ENTREVISTA A LA ABOGADA ALKA PRADHAN, DEFENSORA DE PRESOS EN GUANTANAMO
“No perdonamos al deshonesto de Obama”
Cuenta que no tiene acceso a la evidencia de cómo sucedieron los interrogatorios de la
CIA, qué les preguntaron a sus clientes, y que el gobierno se esconde detrás de
la seguridad nacional.
13 de agosto de 2016
Página|12
“Escribí un reporte en el 2013 que aclara que
la mayoría de los detenidos jamás debieron haber pisado Guantánamo. Hay sólo un
puñado de los que fueron capturados que estuvieron involucrados con el talibán
o con Al Qaeda”, sostiene la abogada Alka Pradhan, asesora en derechos humanos
y representante de presos en Guantánamo, en diálogo con Página/12.
Pradhan visitó Buenos Aires esta semana para disertar en
la Facultad de Derecho de la UBA, parte de una gira por la región para promover
el cierre de la prisión. La abogada, de 34 años, se desempeña como defensora de
oficio designada por el Pentágono para representar a Ammar al-Baluchi, uno de
los cinco hombres que está acusado como presunto organizador o partícipe de los
atentados del 11 de septiembre del 2001. Estos detenidos, calificados por el
secretario de defensa Donald Rumsfeld como “lo peor de lo peor”, son juzgados a
través de las llamadas Comisiones Militares de Guantánamo. Se trata de cortes
ad hoc que utilizan sus propias reglas sobre lo que es punible, y que fueron
creados por el gobierno de George W. Bush para condenar a los prisioneros
capturados ilegalmente y torturados en cárceles clandestinas. “El juicio por el
9/11 es el mayor juicio penal en la historia de los Estados Unidos y nadie le
está prestando atención porque el gobierno estadounidense quiere que se
mantenga en secreto. Ammar estuvo retenido por la CIA tres años, fue
brutalmente torturado y el gobierno jamás probó nada en su contra. Eso
demuestra la gran broma que este juicio va a ser. Pero queremos asegurarnos que
el mundo entero lo mire”.
Para la defensa es muy difícil llevar adelante este
juicio, ya que el juez aún no tiene definida la modalidad y las leyes comunes
no aplican, dice la abogada. Además, en el caso de al-Baluchi, Pradhan no tiene
acceso a la evidencia de cómo sucedieron los interrogatorios de la CIA, qué le
preguntaron, ni en qué condiciones. El gobierno se esconde detrás de la
seguridad nacional y mantiene la información clasificada, sostiene Pradhan.
“Ammar estaba en una habitación congelada, colgado de sus muñecas y le pegaron.
Eso es demasiado importante para nosotros pero nos quieren conformar con unos
sumarios que dicen ‘le preguntaron esto y respondió aquello’. No quieren dar
detalles de la tortura”. Asimismo, dice la abogada, Ammar al-Baluchi había
estado preso en un centro clandestino de la CIA en algún lugar del mundo. Al
enterarse, Pradhan solicitó y obtuvo una orden judicial para que la cárcel
clandestina sea preservada como evidencia en el juicio en contra de su
defendido. Sin embargo, la orden judicial no fue respetada. “Pedimos acceso al
sitio de detención para poder estudiarlo. Pero en febrero nos enteramos que
hace dos años la fiscalía pidió y obtuvo autorización del mismo juez para
destruir el lugar y que lo hicieron sin avisarnos”. Pradhan asegura que muchas
de las cosas que le sucedieron a su cliente las vio en el thriller
hollywoodense Zero Dark Thirty, porque el gobierno le dio más información a la
directora Kathryn Bigelow que a los abogados. “Nos enteramos de las técnicas
que usaban por la película. La fiscalía parece más interesada en hacer quedar bien
a la CIA en una película que en juzgar a mi cliente”.
Durante la campaña electoral del 2008 el presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, había prometido que no permitiría más torturas de
detenidos y que iba cerrar Guantánamo y en su segundo día de gobierno firmó una
orden ejecutiva instando al cierre de la base. “Dije repetidamente que voy a
cerrar Guantánamo. Estados Unidos no tortura y me voy a asegurar de que eso no
suceda”, dijo entonces.
No sólo no cumplió, sino que culpa al Congreso por no
haber podido mantener aquella promesa, ya que el Capitolio aprobó una serie de
leyes que la impidieron, entre ellas la quita de financiamiento para trasladar
y alojar a presuntos terroristas extranjeros dentro del territorio
estadounidense. Sin embargo, también es cierto que en plena campaña para su
reelección, Obama dio marcha atrás al firmar en el 2011 la Ley de Autorización
de Defensa Nacional que permite la detención indefinida de los presos e impone
restricciones para sacarlos de la prisión en la isla. “Al presidente le encanta
culpar al Congreso, pero él había hecho campaña con esto y tenía suficiente
capital político para cerrarla cuando llegó a la presidencia. La mayor
vergüenza de esta presidencia no es solamente que no la cerraron, sino que ni
siquiera le dijeron al mundo que esas personas retenidas allí no estuvieron
involucradas en una guerra contra Estados Unidos”.
Para la letrada, esto genera que algunos de los países
que consideraron recibir a los detenidos no lo hicieron por temor a que les
manden terroristas. Y los estados que pese a todo decidieron acogerlos _por
razones humanitarias o por cercanía a Washington_ lo hicieron prácticamente a
ciegas, ya que la única información que recibieron del gobierno estadounidense
fue el nombre de la persona, su país de procedencia y cuánto tiempo pasó en
Guantánamo, dice la abogada. Un ejemplo es el de Uruguay, que acogió como
hombres libres a seis prisioneros que eran parte del primer grupo de
ingresantes a Guantánamo, entre ellos a uno de los clientes de Pradhan, el
sirio Jihad Diyab. Fue capturado en una supuesta base de Al Qaeda en Pakistán
en el 2002, pero sus abogados dicen que era vendedor de miel y estaba allí por
un tratamiento médico. “No puedo estar más agradecida con lo países que
decidieron acogerlos. Pero a pesar de que tuvo las mejores intenciones, Uruguay
no contempló el nivel de cuidado que necesitaba Diyab. Se trata personas que
estuvieron institucionalizadas y que no podés sacarlos de prisión después de 13
años y decirles que ya pueden irse a casa”. Hace dos semanas Diyab fue detenido
e incomunicado en Venezuela, luego de que nadie pudiera dar con su paradero
durante meses.
La propuesta de mover Gitmo a Estados Unidos, es para
Pradhan un manotazo de ahogado de Obama para hacer algo antes de dejar la
presidencia. “Eso viola toneladas de leyes. Ninguno de los abogados de los
detenidos va a permitir que sean trasladados a una prisión de máxima seguridad
cuando ni siquiera fueron juzgados. Obama es muy deshonesto, nadie de los
involucrados con Guantánamo le va a perdonar jamás que no cerró la cárcel y que
ni siquiera se encargó de decir la verdad. Y si Trump llega a ganar, está todo
terminado”.
Entrevista: Florencia Garibaldi.
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