EXCLUSIVA: Las notas del psicólogo de la CIA revelan
el verdadero propósito detrás del programa de tortura de Bush
Jason Leopold & Jeffrey Kaye,
Truthout
Marzo 22, 2011
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 03 de mayo de 2020
Este diagrama fue incluido en un
artículo escrito por el Dr. Bruce Jessen y muestra su punto de vista acerca de
las presiones psicológicas contrapuestas al influenciar a un prisionero que
queda cautivo por el enemigo.
|
Las notas a mano realizadas por el Dr. Bruce Jessen describen algunas de las técnicas de tortura que fueron
utilizadas para “explotar” a detenidos de la “guerra contra el terror” en
custodia de la CIA y del Departamento de la Defensa.
Los oficiales de la administración de Bush llevan
mucho tiempo declarando que las técnicas de tortura utilizadas en los detenidos
de la “guerra contra el terror” fueron utilizadas como último recurso en un
esfuerzo para ganar inteligencia accionable para frustrar ataques terroristas
pendientes en contra de los Estados Unidos y sus intereses en el extranjero.
Pero las notas escritas a mano obtenidas exclusivamente por Truthout realizadas hace dos décadas por el Dr. John
Bruce Jessen, el psicólogo que estaba bajo contrato con la CIA y acreditado
como uno de los arquitectos del programa de tortura secreto del gobierno,
cuentan una historia dramáticamente distinta acerca de las razones por las
cuales los detenidos fueron brutalizados y no se trataba únicamente de obtener información.
Al contrario, como explican las notas de Jessen, la
tortura era utilizada para “explotar” detenidos. Es decir, para quebrarlos
física y mentalmente, para poder lograr que “colaboraran” con las autoridades
gubernamentales. Las notas de Jessen enfatizan cómo un “detenedor” usa el
estrés de la detención para producir aparente de un prisionero.
De hecho, un reporte publicado en
el 2009 por el Comité de Servicios Armados del senado acerca del trato a los
detenidos en custodia estadounidense dicen que Jessen fue el autor del
“Proyecto de plan de explotación” presentado al Pentágono en abril del 2002 que
fue implementado en Guantánamo y en prisiones en Irak y Afganistán. Pero a qué
grado es desconocido porque el documento sigue estando clasificado. Jessen
también es coautor del memo de febrero del 2002 “Recomendaciones para el manejo
del prisionero” en Guantánamo, que también está clasificado.
Más aun, el reporte del Comité de Servicios Armados
nota que las técnicas de tortura aprobadas por el gobierno de Bush se basaron
en ejercicios de entrenamiento de supervivencia que el personal del ejército
estadounidense aprendió por individuos como Jessen por si eran capturados por
el régimen enemigo y sujetos a “explotación ilegal” en violación de la
Convención de Ginebra.
Las notas de Jessen, preparadas para un curso de
entrenamiento de supervivencia para las Fuerzas Aéreas que él después aplicó
con “ingeniería inversa” cuando ayudó a diseñar el programa de tortura del
gobierno de Bush, fueron, sin embargo, a detalles mucho más profundos de lo que
el reporte del Comité de Servicios Armados explica acerca de cómo los
prisioneros serían “quebrados” física y psicológicamente por sus captores. Las
notas dicen que los estudiantes del entrenamiento de supervivencia podrían
“combatir la interrogación y la tortura” si eran capturados por el régimen
enemigo si atravesaban ejercicios intensos de entrenamiento utilizando técnicas
“cognitivas” y de “exposición” para desarrollar “inoculación de estrés”. (Da clic
aquí
para descargar el archivo de PDF de las notas a mano de Jessen. Clic aquí para
descargar el archivo zip en formato escrito).
Los documentos son la primera pieza de evidencia
sólida en surgir a la superficie en nueve años que más adelante explicarían los
aspectos psicológicos del programa de tortura del gobierno de Bush y la lógica
para someter a los detenidos a las llamadas “técnicas de interrogación mejoradas”.
