El ex vicepresidente Cheney ordenó ocultar a legisladores la conformación del
grupo
Investigará el Congreso de EU plan de Bush que creó una escuadrón de la
muerte
George Tenet, ex director de la Agencia Central de Inteligencia, y George W.
Bush, ex mandatario de Estados Unidos, al término de una visita del entonces
gobernante al edificio de la dependencia en marzo de 2001 Foto Ap
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David Brooks Corresponsal La
Jornada 19 de julio de 2009
Nueva York, 18 de julio. La existencia de un plan secreto no sólo al público,
sino al Congreso, para establecer un escuadrón clandestino de la muerte,
aprobado por el ex vicepresidente Dick Cheney, fue revelado y con ello otra capa
del “gobierno secreto” de Estados Unidos.
Al enterarse de la existencia del programa para crear equipos paramilitares,
supuestamente para aniquilar a líderes de Al Qaeda, Leon Panetta, el nuevo
director de la CIA, se alarmó no tanto por el hecho de que éste haya sido
considerado, sino por la orden de Cheney de ocultarlo al Congreso. De inmediato
informó a los encargados de los comités de inteligencia y con ello estalló otro
escándalo sobre el manejo de un “gobierno secreto”, justificado por la
“seguridad nacional”.
Ahora el Congreso iniciará otra investigación sobre el manejo y elaboración
del plan clandestino, otro más, junto con el de espionaje de comunicaciones de
estadounidenses, así como el de tortura de “sospechosos”, aprobados por el
gobierno de George W. Bush sin la autorización del Poder Legislativo (al
comienzo) y tal vez en violación a las leyes y la Constitución.
La semana pasada medios estadounidenses revelaron la existencia (desde 2001)
del programa de la CIA para desplegar escuadrones o equipos paramilitares para
matar a líderes de Al Qaeda. Los programas, según esas notas, nunca fueron
implementados. Poco después de que el nuevo director de la CIA se enteró de su
existencia, el mes pasado, canceló el plan, aunque no se sabe la razón. El 24 de
junio informó a los comités de inteligencia de ambas cámaras que la existencia
del programa fue ocultada al Congreso por instrucciones de Cheney.
Los demócratas, ahora con la mayoría en el Congreso, estallaron con la
noticia. Calificaron la revelación de otro intento más del gobierno anterior por
asumir poderes sin autorización. Los comités de inteligencia fueron creados en
los años 70, justo en respuesta a revelaciones de programas secretos de la CIA
de asesinar a líderes extranjeros, incluidos los complots para ultimar a
dirigentes como Patrice Lumumba, de Congo; Fidel Castro y otros líderes
nacionales. La presión fue tan fuerte cuando se comprobaron esos programas, que
en 1976 el presidente Gerald Ford emitió una orden ejecutiva que prohibía los
asesinatos.
Los “terroristas”
Pero el gobierno de Bush calificó a Al Qaeda y otros “terroristas” de
enemigos, no de figuras políticas, y alegó que asesinarlos no era diferente que
matar soldados enemigos en un campo de guerra. Algunos analistas recuerdan que
Bush declaró en 2003 que “más de 3 mil sospechosos de terrorismo han sido
arrestados en muchos países, y muchos otros han enfrentado otro destino.
Pongámoslo de esta manera: ya no son un problema para Estados Unidos y nuestros
amigos y aliados”, lo que casi todos entendieron como que ya habían sido
ultimados.
La existencia de escuadrones estadounidenses de la muerte fue revelada
primero, hace meses, por el extraordinario reportero de investigación Seymour
Hersh, ahora de la revista The New Yorker. En una plática en la
Universidad de Minnesota en marzo pasado, Hersh provocó una amplia reacción,
inclusive incrédula y que fue desechada por muchos en ese momento, cuando
comentó que Cheney estaba a cargo de un equipo secreto de asesinato que se
ocultaba al Congreso. “Esencialmente es una banda de asesinato ejecutiva”,
aseveró. Agregó: “bajo la autoridad del presidente Bush han estado entrando a
países, no hablando con el embajador ni con el jefe de estación de la CIA,
encontrando a gente en una lista, ejecutándolos y saliendo. Eso es lo que ha
estado ocurriendo en nombre de todos nosotros.”
Narró que aunque aún no había escrito sobre el asunto, el escuadrón
aparentemente estaba bajo la coordinación del Comando Conjunto de Operaciones
Especiales, entidad independiente, que no se reportaba ante nadie más que Cheney
durante el gobierno de Bush, reportó MinnPost.com el 11 de marzo.
Al parecer hay diferencia entre lo revelado por Panetta y Hersh. El primero
es un programa de la CIA que supuestamente nunca operó y el segundo una
operación del Pentágono que ha dejado muertos en los últimos años. Recientemente
Hersh fue interrogado acerca de sus comentarios de marzo, a la luz de las nuevas
revelaciones del sitio The Daily Beast, y comentó sobre los oficiales
citados por los medios que la banda de asesinos nunca operó. “Dije lo que dije,
y ellos siempre pueden expresar lo que quieran. La última vez señalaron que el
gobierno no tortura, y esta vez que el gobierno no asesina”, destacó.
De hecho, ya había reportado en años recientes operaciones encubiertas en
varios países, implementadas a través del Departamento de Defensa y no por la
CIA, evitando así la necesidad de informar a los comités de inteligencia del
Congreso. También ha divulgado operaciones efectuadas por ex agentes de la CIA y
personal no gubernamental, y cómo el gobierno de George W. Bush buscó diversas
maneras de ocultar que era una operación de inteligencia y militar para así no
tener que rendir cuentas al Congreso.
Hoy, un comité de la Cámara anunció que investigará el programa de la
CIA.
Mientras tanto, no se sabe si lo revelado por Hersh aún existe. Tampoco si
hay más programas clandestinos estadounidenses operando en el mundo, asesinando
o deteniendo a personas que son acusadas der ser “terroristas”.
Comentando este caso, como el de espionaje a estadounidenses sin autorización
judicial, el New York Times opinó este viernes que no son casos
aislados. “Una vez que el equipo de Bush entró en el hábito de violar la ley, se
convirtió en procedimiento operativo el que cualquier medio era justificable:
ordenando a los agentes de inteligencia de la nación torturar prisioneros,
enviando a inocentes a ser torturados en países extranjeros y creando prisiones
secretas donde los detenidos eran mantenidos ilegalmente sin cargos. Los
estadounidenses aún no tienen la historia completa”, escribió en su editorial.
Concluye que el presidente Barack Obama debería cambiar de opinión y abrir una
investigación sobre las leyes violadas durante el gobierno de Bush. “Un pleno
rendimiento de cuentas es la única manera de asegurar que estos abusos jamás
ocurran de nuevo”, subraya.
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