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LA PRÓXIMA FRONTERA: TRUMP Y LAS ARMAS ESPACIALES

Karl Grossman*
FORO CONTRA LA GUERRA IMPERIALISTA Y LA OTAN
12 DICIEMBRE, 2016

Es muy probable que la administración Trump haga movimientos para que se realice un despliegue espacial armamentístico por parte de Estados Unidos. Si esto ocurre, será profundamente desestabilizador, iniciándose así una carrera armamentística y también posiblemente llevará a la guerra en el espacio.

Durante décadas ha existido un interés por parte de las administraciones de Estados Unidos (la administración Reagan fue un ejemplo relevante con su plan de la “Guerra de las Galaxias”) en colocar armas en el espacio, pero esto ha ido alternándose con administraciones más o menos contrarias a ello; la administración Obama es un ejemplo.

No obstante, ninguna administración norteamericana ha apoyado el trabajo de Naciones Unidas, desde sus inicios en 1985, para alcanzar un tratado, como declara su título, de Prevención de la Carrera Armamentística en el Espacio Exterior. Canadá, Rusia y China han liderado la iniciativa de aprobar urgentemente este tratado, PAROS (por sus siglas en inglés), y ha habido prácticamente un apoyo universal de todas las naciones del mundo. Pero obstaculizándolo, las administraciones de Estados Unidos han impedido su aprobación, una tras otra.

Con la administración Trump, es probable algo más que simplemente “no apoyar” el tratado PAROS. Está en perspectiva una ofensiva por parte de Estados Unidos para colocar armamento en el espacio

El estamento militar estadounidense ha venido persiguiendo desde hace tiempo el emplazamiento de armas en el espacio. El Comando Espacial de la Fuerza Aérea y el Comando Espacial de Estados Unidos (ahora fusionados en el Comando Estratégico de Estados Unidos) han definido el espacio, en repetidas ocasiones, como “el último terreno elevado”(1). Ha existido un desarrollo continuado de armas espaciales.

El físico atómico Edward Teller, la figura principal en el desarrollo de la bomba de hidrógeno y fundamental en la fundación del Laboratorio Nacional Lawarence Livermore de California, sugirió a Ronald Reagan, cuando era gobernador de California y visitó el laboratorio, un plan para poner en órbita bombas de hidrógeno, que se convirtió en la base inicial de la “Guerra de las Galaxias” de Reagan. Las bombas debían activar a los láseres de rayos X. “A medida que la bomba en el núcleo de una estación de combate de rayos X hiciera explosión, destellarían múltiples haces chocando contra blancos múltiples antes de que la estación entera se consumiese en una bola de fuego nuclear”, explicaba el periodista del New York Times, William Broad, en su libro “Star warriors” (Guerreros del espacio).

El proyecto de Teller de la bomba H en órbita, cuyo nombre en código era Excalibur, fue abandonado al final, en parte, según Broad, porque otro consejero de Reagan, el teniente general del ejército, Daniel O.Graham, tenía la impresión de que “ el público americano nunca aceptaría la colocación en el espacio de armas nucleares”.

Por ello, hubo un giro en la “Guerra de las Galaxias” hacia plataformas de combate con reactores nucleares o super generadores termoeléctricos de radioisótopos alimentados con plutonio a bordo, que proporcionarían la energía para armas de hipervelocidad, haces de partículas y también armas laser.

¿Con qué tipo de armamento espacial podrían convencer los científicos y militares a Trump?

Bajo Trump, el Partido Republicano Mirará de Cerca al Armamento Espacial”, éste era el titular de un artículo del mes pasado en “Roll Call”(2), un medio fiable de comunicación de más de 61 años de antigüedad con sede en Washington. El artículo expresaba que, “Para Trump, los programas militares espaciales y de defensa antimisiles no han recibido apenas atención, en comparación con otras propuestas de defensa del presidente electo… Pero los expertos esperan que estos programas representen una parte significativa de lo que posiblemente va a ser un aumento del presupuesto de defensa, que potencialmente ascenderá a 500.000 millones de dólares o más en el próximo decenio”.