Las notas de Jessen fueron obtenidas por Truthout
a través de un capitán retirado de la Fuerza Aérea, un instructor “master” en
SERE y veterano condecorado que
previamente tuvo posiciones de alto rango dentro del staff de la sede central
de la Fuerza Aérea de la oficina Departamento de la Defensa.
Kearns y su jefe, Roger Aldrich, jefe del Programa de
Entrenamiento de Supervivencia Especial de Inteligencia de la Fuerza Aérea
(SSTP por sus siglas en inglés), ubicado en Spokane, Washington, en la base
aérea de Fairchild, contrató a Jessen en mayo de 1989. Kearns, quien era el
principal en operaciones en SSTP y quien entrenó a miles de miembros de
servicio, dijo que Jessen fue llevado al programa debido a un incremento en el
número de cursos de entrenamiento de supervivencia nuevos que se estaban
enseñando “por el hecho de que requería conocimiento psicológico a la mano por
tiempo completo”.
“Unidades de misiones especiales”
Jessen, quien en ese momento era jefe del Servicio Psicológico de la Escuela de Supervivencia de la
Fuerza Aérea Estadounidense, inmediatamente comenzó a trabajar directamente con
Kearns en “un nuevo curso para unidades de misiones especiales (SMUs por sus
siglas en inglés), cuya meta era lograr la resistencia individual a la
explotación terrorista”.
El curso, conocido como SV-91, fue desarrollado para la rama de SERE (Survival Evasion Resistance Escape o Supervivencia Evasión
Resistencia Escape) de la Agencia de Inteligencia de la Fuerza Aérea
Estadounidense, que actuaba como la Oficina Ejecutiva de Agentes de Acción para
el jefe del Estado Mayor conjunto. Las notas de Jessen forman la base para una
parte del SV-91: “los aspectos psicológicos de la detención”.
Las unidades de misiones especiales caen bajo la
apariencia de ser operaciones clandestinas (Joint Special Operations Command
(JSOC por sus siglas en inglés)) del Departamento de la Defensa implicadas en
un operaciones altamente clasificadas y encubiertas de contraterrorismo de
rangos amplios, o “misiones especiales” alrededor del mundo, cientos de quienes
fueron personalmente entrenados por Kearns. El curso de SV-91 que Jessen y
Kearns estaban desarrollando en 1989 se convertiría, más tarde, en “Unidades de
misiones especiales de supervivencia especial”.
Antes de la concepción de SV-91, el curso primario de
SERE era SV-80, o la Escuela de Combate Cásico y Supervivencia para la Resistencia
a la Interrogación (Basic Combat Survival School for Resistance to
Interrogation), que es donde trabajaba Jessen antes. Cuando fue contratado
para trabajar en el SV-91, la vacante del SV-80 fue llenada por el psicólogo
Dr. James Mitchell quien también era contratista de la CIA para trabajar en
prisiones secretas de la agencia o sitios negros en Europa utilizando técnicas
de tortura SERE, como el ahogamiento controlado conocido como “waterboarding” en detenidos.
Mientras que estaban todavía bajo contrato con la CIA,
los dos hombres formaron una “consultoría” llamada Mitchell, Jessen &
Associates en marzo de 2015. Las “personas gobernantes” de la
compañía incluían a Aldrich, el jefe de Kearns, el contratista de SERE David
Tate, Joseph Matarazzo, el ex presidente de la Asociación Psicológica Americana
y Randall Spivey, el ex jefe de la división de operaciones, política y
supervisión de JPRA.
Los artículos incorporación de Mitchell, Jessen y asociados han estado “inactivos” desde el 22 de octubre de 2009 y el negocio
está enlistado como “disuelto”,
según el sitio
web de la Secretaría de Estado de Washington.
