James Mattis es un criminal de guerra: Yo experimente personalmente su ataque
contra Faluya
Dahr Jamail
“Information Clearing House” – “Truth Out”
8 de diciembre de 2016
El General de la Marina Retirado, James Mattis, quien se jubilo después de ser el titular de CENTCOM en 2013, ha
sido conocido recientemente por su postura contra lo que él llama “Islam
político”. ¿”Es el Islam político en el mejor interés de los Estados Unidos?” Mattis dijo en la ultra derechista Heritage
Fundación en 2015. “Sugiero que la respuesta es no, pero necesitamos tener la
discusión. Si ni siquiera hacemos la pregunta, ¿cómo incluso reconocemos cual
es nuestro lado en una pelea?”
Otro aspecto polémico de su nominación que gran parte de los medios de comunicación esta enfocando es el hecho de que para
que Mattis consiga el empleo, el Congreso tendría que aprobar nueva legislación para anular una ley federal que indica
que deben haber transcurrido siete años desde que secretarios de defensa
hayan estado en servicio activo. El Congreso sólo ha soslayado esa ley una vez
en la historia de Estados Unidos, y eso ocurrió hace más de 50 años.
Más importante aún, Mattis, conocido por algunos por el apodo de “Perro loco”, ha mostrado un insensible desprecio por
la vida humana, particularmente la de los civiles, como quedo evidenciado por
su comportamiento liderando infantes de Marina en Irak, comentarios que hizo sobre el disfrutar de los combates en
Afganistán, porque “es divertido disparar a algunas personas. Sabes, es
divertido y otros tantos problemas.
Papel de Mattis en la masacre de Haditha
Mientras que Mattis tiene una amplia experiencia militar–fungiendo como comandante supremo aliado de la OTAN y con
más de 40 años en la infantería de Marina, su apodo parece apto.
En 2003, hablando ante un grupo de soldados sobre cómo comportarse en Irak: “se Cortés, se profesional, pero ten un plan
para matar a todo el mundo que conozcas.”
Pero lo más importante, el es claramente responsable de cometer o colaborar en complicidad en varios crímenes de
guerra.
En noviembre de 2005 los marines cometieron en Irak una masacre de 24 civiles iraquíes desarmados. La matanza de hombres
desarmados, mujeres, niños y ancianos, balaceados múltiples veces a quemarropa,
fue una venganza por un ataque con explosivos en la carretera contra un convoy
de infantes de Marina. Los crímenes de guerra fueron extremadamente bien
documentados y la atrocidad atrajo la atención internacional.
Cuando llegó el momento de enjuiciar a los soldados responsables de la masacre, Mattis era el oficial superior
de los ocho acusados de crímenes en Haditha.
Mattis anulo todos los cargos imputados contra los infantes de marina acusados de matar a los civiles y de los ocho
acusados originalmente, sólo uno sigue enfrentando un posible
procesamiento, pero uno puede imaginarse el fin que tendrá eso.
El Papel de Mattis en Faluya
Mattis era el jefe de la 1ra. División de Marina del Campo Pendleton en Irak y jugo un papel determinante durante las dos
veces en que Faluya fue sitiada en 2004 por tropas de los Estados Unidos.
Durante el sitio de abril de 2004, más de 700
civiles fueron asesinados por militares de EEUU, según dijeron los médicos
iraquíes de la ciudad que entrevisté a raíz del ataque.
Mientras que reportaba desde la ciudad de Faluya durante el sitio, personalmente
presencié como los francotiradores bajo el mando de Mattis disparaban
contra mujeres, niños, ancianos y ambulancias. Naturalmente, todos esos actos
son crímenes de guerra.
Durante el sitio de noviembre de Faluya a fines de ese mismo año, que también le di
cobertura (periodística) de primera mano, más de 5.000 civiles iraquíes fueron
asesinados. Una vez terminado el sitio, la mayoría fueron enterrados en fosas
comunes.
Mezquitas fueron atacadas deliberadamente por militares de EEUU, hospitales fueron
bombardeados, personal médico fue detenido, ambulancias fueron
balaceadas, los ceses al fuego fueron violados, periodistas fueron reprimidos,
y el uso de uranio empobrecido fue generalizado. De nuevo, todas esas acciones
son crímenes de guerra.
En aquella ocasión yo fui el primero en publicar la noticia sobre el uso de fósforo blanco por parte de los militares
de Estados Unidos. El fósforo blanco es un arma incendiaria similar al napalm
ya que tiene la capacidad para quemar la carne hasta llegar al hueso. El uso de
fósforo blanco era una violación de la ley internacional, ya que se lanzo en la
ciudad cuando el Pentágono mismo había admitido que allí se encontraban
todavía al menos 50.000 civiles.
