El Pentágono quiere remplazar la prisión ultra secreta
de Guantánamo. El precio por preso: $4.6 millones
Carol Rosenberg
crosenberg@miamiherald.com
el
Nuevo Herald
13 de febrero de 2018
BASE NAVAL DE GUANTÁNAMO, CUBA
El Pentágono quiere $69 millones para reemplazar la prisión ultra secreta donde
están encarcelados el cerebro acusado de los ataques del 11 de septiembre,
Khalid Sheik Mohammed, y otros 14 ex prisioneros de la CIA.
La solicitud de fondos, incluida en un enorme paquete presupuestario del
Departamento de Defensa para el 2019 publicado el lunes, advierte que la
prisión actual, Campamento 7, corre el riesgo de fallas mecánicas, eléctricas y
de comunicaciones, lo que sería peligroso para los guardias del ejército de
EEUU que están ahí.
Según la propuesta, el “centro de detención de máxima seguridad” debería durar 40
años e incluir un “área legal de visitas” confidencial.
La propuesta de construcción no indica cuántas celdas tendría la nueva prisión,
pero indicó, sin dar más explicaciones, que la instalación “estará disponible
para su uso por otros componentes”.
Con una población actual de 15 cautivos, los costos de construcción ascienden a
$4.6 millones por prisionero. Como candidato presidencial, Donald Trump hizo
dos promesas relacionadas con Guantánamo: “llenarla de tipos malos” y reducir
los costos operativos al mínimo. Hasta ahora, nada de eso ha ocurrido.
La solicitud revive un proyecto de construcción que promovió el jefe de Gabinete
de la Casa Blanca, John F. Kelly, cuando era general del Cuerpo de Marines a
cargo del Comando Sur de EEUU, y lleva el precio del 2014. El Pentágono se negó
en repetidas ocasiones a buscar los fondos porque la política del gobierno de
Obama consistía en vaciar el centro de detención y trasladar a algunos cautivos
a prisiones en Estados Unidos. Trump revirtió esa política el mes pasado.
Como reflejo de cuánto tiempo toma una construcción en esta remota base naval
estadounidense, la fecha propuesta de culminación es julio del 2022, dos años
después del inicio del proyecto, si los fondos se aprueban a tiempo para
completar el diseño en enero y adjudicar un contrato en mayo del 2019.
El actual Campamento 7 es un misterio. Los periodistas no pueden verlo, el público
no puede saber cuánto gastó el gobierno de Bush para construirlo y los abogados
que lo han inspeccionado solo pueden describirlo superficialmente porque el
sitio está clasificado como Top Secret.
En diciembre, el abogado de defensa criminal Walter Ruiz dijo que la cárcel le
parecía “exactamente como ese tipo de cosas vencidas, desmoronadas, con aspecto
de cárcel del condado”. Ruiz, un comandante de la Reserva de la Marina que como
civil ha defendido casos de pena de muerte en Florida, agregó: “De hecho,
algunas de las cárceles de los condados de Florida son mucho más agradables,
huelen mejor”.
Un documento de tres páginas del ejército sobre el proyecto propuesto dice que el actual
Campamento 7 “se está deteriorando rápidamente” con partes que se pronostica
que serán “inutilizables a corto plazo”, pero no se dice cuándo. Promueve las
nuevas instalaciones como una necesidad para los soldados que trabajan allí.
En octubre del 2015, un sargento de personal con una unidad de la Guardia Nacional
asignado a esa prisión de alto rango testificó en el tribunal militar que allí
trabajan en cada turno un mínimo de 28 guardias, lo que representa un pequeño
subconjunto élite de los 1,700 militares y civiles que manejan el centro de
detención bajo lo que se llama Grupo de trabajo conjunto de Guantánamo (JTF
GTMO, por su sigla en inglés).
“Los sistemas de comunicaciones eléctricos, mecánicos y de seguridad dentro de las
instalaciones actuales están recargados y corren el riesgo de fallar”, dice la
explicación del Ejército para construir un nuevo edificio. “Las ineficiencias
experimentadas en la separación adecuada, la reclusión y el control de los
ocupantes ponen en riesgo al personal de JTF GTMO”.
Los ocupantes incluyen a seis hombres acusados de crímenes de guerra en casos
capitales: cinco presuntos conspiradores en los ataques terroristas del 11 de
septiembre del 2001 que mataron a 2,976 personas y el presunto autor
intelectual de al-Qaida que mató a 17 marineros estadounidenses en el atentado
con bomba del USS Cole.
Otros detenidos incluyen a un iraquí que está en el proceso de juicio y enfrenta una
posible cadena perpetua por comandar a los insurgentes en Afganistán durante la
invasión estadounidense, un paquistaní que se ha declarado culpable de crímenes
de guerra y espera sentencia, y otros siete que hasta el momento no han sido
acusados de crímenes de guerra.
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