El capitán Michael Kearns (izquierda) y
el Dr. Bruce Jessen en el centro de entrenamiento SERE Nick Rowe en Fort Bragg,
1989. Fotografía cortesía de Michael Kearns, capitán retirado de la Fuerza
Aérea.
|
Levantando el “velo de la secrecía”
Kearns fue uno de los únicos dos oficiales dentro del Departamento de la Defensa calificados para
enseñar los cursos relacionados con SERE dentro de la base mundial del SSTP,
según una copia de una carta escrita a mano por Aldrich en 1989, que nominó
a Kearns como oficial del año.
Dijo que había decidido hablar porque está
escandalizado de que Jessen haya usado su trabajo para ayudar a diseñar el
programa de tortura del gobierno de Bush.
“Creo que es momento de que SERE salga del velo de la
secrecía si es que vamos a progresar como una nación de leyes morales”, dijo
Kearns durante una muy amplia entrevista con Truthout. “Tomar este
programa de entrenamiento de supervivencia y convertirlo en alguna forma de
programa nacionalmente sancionado, con el propósito de extraer información o
aplicar explotación, es una total contradicción a la moralidad humana,
desafiando la lógica básica. Cuando super por primera vez acerca de la
interrogación, en la escuela básica de entrenamiento en inteligencia, leí
acerca de Hans Scharff, el interrogador nazi que posteriormente escribió un
artículo para la revista Argosy titulado “Sin tortura”. Eso es lo que me
enseñaron: la tortura no funciona”.
Lo que sobresale de las notas de Jessen es que él cree
que la tortura fue utilizada a menudo para producir confesiones falsas. Esa fue
la conclusión después de que un detenido de alto valor que fue torturado a
principios del 2002 confesó tener información que ligara a Sadam Hussein, el ex
dictador iraquí, con al-Qaeda, según
un ex oficial de la administración de Bush.
Fue revelado, más tarde, que el prisionero, Ibn
al-Shaykh al-Libi simplemente les dio a sus captores una confesión falsa para
que dejaran de torturarlo. Jessen pareció estar preocupado con proteger al
ejército estadounidense de caer víctima de exactamente esta presión física y
psicológica en un ambiente de detención hostil, reconociendo que eso llevaría
a, entre otras cosas, confesiones falsas.
En un ensayo escrito por Jessen que acompañaba sus notas, “Avances psicológicos en el entrenamiento para sobrevivir la
captividad, interrogación y tortura”, que estaba preparado para el simposio
“Avances en la psicología clínica apoyan los asuntos de seguridad nacional,
problemas operacionales en el curso de ciencias del comportamiento”, él sugiere
que se debería de realizar “investigación” adicional para determinar “la
medición de niveles de estrés óptimos en estudiantes de entrenamiento para
resistir la captividad”.
“Las avenidas parecen inexhaustibles” para más investigación acerca de explotación humana, escribió Jessen. Tal
“investigación” parece haber sido el principal subyacente en el programa de
tortura de la administración de Bush. La naturaleza experimental de estos
métodos de interrogación utilizados en detenidos en Guantánamo y sitios obscuros
de la CIA han sido notados por oficiales del ejército y de la inteligencia. El
reporte del Comité de Servicios Armados citó una declaración del Cnel. Britt
Mallow, el comandante de la fuerza especial de investigación criminal (CITF por
sus siglas en inglés) quien notó que los oficiales de Guantánamo Gen. Mayor
Mike Dunleavy y el Gen. Mayor Geoffrey Miller usaron el término “laboratorio de
batalla” para describir las instalaciones, queriendo decir que “las
interrogaciones y otros procedimientos ahí fueron de alguna manera
experimentales, y las lecciones beneficiarían (al Departamento de la Defensa)
en otros lugares”.
Lo que permanecería como misterio es por qué Jessen
tomó un curso entrenamiento de sobrevivencia en defensa y asistió para
convertirlo en un programa de tortura ofensivo.
