Netanyahu puede calcular que un ataque en temporada de elecciones puede
forzar a Obama a apoyar una guerra y / o dañar sus probabilidades de ser
reelegido
¿Prepara Israel el terreno para una
tragedia?
Conn Hallinan FPIF/AlterNet 5 de marzo de 2012
Traducido del inglés para Rebelión por Germán
Leyens
Las guerras son libradas porque algunos deciden que favorece sus intereses
hacerlo. La Primera Guerra Mundial no comenzó por el asesinato del Archiduque
Francisco Fernando, ni fue provocada por el sistema de alianzas. Un “incidente”
puede preparar el terreno para una guerra, pero nadie sigue disparando a menos
que piense que es una buena idea. La Gran Guerra comenzó porque los países
involucrados decidieron que podían beneficiarse, por engañosa que haya sido esa
conclusión.
Es útil tener esa idea en mente cuando se trata de comprender si EE.UU. o
Israel irá a la guerra contra Irán. En resumen, ¿cuáles son los intereses de los
protagonistas, y son suficientemente importantes para que esas naciones den el
paso aciago hacia el caos de la batalla?
El problema político de Israel
Según el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Irán está construyendo
armas nucleares que plantean una amenaza “existencial” para Israel. Pero
virtualmente nadie lo cree, incluida la mayoría de las comunidades militares y
de los servicios de inteligencia de Tel Aviv. Como dijo recientemente el ex jefe
del Estado Mayor israelí: Irán no es una amenaza “existencial” para Israel. No
existe evidencia de que Irán esté construyendo una bomba, y todas sus
instalaciones están actualmente bajo un régimen continuo de inspección de las
Naciones Unidas.
Por lo tanto, desde una estricta perspectiva de seguridad, Israel tiene pocos
motivos para ir a la guerra contra Irán. Pero Israel tiene interés en mantener
Medio Oriente como un lugar fragmentado, partido por divisiones sectarias y
dominado por gobiernos autoritarios y monarquías feudales. Si hay una lección
que Israel ha aprendido de sus antiguos señores británicos, es “dividir para
conquistar”. Entre sus aliados más cercanos estaban las antiguas dictaduras en
Egipto y Túnez. Ahora se encuentra en la misma línea con las monarquías
reaccionarias del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG): Arabia Saudí, Kuwait,
los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, y Omán.
Irán no es una amenaza militar para Israel, sino un problema político: Tel
Aviv ve el bravío nacionalismo y la independencia de Occidente de Teherán como
un comodín. Irán también está aliado con el mayor enemigo regional de Israel,
Siria –con la cual Israel todavía está oficialmente en guerra– así como con
Hizbulá en el Líbano, Hamás en Gaza, y el gobierno dominado por chiíes en
Bagdad.
Según el análisis del gobierno de Netanyahu, dar una paliza a Irán
debilitaría a poco coste a los enemigos locales de Israel. El escenario de Tel
Aviv incluye un ataque de pavor y conmoción seguido por un cese al fuego por
mandato de la ONU, con un máximo de 500 bajas israelíes. Los iraníes tienen poca
capacidad para devolver el golpe, y si atacaran centros civiles israelíes o
trataran de cerrar el Estrecho de Ormuz, causarían una intervención de
EE.UU.
Por cierto, este escenario color rosa es poco más que la expresión de buenos
deseos. No es probable que Irán acepte un cese al fuego rápido; combatió durante
ocho largos años contra Irán, y la guerra tiene el hábito de descarrilar los
mejores planes. Una guerra entre Israel e Irán sería larga y sangrienta y podría
extenderse a toda la región.
Los dirigentes de Irán emplean mucha grandilocuencia sobre el castigo a
Israel si ataca, pero a corto plazo no hay mucho que puedan hacer, en particular
en vista de las líneas rojas trazadas por Washington. La fuerza aérea iraní es
obsoleta, y los israelíes tienen la tecnología para destruir la mayor parte de
las instalaciones de radar y antiaéreas de Teherán. Irán podría hacer poco para
detener la mezcla israelí de ataques aéreos, misiles crucero lanzados desde
submarinos, y misiles balísticos Jericho.
