Entrevista al abogado de derechos humanos Douglas Vaughan
“Obama está extendiendo leyes represivas”
Gladys Martínez Diagonal 2 de diciembre de 2010
El abogado Douglas Vaughan denuncia la tortura a prisioneros, las ejecuciones
extrajudiciales y otras violaciones de derechos humanos de gobiernos de EE
UU. |
El uso continuado de la tortura contra prisioneros de EE UU ‘sospechosos’ de
terrorismo no era un secreto para nadie. Ahí están las imágenes de la prisión
iraquí de Abu Ghraib y las evidencias de Guantánamo, los informes secretos
desclasificados en los últimos años o los documentos filtrados por Wikileaks.
Pero, si quedaban dudas, el ex presidente Bush se ha encargado de confesarlo
públicamente en su reciente libro de memorias, en el que admite haber autorizado
el uso del “ahogamiento simulado” contra prisioneros y lo defiende como un
método “eficaz”.
“Bush ha confesado un crimen de guerra y contra la humanidad, contrario a las
leyes de EE UU y los convenios internacionales. Cuando un presidente sabe que
cuenta con impunidad por la tortura de un ser humano, es un peligro para el
mundo”, dice Douglas Vaughan, veterano jurista e investigador estadounidense que
ha participado en Madrid en un seminario de la Asociación Libre de Abogados.
“Los culpables no son sólo quienes autorizan o aplican la tortura, sino
también quienes no la investigan; y no hemos tenido una investigación abierta,
transparente y amplia de los años en que estas prácticas fueron ilustrativas de
los métodos criminales del Gobierno” apunta Vaughan.
La Unión de Libertades Civiles de EE UU ha pedido al fiscal general, Eric
Holder, que investigue a Bush por sus confesiones, pero lo cierto es que el
propio Holder decidió en 2009 no investigar las torturas llevadas a cabo por la
CIA porque esta práctica había sido “refrendada con antelación por el
Departamento de Justicia”. “La Administración actual parece dispuesta a dar su
beneplácito a la anterior, y esto es peligroso, pues parece que, pensando en su
futuro, quiere ponerse también el manto de la impunidad y protegerse de futuras
acusaciones”, explica Vaughan, que pertenece a uno de los Comités de Defensa de
la Declaración de Derechos creadas tras las políticas liberticidas nacidas al
calor de la “guerra contra el terror” en 2001, que se deshincharon ante la
“esperanza Obama” y que “ahora están reactivándose porque su Gobierno no ha
avanzado en derechos, está extendiendo las leyes represivas, la sobrevigilancia
electrónica, la clasificación de información como secreto de Estado y otras
prácticas que son un peligro para los ciudadanos y los migrantes en EE UU, y
porque la extensión del poder militar de este país bajo el manto de la guerra
contra el terror es un peligro para el mundo”.
De hecho, Vaughan compara las torturas de Bush con la decisión del gobierno
de Obama de realizar “ejecuciones extrajudiciales” de ciudadanos sospechosos de
terrorismo, una grave violación de las leyes internacionales. “Son dos puntos
que forman un contexto peligroso, que marcan el terreno mundial como una zona
sin ley”. Y mientras Obama sigue sin cumplir su orden ejecutiva, firmada hace
dos años, de cerrar Guantánamo, donde siguen detenidos sin cargos decenas de
prisioneros, Vaughan muestra “dudas de que se vayan a producir avances” en la
eliminación de la tortura como instrumento de Estado. “Según el Gobierno, ya
acabaron con estos métodos, pero el trato a los prisioneros no ha sido
verificado por tribunales o agencias independientes. Aún no sabemos cuántos
fueron detenidos y sometidos a ‘entrega extraordinaria’ a países donde también
se usan torturas sistemáticas”. Obama sigue considerando las ‘entregas
extraordinarias’ como una “opción” y, de hecho, EE UU se niega a implementar el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos con prisioneros fuera de sus
fronteras. Y no sólo. El 5 de noviembre, el Consejo de Derechos Humanos de la
ONU acusó a este país de no aplicar el pacto dentro de sus fronteras y criticó
no sólo la larga lista de abusos amparados por la “guerra contra el terror”,
sino también la pena de muerte, la ignorancia de los derechos sociales y
económicos, la brutalidad policial, la discriminación racial, la violencia
contra los migrantes, etc.
“La situación de los migrantes es clave a la hora de determinar hacia dónde
va la protección de los derechos humanos en EE UU –sigue Vaughan– y es también
el campo de batalla por los derechos porque los inmigrantes están sujetos a
criterios diferentes en un juicio y también en el acceso a los recursos, a la
educación, a los beneficios sociales, a la salud; y porque sufren la represión
de forma sistemática, en el caso de Arizona, con su ley contra la inmigración
ilegal, pero también por el racismo y la represión policial”. Y explica que
“para cada paso adelante hay un atraso en forma de represión”. Una represión que
se extiende a los activistas pro derechos humanos, como ocurrió en septiembre,
cuando el FBI registró casas de solidarios con Palestina y Colombia, algo que
preocupa a Vaughan, pues en EE UU “una persona que aboga por el derecho de un
pueblo a defenderse de un gobierno represivo puede ser considerada terrorista
tan sólo por la declaración del Ejecutivo, sin revisión por un tribunal, y el
Gobierno ya ha acusado a personas de ‘ayudar a grupos terroristas’ sólo por
apoyar a los palestinos o denunciar la guerra sucia en Colombia”.
“Todos los gobiernos utilizan los derechos humanos cuando están a su favor o
cuando pueden usarse contra otro gobierno, pero implementarlos debe empezar por
la propia casa. La protección de los derechos debe ser universal o
desaparecerá”, concluye.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Obama-esta-extendiendo-leyes.html
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