Otro soldado entrenado por USA da otro golpe de Estado
en África Occidental, esta vez en Burkina Faso
Nick Turse, The Intercept , 26/01/2022
Traducido del inglés por Sinfo Fernández, Tlaxcala
Meddy, Tanzania
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El líder de un golpe de Estado en Burkina Faso es el último de una serie de soldados entrenados por Estados Unidos que
han derrocado a líderes civiles.
Manifestantes en Uagadugú,
Burkina Faso, que muestran su apoyo a los militares sosteniendo una foto del
teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba el 25 de enero de 2022.(Foto:
Olympia de Maismont/AFP vía Getty Images)
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A principios de esta semana, los militares tomaron el poder en Burkina Faso, derrocando al presidente democráticamente
elegido del país, Roch Marc Christian Kaboré.
El golpe fue anunciado en la televisión estatal el lunes por un joven oficial que dijo que los militares habían
suspendido la constitución y disuelto el gobierno. A su lado se encontraba un
hombre vestido de camuflaje al que presentó como el nuevo líder de Burkina
Faso: El teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, comandante de una de las
tres regiones militares del país.
Damiba es un soldado con una sólida formación militar gracias en gran medida al ejército estadounidense, que tiene
un largo historial de entrenamiento de soldados en África que luego dan golpes
de Estado. Resulta que Damiba participó en al menos media docena de ejercicios
de entrenamiento estadounidenses, según el Mando de África de EE.UU., o AFRICOM.
En 2010 y 2020 participó en un programa anual de entrenamiento de operaciones especiales conocido como ejercicio Flintlock.
En 2013 Damiba fue aceptado en un curso de formación y asistencia para
operaciones de contingencia en África, que es un programa de formación para el
mantenimiento de la paz financiado por el Departamento de Estado. En
2013 y 2014 Damiba asistió al curso de oficial básico de inteligencia
militar-África, patrocinado por EE.UU. Y en 2018 y 2019 participó en
intervenciones con un Dispositivo de Apoyo Militar Civil del Departamento de
Defensa de EE. UU. en Burkina Faso.
Damiba es solo el último de un carrusel de líderes golpistas en África Occidental entrenados por el ejército
estadounidense, donde EE.UU. ha bombeado más de mil millones de dólares en
asistencia de seguridad para promover la “estabilidad”
en la región. Desde 2008 los oficiales entrenados por EE.UU. han intentado al
menos nueve golpes de Estado (y han tenido éxito en al menos ocho) en cinco
países de África Occidental, entre ellos Burkina Faso (tres veces), Guinea, Malí
(tres veces), Mauritania y Gambia.
Desde la década de 2000 Estados Unidos ha desplegado regularmente pequeños equipos de comandos para asesorar, ayudar y
acompañar a las fuerzas locales, incluso en la batalla; ha proporcionado armas,
equipos y aviones; ha ofrecido muchas formas de entrenamiento, incluyendo
Flintlock, que se lleva a cabo por el Comando de Operaciones Especiales de
África y se ha centrado en la mejora de las capacidades de lucha contra el
terrorismo de las naciones de África Occidental, incluyendo Burkina Faso,
Guinea, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal.
“Cuando EE.UU. prioriza el entrenamiento táctico, pasamos por alto los objetivos a más largo plazo que podrían crear
gobiernos más estables”, dijo Lauren Woods, directora del Security Assistance
Monitor, que es un programa del Center for International Policy, una
organización sin ánimo de lucro. “Necesitamos más transparencia y debate
público sobre el entrenamiento militar extranjero que proporcionamos. Y tenemos
que hacer un trabajo mucho mejor pensando en los riesgos a largo plazo,
incluyendo golpes de Estado y abusos por parte de las fuerzas que entrenamos”.