Más de 200.000 civiles fueron desplazados de sus hogares durante el sitio de noviembre, y más del 75 por ciento de la ciudad
fue destruida.
Actualmente continúa el terrible legado de contaminación del uranio empobrecido, con
muertes durante los partos y defectos de nacimiento a un ritmo astronómico,
creando una situación tan extrema que algunos médicos iraquíes la describen
como un genocidio.
La Vida bajo ataque por fuerzas lideradas por Mattis
Hoy día, al tiempo que presenciamos la ascensión planificada de Mattis como Secretario
de defensa, quisiera compartir un fragmento de mi libro Más
allá de la zona verde. Tomado de un capítulo sobre sitio de Faluya
en abril de 2004, este informe ofrece una visión clara de los crímenes de
guerra cometidos durante la gestión de Mattis, incluyendo la decisión
deliberada de atacar civiles inocentes, castigos colectivos generalizados y más:
Rodamos hacia una pequeña clínica donde deberíamos entregar nuestros suministros médicos. La pequeña clínica era
administrada por Maki al-Nazzal, quien había sido contratado cuatro días antes.
El no era un médico. El resto de la clínica improvisada en Fallujah era
en el garaje de un mecánico. Él había dormido poco la semana, igual que los
demás médicos en la pequeña clínica.
Inicialmente, la clínica solo tenía tres doctores, pero debido a que el ejército
estadounidense había bombardeado uno de los hospitales y los francotiradores
estaban disparando a las personas que intentaban entrar o salir del principal
hospital, efectivamente, solo habían dos pequeñas clínicas dando trato medico a
toda la ciudad.
Las cajas de suministros médicos que trajimos a la clínica fueron abiertas
inmediatamente por los médicos desesperados. Una mujer entra, golpeando su
pecho y cara y llorando mientras que su esposo llevaba en sus brazos el
cuerpo moribundo de su niño. Sangre escurría de uno de sus brazos,
que colgaban de los brazos del padre. Así comenzó mi experiencia mirando
una interminable corriente de mujeres y niños que habían sido balaceados
por los soldados estadounidenses y ahora estaban siendo llevados
apresuradamente a la clínica sucia, los coches acelerando sobre la acera al
frente y los familiares llorando mientas transportaban a sus heridos.
Una joven de 18 años de edad había sido balaceada a través del cuello. Ella estaba
haciendo ruidos entrecortados de gorgoteo mientras que los doctores trabajaban
frenéticamente en ella en medio de su gemido ahogado. Las moscas esquivaron las
manos de los médicos para luego volver a los parches de su vómito que mancharon
su negro abaya.
Su hermano menor, un niño pequeño de 10 con una herida de bala en la cabeza recibida de un
francotirador de la Marina, sus ojos de cristal y mirando fijamente al espacio,
vomitaba continuamente mientras los médicos corrieron para salvar su vida
mientras miembros de la familia gritaban detrás de mí. “Los americanos cortaron
nuestra electricidad hace días, es por eso que no podemos usar la aspiradora
para sacar el vómito de su garganta,” me dice un doctor furioso. Ellos
fueron puestos en una ambulancia y corrió con prisa hacia Bagdad, sólo para
morir en el camino.
Otro niño pequeño yacía en una cama ensangrentada, también victima de las balas de un
francotirador. La abuela del muchacho acostada allí cerca, herida como estaba,
intentaba sacar a los niños de su casa y huir de la ciudad. Yacía muriéndose en
la cama, todavía empuñando una bandera de rendición blanca ensangrentada.
Cientos de familias quedaron atrapadas en sus hogares, aterrorizados por los
francotiradores de EEUU disparando desde los tejados y desde los techos de las
mezquitas cada vez veían a alguien pasar cerca de una ventana.
Bolsas de sangre eran mantenidas dentro de un refrigerador para alimentos,
calentadas bajo el chorro de agua antes de ser dadas a los pacientes. No había
anestésicos. Las luces se apagaron cuando al generador se le acabo el
combustible, por lo que los médicos, que habían trabajado sin descanso, al caer
la tarde trabajaban usando la luz proporcionada por hombres que sostenían
encendedores de cigarrillos o linternas. Ni que decir, no había aire
acondicionado dentro de la vaporada “clínica”.
Una víctima de la agresión militar norteamericana fue llevada a la clínica,
casi todos eran mujeres y niños, llevados allí por familiares en llanto.