Truthout intentó contactar a Jessen por dos meses para comentarios, pero no pudieron encontrarlo. Los mensajes que se dejaron para él
en la empresa de seguridad en Alexandria, Virginia a la cual estuvo afiliado
permanecieron sin respuesta y los números telefónicos enlistados a él en
Spokane fueron desconectados.
Un nuevo énfasis en terrorismo
El SV-91 fue desarrollado para colocar nuevos énfasis sobre el terrorismo mientras los cursos relacionados con SERE pertenecientes a
la Guerra Fría, como el SV-83, las operaciones especiales de supervivencia para
reconocimiento sensible (SRO por sus siglas en inglés), cuyos estudiantes
volaron misiones secretas sobre la Unión Soviética, el bloque del este y otros
países comunistas, estaban escalando de vuelta.
|
El parche y moneda oficiales del programa de
entrenamiento especial de supervivencia. (Fotografía cortesía del capitán
retirado de la Fuerza Aérea Michael Kearns)
|
La SSTP evolucionó para convertirse en la Agencia de Recuperación Conjunta de Personal (JPRA por sus siglas en inglés), la agencia
exclusiva del Departamento de la Defensa para entrenamiento SERE, y fue aprovechada
por el abogado general William “Jim” Haynes del Departamento de la Defensa en
el 2002 para darle a la agencia una lista de técnicas de interrogación y del
impacto psicológico que tenían sobre aprendices de SERE, con el objetivo de utilizar los mismos métodos para el uso sobre
detenidos. Aldrich estaba trabajando en capacidad de de rango superior en JPRA
cuando Haynes contactó a la agencia para investigar acerca de SERE.
El ejército también tiene una escuela SERE al igual
que la Marina, que utilizaron el “waterboarding” como ejercicio de entrenamiento para estudiantes SERE de la Marina que JPRA
recomendó al Departamento de la Defensa como una de las técnicas de tortura a
utilizar en detenidos de alto nivel.
Kearns dijo que el valor de las notas de Jessen, particularmente en relación a aspectos psicológicos del programa de tortura de
la administración de Bush, no puede ser exagerado.
“Las notas de Jessen claramente declaran la totalidad de lo que estaba siendo aplicado como “ingeniería inversa”, no solo las
“técnicas de interrogación mejoradas”, sino todo el programa de explotación de
prisioneros utilizando la tortura como pilar central”, dijo. “Lo que creo que
es importante notar, como ex instructor de resistencia de interrogación SERE,
es el foco de atención de la instrucción de Jessen. Es explotación, no específicamente
interrogación. Y esto no es un asunto sin importancia, porque si uno aplicara
la “ingeniería inversa” en un curso de resistencia a la explotación, entonces
lo que uso obtendría es un plan para explotar prisioneros, no para
interrogarlos. El programa de tortura de la CIA/DoD parece tener las mismas
metas que las organizaciones terroristas o gobiernos enemigos para los cuales
el SV-91 y otros cursos SERE fueron creados en defensa de. La explotación total
de un prisionero en su inteligencia, propaganda o de otras necesidades
derivadas del poder de detención, como lo son los informantes de reclutamiento
o los dobles agentes. Esos aspectos del programa de detención estadounidense podrían
no haber sido discutidos como parte de la historia de tortura en la prensa estadounidense”.
Irónicamente, a finales del 2001, mientras que el DoD comenzó a investigar acerca de adaptar los métodos SERE para el programa de
interrogación del gobierno, Kearns recibió permiso especial del gobierno
estadounidense para trabajar como oficial de inteligencia en el Departamento de
la Defensa australiano para enseñar al Servicio Especial Aéreo (SAS por sus
siglas en inglés) cómo utilizar las técnicas SERE para resistir interrogación y
tortura si eran capturados por terroristas. Australia ha sido un gran
partidario de la invasión de Afganistán y envió tropas a finales de ese año.
