NO PROHIBICIONES, NO MURO IV
Cecile Pineda | 24 de agosto de 2018
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar
Uno de mis lectores recientemente remarcó que, abordando temas de inmigración, detención de inmigrantes y
deportación, esta publicación parecía desviarse del tema. Es por eso que aquí
les recuerdo a los lectores que este asunto continúa y siempre será personal
para mí: gran parte de la miseria de mi niñez se originó a partir del estado de
indocumentado de mi padre mexicano. En los años previos a mi nacimiento, EE.UU.
sufrió uno de sus periódicos ataques de xenofobia, deportando hasta dos
millones de mexicano. Mi padre tenía razones para vivir con miedo, a pesar de
sus títulos, a pesar de sus excepcionales habilidades lingüísticas. Pero el
tema central supremo siempre ha sido y siempre será la total opresión que
subsume otros asuntos y al cual otros asuntos están relacionados.
A finales de enero, ICE se divirtió deportando a Joel Colindres a pesar de su matrimonio válido, su visa aprobada,
de no tener antecedentes penales, los dos hijos que dejaba atrás y su todavía
pendiente caso de petición de asilo en la corte del 5to distrito. Y hoy Truthout reporta que cuando las familias
de indocumentados son detenidas, ahora son separadas. Los padres están siendo detenidos de manera separada a sus
hijos, a veces a millas de distancia. El Daily Kos reportó que el miedo de deportaciones masivas está manteniendo
a las familias alejadas de centros de distribución de alimentos y de las
escuelas con acceso a programas de almuerzo gratuito. ¿Hambre en América? ¿El
país más rico del mundo?
Con un poco de humor negro se dice que, para fondear el patrocinio del Pentágono, y el nuevo engaño de impuestos, se
espera que el gobierno anuncie que el ICE empezará a deportar a gente mayor en
lugar de gente de color para recortar gastos en seguridad social y costos de
Medicare. La gente grande es más fácil de atrapar y no recuerdan cómo regresar a casa.
Las noticias de deportación esta semana incluyen la historia de un hombre de 19 años a quien le dispararon a muerte por
los mejores de San Francisco en la 21 y Capp Street. Sus últimas palabras
fueron “no quiero ser deportado”. Nadie quiere serlo. Eso es, no hasta que la
detención indefinida en la cárcel de inmigración deje de convertirse en algo
tan deshumanizante e intolerable, en donde la gente se reduce a suplicar por
ayuda. ¿En qué consiste lo intolerable? Tener que ir al baño y defecar en bolsas
de plástico porque no hay carceleros disponibles para llevar a los detenidos
salir de sus celdas a que usen el baño común.
¿Cuánto debemos tolerar las condiciones sin gritar
“tío” o empezar a delirar rudamente?
La Rev. Deborah Lee en el Interfaith Movement for Human Dignity , que está organizando
vigilias afuera del Richmond California West County Detention Center tenía esto
que decir: “No podemos solo mirar cómo la política de migración de este país
juega por sí sola y no hacer nada mientras ICE y la policía fronteriza caza
gente y separa familias. Esta administración habla acerca de esfuerzos para
proteger gente y la lucha contra el sistema como si se tratara solo de un
estado o ciudad que pasa una ley para desafiar sus actividades de ejecución…estas
leyes existen porque nuestras comunidades hacen un compromiso moral y actúan
sobre ello…Santuario no es únicamente una ley…es nuestra comunidad defendiendo
a la gente en peligro”.
En el Área de la bahía de San Francisco, hay por lo menos 32
congregaciones dando su apoyo.
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