EE.UU. y sus aliados
A pesar de todo su palabreo sobre cómo “todas las opciones están sobre la
mesa”, parece que el gobierno de Obama trata de evitar una guerra. Pero ante las
inminentes elecciones de 2012, ¿podría marginarse Washington? Los sondeos
indican que los estadounidenses no estarían a favor de una nueva guerra en Medio
Oriente, pero un frente unido de republicanos, neoconservadores, y del Comité de
Acción Política Estadounidense-Israelí presiona por un enfrentamiento con
Irán.
Fuentes israelíes sugieren que Netanyahu puede estar calculando que un ataque
israelí durante la temporada electoral podría obligar al gobierno de Obama a
apoyar una guerra y / o dañar las posibilidades de reelección de Obama. No es
ningún secreto que los dos dirigentes no se llevan bien.
Pero EE.UU. también tiene interés en esta lucha. La hostilidad estadounidense
hacia Irán se remonta a la confiscación por Teherán de los activos petroleros de
Gran Bretaña en 1951. La CIA ayudó a derrocar al gobierno democráticamente
elegido de Irán en 1953 e instalar al dictatorial Shah. EE.UU. también respaldó
la guerra de Sadam Hussein contra Irán, ha tenido una larga relación antagónica
con Siria, y no habla con Hizbulá o Hamás. Los enemigos locales de Tel Aviv son
los enemigos locales de Washington.
Cuando los monarcas del Golfo formaron el CCG en 1981, su propósito
primordial fue oponerse a la influencia iraní en Medio Oriente. Utilizando como
cuña la división religiosa, el CCG ha alentado a fundamentalistas suníes para
que se enfrenten con chiíes en el Líbano, Irak y Siria, y bloquearon en gran
parte la propagación de la “Primavera Árabe” a su propio campo. Cuando los
chiíes en Bahréin comenzaron a manifestarse contra la falta de democracia y los
bajos salarios, el CCG invadió el país y aplastó las manifestaciones. El CCG no
está enteramente de acuerdo con EE.UU. e Israel respecto a los palestinos,
aunque tiene cuidado de no antagonizar a Washington y Tel Aviv – pero el CCG
está en la misma línea con ambas capitales respecto a Siria, el Líbano e
Irán.
La Unión Europea (UE) se ha sumado a las sanciones, aunque Francia y Alemania
han rechazado explícitamente el uso de fuerza. Las motivaciones en la UE van
desde el deseo de Francia de recuperar su anterior influencia en el Líbano a la
necesidad europea de mantener su influencia en el centro energético del
mundo.
Preparan la escena para una tragedia
Resumiendo, no se trata solo de petróleo y gas, pero en gran parte es así – y
cómo señala Alexander Cockburn de CounterPunch, a las compañías
petroleras les gustaría ver una reducción de la producción y un aumento de
precios. Otra guerra en el Golfo Pérsico posibilitaría las dos cosas.
Irán será la víctima, pero elementos dentro del régimen aprovecharán
cualquier guerra para consolidar su poder. Un ataque uniría al país alrededor de
lo que actualmente es un gobierno bastante impopular. Permitiría que los
Guardias Revolucionarios aplastaran su oposición y reforzaría el intento del
gobierno de Ahmadineyad de reducir los subsidios para transporte, vivienda y
alimentos. Una guerra fortificaría el poder de los elementos más reaccionarios
del actual régimen.
Hay otros actores en este drama –China, Rusia, India, Turquía, y Pakistán,
para comenzar, ninguno de los cuales apoya una guerra– pero queda por ver si
pueden influenciar los eventos. A fin de cuentas, es posible que Israel decida
por sí solo que favorecería sus intereses iniciar una guerra y que EE.UU. la
apoye.
¿O tal vez todo esto no es más que mucho ruido que no significa nada?
Israel, Occidente, y el Consejo de Cooperación del Golfo, comparten muchos
intereses. Por desgracia, también comparten la creencia en que la fuerza es un
medio objetivo de lograr sus objetivos.
Semejantes ilusiones causan las tragedias.
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Conn Hallinan es columnista en Foreign Policy In Focus. Se puede leer
su trabajo en dispatchesfromtheedgeblog.wordpress.com y middleempireseries@wordpress.com
Fuente: http://www.alternet.org/world/154337/why_nations_start_dumb_wars%3A_is_israel_setting_the_stage_for_tragedy_/?page=entire
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