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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

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El futuro de EEUU depende de la responsabilidad por la tortura

No podemos permitir que los errores del pasado persigan el futuro

Keith Olbermann
progreso-semanal.com
22 de abril de 2009

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Este comentario fue presentado en el programa “Countdown” de MSNBC

Como prometimos, un Comentario Especial acerca de la revelación que hizo el presidente de esta pesadilla de los memos de tortura de la Administración Bush. Este Presidente ha llegado hasta donde pocos antes que él se atrevieron. La ropa sucia --ilegal, anti-norteamericana, auto-destructiva-- está a la vista de todos.

El Sr. Obama merece nuestras felicitaciones y nuestro agradecimiento. Y sin embargo, solo ha llegado a la mitad del camino. Y en este caso, en muchos sentidos, la mitad de la distancia es peor que no hacer nada. Hoy en día, Sr. Presidente, al reconocer la existencia de estos documentos de ciencia ficción, usted dijo que:

“Es hora de reflexionar, no de represalias. Respeto las firmes opiniones y sentimientos que estos temas provocan”.

“Hemos pasado un oscuro y doloroso capítulo de nuestra historia”.

“Pero en la hora de grandes retos y desunión preocupantes, no se ganará nada dedicando nuestro tiempo y energía a repartir las culpas por el pasado”.

Sr. Presidente, usted está equivocado. Lo que usted describe no sería “energía gastada”, sino catarsis. No sería “repartir las culpas”, sino exigir responsabilidad. Usted agregó:

“Nuestra grandeza nacional está arraigada en la capacidad de Estados Unidos para corregir el rumbo en coherencia con nuestros valores básicos, y para avanzar con confianza. Por eso es que debemos resistir a las fuerzas que nos dividen y en su lugar unirnos para bien de nuestro futuro común”.

Ciertamente debemos hacerlo, Sr. Presidente. Y las fuerzas de las cuales usted habla son las que quedan --con persistente hedor-- de la administración anterior. Mucho más que un hedor criminal, señor. Un hedor inmoral. Uno que no podemos permitir que se repita.

Primero, Sr. Presidente, es responsabilidad suya garantizar que no se repita. Perdone que cite un Comentario que hice la noche anterior a su toma de posesión. Pero esto llega al núcleo de la intención muy encomiable del Presidente, pero totalmente ingenua. Este país nunca ha avanzado “con confianza” sin sacarse primero de arriba su pasado errado.

Es más, cada vez que se ha trazado una línea en la arena y se ha declarado que el pasado ha muerto solo ha servido para mantener vivo el pasado y a menudo para fortalecerlo. “Avanzamos” con la esclavitud en la Declaración de Independencia y la Constitución. Y ochenta y nueve años después, enterramos a 600 000 de nuestros hijos y hermanos en una guerra civil.

Después de que terminó aquella guerra, “avanzamos” sin la reestructuración social –y protección de los derechos de las minorías-- en el sur. Y un siglo después, no solo no habíamos solucionado nada, sino que seguían asesinando a los líderes negros en nuestras ciudades sureñas.

“Avanzamos” con Alemania en la reconstrucción de Europa después de la 1ra. Guerra Mundial. Nadie arrestó siquiera al Káiser alemán, y mucho menos se realizaron entonces juicios por crímenes de guerra. Y 19 años más tarde, hubo una Alemania indescriptiblemente más malvada y una 2da. Guerra Mundial mucho más desgarradora.

“Avanzamos” con las confianzas de inicios de la década de 1900. Y hoy estamos a merced de las corporaciones que son demasiado grandes como para dejarlas fracasar. “Avanzamos” con los Ataques Palmer y obtuvimos el macartismo. Y “avanzamos” con el macartismo y obtuvimos Watergate. “Avanzamos” con Watergate y los miembros más jóvenes de la administración Ford se dieron cuenta de que en última instancia había tan poco en juego.

Crecieron para convertirse en Paul Wolfowitz y Donald Rumsfeld y Dick Cheney. Pero Sr. Presidente, cuando usted dice que debemos “unirnos para bien de nuestro futuro común”, usted tiene toda la razón. Debemos dedicarnos a hacer las cosas bien en el futuro, en vez de mirar lo que hicimos mal en el pasado.

Eso significa procesar a todos los de la administración Bush implicados en la tortura a prisioneros, incluso aunque los resultados sean castigos nominales o implemente leyes nuevas. Su única otra opción es dejar que esto se enquiste indefinidamente. Porque un día, Sr. Presidente, habrá otro presidente republicano, o incluso demócrata, tan ciego como el Sr. Bush ante la ética y la fuerza moral de este país. Y él mirará al pasado, a lo que usted hizo acerca del Sr. Bush o a lo que no hizo.

Y verá un precedente. O como lo vio Cheney, verá cómo hacer para que no lo atrapen una segunda vez. Enjuícielos, Sr. Presidente. Incluso aunque nadie sea declarado culpable usted habrá logrado algo bueno para las generaciónes por nacer. Sencillamente al actuar, usted impedirá otros males --que esta construcción pasará a los libros de historia. La tortura fue legal. Funcionó. Salvó el país.

El fin. Esto no debe suceder. “Tenemos la intención”, dijo usted hoy, “de garantizar a aquellos que cumplieron su deber, confiando de buena fe en la asesoría legal del Departamento de Justicia, que no serán procesados”. Sr. Presidente, usted ha cometido el error más fácil, más cometido y más peligroso de la historia --usted está aceptando la defensa de que alguien “solo estaba cumpliendo órdenes”. Al terminar su primer año en el cargo, el Sr. Lincoln trató de contextualizar la Guerra Civil para aquellos que aún querían llegar a un compromiso con los males de la secesión y la esclavitud. “La lucha de hoy”, escribió Lincoln, “no es totalmente de hoy. Es también para un largo futuro”.

Sr. Presidente, usted ha recibido ahora el principio de ese futuro. Úselo para proteger a nuestros hijos y a nuestros descendientes lejanos de que algo como esto no suceda nunca más --demostrándoles que los que hicieron esto no fueron tratados injustamente como chivos expiatorios ni absueltos. Es bueno decir “no lo haremos otra vez”. Pero no es suficiente.

Keith Olbermann es el conductor del programa de TV “Countdown” de MSNBC.

http://www.msnbc.msn.com/id/30254776/


 

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