Se prevé un fuerte apoyo a los planes del presidente Republicano por parte del Congreso, que está dominado por ese partido. Roll Call destacó que el congresista Trenk Franks, republicano de Arizona y miembro del Comité de Servicios Armados de la Cámara, dijo: “la mano ahora reforzada en Washington del Partido Republicano, significa que se aproxima el gran dia para la financiación de los programas dirigidos a desarrollar armamento que pueda ser desplegado en el espacio”.

También se señalaba que Franks dijo: “Era la mentalidad Demócrata que nos ha originado un retroceso en los activos de defensa espacial hasta llegar ostensiblemente a “no desplegar armas en el espacio”, mientras nuestros enemigos procedían a hacer precisamente esto y ahora nos encontramos con un déficit importante”.

En cuanto a cuales son las armas espaciales en las que la administración Trump pudiera estar interesada, el sitio web Blasting News(3) en un artículo del mes pasado titulado “La Administración de Donald Trump desarrollará armas espaciales”, se refería a lo que se ha llamado “Varas de Dios” (rods from God). El artículo comenzaba así: “Uno de los cambios significativos que la administración entrante de Trump contempla para defensa, es el desarrollo de armamento en el espacio”. Continuaba: “otro enfoque que va a considerar la administración entrante será el armamento en el espacio que pueda alcanzar objetivos en la Tierra. Una idea que ha andado rondando durante decenios es un sistema que consistiría en un proyectil de tungsteno con un sistema de navegación. Bajo una orden, estas “Varas de Dios”, como se las denomina poéticamente, entrarían en la atmósfera de la Tierra, a 36.000 pies por segundo y alcanzarían un blanco, destruyéndolo, incluso aunque éste estuviera en un bunker subterráneo superreforzado.

En un artículo de opinión de dos “asesores políticos senior de Trump” titulado “Visión espacial de Donald Trump: paz mediante la fuerza” en la publicación Space News de Octubre, se señalaba que la administración Trump “abrirá el camino de las tecnologías emergentes que tienen el potencial de revolucionar la guerra… Las prioridades de Trump para nuestro programa espacial son claras: debemos reducir nuestras vulnerabilidades actuales y asegurar que nuestros mandos militares tienen las herramientas espaciales necesarias para sus misiones”. Los que realizaron las declaraciones fueron, Robert Walker, que como congresista presidió la Comisión de la Cámara de Representantes sobre Ciencia, Espacio y Tecnología y ahora es presidente de la Comisión sobre el Futuro de la Comisión Aeroespacial Norteamericana, y Peter Navarro, profesor de negocios en la Universidad de California-Irvine.

Bruce Gagnon, coordinador de la Red Global Contra las Armas y la Energía Nuclear en el Espacio (4) manifiesta: “Aunque los detalles de los planes de Trump y el Congreso Republicano sobre armas espaciales aún no se conocen completamente, han ido apareciendo algunas propuestas iniciales inquietantes”. Durante 25 años, la red con sede en Maine ha sido LA organización que trabaja internacionalmente en estos temas espaciales.

Gagnon continuó: “Las sugerencias de incrementar el gasto del Pentágono para colocar armas ASAT (anti satélite) (5) en el espacio son posiblemente las más perturbadoras, porque estos sistemas indican que la mentalidad de una guerra general espacial, está en la mente de algunos de los que llegan ahora al poder. Esto no solo podría conducir a una guerra total global, sino que la devastación en el espacio sellaría el destino de las futuras generaciones, ya que extensiones masivas de basura espacial destruirían cualquier esperanza de viajar o explorar el espacio”.

“Los líderes Republicanos están sugiriendo que es procedente expandir los llamados sistemas de “defensa de misiles” (MD), utilizados actualmente para cercar a Rusia y China y que incluyen un gran incremento de destructores del sistema Navy Aegis equipados con interceptores MD. El sistema MD es un elemento clave para la planificación por parte del Pentágono de un ataque preventivo y provocaría naturalmente, represalias de Moscú y Beijin”.