Aquellos que no habían sido impactados por las bombas de aviones de guerra
habían sido balaceados por francotiradores estadounidenses. La única ambulancia
funcional estaba afuera con agujeros de bala en los lados y un pequeño grupo de
hoyos de bala en la ventana al lado del chofer. El conductor, su cabeza vendada
después de haber sido impactada por la bala de un francotirador, se negó a ir a
recoger más muertos y heridos.
De pie cerca de la ambulancia toda frustrada, Maki nos dijo, “Ellos, [los soldados de
EEUU] dispararon a la ambulancia y balacearon al chofer después de revisar su vehículo, inspeccionar su vehículo
y saber que él no llevaba nada dentro. Luego lo balacearon. Y luego balacearon
la ambulancia. Y ahora no tengo ninguna ambulancia para evacuar a más de 20
heridos. No sé quién está haciendo esto y por qué lo está haciendo. Esto es
terrible. Esto nunca ha ocurrido. Y no sé a quien llamar porque parece que
nadie está escuchando.”
Al caer la noche el flujo de pacientes se redujo a un
flujo esporádico. Maki se sentó conmigo mientras compartimos cigarrillos en una
pequeña oficina en la parte trasera de la clínica. “Toda mi vida, creí en la
democracia estadounidense,” me dijo con una voz agotada. “Por 47 años, yo había
aceptado la ilusión de Europa y los Estados Unidos eran buenos para el mundo,
los portadores de la democracia y la libertad. Ahora veo que me tardó 47 años
para despertar ante la horrible verdad. Ellos no están aquí para traer
algo como la democracia o la libertad.
“Ahora veo que todo ha sido mentiras. A los americanos les importa un comino la
democracia o los derechos humanos. Ellos son peores que incluso Saddam”. Le
pregunté si podía citarlo por su nombre. “Qué me van a hacer que no hayan hecho
ya aquí,” dijo.
Otro coche salto sobre el bordo de la calle y un hombre que fue quemado de pies a cabeza
fue llevado en una camilla. De hecho murió poco después, ya que no había manera
que esta clínica pudiera tratar quemaduras masivas. Maki, frustrado y en estado
de shock, dijo, “dicen que hay un alto el fuego. a las 12:00, así que la
gente salió a hacer algunas compras. Todos los que salieron fue balaceados y
este lugar estaba lleno y la mitad de ellos estaban muertos.”
Más de 20 cadáveres habían sido traídos a la clínica durante las últimas 24 horas del “alto el fuego”. Poco después, otro
coche patinó hasta detenerse, y un hombre impactado con bombas de racimo fue
descargado. “Los americanos han estado usando bombas de racimo a menudo aquí,”
Maki me dice sobriamente. “Y por supuesto les encanta su DU [uranio empobrecido].”
Es claro que la selección de Mattis como Secretario de la defensa, un criminal de guerra
no enjuiciado, es todavía es otro atroz acto contra la justicia y el
estado del derecho internacional.
Mattis fue un comandante de alto nivel de la Marina que supervisa ambos estados de sitio
de Faluya que jugó un papel activo en asegurándose de que ocho infantes de
Marina involucrados en una masacre se escaparan de cualquier castigo apropiado.
Estos son solo algunos de sus puntos más destacados en Irak.
Imaginate lo que el podría hacer con el resto del mundo.
Dahr Jamail,es un reportero del sitio digital
Truthout, es el autor de La voluntad de resistir: soldados que se rehusan
pelear en Irak y Afganistán (Haymarket Books, 2009), y Más allá de la zona verde: despachos de un periodista
independiente en el Iraq ocupado (Haymarket Books, 2007). En los últimos diez años
Jamail reporto desde Irak durante más de un año, así como del Líbano, Siria,
Jordania y Turquía y entre otros premios se ha ganado el galardón Martha
Gellhorn Award por el periodismo de investigación.
Derechos de autor, Truthout.
Selección de Pentágono de Trump dice Rusia ‘peligroso,’ posiblemente ‘delirante’ de Putin: Mientras
que el Donald Trump ha alabado a Vladimir Putin como un líder “fuerte” en un
intercambio de elogios, el General Retirado de la Infantería de Marina,
James N. Mattis dijo en mayo de 2015 que entre las amenazas mundiales “en
el corto plazo, creo que la más peligrosa sería Rusia.”
Las opiniones expresadas en este artículo son del autor y
no reflejan necesariamente la política editorial de InformationClearingHouse.Info.
Fuente: https://pueblossinfronteras.wordpress.com/2016/12/09/james-mattis-its-a-war-criminal-i-experienced-his-attack-on-fallujah-firsthand/
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