“Dame libertad o dame muerte” 13 años sin
juicio en Guantánamo. Mi huelga de hambre, es todo lo que me queda.
Si a eso llego, estoy preparado para morir. Miro hacia adelante y sólo veo sufrimiento. ¿Y cual es el sentido
de tener buena salud en la vida, si no puedo estar en casa.?
Asadulla Haroon
Common Dreams
10 de julio de 2020
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 15 de julio de 2020
Ahora soy un experto en huelgas de hambre, llevo ya casi 9 semanas, y he
perdido 30 libras de peso. Ahora peso 115 libras - lo verifiqué ésta mañana.
Los primeros tres días fueron difíciles, pero después de eso mi
estómago se encogió y dejé de tener hambre. Bebo agua, pues de otro modo moriría
muy pronto, aunque tampoco siento sed, sí me siento muy débil.
El nuevo oficial médico en jefe, es un hombre decente y dice
entender. Me pregunta si voy a hacerme daño a mí mismo o a alguien más.
Contesto, “No, es una protesta pacífica”
“No quiero sentarme simplemente,
con paciencia en mi celda mientras me muero aquí. No quiero morir aquí en lo
absoluto, pero tengo que hacer algo.”
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“Dame libertad o dame muerte.” Este principio es muy importante para mí. No quiero sentarme pacientemente
en mi celda hasta que muera aquí. No quiero morir aquí en lo absoluto, pero
tengo que hacer algo.
“Aprendí un dicho en Inglés: el mundo es un mundo donde perro come perro” Por ahora, el caníbal soy yo, pues mi
cuerpo se come a sí mismo. No tiene a dónde más recurrir para nutrirse.
Aquí siguen trayendo cada comida. Les he pedido a los guardias que dejen de hacerlo pero insisten en que
están bajo órdenes de ofrecerme alimento. De modo que ahí la dejan, es una
tortura. Al menos ya no tengo apetito.
Estoy deslizándome lejos. Mi sistema inmune se hunde lentamente. Cuando me recuesto, es muy difícil volver a
levantarme. Ya no puedo concentrarme, mi memoria es frágil. Olvido los nombres
de la familia y de los amigos cercanos. He olvidado partes del Sagrado Corán,
que sabía de memoria. Cuando rezo, noto que no puedo recordar mis oraciones. Si
le escribo una carta a mi familia, escribo la misma frase una y otra vez. Ellos
son muy importantes para mí y estoy desesperadamente preocupado por ellos.
Afganistán es un país pobre y sin recursos para tratar el covid-19, y ellos
viven hacinados en un campo de refugiados. Mi mayor deseo es poner comida en la mesa y compartirla con ellos.
Tengo pesadillas. Se repiten y se repiten. Estoy en un área muy sucia.
Estoy descalzo tratando de no pisar el suelo lleno de heces, que resultan ser
minas de campo. A veces hay serpientes y debo abrirme camino entre ellas. Me
despierto de golpe, sintiendo frío y con el corazón palpitando rápido.
“Después de 13 años detenido sin juicio, es la única forma de protesta
que me queda, la única forma de asegurar mi humanidad”
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Si llego a las 110 libras, tal vez empiecen a alimentarme por la fuerza.
Ya me lo hicieron en el 2013. Te obligan a beber líquidos nutrientes. Los
guardias más amables, te permiten beberlo frente a ellos. Pero normalmente, te
insertan un tubo en la nariz para introducir el líquido. Es muy doloroso,
cuando entra, sientes que debes vomitar y sacar eso inmediatamente en medio de
una desesperación terrible .Es más doloroso para mí que cuando me tiraron del
autobús y se me rompieron los huesos. Y esto es cada día. Debe tardar una hora y media, pero hacen
trampa y lo aplican más rápido, lo que es más doloroso. Durante este proceso,
te atan fuertemente a la silla de tortura. En una ocasión una mujer intentó
hacerlo, y no lo lograba, lo intentó por diez minutos. Simplemente no sabía lo
que hacía. El dolor fue insoportable.
Estoy preparado para morir si a eso llego. Miro hacia adelante y sólo
veo sufrimiento. ¿Para qué quiero salud, si no puedo ir a casa? Mi hija tenía
tres meses la última vez que la vi. Ahora tiene 13 y crece sin su padre en un
centro de refugiados, donde han cerrado la escuela por cinco meses a causa del
virus. Si estuviera con ella, podría enseñarle, incluso podría enseñarle inglés,
que he aprendido aquí en Guantánamo.
No estoy en huelga de hambre para “molestar” a la administración militar. Después de 13 años detenidos sin
juicio es la única forma de protesta que me queda, la única forma de proclamar
mi humanidad. Guantánamo te despoja de todo derecho humano, excepto el de vivir. Tal vez, mientras mi vida se
desvanece, los Estados Unidos sean, por lo menos, confrontados sobre la inútil crueldad de mantenerme aquí.
Asadullah Haroon, es un ciudadano afgano, detenido en Guantánamo sin cargos, desde 2007.
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