Los crímenes de guerra estadounidenses en Yemen
26 de octubre de 2016 | Periódico Revolución |
revcom.us
El sábado 8 de octubre, centenares de personas se reunieron en la capital de
Yemen, Saná, para llorar la muerte del padre de un funcionario en el gobierno
respaldado por el movimiento houthi y elementos del antiguo régimen. Estas son
fuerzas que Arabia Saudita y sus aliados, incluido Estados Unidos, han atacado
durante los últimos 18 meses.
Consecuencias del bombardeo saudí de la sala funeraria,
Saná, 8 de octubre. (Foto: AP)
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De repente, aviones de combate saudíes atacaron la sala de recepción
funeraria varias veces, masacrando a más de 140 asistentes. Hirieron a otros
600, entre ellos figuras principales houthis y otros funcionarios.
“Había más de 800 personas en el edificio, entre ellas ancianos y niños,” un
sobreviviente dijo a los periodistas. “Súbitamente escuchamos el sonido de
aeronaves, y después vino el bombardeo. La primera bomba atravesó el techo y
estalló, y destruyó nada más el sótano. Yo estaba herido y desconcertado. El
calor me hizo sentir que me estaba quemando. Me levanté y corrí hacia la puerta,
por donde venía la gente que presentía para rescatarnos. En ese momento, cayó la
segunda bomba sobre las personas que venían para socorrernos”. (Salim Saleh
Rowaishan, citado por Democracy Now!, 10 de octubre)
“Cuando llegué allí, había más de 50 cadáveres quemados,” afirmó un testigo
citado por Human Rights Watch, “en muchos casos todavía se podía verle los
rasgos, pero la mitad del cuerpo le había desaparecido, la mitad de la cabeza le
había desaparecida, pero los otros, era muy, muy difícil saber quiénes
eran”.
Esto no era una base ni un aeródromo militar. Estos no eran combatientes. Era
un funeral. ¡Haberlo atacado fue un crimen de guerra!
Los saudíes inicialmente afirmaron que no sabían nada del ataque, pero luego
dijeron que iban a hacer una investigación sobre “informes sobre el bombardeo
lamentable y doloroso”.
¿“Lamentable”? ¿“Doloroso”? La matanza en el funeral en Saná no fue ninguna
excepción; fue una concentración irrefutable y condenable de cómo los saudíes
han librado la guerra reaccionaria, respaldada por Estados Unidos, que lanzaron
en marzo de 2015.
La guerra reaccionaria en Yemen
Yemen se encuentra en las garras infernales de una guerra civil reaccionaria,
alimentada por las potencias reaccionarias regionales y mundiales.
Map: revcom.us
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Yemen es un país empobrecido, relativamente pequeño y en gran parte rural. Es
una sociedad que todavía se caracteriza en gran medida por las relaciones
feudales. Sin embargo, por su historia y ubicación Yemen es importante
estratégicamente tanto para el imperialismo Estados Unidos como para el gobierno
fundamentalista islámico del Reino de Arabia Saudita. Yemen está en la
desembocadura del mar Rojo, lo que conduce al canal de Suez, por el cual enormes
cantidades de petróleo y comercio mundiales pasan; comparte una frontera con
Arabia Saudita y está cerca del noreste de África.
Durante 33 años, hasta 2011, el déspota pro-U.S. y pro-saudí, Ali Abdullah
Saleh, gobernó Yemen. En 2011, cuando los levantamientos de la “Primavera Árabe”
sacudían la región, en Yemen el odio por el régimen de Saleh hizo estallar
protestas masivas a nivel nacional. Estados Unidos decidió que Saleh ha llegado
a ser una carga y lo obligó a abandonar. Pero el estado de Yemen, en particular
los militares, se mantuvo intacto. Con el respaldo de Estados Unidos, Arabia
Saudita y otros estados del Golfo, se instaló al mayor general Abd Rabbuh Mansur
Hadi, en el cargo del jefe de estado a principios de 2012. Hadi no era diferente
o mejor que Saleh, y la agitación continuó en Yemen.
En agosto de 2014 una combinación de combatientes houthis y elementos del
ejército de Yemen todavía leales a Saleh tomaron el control de Saná, la capital
del país. La mayoría de los houthis (llamado así por el líder de su alzamiento
de 2004 contra el régimen de Saleh) viven en el norte y son miembros de la rama
zaidi del islam chiíta. Los zaidis representan alrededor de un tercio de la
población de Yemen. Las autoridades religiosas zaidis —los imanes— gobernaron
Yemen del Norte durante siglos hasta principios de la década de 1960. Los
houthis luchan bajo la bandera islamista reaccionaria de Ansar Allah (Partisanos
de Dios) y a ellos se les han acusado de masacres y el asesinato
indiscriminado. Tienen el apoyo político y algunos vínculos con la reaccionaria
República Islámica de Irán. En febrero de 2015, las fuerzas houthis y las de
Saleh se hicieron cargo del gobierno central, forzando al presidente Hadi al
exilio en Arabia Saudita.
