Nos preparamos para navegar hacia Gaza
Sigamos siendo humanos
Kathy Kelly CounterPunch 28 de junio de 2011
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La semana pasada, recién llegado a Atenas como parte del proyecto
estadounidense Barco a Gaza, nuestro equipo de activistas se reunió para
entrenarse en la no violencia. Estamos aquí para navegar hacia Gaza, desafiando
el bloqueo naval israelí, en nuestro barco "The Audacity of Hope" [La audacia de
la esperanza]. Nuestro equipo, y las tripulaciones de otros nueve barcos de
países en todo el mundo, queremos que Israel termine su letal bloqueo de Gaza y
permita que nuestras tripulaciones desembarquen para encontrar a los gazanos. El
barco estadounidense lleva más de 3.000 cartas de apoyo a una población que
sufre su quinta década de continua ocupación de facto, ahora en la forma de un
bloqueo militar que controla el mar y el cielo de Gaza, salpicado de frecuentes
incursiones militares mortíferas, que ha desolado la economía y a la gente de
Gaza hasta el nivel exacto de crueldad considerado aceptable por la población de
EE.UU., el aliado más incondicional de Israel.
La flotilla internacional del año pasado fue brutalmente atacada y los
israelíes dispararon contra el barco turco desde el aire, e hicieron una
secuencia de vídeo amañada del pánico resultante para presentarla al mundo a fin
de justificar nueve muertes, una de un ciudadano estadounidense, en su mayor
parte asesinatos al estilo de ejecuciones. Por lo tanto es esencial, aunque un
poco extraño, que planifiquemos cómo reaccionar ante ataques militares. Las
noticias desde Israel dicen que sus comandos navales se preparan para utilizar
perros de ataque y francotiradores para abordar los barcos. En el pasado han
utilizado cañones de agua, pistolas taser, bombas fétidas, bombas de ruido,
pistolas paralizantes, gas lacrimógeno y aerosoles de pimienta contra los
pasajeros de las flotillas. He tratado de hacer una lista mental de las
reacciones plausibles: sacarse las gafas, ponerse chalecos salvavidas, sujetarse
con cuerdas a los ganchos para no deslizarse por la cubierta, llevar media
cebolla para contrarrestar el efecto del gas lacrimógeno, acordarse de
respirar.
Se informa de que el ejército israelí se está entrenando para un feroz ataque
con el propósito de “apoderarse” de cada barco de la flotilla, la “Flotilla de
la Libertad II”. Es posible que, como pasajeros específicos del barco
estadounidense, nos libremos de las actitudes más violentas, aunque la
secretaria de Estado Hillary Clinton no las ha excluido y ha certificado
preventivamente que cualquier reacción que “provoquemos” (al navegar por aguas
internacionales a una costa que no forma parte de Israel) será una expresión del
“derecho de Israel a defenderse”. Israel dice que está preparado para una serie
de escenarios, que van “desde la no violencia” (que sabe perfectamente que los
espera) a la “extrema violencia”. Nosotros nos preparamos para no dejarnos
llevar por el pánico, y practicar no violencia disciplinada sea cual sea el
escenario que Israel decida imponer.
Si se apoderan rápidamente de nuestro barco, presumiblemente nos esposarán y
posiblemente nos colocarán capuchas antes de obligar a nuestro barco a ir a un
puerto israelí; nos sacarán del barco, nos encarcelarán y (a juzgar por sus
acciones del pasado) nos deportarán. No sé a qué país me deportarían, pero
finalmente volvería a EE.UU. y a mi ciudad natal de Chicago, y a una seguridad
que no puedo compartir con el pueblo desesperado de Gaza, o con amigos de toda
esa región tan afectada por la guerra, en gran parte instigada por mi propio
país.
La consigna de nuestra flotilla es “Sigamos siendo humanos”. Es un consejo
que la exposición a la violencia, real o imaginaria, siempre nos tienta a
olvidar. Jóvenes amigos que encontré en Afganistán, enfrentados a una situación
precaria que me cuesta imaginar, han expresado esta idea en un vídeo en YouTube
que me deja sin aliento: http://www.youtube.com/watch?v=dkiMOPoU1qA
Piden a los jóvenes de Gaza que conserven la esperanza y la capacidad de una
alegría infantil: “Amigos de Gaza: no conservéis vuestra cólera demasiado
tiempo. Manteneos unidos, ¡y amor de nosotros en Afganistán!