“El mundo no necesita una nueva carrera armamentística espacial-sobre todo cuando deberíamos usar nuestros recursos para acometer los problemas reales del cambio climático y de pobreza creciente debido al aumento de las desigualdades económicas” continuó Gagnon.

“El enorme coste de una carrera armamentística espacial liderada por Trump está haciendo la boca agua a la industria aeroespacial y a sus inversores ante la perspectiva de un aumento de beneficios. Pero el tema real que hay que considerar es cómo la administración de Trump pagaría por aquello que una vez el Pentágono describió como el proyecto industrial más caro en la historia de la humanidad. Trump ya ha declarado que él reducir impuestos a las empresas. ¿Significaría esto que el Medicare (Sistema de Salud) y la Seguridad Social estarían entre los candidatos al recorte espacial?”

“Rusia y China han apelado durante años a la ONU, suplicando a los Estados Unidos unas negociaciones de verdad para establecer un tratado de prohibición de armas en el espacio, con la idea de cerrar la puerta del establo antes de que el caballo salga”, afirmaba Gagnon. “Durante las administraciones Republicanas y Demócratas, los Estados Unidos han bloqueado el desarrollo de ese tratado preventivo, alegando que ‘no hay problema’. El complejo industrial militar, que contempla el espacio como un nuevo campo de beneficios, ha asegurado que las negociaciones sobre un tratado de Prevención de la Carrera Armamentística en el Espacio Exteriorestaban muertas antes de su inicio”.

“A Rusia y a China solo las quedará una opción: tendrán que responder adecuadamente a los intentos de Estados Unidos de ‘controlar y dominar el espacio’,tal como se exige en el documento de planificación del Comando Espacial de Estados Unidos Vision para 2020”. Continúa Gagnon: “El mundo no se puede permitir una nueva carrera de armamentos, ni tampoco puede, el público en general, permitir a la administración Trump despilfarrar el tesoro nacional, basándose en la idea descabellada de que Estados Unidos será el ‘Señor del Espacio’”. (Master of Space es el lema de la 50ª Ala Espacial del Comando Espacial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos). “Ahora es el momento de hablar claro contra la guerra en el espacio, antes de que se derroche más dinero y comience el tiroteo”.

He escrito durante muchos años sobre el armamento espacial (incluyendo mi libro Armas en el Espacio) y en televisión (incluyendo la escritura y narración de los documentales Armas Nucleares en el Espacio: La Nuclearización y el Armamento de los Cielos y también El Retorno de las Guerras de las Galaxias. los Estados Unidos y por el mundo.

En Armas en el Espacio, relato una presentación que hice en 1999 ante las Naciones Unidas en Ginebra. Al día siguiente se iba a producir una votación sobre el tratado PAROS. Según iba a presenciar la votación, vi a un diplomático de los Estados Unidos que había estado en mi presentación y no le había gustado mucho. Nos acercamos y me dijo que le gustaría hablar conmigo anónimamente. En la calle, delante de los edificios de Naciones Unidas, me dijo que los Estados Unidos tienen problemas con sus ciudadanos para desplegar un gran número de tropas sobre el terreno. Sin embargo, los militares estadounidenses creen que: “podemos proyectar el poder desde el espacio” y es por eso por lo que el estamento militar se movía en esta dirección. Yo le objeté que si los militares hacían avances en las armas del espacio, otras naciones se enfrentarían a Estados Unidos de la misma forma, desencadenando una carrera de armamento espacial. El me respondió que los militares de Estados Unidos habían hecho análisis y habían determinado que China llevaba “30 años de retraso” en relación con la industria militar espacial estadounidense y que Rusia “no tiene el dinero necesario”.

Luego él se fue a votar y yo pude observar cómo volvía a haber un apoyo internacional abrumador para el tratado PAROS, pero Estados Unidos lo obstaculizaba. Como se necesitaba el consenso para la aprobación del tratado, éste fue una vez más bloqueado.

Y esto era durante la administración Clinton.

En 2001, con la elección de George W. Bush, el armamento espacial volvió a estar en alta ebullición en lugar de baja ebullición, como había estado durante la época Clinton.