El AFRICOM subraya que sus actividades de cooperación en materia de seguridad y
“creación de capacidades”
fomentan el “desarrollo de militares profesionales”, disciplinados y
comprometidos con el bienestar de sus ciudadanos. “El entrenamiento militar de
EE.UU. incluye regularmente módulos sobre el derecho de los conflictos armados,
el sometimiento al control civil y el respeto de los derechos humanos”, dijo
a The Intercept la portavoz de AFRICOM, Kelly Cahalan. “Las
tomas de poder por parte de los militares son incompatibles con el
entrenamiento y la educación militar de Estados Unidos”.
Pero los golpes de Estado por parte de oficiales entrenados por EE. UU. se han convertido en un hecho cada vez más
común en Burkina Faso y en otros lugares de la región.
El verano pasado, por ejemplo, los boinas verdes estadounidenses llegaron a Guinea para entrenar a una unidad de fuerzas
especiales dirigida por el coronel Mamady Doumbouya,
un joven y carismático oficial que también había servido en la Legión
Extranjera francesa. En septiembre, los miembros de la unidad de Doumbouya se
tomaron un tiempo de su instrucción en curso -tácticas en unidades pequeñas,
atención táctica de bajas en combate y derecho de los
conflictos armados- para asaltar el palacio presidencial y deponer al
presidente del país, Alpha Condé, de 83 años. Doumbouya no tardó en declararse nuevo
líder de Guinea y Estados Unidos puso fin al entrenamiento.
En 2020 el coronel Assimi Goïta,
que trabajó durante años con las fuerzas de operaciones especiales de Estados
Unidos, participando en ejercicios de entrenamiento de Flintlock y asistiendo a
un seminario de la Universidad Conjunta de Operaciones Especiales en la base
aérea de MacDill, en Florida, encabezó la junta que derrocó al gobierno de Malí.
“El acto de amotinamiento en Malí se condena enérgicamente y es incompatible con el entrenamiento y la educación militar de
Estados Unidos”, dijo entonces el teniente coronel del Cuerpo de Marines Anton
T. Semelroth, portavoz del Pentágono.
Después de dar el golpe, Goïta dimitió y asumió el cargo de vicepresidente en un gobierno de transición encargado de
devolver a Malí a un régimen civil. Pero nueve meses después, volvió a tomar el
poder en su segundo golpe.
Goïta ni siquiera fue el primer oficial maliense entrenado por EE.UU. en derrocar al gobierno del país. En 2011, cuando
un levantamiento respaldado por Estados Unidos en Libia derrocó al autócrata
Muamar Gadafi, los combatientes tuaregs a su servicio saquearon los depósitos
de armas del régimen, viajaron a su Malí natal y empezaron a tomar el norte de
ese país. Enfadado por la ineficaz respuesta de su gobierno, Amadou Sanogo -un
oficial que aprendió inglés en Texas, recibió formación en materia de
inteligencia en Arizona y realizó la formación básica de oficial de infantería
del ejército en Georgia- tomó cartas en el asunto y derrocó al gobierno
democráticamente elegido de su país.
“Estados Unidos es un gran país con un ejército fantástico”, dijo tras el golpe de 2012. “He tratado de poner en
práctica aquí todo lo que aprendí allí”.
En 2014 otro oficial formado en EE.UU., el teniente coronel Isaac Zida,
tomó el poder en Burkina Faso en medio de las protestas populares. Dos años
antes, cuando era mayor, Zida asistió a un curso de formación antiterrorista en
la base aérea de MacDill patrocinado por la Universidad Conjunta de Operaciones
Especiales y asistió a un curso de inteligencia militar en Botsuana financiado
por el gobierno estadounidense.
Al año siguiente, otro golpe de Estado en Burkina Faso instaló al general Gilbert Diendéré.
Diendéré no solo había participado en un ejercicio antiterrorista Flintlock
dirigido por EE.UU., sino que también sirvió de publicidad literal del mismo,
apareciendo en una foto del AFRICOM dirigiéndose a los soldados burkineses
antes de su despliegue en Malí en apoyo del ejercicio Flintlock de 2010.