Mi compañero de viaje, Johnny Barker, visitó recientemente Gaza, y esta
mañana me contó una historia angustiosa sobre una familia gazana, de un
agricultor llamado Nasr, que vive cerca de la zona divisoria entre Gaza e
Israel. El primer ataque tuvo lugar en junio de 2010. Según el sitio web de
John: “…El ejército israelí atacó la casa de la familia mientras los niños
jugaban al exterior… La mujer de Nasr, Naama, estaba en el patio delantero
cuando un tanque a 500 metros de la casa disparó obuses llenos de clavos contra
la casa. La esposa de Nasr, desgarrada totalmente, se desangró hasta morir en el
patio, mientras no se permitía la llegada de ambulancias por el estrecho camino
de tierra a su casa.”
“La detención de ambulancias es una frecuente medida punitiva utilizada
contra los palestinos en Cisjordania y Gaza”
“Después del segundo ataque”, de abril de 2011, “la familia de Nasr se mudó a
una casa en la aldea, cerca del cementerio donde estaba enterrada la esposa. Una
noche, cerca de medianoche, Nasr se despertó y vio que sus hijos habían
desaparecido. Salió afuera y los encontró ante la tumba de su madre.” Al día
siguiente los sacó de esa aldea y volvió a su tierra para tratar de que
olvidaran el pasado e intentar proporcionarles un futuro que apenas pueden
esperar que sea bueno.
Espero que nuestro barco llegue a Gaza. Espero que Johnny Barker pueda volver
a visitar a Nasr y que yo pueda visitar a la familia y a los jóvenes atrapados
que me brindaron refugio durante los últimos días del aplastante bombardeo de la
“Operación Plomo Fundido” de diciembre de 2008. Espero que nuestro barco pueda
salir del muelle, debido a una “queja anónima” el gobierno de aquí ha exigido
una inspección de varios días antes de permitir que nuestro barco (en perfecto
estado de navegación) pueda partir. Con sus problemas económicos que están en
los titulares de todo el mundo, Grecia parece increíblemente vulnerable a las
intensas presiones que los gobiernos de Israel y de EE.UU. parecen dispuestos a
ejercer abiertamente: esperamos que ni el chantaje económico ni el político
logren impedir que nuestro barco parta desde el lugar cercano a Atenas donde nos
espera.
“Por favor no perdáis la capacidad humana de felicidad”. Mis amigos afganos
nos instan en el vídeo a que sigamos siendo humanos. Ali, quien habla en el
vídeo, ha sido acosado por las fuerzas de seguridad afganas desde que comenzó su
actividad con los Voluntarios Juveniles Afganos por la Paz. Lo mismo ha ocurrido
a su familia. Otros de sus compañeros, han enfrentado amenazas de muerte,
interrogatorios, incendios y robos. Su persistencia me alienta y guía, y lucho
por dejar que su ahínco me motive, porque seguir siendo humano también tiene que
ver con hacer lo correcto.
Pienso en los niños de Nasr cuando vieron morir a su madre, y pienso que si
van a seguir siendo humanos, yo y mis compatriotas debemos ayudar. Tenemos que
llegar a ser más humanos de lo que hemos logrado hasta ahora: Tenemos que hacer
sacrificios para detener los crímenes que se cometen en nuestro nombre. De
diferentes maneras, tenemos que arriesgarnos a las consecuencias de estar donde
debemos cuando hay que estar presentes. Tenemos que oponernos a la injusticia,
estar con las víctimas de la injusticia y esperar que nuestros oponentes hallen
su humanidad a tiempo, si ven suficientes ejemplos de cómo es posible. Cuando
seguimos siendo humanos, contra todas las dificultades, ese ejemplo nos
sorprende y nos ayuda a mantener nuestra esperanza en el poder de la humanidad.
Esperamos que nos permitan llegar a Gaza, esperamos que se levante el sitio, y
que en estos tiempos en los que la humanidad no se puede permitir las pesadillas
de la codicia y la ignorancia que desgarran Medio Oriente y que imposibilitan
que nuestros dirigentes se unan para encarar crisis globales cada vez más
desesperadas, cada vez más aterradoras, nosotros como especie, sin estar seguros
de su supervivencia perpetua, encontraremos de alguna manera un camino para que
seguir siendo humanos.
* La autora coordina la organización Voices for Creative Nonviolence
(www.vcnv.org ) y ha trabajado
de cerca con los Voluntarios Juveniles Afganos por la Paz. Es autora de Other
Lives, Other Dreams publicado CounterPunch / AK Press. Para contactos: Kathy@vcnv.org
Fuente: http://www.counterpunch.org/kelly06272011.html
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