Obama recurre cada vez más a fuerzas especiales
Mark Mazzetti y Eric Schmitt / New
York Times News Service | Jueves 31 Diciembre 2015
The New York Times | Un soldado de las Fuerzas Especiales de EU se prepara
para patrullar en una base en la Provincia de Parwan,
Afganistán |
Washington— Cada vez es mayor el papel que tienen en Afganistán,
donde se suponía que había terminado la guerra. Se dirigen a Siria para ayudar a
combatir al Estado Islámico en sus bastiones. Y el presidente Barack Obama
ordenó hace poco que casi 300 de ellas fueran a Camerún a asistir a las tropas
africanas en su lucha contra una organización extremista que le ha jurado
lealtad al Estado Islámico.
Con la agitación en Oriente Próximo, las organizaciones radicales que controlan franjas de territorio en Africa y una
campaña presidencial en la que se atiza el miedo por una creciente amenaza
terrorista, la Casa Blanca ha expandido sistemáticamente las misiones mundiales
de las tropas de Operaciones Especiales de Estados Unidos.
Si bien Obama ha dicho varias veces que se opone a que haya “soldados estadounidenses en
tierra enemiga” en partes remotas del mundo, su gobierno sigue abriendo
excepciones para las fuerza de operaciones especiales, en las que es frecuente
que funcionarios estadounidenses recurran a contorsiones lingüísticas para
cubrir su función en el combate.
Hace mucho, el gobierno de Obama mostró su inclinación a depender en las tropas de operaciones especiales y las misiones
clandestinas como una alternativa a las grandes guerras de ocupación. Sin
embargo, la propagación del Estado Islámico en el último año –desde sus centros
en Siria e Irak hasta sus afiliadas en Afganistán y el sur de Asia– ha llevado a
la Casa Blanca a recurrir a las tropas de elite para tratar de extinguir las
crisis en diversos sitios.
Estos desplazamientos, así como otras misiones que se están considerando, han cambiado drásticamente el objetivo del gobierno
de Obama de retirarse de países que por más de una década han sido crisoles de
combates para el ejército estadounidense.
La Casa Blanca está considerando ahora una propuesta del Pentágono para mantener por lo menos una
base en Afganistán para los próximos años, según funcionarios militares
estadounidenses. Altos funcionarios hablaron sobre problemas relacionados a las
fuerzas de operaciones especiales solo a condición del anonimato porque la
mayoría de los detalles de sus misiones son secretos.
Este plan iría en sentido contrario al compromiso original de Obama de sacar a todas las tropas de
Afganistán, excepto por una fuerza contraterrorista y las que protegen a la
embajada estadounidense en Kabul. Obama revisó sus planes del retiro en octubre
y dijo que unas 5,500 tropas permanecerían en el país hasta el final de su
mandato, a principios del 2017.
Se propone que se utilice a la base en Afganistán como un centro para las tropas de operaciones especiales y para los
agentes de inteligencia en todo el centro y el sur de Asia, como parte de una
red más grande de bases que el Pentágono está visualizando para, en parte,
enfrentar al Estado Islámico y a sus más de media docena de organizaciones
afiliadas en países como Libia, Egipto y Yemen.
Funcionarios de Operaciones Especiales tienen cada vez más influencia en otras dependencias del
gobierno que combaten en contra del Estado Islámico o EIIL, también conocido por
sus siglas en inglés como ISIS o ISIL, aun cuando las discusiones sobre la
ampliación de su función amenazan con revitalizar rivalidades históricas entre
las fuerzas convencionales del Ejército y otras partes del gobierno.
En otra iniciativa nueva, el departamento de Estado está posicionado para expandir
su campaña, vacilante desde hace mucho, para contrarrestar la maquinaria
propagandística del Estado Islámico, y uno de los candidatos que se están
considerando para dirigir la campaña es Michael D. Lumpkin, retirado de los SEAL
de la Marina, quien es el principal funcionario de las políticas para
Operaciones Especiales del Pentágono.
