Un informe detalla errores e incompetencia en las detenciones de presos de Guantánamo
La cuestionable utilización de Guantánamo en la guerra de Afganistán ha reforzado
a la insurgencia, asegura el análisis elaborado por la Afghanistan Analysts
Network tras el estudio del caso de ocho prisioneros
Estados Unidos confió en aliados afganos que llevaron a cabo redadas masivas, muchas de
las cuales tenían el objetivo de saldar viejas cuentas
Más tarde debieron crear casos "de forma retroactiva" para ocultar
el error en las detenciones
Spencer Ackerman
The Guardian/ El diario.es
03 de noviembre de 2016
Cuba exigirá a EE.UU. la devolución de Guantánamo en un evento internacional de paz
Imagen de archivo de la cárcel de Guantánamo EFE
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Un respetado grupo de investigación en Afganistán ha acusado a Estados Unidos de
grave incompetencia por la larga detención de ocho afganos en la cárcel de
Guantánamo.
La organización sin ánimo de lucro Afghanistan Analysts Network señala que
"los múltiples y evidentes errores" no solo han hecho daño a los ocho
detenidos, sino que han alimentado involuntariamente la insurgencia en
Afganistán, la cual Estados Unidos no ha sido capaz de eliminar en 15 años de guerra. Este último
informe debilita también la confianza en las afirmaciones estadounidenses de
que los detenidos en
Guantánamo son "lo peor de lo peor" en la guerra contra el terrorismo.
La situación de los ocho detenidos afganos, así como un estudio de las amplias
detenciones que llevó a cabo Estados Unidos al inicio de la guerra, vincula dos
asuntos a los que el próximo presidente de Estados Unidos se tendrá que
enfrentar de manera inmediata: el futuro de la guerra de Afganistán, la más
larga de la historia de Estados Unidos, y el futuro de Guantánamo. Ambos han
desafiado la voluntad de cierre que Barack Obama ha buscado o al menos
declarado.
"Para Afganistán, las detenciones masivas y arbitrarias a principios de la
intervención liderada por Estados Unidos fueron un factor escencial que
empujó a muchos afganos a la insurgencia", señala la organización.
Kate Clark, autora del informe, titulado Kafka en Cuba, afirma que el legado de las
redadas y el continuo funcionamiento de Guantánamo como centro de detención
siguen impulsando el conflicto. "Las detenciones arbitrarias han dejado
repercusiones en la población afgana, y siguen siendo utilizadas por los
talibanes. ", explica Clark a The Guardian.
Seis de los ocho detenidos estudiados en el informe de la organización llegaron a
Guantánamo en 2002 y 2003, al comienzo de sus operaciones como centro de
detención. Los otros dos llegaron en 2007. Cinco de ellos aún permanecen en
Guantánamo. Los otros tres fueron trasladados a Emiratos Árabes Unidos en 2015
y 2016 como parte de la última iniciativa de Obama por reducir el número de
presos en Guantánamo, que actualmente está en 60.
Los afganos, que antes eran mayoría en la prisión –220 del 781 hombres allí
retenidos–, han sido prácticamente todos liberados.
Ninguno de los ocho hombres del informe fueron "acusados de llevar a cabo un
particular ataque", sino que fueron acusados de tener turbias conexiones
con grupos terroristas, insurgentes o sus financiadores. Tampoco los talibanes
insistieron en la liberación de ninguno de ellos en el polémico intercambio de presos de 2014 por el sargento Bowe Bergdahl, del
ejército estadounidense, un hecho que hace cuestionar su supuesta importancia
en la insurgencia afgana.
"Prácticamente cualquiera podía ser detenido"
El grupo defiende que en el núcleo de las detenciones estadounidenses está la
ignorancia. Estados Unidos confió durante los primeros años de la guerra en
aliados afganos que llevaron a cabo redadas masivas, muchas de las cuales
tenían el objetivo de saldar viejas cuentas. "Prácticamente cualquiera
podía ser detenido", escribe la organización. En parte del país, tribus
enteras fueron víctimas de sus rivales apoyados por Estados Unidos, un
"vínculo claro", apunta Clark, al auge del periodo insurgente
talibán.
Se dijo que los detenidos eran miembros de "múltiples organizaciones",
incluyendo algunas con objetivos incompatibles o diferente composición
tribal. De entrada, "tales acusaciones no tienen sentido", declara la
organización. Sugiere además que Estados Unidos tuvo que crear casos
contra ellos "de forma retroactiva" para ocultar el error original de
su detención después de que el Tribunal Supremo diese en 2004 a los presos de
Guantánamo el derecho a impugnar su detención.
"Se proponen una serie de asociaciones sin sentido como prueba de delito; el
detenido que conocía a X, quien a su vez conocía a Y, quien conocía a Z y este
a Bin Laden. En el caso de los ocho detenidos, se confió a menudo en informes
brutos de inteligencia y rumores", documentos que pretendían resumir un
interrogatorio e incluso torturas.
"Hay una sensación del ejército estadounidense jugándosela por intentar justificar
esas detenciones", señala Clark.
La torpeza militar y de inteligencia ha sido agravada por una estructura
legal estadounidense muy servicial a las peticiones militares y sin
preocuparse por no sobrepasar los límites judiciales . Por consiguiente,
los jueces estadounidenses aceptaron al pie de la letra dudosas afirmaciones
fácticas. Tres de los casos llevaron a Estados Unidos a afirmar que "la
organización misionera quietista Jamat al Tabligh es una tapadera de al
Qaeda", revela la organización.
Por ejemplo, Wali Mohammed, uno de los ocho detenidos estudiados por la
organización, descubrió en una audiencia no judicial sobre Guantánamo en 2005
que "había admitido que hacía negocios con los talibanes". Él
contestó, según la transcripción: "No dije que había hecho negocios con
los talibanes. Dije que había hecho negocios con el Banco de Afganistán".
El 26 de septiembre, la junta de libertad de Guantánamo decretó que la detención de
Mohammed "ya no era necesaria".
En la misma línea, autoridades del ejército de Estados Unidos liberaron a importantes figuras talibanes
de Guantánamo mientras continuaban deteniendo a hombres que, probablemente, eran
inocentes. Al menos dos altos miembros talibanes, Abdul Qayer Zaker y Abdul
Rauf Khadem, regresaron a Afganistán en 2007 y volvieron a la insurgencia. Otro
preso, Shahzada, liberado en 2003 y asesinado en batalla, se cree que es el
responsable de varias masacres de civiles.
Una portavoz del Pentágono, la teniente coronel Valerie Henderson, ha afirmado:
"somos conscientes del informe, pero rechazamos el ofrecimiento a
comentarlo".
Traducido por Javier Biosca Azcoiti
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