La pesadilla de Guantánamo tiene que acabar
Cesar Chelala
marzo 1, 2021
La intención declarada del presidente Joe Biden de cerrar la prisión de
Guantánamo ofrece la esperanza de poner fin a un episodio vergonzoso en la
historia más reciente de los Estados Unidos. Los abusos
cometidos en Guantánamo han sido criticados por muchos países de todo el mundo
y condenados por todas las principales organizaciones de derechos humanos.
El Constitution Project, un grupo de investigación y defensa no partidista con sede en Washington, declaró que “Las
fuerzas de los EEUU, en muchos casos, utilizaron técnicas de interrogatorio de
detenidos que constituyen tortura. El personal estadounidense realizó un número
aún mayor de interrogatorios que involucraron “tratos crueles, inhumanos o
degradantes”. Ambas categorías de acciones violan las leyes estadounidenses y
los tratados internacionales. Tal conducta fue directamente contraria a los
valores de la Constitución y de nuestra nación”.
Igualmente criticable ha sido la implicación del personal
médico que supervisó el interrogatorio de los detenidos, situación denunciada
por la Open Society y el Instituto de Medicina como Profesión (IMAP) hasta el punto de que el Departamento
de Defensa de Estados Unidos (DOD) consideró a esos profesionales de la salud
como “oficiales de seguridad en lugar de médicos”. En su
informe “Privación y desesperación: la crisis de la atención médica en Guantánamo”,
Médicos por los Derechos Humanos (EE. UU.) ofrece un relato detallado de los
abusos a los que fueron sometidos los detenidos en Guantánamo. Un
argumento para negar las protecciones constitucionales a los prisioneros de
Guantánamo se basa en la acusación de que Guantánamo está en Cuba, fuera de
suelo estadounidense. El respeto de la dignidad humana básica, sin embargo, no está limitado por la
nacionalidad o el territorio. Y si la Declaración de Derechos
consagrada en la Constitución de Estados Unidos no fuera suficiente, el derecho
internacional de los derechos humanos (consuetudinario y basado en tratados
existentes) extiende dicha protección a los detenidos de Guantánamo. Aunque, según informes recientes, el abuso más flagrante de los presos
en Guantánamo ha cesado, mantener esta instalación abierta perpetúa una
situación de injusticia, en caso de que las preocupaciones éticas
graves no sean suficientes.
Existen algunos obstáculos prácticos obvios para cerrar Guantánamo,
incluida la necesidad de garantizar que algunos prisioneros ya no representen
una amenaza y de reubicar a los que sí lo sean, un desafío agravado por la
pandemia de coronavirus. Un punto de partida para abordar estas cuestiones
es restablecer el puesto de enviado de cierre de Guantánamo
en el Departamento de Estado. El cargo fue creado por el expresidente Barak
Obama pero eliminado por el expresidente Donald Trump.
El Pentágono debe reiniciar una revisión exhaustiva de los casos de los
prisioneros restantes para determinar quiénes de ellos continúan representando
una amenaza para la seguridad y acelerar los casos que no lo hacen. Uno de los desafíos de política exterior más difíciles para la
administración Biden es continuar su guerra contra el terrorismo sin dejar de
adherirse a las normas internacionales de derechos humanos. En su
informe titulado “Estados Unidos: corregir lo incorrecto”, Amnistía
Internacional dice: “Después de un período en el que muchos problemas sociales,
ambientales y de justicia apremiantes se han retrasado, el plato de la
administración Biden sin duda estará lleno. Pero no tan completo como para no
poder priorizar y dar recursos para el cierre del centro de detención de
Guantánamo, comenzar a trabajar de inmediato por una resolución legal de cada
caso y comprometerse con un nuevo y pleno respeto por parte de los EE. UU. por
el derecho internacional de los derechos humanos.
No se trata solo de las detenciones de hoy, sino también de los crímenes
cometidos bajo el derecho internacional y de la continua falta de rendición de
cuentas y reparación por ellos. También se trata del futuro, de avanzar hacia
el vigésimo aniversario del 11 de septiembre y más allá con Estados Unidos
luchando por una justicia real y duradera y con el compromiso de ser un
verdadero defensor de los derechos humanos”.
Las condiciones en las que se ha mantenido a los prisioneros en Guantánamo han sido una mancha indeleble en la reputación de
Estados Unidos en todo el mundo. El cierre de esta infame instalación sería una señal de un cambio bienvenida en la
política nacional e internacional de Estados Unidos. El momento de cerrar
Guantánamo es ya.
Fuente: https://www.viceversa-mag.com/la-pesadilla-de-guantanamo-tiene-que-acabar/
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|