Kearns, quien recientemente soportó una campaña sin éxito para el congreso en Colorado, estuvo trabajando en una novela de espías
hace dos años y buscó “material histórico no clasificado sobre inteligencia” en
cajas como parte de su investigación cuando se encontró con las notas de Jessen
para el SV-91. Dijo que estaba “profundamente conmocionado y sorprendido de ver
que guardé una copia de estas notas hechas a mano ya que ciertamente las
originales habrían sido destruidas (trituradas)” una vez que fueran escritas a
computadora para utilizarse como material adecuado para cursos.
“No había visto estas notas en más de veinte años”, dijo. “Sin embargo nunca olvidaré el día en septiembre del 2009 cuando las
descubrí. Instantáneamente me sentí enfermo y eventualmente vomité porque me
sentía física y emocionalmente muy mal sabiendo que había trabajado con esa
persona y que ese era el material que creía había sido “invertido” y utilizado
en parte para diseñar el programa de tortura. Cuando encontré los papeles de
Jessen, realicé varias copias y las envié a amigos ya que pensé que esto podría
ser la cortina de humo que prueba quién sabía qué y cuándo y posiblemente quién
vendió la bolsa de manzanas podridas a la administración de Bush”.
Kearns estaba, sin embargo, consciente del papel que SERE jugó en el programa de tortura antes de encontrar las notas de Jessen y en
julio del 2008 le envió un correo electrónico al jefe del Comité de Servicios
Armados, el sen. Carl Levin, quien estaba investigando el asunto y ofreció
compartir información con Kearns diciendo que estaba “preocupado por este
asunto” y que “necesitaba más información sobre el tema”, pero Levin jamás le
dio seguimiento cuando Kearns ofreció a ayudarlo.
“No sé cómo se descarriló todo, pero los nombres de las personas que testificaron en el Senado de Servicios Armados, Senado
Judiciario y los comités de inteligencia selectos fueron personas con las que trabajé
y a muchos supervisé”, dijo Kearns. “Me enferma saber que gente que sabía
mejor, permitiera que esto pasara”.
La oficina de Levin no regresó las llamadas o correos
electrónicos para comentarios. Sin embargo, el reporte que publicó en abril del 2009, “Investigación en el
trato de detenidos bajo custodia estadounidense” se refería al SV-91. El
reporte incluye una lista de acrónimos utilizados en él, uno de los cuales es
“S-91”, identificado como el curso “de entrenamiento de supervivencia de alto
riesgo del Departamento de la Defensa”. Pero no existe ninguna otra mención en
el reporte de SV-91 o del término “entrenamiento de supervivencia de alto
riesgo”, posiblemente debido al hecho de que las sanciones del reporte en donde
se discutió permanecen clasificadas. Así, el fracaso de Levin y su staff para
darle seguimiento a Kearns, el oficial militar clave que guardó las notas de
Jessen y que ayudó a desarrollar el curso en el que esas notas se basaron fue
citado en el reporte, sugiriendo que la investigación de Levin es un tanto incompleta.
Control y dependencia
Una copia del programa del SV-91, obtenida por Truthout de otra fuente que solicitó anonimidad,
declara que la clase fue creada “para proveer entrenamiento especial para
individuos seleccionados que podría permitirles soportar métodos de explotación
en el caso en el que fueran capturados durante operaciones en tiempos de
paz…para lidiar con tal explotación y negar a sus captores información
utilizable o propaganda”.
Aunque el programa se enfoca en propaganda e interrogación como medio principal para la explotación de prisioneros, las
notas de Jessen amplían lo que fue enseñado a los estudiantes de SERE y más
adelante utilizando contra detenidos capturados después del 11/9. Escribió que
los captores de un prisionero buscan “explotarlo” a través del control y la dependencia.
