No apartes la vista
Por The Editorial Board
The New York Times | artículo original
5 de diciembre de 2019
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 10 de enero de 2020
Los dibujos de la tortura de Abu Zubaydah por parte de
los agentes estadounidense son un nauseante recordatorio de lo que este país es
capaz de hacer.
Un dibujo realizado por el prisionero de Guantánamo, Abu Zubaydah, muestra
la técnica de tortura conocida como "waterboarding”. Crédito... cortesía de Mark P. Denbeaux.
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Los
dibujos deberían de ser vistos únicamente por adultos. Realizados por
una víctima de tortura, muestran de manera cruda y agonizante en detalle, los
métodos que los soldados, psicólogos, espías (hombres y mujeres) americanos,
han desarrollado para quebrar a los prisioneros a través del dolor, el pánico,
el lavado de cerebro y otras herramientas barbáricas e ilegales.
No existe nada en los crudos dibujos de Abu Zubaydah,
un prisionero capturado en el 2002 y todavía detenido por parte de los Estados
Unidos en el centro de detención de Guantánamo Bay, que no haya sido descrito antes en las varias
investigaciones oficiales y extraoficiales sobre la moral del programa de
“interrogación mejorada” de la CIA, uno de los eufemismos más retorcidos jamás
creados. Hemos leído acerca del “waterboarding”, la privación del sueño,
la humillación y todos los otros horrores y su efecto duradero, implementado
sobre, muchas veces, hombres inocentes.
Pero, como pasó con las infames fotografías del abuso
de prisioneros en la prisión de Abu Ghraib en Irak, las imágenes arrancan los eufemismos,
justificaciones, mentiras y legalismos. Fueron publicadas en un estudio
titulado “Cómo
América Tortura” , escrito por uno de sus abogados y sus estudiantes. El
Sr. Zubaydah fue el primero de los cautivos post 11/9 sujeto a tortura
prolongada, y tiene la distinción de haber sido sujeto a “waterboarding”
83 veces. Muchas de las torturas de la CIA fueron creadas para él y fueron
probadas por primera vez sobre él por psicólogos cuyo trabajo previo fue el entrenamiento de
soldados americanos que podrían, algún día, ser torturados. Le dio a los
interrogadores información considerable, pero eso fue a los agentes del FBI que
los cuestionaron antes de ser entregado a la CIA para ser torturado.
Los dibujos hablan por sí solos. Están en un artículo
del Times y en el reporte de Mark P. Denbeaux, profesor en la Seton Hall
University School of Law y abogado de algunos detenidos en Guantánamo,
incluyendo el Sr. Zubaydah. Lo que es importante no olvidar es la profundo e
inquietante hecho de que los Estados Unidos, en un momento de confusión
nacional y pánico después de los ataques del 11/9, pero innecesaria, secreta y
extensivamente, adoptaron prácticas barbáricas prohibidas por leyes domésticas
e internacionales.
La actual directora de la CIA, Gina Haspel, fue una participante líder en el programa y ayudó
a la Agencia a destruir más de 90 vídeos de una interrogación brutal. Pero
ella, por lo menos votó
por no reinstalar el programa de tortura, aunque lo ordenara así, el
presidente. Si bien eso puede significar un reajuste en el compás moral es una
pregunta abierta, es importante saber si la Agencia que ha desarrollado y
aplicado “interrogaciones mejoradas” ha renunciado a eso.
No ha sucedido eso con el presidente Trump. Al
contrario, el comandante en jefe ha ordenado que Guantánamo permanezca abierto y que “sea
llenado con tipos malos”. Ha insistido que “la
tortura funciona” y que reinstalaría el “waterboarding”, “y
regresaría un montón de cosas peores que el ´waterboarding’”. Estos son
sentimientos indignantes, solicitar acciones flagrantemente ilegales por parte
de la los servicios de inteligencia y seguridad de los Estados Unidos.
Para el Sr. Trump y aquellos que piensan como él, la
tortura no es solo una técnica para extraer información, que no hace muy bien,
pero también es una forma de venganza. “Si no funciona, de igual manera se lo
merecen”, ha dicho, “por lo que están haciéndonos”.
El mismo pensamiento es evidente en los recientes perdones
que ha dado a comandantes militares sentenciados por crímenes de guerra. Los
verdaderos combatientes tienen un código de comportamiento que proclama actos
de salvajismo contra civiles desarmados o prisioneros como algo deshonroso e
inmoral. Su código distingue entre matar en el campo de batalla y asesinar, lo
cual el presidente y sus porristas no parecen entender. “Entrenamos a nuestros
muchachos a ser máquinas asesinas, ¡después los enjuiciamos cuando matan!” twitteó
en octubre, mostrando una ignorancia total y ofensiva al llamado honorable
de un soldado.
Estados Unidos tiene el más grande establecimiento de
seguridad, por mucho, en la Tierra, con el más grande alcance. Cuando los
Estados Unidos cometen o incitan crímenes de guerra, eso desgasta el honor, la
efectividad y el valor de esa fuerza. Las fotos de cómo América tortura
ilustran lo que sucede después.
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