Revolución #63, 1
de octubre de 2006
Entrevista a Carlos Mauricio, torturado
La tortura como medio de represión
En 1983, Carlos Mauricio,
profesor de la Universidad de El Salvador, fue secuestrado de su salón de clases
por unos tipos vestidos de civil que lo hicieron subirse a un vehículo sin
placas. Estuvo detenido por aproximadamente una semana y media en la central de
la Policía Nacional en San Salvador. Durante la primera semana, Mauricio fue
torturado e interrogado en el centro clandestino de tortura de la Policía
Nacional porque pensaban que era comandante del FMLN. Los captores de Mauricio
le amarraron las manos detrás de la espalda sobre la cabeza y lo golpearon
repetidamente con una barra de metal cubierta de goma, y le dejaron heridas en
la cara y el torso. Durante los primeros dos o tres días de la detención, no le
dieron comida ni agua. No lo dejaron ir al baño durante su estancia en el centro
de tortura.
En 2002, Carlos Mauricio, junto con otras dos victimas de
tortura, ganó un veredicto de $54 millones en contra de dos generales retirados
de El Salvador. Sigue manifestándose en contra de la tortura y otros abusos de
los derechos humanos. Nuestro periódico
habló con él afuera de la facultad de Derecho Boalt Hall durante su
participación en la manifestación en contra del
profesor Yoo.
Revolución: ¿Nos puedes decir por qué estás aquí
hoy?
Carlos Mauricio: Estoy aquí porque me han
torturado. Así que es muy importante para mí venir y decir lo que me pasó
durante esa experiencia horrible. Me capturó el ejército salvadoreño en 1983 y
me torturaron durante nueve noches seguidas. Fue horrible. Pero el fin de
manifestarme en contra de John Yoo es precisamente porque la legalización de la
tortura en Estados Unidos es para poder torturar ciudadanos estadounidenses. La
tortura ahora se practica abiertamente en todas partes. El ejército de Estados
Unidos ha torturado prisioneros durante muchos años. Se documentó en Vietnam,
así que no es nada nuevo. Pero la idea de legalizarla aquí, porque la
Constitución la prohíbe, es muy importante para el gobierno que quiere torturar
a ciudadanos estadounidenses. Estoy muy preocupado con esto porque creo que el
gobierno ha erosionado los derechos de los ciudadanos. Ahora mismo tenemos
desaparecidos, y les dicen “entregas extraordinarias”. Tenemos células
clandestinas de la CIA. Tenemos al gobierno de Estados Unidos torturando en Abu
Ghraib y Guantánamo. ¿Y qué sigue? Los que sigue es aquí en el país, torturar
ciudadanos estadounidenses. Esa es mi preocupación. Por eso quiero denunciar a
John Yoo.
Estoy aquí porque quiero contar la historia de lo que me pasó,
porque no quiero que se repita en otros. La tortura es muy, muy horrenda.
Revolución: ¿Existe evidencia de que Estados
Unidos estuvo involucrado en tu arresto y tortura?
Carlos Mauricio: El gobierno de Estados Unidos
estuvo involucrado en lo que le pasó a muchos salvadoreños y muchos
latinoamericanos porque entrenó a los torturadores en la Escuela de las
Américas. Si observas los peores abusos a los derechos humanos en Latinoamérica,
la mayoría son de graduados de la Escuela de las Américas. Esa es la
participación directa de Estados Unidos en la tortura en Latinoamérica.
Revolución: ¿Qué le dices a las personas que como
Bush piensan que la tortura es necesaria para proteger a Estados Unidos?
Carlos Mauricio: No, no, no. La situación es la
siguiente: el gobierno de este país sabe que el miedo funciona muy bien. La
tortura funciona como medio de represión. El gobierno ha maniobrado de tal forma
que hace que el país sienta miedo. Una de las formas es la amenaza del
terrorismo, lo cual puede ser cierto o no. El hecho es que la tortura no sirve
para obtener información. La tortura es para meter miedo y el gobierno lo sabe;
por eso ahora quiere hacerlo en el país. Así que el fin principal de la tortura
no es obtener información y cualquier persona de las agencias de inteligencia lo
sabe.
En mi caso, confesé tras ocho noches de horribles torturas. Dije
que lo hice aunque no era cierto para que me dejaran de torturar. De modo que la
tortura no es para obtener información; es para infundir miedo en la sociedad.
Ahora Estados Unidos y el gobierno de Bush quieren jugar esa carta en el país.
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