Arabia Saudita consideró estos acontecimientos una grave amenaza para sus
intereses, incluida su contención con Irán. Con el respaldo de Estados Unidos,
los saudíes formaron una alianza militar con otros estados de la región y, el 26
de marzo de 2015, esta alianza lanzó una campaña de bombardeo salvaje contra las
fuerzas houthis y las de Saleh con el objetivo de restaurar al poder a su títere
Hadi.
La guerra del terror saudí
Los saudíes han librado una guerra de terror desde el aire, y una guerra de
inanición mediante el bloqueo naval y aéreo. A lo largo de esta campaña bárbara,
han bombardeado repetidamente objetivos civiles: hospitales, fábricas de
papitas, vecindarios y escuelas. La ONU informa que desde que comenzó la campaña
aérea de Arabia Saudita, 4.125 civiles han muerto y 7.207 han resultado heridos,
sobre todo por bombas saudíes hechas, por lo general, en Estados Unidos. Un
padre yemení escribió acerca de sus hijos, “dormimos con miedo, nos despertamos
con miedo”. (New York Times, 11 de octubre).
Y ahora tratan de lavarse las manos de toda esta sangre y estos crímenes
monstruosos con palabras como “doloroso” y “lamentable”.
Estados Unidos — hasta el cuello en sangre yemení
Después de la matanza del funeral del 8 de octubre, el gobierno de Estados
Unidos se hizo pasar por un espectador inocente, preocupado por el
comportamiento de uno de sus amigos. Un portavoz de la Casa Blanca dijo que
Estados Unidos estaba “profundamente preocupado” por los bombardeos y ataques
“preocupantes” saudíes contra los civiles yemeníes. Prometió que el gobierno de
Obama iba a revisar el apoyo estadounidense a la guerra saudí y que estaba
“preparado para ajustar nuestro apoyo a fin de alinearlo mejor con los
principios, valores e intereses de Estados Unidos”. Dijo que Estados Unidos no
ha dado a los saudíes un “cheque en blanco”.
En realidad, Estados Unidos ha estado hasta el cuello en esta guerra desde el
principio y hasta el cuello en la sangre yemení. Cualesquiera que sean sus
diferencias con el régimen de Arabia Saudita —y sí hay diferencias concretas y
tensiones agudas— ese país sigue siendo una pieza clave en el imperio global de
Estados Unidos. Los gobernantes de Estados Unidos se ven obligados a apoyar a
Arabia Saudita. Y lo han hecho.
Estados Unidos ha vendido a Arabia Saudita $ 110 mil millones en armas bajo
el presidente “anti-guerra” Barack Obama. Ha armado y apoyado la brutal y
criminal guerra saudí de bombardeos contra los houthis durante los últimos 18
meses. Los saudíes pilotean aviones de fabricación estadounidense, lanzan bombas
de fabricación estadounidense, son reabastecidos de combustible por petroleros
aéreos estadounidenses (más de 5.700 veces según el último recuento) y reciben
ayuda técnica y de inteligencia de Estados Unidos, incluido de un equipo de
personal militar enviado por el Pentágono a Arabia Saudita para ayudar a
planificar su guerra aérea.
¡Por eso se encontraron fragmentos de una bomba hecha en Estados
Unidos en el lugar de la matanza del funeral del 8 de octubre en
Saná!
Estados Unidos ha mantenido este apoyo, lo que incluye la venta reciente de
$ 1.15 mil millones adicionales en armas adicionales a los saudíes, incluso
después de repetidas y bien conocidas matanzas de civiles de parte de los
sauditas. Y lo hizo después de que abogados del gobierno advirtieron a la
administración de Obama que se podría considerarlo un co-beligerante en la
guerra según el derecho internacional e involucrado en crímenes de guerra.
Estos son los “principios, valores e intereses” a que Estados Unidos se
dedica en todo el mundo.
Los misiles de crucero estadounidenses: No defienden “la libertad de
navegación”, sino que imponen un bloqueo que les causa la hambruna a millones de
personas
Los gobernantes de Estados Unidos han actuado entre bastidores durante la
guerra salvaje de Arabia Saudita. Hasta ahora.