“Desde el momento en el que estás detenido (si algún tipo de explotación es la meta de tu captor) todo lo que él haga será planeado
para establecer estos factores: CONTROL, DEPENDENCIA, OBEDIENCIA y
COOPERACIÓN”, escribió Jessen. “Tu captor trabajará para quitarte el sentido de
control. Esto será logrado mayormente eliminando el control externo (sueño,
comida, comunicación, rutina personal, etc.) …tu captor quiere que sientas que
TODO depende de él, desde el detalle más pequeño (comida, sueño, interacción
humana) hasta tu liberación o tu propia vida…querrá que estés de acuerdo con
todo lo que desea. Intentará hacer que todo, desde confort personal hasta tu
liberación, esté inevitablemente conectado con la obediencia en tu mente”.
Jessen escribió que la cooperación es la “meta final” del captor, quien desea que el detenido “vea que el captor tiene control
‘total’ sobre ti porque eres completamente dependiente de él y debes cooperar
con sus deseos. Por esto, es absolutamente inevitable el deber cooperar con él
en alguna forma (propaganda, favores especiales, confesión, etc.)”.
Jessen describió los tipos de presiones que serían ejercidas sobre el prisionero para lograr la meta, incluidos “miedo de lo
desconocido, pérdida de control, deshumanización, aislamiento”, y el uso de
privación sensorial e “inundación” sensorial. También incluyó privación
“física” en su lista de “presiones” para el captor.
“Al contrario de experiencias diarias, de hecho, como detenido podríamos ser sujetos a estresantes o presiones coercitivas que no
podemos controlar completamente”, escribió. “Si estos estresantes son
manipulados y aumentados en contra nuestra, el efecto acumulado podría
empujarnos hacia afuera del rango óptimo de funcionamiento. Esto es lo que el
captor quiere, sacarnos de balance.
“El captor quiere que experimentemos una pérdida de compostura
en esperanzas que pueden ser manipuladas en un tipo de colaboración…”, escribió
Jessen. “Aquí es cuando estás más vulnerable a ser explotado. Aquí es cuando es
más probable que cometas errores, muestres emociones, actúes de manera
impulsiva, te desanimes, etc. Todavía estás suficientemente cerca para estar
intacto que podrías parecer convincente y tu comportamiento podría simular ‘no forzado’”.
Kearns dijo, basado en lo que ha leído en documentos no clasificados del gobierno y reportes de noticias acerca del rol que SERE
jugó en el programa de tortura del gobierno de Bush, que Jessen claramente
aplicó la “ingeniería inversa” a su plan de lección y utilizó métodos de
resistencia para abusar detenidos de la “guerra contra el terror”.
El curso de SSTP fue “específica e intencionalmente
diseñado para asistir a personal estadounidense prisionero en detención
hostil”, dijo Kearns. Éste “no fue diseñado para interrogación y
ciertamente no para torturar. No éramos interrogadores, éramos actores que
introducían técnicas enemigas de explotación en escenarios de supervivencia
mientras el estudiante aprendía objetivos en lo que llamábamos ambientes al
estilo de Sócrates. Más específicamente, las técnicas de resistencia eran
aprendidas a través de experiencias emocionales significativas que estaban
destinadas a inculcar rutinas de supervivencia a confiables y de largo plazo en
la memoria de los estudiantes. La única regla que teníamos era “manos de encima”. Ningún operador
humano podía ponerle las manos encima a un estudiante en algún escenario de “juego
de rol’ porque sabíamos que no podíamos llegar a ese punto en el mundo real”.
Pero después de que Jessen fue contratado, contiende Kearns, Aldrich inmediatamente lo entrenó para convertirse en un
interrogador de simulación utilizando “métodos SERE rudos de interrogación
incluso si los oficiales de servicios médicos fueron explícitamente excluidos
del “ponerles las manos encima” en escenarios de resistencia”.
Aldrich, quien ahora trabaja para el Centro para Protección Personal y Seguridad
en Spokane, no regresó las llamadas para comentar al respecto.
“Ensayo de tortura”
El papel acompañante que Jessen escribió y venía incluido en sus notas, que también entregó Kearns a
Truthout, describe de manera inquietante los mismos métodos de tortura
que el personal militar estadounidense enfrentaría durante la detención en la
que Jessen y Mitchel aplicarían la “ingeniería inversa” un poco más de una
década después y que la CIA y el DoD usaría en contra de los detenidos.