El esfuerzo para restructurar al Centro para las Comunicaciones Estratégicas de Contraterrorismo, el organismo
responsable de contrarrestar los mensajes del Estado Islámico, podría aprovechar
el conocimiento que tiene Lumpkin de las operaciones encubiertas para mejorar la
campaña del Departamento de Estado.
Durante el punto máximo de las guerras en Irak y Afganistán, se desplazaron a
casi 13,000 fuerzas de operaciones especiales en misiones por todo el mundo,
pero una gran mayoría quedó asignada a esos dos países. Ahora, aproximadamente
la mitad de las 7,5000 tropas de elite en ultramar están estacionadas fuera de
Oriente Próximo o del sur de Asia, y operan en 85 países, según el Comando de
Operaciones Espaciales de Estados Unidos.
Existe otra evidencia, más sutil, de la influencia que tienen los altos funcionarios de Operaciones
Especiales. Cuando Obama apareció frente a los reporteros en la sala de prensa
del Pentágono este mes para hablar de la estrategia de su gobierno para combatir
al Estado Islámico en Siria, lo flanqueaba una camarilla de altos funcionarios
de la seguridad nacional, incluido el vicepresidente Joe Biden, el secretario de
la Defensa, Ash Carter, y el general Joseph F. Dunford, Jr., el jefe del Estado
Mayor Conjunto.
Parado junto a ellos estaba el general Joseph L. Votel, el jefe del Comando de las Operaciones Especiales de Estados Unidos, cuya
presencia causó sorpresa en el Pentágono.
La amenaza del Estado Islámico se ha vuelto más prominente en las campañas presidencias desde los ataques en
París y en San Bernardino, en California, y muchos precandidatos han proclamado
la necesidad de desplazar a más tropas de operaciones especiales a todas partes.
El senador Marco Rubio, republicano por Florida, ha hablado de incorporarlas a
las líneas del frente con los soldados iraquíes, y Hillary Clinton dijo que ella
consideraría enviar más agentes especiales a Siria de los 50 que Obama acaba de
autorizar para asistir a los rebeldes que combaten al Estado Islámico.
Estos llamados a que haya más tropas de operaciones especiales
estadounidenses se han hecho aun cuando algunos de los mismos precandidatos
dijeron que se oponen a que haya soldados en tierra enemiga en sitios como
Siria. El propio Obama trató de establecer una distinción en una entrevista este
mes con CBS News, cuando un reportero le preguntó si los recientes
desplazamientos de fuerzas de operaciones especiales en Irak y Siria significan
que estaba dando marcha atrás en su promesa.
“Usted sabe, cuando dije: ‘Ningún soldado en tierra enemiga’, creo que el pueblo estadounidense entendió,
en lo general, que no vamos a hacer una invasión estilo Irak en Irak o en Siria,
con batallones que se están moviendo por todo el desierto”, dijo.
Carter, en una discusión este mes sobre un nuevo desplazamiento de unas 200 tropas a
Irak, incluidas veintenas de fuerzas de operaciones especiales, para llevar a
cabo redada y recopilar inteligencia, habló en jerga del Pentágono. La llamó
“fuerza expedicionaria especializada en ataques”.
Los altos funcionarios estadounidenses no se ponen de acuerdo en qué, exactamente, harán estas tropas,
y los principales asesores de Obama minimizan cualquier función en combates.
“No se trata de una misión de combate”, dijo un alto
funcionario gubernamental, quien habló a condición del anonimato para abordar
las directrices internas del Pentágono. “Se trata de posibilitar sociedades”.
Sin embargo, en una teleconferencia con reporteros el 2 de diciembre, el coronel Steven H. Warren, un portavoz en Bagdad del ejército
estadounidense, dijo: “Quiero decir, una redada es una operación de combate. No
hay vuelta de hoja. Entonces, sí, vendrán más estadounidenses aquí, a Irak, y
algunos de ellos van a realizar redadas dentro de Irak tanto como de Siria”.
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