A primeras horas del jueves 13 de octubre, cinco días después de la matanza
en el funeral, un destructor de Estados Unidos que operaba por las costas de
Yemen disparó tres misiles de crucero que destruyeron lo que Estados Unidos
aseveró que eran estaciones de radar bajo el control houthi. La Marina de
Estados Unidos afirmó que se trataba de la “autodefensa” en represalia por el
lanzamiento de varios misiles a otro buque de guerra de Estados Unidos que
navegaba por las costas de Yemen en los días previos. Los misiles no dieron al
barco, los houthis niegan haber lanzado ningún misil contra barcos
estadounidenses, y Estados Unidos no produjo ninguna evidencia de que lo hayan
hecho.
Después funcionarios del Pentágono actuaron como si este ataque, aprobado por
el presidente Obama, no tenía nada que ver con la guerra de 18 meses entre
Arabia Saudita y facciones lideradas por los houthis en Yemen. Afirmaron que
Estados Unidos no buscaba “un papel más amplio en el conflicto”, y que el ataque
estadounidense con misiles en Yemen fue simplemente para proteger a “nuestro
personal, nuestros barcos, y nuestra libertad de navegación en este pasaje
marítimo importante” como si los barcos hubieran estado en patrullas de
rutina.
Pero de ninguna manera fueron patrullas de rutina. La semana antes de los
ataques, Estados Unidos habían enviado estos buques de guerra a la costa de
Yemen porque alguien —según se informa fuerzas houthis— le dio y casi hundió un
barco de los Emiratos Árabes Unidos. ¿Por qué estaba un barco del EAU en la
zona? Era parte de un bloqueo marítimo y aéreo que la coalición liderada por
Arabia Saudita ha impuesto a Yemen desde el comienzo de la guerra.
¡Yemen es un país que importa el 70 por ciento de su combustible, el 90 por
ciento de sus alimentos, y el 100 por ciento de sus medicamentos! La coalición
encabezada por Arabia Saudita, la que incluye Egipto y otros estados del Golfo,
ha estrangulado y provocado hambre en esta población ya empobrecida y vulnerable
mediante un bloqueo que, según la ONU, ha cortado el 85 por ciento de las
importaciones, incluidos medicinas, agua, combustible y, sí, alimentos. Los
saudíes han bombardeado incluso campos de aviación principales y puentes para
impedir que suministros entraran a Yemen, especialmente en las zonas controladas
por los houthis.
Alrededor del 80% de las personas en Yemen están en necesidad
desesperada de las necesidades básicas debido a la pobreza extrema a largo plazo
drásticamente empeorada por ataques de Arabia Saudita y los combates entre otras
fuerzas reaccionarias. La chica de arriba es uno de los nueve millones de niños
en todo Yemen que luchan para conseguir el acceso al agua potable. (Foto:
@UNICEF/Twitter)
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Este bloqueo ha tenido consecuencias nefastas para la población de Yemen: la
mitad de la población —unos 14 millones de personas— ya sufre el hambre o la
desnutrición. De los aproximadamente 28 millones de personas en Yemen, el 80 por
ciento —más de 22 millones de yemeníes— necesitan desesperadamente la ayuda
humanitaria. Se han salido graves advertencias de que el Yemen se encuentra al
borde de la hambruna y el colapso. ¡Provocar la inanición y castigar a una
población entera es un monumental crimen de guerra!
El “espectador inocente”, Estados Unidos, ha respaldado lo anterior desde el
principio. ¡La Marina de Estados Unidos, que asevera que simplemente defiende
“la libertad de navegación”, no ha insistido en que la ayuda alimentaria y
médica, que llegan en barco, fuera permitido penetrar el bloqueo naval de Arabia
Saudita y entregar la ayuda necesaria! Precisamente lo contrario. De hecho, a
principios de la guerra, Estados Unidos impidió que un barco iraní llegar a
Yemen, alegando que llevaba armas. En otras palabras, Estados Unidos no ha
protegido “la libertad de navegación” para todos, sino que apoya y refuerza el
bloqueo de Yemen encabezado por Arabia Saudita.
Ahora Estados Unidos despliega buques de guerra a la costa de Yemen para
proteger a los buques que llevan a cabo este bloqueo criminal. Y Estados Unidos
atacó instalaciones de los houthis. Esto constituye el apoyo militar directo —y
por primera vez la participación militar directa— en el bloqueo criminal y
guerra saudíes. (Y estos misiles de crucero estadounidenses sirvieron de un
mensaje más amplio: Nadie puede atacar con impunidad a las fuerzas navales de
Estados Unidos).
¿Qué diablos hace la Armada de Estados Unidos en el mar Rojo en primer
lugar? El imperialismo — no la “autodefensa”
Estados Unidos está facilitando directamente las matanzas aéreas de parte de
Arabia Saudita y la inanición en masa del pueblo de Yemen — y ahora dispara
misiles de crucero en directo apoyo de la guerra saudí en aras de sus intereses
reaccionarios. ¿Por qué?