Entonces comencé a trabajar en el documental televisivo El Retorno de la Guerra de las Galaxias que puede verse aquí.(6)

Y también ese año, ofrecí una presentación ante los miembros del Parlamento Británico en Londres. En ella, esbozaba el plan recién publicado de la Comisión Espacial, dirigida por el entonces Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld. Señalé que en él se afirmaba: “En el próximo período los Estados Unidos llevarán a cabo operaciones, hacia, desde, dentro y a través del espacio, en apoyo de sus intereses nacionales tanto terrestres como espaciales”. Señalé cómo se urgía al presidente de Estados Unidos a “tener la opción de desplegar armas en el espacio”.

A partir del informe Vision para 2020, del Comando Espacial de Estados Unidos, extraje que hablaba de “dominar la dimensión espacial de las operaciones militares, para proteger los intereses e inversiones de Estados Unidos, integrando las Fuerzas Espaciales en las capacidades de combate en todo el espectro del conflicto”.

“Lo que está haciendo Estados Unidos, “dije, “desestabilizará el mundo”.

Propuse que el Tratado del Espacio Exterior de 1967, firmado por todas las naciones del mundo (incluyendo los Estados Unidos): “sea reforzado para prohibir todas las armas en el espacio”. Este prohíbe simplemente las armas de destrucción masiva. “Debieran añadirse mecanismos de verificación”, comenté. “Y el espacio debe guardarse para la paz”.

La ebullición rápida que supuso el empuje para armamento en el espacio durante la administración Bush, volvió a una baja ebullición con Obama. No obstante, desde el principio, no fue una total oposición. Momentos después de que Obama jurara el cargo en 2009, la página web de la Casa Blanca mostraba una declaración de la política de la nueva administración, que perseguía “una prohibición mundial de armas que interfirieran con los satélites militares y comerciales”. Esto se interpretó en general, como que se ponía fin a los intentos norteamericanos de colocar armas en el espacio. Según informó Reuters: “El compromiso del Presidente Obama de conseguir una prohibición global de armas en el espacio marca un giro radical en la política estadounidense”.

Pero la declaración desapareció pronto del sitio web y se le atribuyó a un joven subalterno.

La Red Global Contra las Armas y la Energía Nuclear en el Espacio celebrará una conferencia anual y de protesta entre el 7 y 9 de Abril en Huntsville, Alabama, un lugar muy adecuado. Como señala la organización en su anuncio, el Arsenal Redstone del Ejercito de los Estados Unidos en Huntsville (7) ”era el lugar a donde, después de la segunda guerra mundial, los Estados Unidos llevaron a científicos aeroespaciales nazis para utilizar su experiencia tecnológica y ayudar a la creación del programa espacial y armamentístico”.

El profesor Jack Manno de la Facultad de Ciencias Medioambientales y Forestalesde la Universidad Estatal de Nueva York, escribió en su libro, Armando los Cielos: la Agenda Militar Oculta para el Espacio, 1945-1995: “Muchos de los planes iniciales de guerra espacial fueron ideados por científicos que habían trabajado para los militares alemanes, científicos que trajeron sus cohetes espaciales y sus ideas a América después de la guerra”.

“Fue como un proyecto deportivo profesional,“ cuenta Manno. Casi 1000 científicos de este tipo fueron llevados a los Estados Unidos; “muchos de ellos alcanzarían luego posiciones de poder en el estamento militar estadounidense, la NASA y la industria aeroespacial”. Entre ellos estaban “Werner Von Braun y su colegas del cohete V-2”, que comenzaron a “trabajar en cohetes espaciales para el ejército norteamericano” y en el arsenal Redstone de Huntsville, “se les encomendó la tarea de producir un misil balístico de alcance intermedio para transportar armas atómicas de combate hasta 200 millas. Estos alemanes produjeron un cohete V-2 modificado renombrado como Redstone… Huntsville se convirtió en uno de los principales centros de actividades militares espaciales de Estados Unidos”.

Y todavía lo es.