El entonces coronel mayor Gilbert Diendéré
se dirige a los soldados burkineses antes de su despliegue en Malí en apoyo del
ejercicio Flintlock 10 de AFRICOM en Uagadugú, Burkina Faso, el 1 de mayo de
2010. (Foto: U.S. Air Force Master Sgt. Jeremiah Erickson, Flintlock 10 Public
Affairs)
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En 2014 dos generaciones de oficiales educados en Estados Unidos se enfrentaron en Gambia cuando un grupo de aspirantes a golpistas
formados en Estados Unidos intentaron (pero fracasaron) derrocar a otro golpista formado
en Estados Unidos, Yahya Jammeh, que se había hecho con el poder en 1994. La
rebelión fallida se cobró la vida de Lamin Sanneh, el supuesto cabecilla, que
había obtenido un máster en la Universidad de Defensa Nacional de Washington, D.C.
“No puedo evitar la sensación de que su educación en Estados Unidos influyó de algún modo en sus acciones”, escribió Jeffrey
Meiser, antiguo mentor de Sanneh en la NDU. “No puedo evitar preguntarme si la
huella que deja ‘el programa estadounidense’ en nuestros estudiantes
extranjeros es contraproducente y poco ética”.
En 2008 Stars and Stripes
informó de que el general Mohamed Ould Abdel Aziz, líder de un golpe
de Estado contra el presidente electo de Mauritania, “ha trabajado con las
fuerzas estadounidenses que entrenan en el país africano”. Detenido y acusado de
corrupción tras una década de gobierno, Aziz fue puesto en libertad bajo fianza
recientemente debido a su mala salud.
Los golpistas entrenados por Estados Unidos no se limitan estrictamente a África Occidental. Antes de que Abdel-Fatah
el-Sisi depusiera al primer presidente egipcio elegido democráticamente,
Mohamed Morsi, recibió formación básica en
Fort Benning, Georgia, (en 1981) e instrucción avanzada en la Escuela de Guerra
del Ejército de Estados Unidos (en 2006).
Un estudio realizado en 2018 por el grupo de expertos militares, la Rand Corporation, pone en duda la idea de que el
entrenamiento militar de Estados Unidos engendre golpistas.
“Hay pocas pruebas de que la asistencia al sector de la seguridad en general (medida en términos de dólares) se asocie con
la propensión al golpe de Estado en África”, según el estudio, que fue escrito
para la Oficina del secretario de Defensa y señaló que había una asociación “marginalmente significativa” en el período posterior a la Guerra Fría.
Sin embargo, un año antes, un estudio realizado por Jonathan Caverley, de la Escuela de Guerra Naval de Estados
Unidos, y Jesse Savage, del Trinity College de Dublín, en el Journal of
Peace Research, que analizaba datos de 1970 a 2009, encontró “una
relación sólida entre el entrenamiento de militares extranjeros por parte de
Estados Unidos y los intentos de golpe de Estado respaldados por militares”, a
pesar de que los autores limitaron su análisis al programa de Educación y
Entrenamiento Militar Internacional, “que se centra explícitamente en la
promoción de normas de control civil”.
Nick Turse (1975) es un redactor de The Intercept que informa sobre
seguridad nacional y política exterior. Es autor de “Next
Time They'll Come to Count the Dead: War and Survival in South Sudan”, así
como de “Tomorrow's Battlefield: U.S. Proxy Wars and Secret Ops in Africa” y
“Kill Anything That Moves: The Real American War in Vietnam”. Ha escrito para el New York Times,
Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, The Nation y Village
Voice, entre otras publicaciones. Ha recibido el premio Ridenhour de
periodismo de investigación, el premio James Aronson de periodismo sobre
justicia social y una beca Guggenheim. Turse es miembro del Nation Institute y
director de TomDispatch.com/
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