Muerte en Bahía Guantánamo
16 de septiembre de 2012 Editorial de NYT
[La muerte de Adnan Latif, que llevaba diez años detenido sin que se
formularan cargos en su contra en la cárcel militar de Bahía Guantánamo, agrega
otra mancha a la justicia estadounidense. Editorial NYT].]
Murió en la prisión de Bahía Guantánamo, Cuba, la cárcel militar
estadounidense, un reo detenido en enero de 2002. No se conoce aún
el informe de la autopsia oficial, pero durante los diez años que llevaba en la
cárcel había participado en varias huelgas de hambre y cometió varios intentos
de suicidio.
En 2006 y 2008, durante el gobierno de George W. Bush, los funcionarios de
gobierno recomendaron que Latif fuera trasladado a otro lugar, fuera de
Guantánamo, por considerarlo una amenaza de bajo nivel. Pero fue mantenido tras
las rejas –aunque no se presentaron cargos formales contra él- porque los dos
gobiernos titubeaban, por razones de seguridad, a la hora de enviar detenidos de
vuelta a Yemen, y otros países tampoco querían aceptarlos. Los abogados de
Larif lucharon por su libertad en la corte federal, convirtiéndolo en un caso de
prueba para medir la vigencia del estado de derecho en Guantánamo, que ha sido
notablemente deficiente.
En 1994, cuando tenía 18 años, Latif sufrió lesiones en su cráneo y oído en
un accidente automovilístico en Yemen, y viajó a Jordania para ser tratado.
Siete años después viajó a Pakistán, dijo, para someterse a un tratamiento
médico adicional. La policía paquistaní lo detuvo cerca de la frontera afgana, y
fue entregado a los estadounidenses. El gobierno de Estados Unidos declaró que
se trataba de un recluta de al Qaeda, que fue adiestrado por el Talibán, a cuyo
lado luchó.
En 2010, el juez de distrito federal Henry Kennedy Jr., ordenó que fuera
liberado de Guantánamo porque la detención de Latif era ilegal debido a que el
gobierno no había demostrado que fuera miembro de al Qaeda u otra organización
asociada. Pero en octubre pasado, la Corte de Apelaciones de Estados Unidos del
Distrito del Circuito de Columbia revertió el fallo del juez Kennedy.
La mayoría de la corte de apelaciones, en una decisión manifiestamente
incorrecta, dijo que el dudoso y no verificado informe de inteligencia oficial
sobre Latif tenía que ser tratado como si fuera fiable y preciso, como un
comprobante fiscal, a menos que haya “claras evidencias de lo contrario”
–poniendo el peso de la prueba en el detenido.
La Corte Suprema no revisó el caso Latif, pese a su promesa en su decisión de
2008 en el caso Boumediene, de que los prisioneros tenían derecho a una
“oportunidad significativa” de impugnar la legalidad de su detención.
Latif pasó en régimen de confinamiento solitario la mayor parte de su
detención, a menudo con las manos esposadas y sus brazos sujetos con correas.
También fue asignado a un pabellón psiquiátrico y alimentado contra su voluntad
mediante una sonda en la nariz debido a sus huelgas de hambre.
Nunca fue acusado formalmente de ningún delito, como es el caso de la mayoría
de los 167 prisioneros que todavía quedan en Guantánamo. Este brutal puesto de
avanzada ha manchado a la justicia estadounidense desde el día mismo que vio la
luz.
Fuente: new york times
http://mqh02.wordpress.com cc traducción @lisperguer
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