Manno escribió en su libro de 1984: “La verdadera tragedia de una carrera espacial de armamentos no serán tanto las armas, que evolucionan (muy difícilmente pueden ser peores que las que ya tenemos), sino que al extender y acelerar la carrera espacial en el siglo XXI, se habrá perdido la oportunidad de avanzar hacia un mundo seguro y pacífico. Aunque los militaristas logren armar los cielos y ganar superioridad sobre enemigos potenciales en el siglo XXI, la tecnología en manos del terrorismo (armas químicas, bacteriológicas, genéticas, psicológicas y las bombas nucleares transportables) prolongarán la ansiedad de una inseguridad constante. Solamente eliminando las fuentes de tensión internacional a través de la cooperación y el desarrollo compartido podrá alcanzarse cualquier tipo de seguridad nacional en el próximo siglo. El Espacio, que es un entorno intrínsecamente internacional, podría ofrecer la oportunidad para el comienzo de tal desarrollo”.

Sobre mi libro “Armas en el Espacio”, Manno dijo en 2001 que lo que buscan aquellos que quieren poner armas en el espacio es “el control sobre la tierra”. Decía que los científicos nazis representan un importante “ vínculo histórico y técnico, así como ideológico… el objetivo es… disponer de la capacidad de llevar a cabo una guerra global, incluyendo sistemas de armamento ubicados en el espacio”.

Y ahora se nos viene una administración de Trump. Y también un probable armamento de los cielos, a menos que lo detengamos, y debemos hacerlo. Conecte con la Red Global Contra las Armas y la Energía Nuclear en el Espacio.

(Siga el debate en Facebook)

* Karl Grossman es profesor de periodismo en la Universidad Estatal de Nueva York. Es autor del libro “The wrong stuff: The Space’s Program Nuclear Threat to Our Planet”. Está asociado al grupo de vigilancia de medios de comunicación “Fairness and Accuracy in Reporting” (FAIR). Ha colaborado en el libro “Hopeless: Barack Obama and the politics of Illusion


Artículo publicado originalmente, en inglés, en Conuterpunch, el 7 de diciembre de 2016: http://www.counterpunch.org/2016/12/07/the-next-frontier-trump-and-space-weapons/

Traducido para el Foro Contra la Guerra Imperialista y la OTAN por Nuria Blanco de Andrés.


Notas de la Traductora

(1) Ultimate High Ground : El título proviene de un informe de 2003 publicado por la corporación RAND, “Dominando el “Ultimate High Ground”. "Próximos pasos en los usos militares del espacio”.El término “terreno elevado” (high ground), en este contexto, es una expresión militar conocida, que se refiere a una posición geográfica de terreno elevado que es tácticamente ventajosa. El espacio proporciona la definitiva visión dominante, en muchos sentidos. Ver: http://steverowell.com/index.php/archive/ultimate-high-ground/

(2) Roll-call es un periódico publicado en Washington sobre las noticias del Congreso y el Capitolio. También está on- line en www.rollcall.com

(3) http://us.blastingnews.com/news/2016/11/donald-trump-administration-to-develop-space-weapons-001276241.html

(4) http://www.space4peace.org/

(5) Un “arma antisatélite” es un arma espacial diseñada para incapacitar o destruir satélites con fines estratégicos militares.

(6) https://www.youtube.com/watch?v=7bdMzE3N5iw

(7) El Arsenal Redstone se encuentra cerca de la ciudad de Huntsville en Alabama, EE.UU. Se estableció en 1941 durante la Segunda Guerra Mundial, principalmente para servir como un centro productor de armas químicas. La base se utiliza como el centro de los programas de misiles y cohetes del Ejército de los Estados Unidos. También facilita que otras fuerzas de defensa realicen entrenamientos y pruebas. El ejército estadounidense eligió el Arsenal de Redstone para consolidar el programa de cohetes, ya que el área está dotada de grandes espacios vacíos y edificios vacíos, y está bien conectado por carretera y ferrocarril. La base se extiende sobre 38.248 acres de tierra. http://www.army-technology.com/projects/redstonearsenalalaba/


 

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