De hecho, en un ensayo subsecuente llamado “Comprendiendo al prisionero de amiente de guerra”, Jessen menciona cómo un
prisionero será quebrado en un intento de llegar al punto en que “colabore” con
su “captor”.
“Este asunto de colaboración es “la fuerza controlada más prominentemente deliberada en contra del prisionero de guerra”, escribió
Jessen. “La habilidad del prisionero de guerra de resistir exitosamente la
colaboración y de afrontar con el severo y obvio conflicto de
acercamiento-evasión es complicado en un sistema y calculado por sus captores”.
“Estas complicaciones incluyen: amenazas de muerte, presiones físicas incluida la tortura que resulta en perturbaciones
psicológicas o deterioro, dieta inadecuada e instalaciones sanitarias con
constante debilitación y enfermedad, ataques a la salud mental a través del
aislamiento, reforzamiento de ansiedades, privación de sueño, privación o
inundación de estímulos, desorientación, pérdida de control de posición interna
y externa, ataque directo o indirecto de los estándares de honor del prisionero
de guerra, pérdida de la fe en sí mismo, en su organización, familia, religión,
creencias políticas…pocos parecen capaces de mantenerse completamente inmunes a tal comportamiento
rigoroso a través de todas las vicisitudes de la larga captividad . Confrontado
con estas condiciones, el prisionero de guerra sin preparación, experimenta
niveles inmanejables de miedo y desesperación”.
“Técnicas específicas de resistencia a la tortura”, escribió Jessen, “enseñadas a e implementadas por el miembro militar en el
escenario del prisionero de guerra son clasificadas” y no fueron discutidas en
el ensayo que escribió. Añadió que “los estudiantes de entrenamiento en
resistencia deben de terminar con capacidades útiles de resistencia y un
entendimiento claro de que pueden tener resistirse a la captividad, la
interrogación o tortura de manera exitosa”.
Kearns también se negó a citar técnicas de interrogación específicas utilizadas durante el entrenamiento SERE porque esa
información todavía es clasificada. Tampoco quiso comentar acerca de si los
métodos de interrogación implementados correspondían o eran similares a los
identificados en el memo de
tortura del 2002 escrito por los ex abogados del Departamento de Justicia
John Yoo y Jay Bybee.
De cualquier manera, según el reporte del Comité de Servicios Armados “el entrenamiento de resistencia SERE…fue utilizado para informar”
el memo de tortura de Yoo y Baybee, específicamente, de cerca de doce de las
técnicas brutales que fueron utilizadas en los detenidos, que incluían “waterboarding”, privación de sueño,
posiciones dolorosas de estrés, aventarlos contra muros y meter a los detenidos
en espacios confinados como un contendor en donde el movimiento es restringido.
El oficial de Servicios Técnicos de la CIA le dijo a Yoo y a Baybee que las
técnicas SERE utilizadas para informar el memo de tortura no provocaban daño,
de acuerdo a documentos desclasificados del gobierno.
Muchas de las “complicaciones” o técnicas de tortura de las que Jessen escribió, muestran los documentos desclasificados del
gobierno, se convirtieron en métodos estándar de interrogación utilizados en
contra de todos los detenidos de alto valor en custodia de la CIA a principios
del 2002, incluido Abu Zubaydah y el auto proclamado autor de los ataques del
11/9 Khalid Sheikh Mohammed, así como en detenidos en Guantánamo y prisiones en
Irak y Afganistán.
El asunto de “colaboración” con el detenido de uno, que Jessen describe como el término de control de prisionero más importante, es
un tema común entre historias de detenidos que fueron torturados y luego
liberados de Guantánamo.