Los gobernantes reaccionarios de Arabia Saudita luchan desesperadamente para
mantener su sumamente opresiva y absoluta monarquía fundamentalista islámica.
Los han sacudido los cambios en la economía mundial y el mercado mundial de
petróleo, así como los levantamientos y agitaciones de la “Primavera Árabe” de
2011. Se encuentran enredados en una serie de conflictos con la reaccionaria
República Islámica de Irán y el aumento de la influencia iraní en Siria, Irak,
Líbano y Palestina. Los preocupan que las arenas rápidamente movedizas de las
alianzas regionales dejen a su régimen en una situación más precaria. Por todas
partes han intentado financiar, armar y restaurar a tiranos con quienes pudieran
tratar. Con el respaldo de Estados Unidos, organizaron una iniciativa de la Liga
Árabe —con el apoyo de Egipto, Jordania y los Estados del Golfo— para formar una
fuerza de respuesta militar de 40.000 hombres para combatir la influencia iraní
en la región.
Los saudíes están cada vez más nerviosos por la erosión del poder de Estados
Unidos en la región porque los gobernantes de Estados Unidos no han podido
reestructurar y fortalecer el orden regional dominado por Estados Unidos,
inclusive en Afganistán e Irak. El acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán,
al que los saudíes se opusieron vehementemente, así como la posibilidad de una
victoria de parte de Rusia y Assad en la guerra de Siria, así como la continua
fragmentación de Irak, han aumentado los temores de Arabia Saudita e
intensificado su feroz rivalidad regional con la República Islámica de Irán. Y
por mucho tiempo Arabia Saudita ha considerado Yemen, con que comparte su
frontera sur, importante para su propia estabilidad y seguridad.
Por todas estas razones, los saudíes han estado determinados a aplastar el
levantamiento de las fuerzas houthis y de Saleh, cual levantamiento podría dar a
Irán más influencia en la región (aunque no parece que Irán está dando mucho
apoyo militar a los houthis, y posiblemente ninguno). Estas tensiones y
preocupaciones se reflejaron en la “reorganización” de 2015 dentro de la
monarquía saudí y la familia real, que al parecer ha puesto a cargo a defensores
de la acción más agresiva por parte de Arabia Saudita. (New York Times,
30 de abril de 2015)
Por su parte, los imperialistas estadounidenses maniobran y luchan
desesperadamente para mantener su dominio general regional y mundial de un mundo
de explotación y opresión (y hay conflictos agudos en sus propias filas sobre
cómo hacerlo, lo que incluye cómo lidiar con Arabia Saudita). Arabia Saudita —el
mayor exportador de petróleo del mundo con las reservas de petróleo más grandes
del planeta y enormes reservas de dinero en efectivo— ha constituido un pilar
crucial del imperio Estados Unidos desde los años 1940. Así que Estados Unidos
está decidido a mantener la estabilidad de Arabia Saudita y quiere asegurarles a
los saudíes que —después de su acuerdo nuclear con Irán, y a pesar de los
conflictos y tensiones actuales sobre otras cuestiones— Estados Unidos seguirá
respaldando al reino saudí.
Esto también significa dejarlo claro a Irán que Estados Unidos está decidido
a seguir siendo la potencia dominante en la región — lo que incluye luchar
contra acciones y medidas iraníes que podrían erosionar esa dominación. Uno de
esos intereses es mundial: mantener la posición de Estados Unidos como garante
(dominador) militar del comercio y la navegación, en este caso por el golfo
Pérsico, el mar Arábigo y el canal de Suez — arterias principales del comercio
mundial. Por ejemplo, alrededor del 30 por ciento del petróleo del mundo
transportado en barcos fluye a través del golfo Pérsico y más de ocho por ciento
a través del canal de Suez. Además, a Estados Unidos le preocupa mucho la
creciente intervención y asertividad militares de Rusia en la región
—particularmente en Siria— lo que aumenta la importancia de su alianza con
Arabia Saudita. (Para más sobre el tema, vea: “Obama
y el imperialismo estadounidense: Arrastrando a Yemen aún más profundo en el
infierno”, Revolución / revcom.us, 12 de mayo de 2015).
Los gobernantes de Estados Unidos están detrás de los horrendos crímenes de
lesa humanidad en Yemen, crímenes que siguen en curso. Respaldan y facilitan la
matanza en Yemen por parte de Arabia Saudita, y ahora refuerzan de forma directa
y militar un bloqueo bárbaro con el fin de causarle la inanición a la población
civil.
¡ALTO A LAS GUERRAS POR IMPERIO, EJÉRCITOS DE OCUPACIÓN Y CRÍMENES DE LESA
HUMANIDAD!
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