de Nueva York con John Mearsheimer, profesor de
ciencia política de la Universidad de Chicago, y el profesor de la Universidad
Harvard Stephen M. Walt, que criticaron en un nuevo libro al grupo de presión
pro israelí de este país. Los estudiantes encontrarán menos oportunidades y
avenidas para explorar el rechazo de la "narrativa oficial" sobre una amplia
gama de interrogantes polémicos e importantes: los orígenes de este país con la
esclavitud, el genocidio y el robo de territorios; su agresión internacional
actual en el Medio Oriente y el resto del mundo; la verdadera historia de la
revolución y el socialismo, etc. Es enorme lo que está en juego.
Las universidades de hoy distan mucho de ser las "dictaduras izquierdistas"
que afirman los autores de estos ataques. Sin embargo, en los círculos
académicos todavía hay más espacio para promover el pensamiento crítico de lo
que hay en el resto de la sociedad, así como para el disentimiento de la
narrativa oficial. Eso es indispensable para el papel de la universidad, y esa
efervescencia académica estimula e influencia al resto de la sociedad. Por eso,
estos ataques se proponen no solo cambiar de una manera radicalmente
reaccionaria a las universidades sino a la sociedad también.
Hay que ver el cierre de la Universidad Antioch en este contexto. El consejo
rector le echó la culpa de su decisión a la falta de recursos económicos y menos
estudiantes matriculados, pero el recién nombrado presidente, Steve Lawry, le
dijo al New York Times que la universidad “ya no se trata tanto de
rigor intelectual sino de una experiencia política y social… El modelo es el
campo de entrenamiento para la revolución”. El consejo contrató a un consultar
que habla de cerrar la universidad para "limpiar los fantasmas" del espíritu
rebelde de los años 60 y principios de los 70. Eso, y no los problemas
financieros, es lo que lo llevó a cerrar la universidad, y le inspiró tanto al
periodista derechista George Will que dedicó una columna nacional a festejar la
decisión. En vista de los despidos, esto es otro golpe serio.
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Como señalamos en Revolución #81, "ADVERTENCIA: La nazificación de las
universidades estadounidenses": "Si este proyecto reaccionario logra
implantarse, las universidades terminarán preparando a estudiantes que tendrán
muy poca (o ninguna) oportunidad de pensar críticamente para vivir en una
sociedad cualitativamente más represiva que lo que se haya visto en este país".
Hay núcleos de profesores y estudiantes de la Universidad DePaul y la
Universidad de Colorado en Boulder que luchan contra los despidos, y los
exalumnos de Antioch se están organizando para oponerse a la decisión de
cerrarla. Todos los estudiantes y profesores comprometidos con la búsqueda de la
verdad, y con la importancia de la efervescencia intelectual y el choque de
ideas para llegar a la verdad, deben estar preocupado y deben buscar las maneras
de unirse a los esfuerzos para revocar esas decisiones y la dirección misma de
las universidades que refuerzan.
Footnotes
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