Por ejemplo, Mamdouh Habib, un ciudadano australiano que fue entregado a Egipto y a otros países en donde fue torturado antes de ser
enviado a Guantánamo, escribió en sus memorias “Mi historia: el cuento de un
terrorista que no lo era”, después de ser liberado sin cargos, que los interrogadores
en Guantánamo “intentaron hacer que los detenidos desconfiaran de los demás
para que pudiera informar acerca de otros durante las interrogaciones”.
Binyam Mohamed, ciudadano británico nacido en Etiopía, quien fuera entregado por los Estados Unidos a una prisión clandestina en
Marruecos, dijo que el informante de inteligencia británico, una persona que él
conocía y que fue reclutado, entraba a su celda en Marruecos y le decía que, si
se convertía en un informante para los ingleses, su tortura, que incluía cortes
en su pene, terminaría. En diciembre del 2009, oficiales del gobierno británico
publicaron documentos que mostraban que Mohamed fue sujeto a técnicas de
tortura SERE durante su captividad en la primavera del 2002.
Abdul Aziz Naji, un prisionero argelino en Guantánamo hasta que fue forzosamente repatriado en contra de sus deseos a Argelia en
julio del 2010, le dijo a un periódico argelino que “a algunos detenidos les
prometían una oportunidad de asilo político a cambio de espiar dentro de los
campos de detención”.
Mohamedou Ould Salahi, cuyo apellido a veces se escribe como “Slahi”, de Mauritania, fue torturado en Jordania y Guantánamo. El
periodista investigativo Andy Worthington reportó que
Salahi fue sujeto a “aislamiento prolongado, privación de sueño prolongada,
golpes, amenazas de muerte y amenazas de que llevarían a su madre a Guantánamo
y la violarían en grupo” a menos de que colaborara con sus interrogadores.
Salahi finalmente decidió convertirse en un informante en el 2003. Como
resultado, a Salahi le fue permitido vivir en un espacio especial con reja, con
televisión y refrigerador, en donde pudo cultivar, escribir y pintar, “separado
de otros detenidos en un capullo diseñado para recompensar y proteger”.
De cualquier manera, a pesar de colaborar con los detenidos, el gobierno estadounidense montó una defensa vigorosa en contra de
la petición de habeas corpus de Salahi. Su caso continúa en el limbo legal. El
destino de Salahi habla acerca de la lección que Habib aprendió en Guantánamo:
“jamás puedes satisfacer a tu interrogador”. Habib sintió que los informantes
jamás eran liberados “porque los americanos los usaron en contra de otros detenidos”.
El contrato multi millonario del gobierno de Jessen y Mitchell fue terminado
por el director de la CIA Leon Panetta en el 2009. Según el reporte de la Associated
Press, la CIA accedió a pagar $5 millones de dólares por las cuentas
legales incurridos por su consultoría.
Recientemente una queja presentada en contra de Mitchell con la Junta de Examinadores y Psicólogos del estado de Texas por
parte de un psicólogo de San Antonio, un abogado que defendió a tres
sospechosos de terrorismo encarcelados en Guantánamo y por el abogado de
Zubayda Joseph Margulies. Sus quejas, que buscaban quitarle a Mitchell su
licencia para practicar psicología por violar las reglas de la junta como
resultado del papel que jugó durante la tortura de detenidos, fue descartada
debido a lo que la junta dijo que era falta de evidencia. Mitchell, que vive en
Florida, tiene licencia en Texas. Una queja similar contra Jessen podría ser
presentada próximamente en Idaho, en donde tiene su licencia y practica psicología.
Kearns, quien tomó un curso en psicoterapia cognitiva en 1988 impartido por Jessen, todavía no puede comprender qué motivó a su ex
colega a pasarse al “lado obscuro”.
“Bruce Jessen sabía qué era lo mejor”, Kearns, quien se retiró en 1991 y quien ahora trabaja en su doctorado en psicología
educacional, dijo. “Su acto artero es deplorable para mí y me atormentará por
el resto de mi vida”.
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|