Guantánamo, dos décadas de atrocidad
Editorial de La Jornada | 01/11/2022
|
Fuentes: La Jornada
|
El caso de Paracha es emblemático del agravio que la cárcel de Guantánamo
representa para la legalidad y los derechos humanos.
El Departamento de Defensa de Washington y la cancillería de Islamabad anunciaron
ayer la liberación del ciudadano paquistaní Sifullah Paracha, de 75 años, quien
durante 17 años permaneció recluido en el campo de concentración de Guantánamo,
en el enclave militar homónimo que Estados Unidos mantiene ilegalmente en Cuba
desde hace más de un siglo.
El recién liberado era empresario, residía en Estados Unidos y fue secuestrado en
2003 en Tailandia por la sospecha de que había fungido
como facilitador de la organización fundamentalista Al Qaeda, pues
ayudó en una transacción financiera a dos de los acusados de la conspiración
que desembocó en los atentados del 11 de septiembre dos años antes en Nueva
York y Washington. Desde 2004 permaneció encarcelado en Guantánamo sin que
ninguna autoridad de la potencia vecina le fincara cargos. Aunque su
excarcelación fue aprobada en mayo del año pasado, no fue sino hasta ayer que
logró quedar en libertad, luego que el Departamento de Defensa notificó que el
paquistaní no es una amenaza.
El caso de Paracha es emblemático del agravio que la cárcel de Guantánamo
representa para la legalidad y los derechos humanos. Cabe recordar que, de
acuerdo con las leyes aprobadas durante el gobierno de George W. Bush
(2000-2008), Estados Unidos no reconoce derecho alguno a quienes
considera combatientes enemigos, ni siquiera los que la Convención de
Ginebra otorga a los prisioneros de guerra, y puede mantenerlos en Guantánamo
por tiempo indefinido, así como someterlos a tortura y tratos inhumanos y
degradantes –como, en efecto, ha sido el caso con la mayoría de ellos–, habida
cuenta de que esa base militar está fuera de la jurisdicción de las leyes estadounidenses.
La prisión del enclave es sólo una de las expresiones de la degradación
institucional y moral que ha dejado en Estados Unidos la guerra contra el
terrorismo, al amparo de la cual Washington instauró decenas de prisiones
clandestinas en Europa, Asia y África, torturó y asesinó a prisioneros y generó
un gravísimo retroceso en la vigencia de los derechos humanos en el mundo y en
el propio territorio estadounidense.
Unos 800 individuos –todos hombres y todos islámicos– han sido recluidos en el campo
de concentración en el Caribe. Amnistía Internacional calculó que 17 eran
menores de edad en el momento de su secuestro y la organización no
gubernamental Human Rights First denunció que más de 85 por ciento de los
detenidos transferidos desde Guantánamo (hacia otras cárceles) en la
administración de Barack Obama (2008-2016) ni siquiera eran sospechosos de
estar involucrados en ninguna actividad terrorista.
En la actualidad, cerca de una cuarentena de personas permanece en el campo de
concentración, lo que constituye para todo efecto legal un prolongado e
inhumano secuestro masivo. Obama llegó a la Casa Blanca en 2008 con la promesa
de cerrar Guantánamo, pero no lo consiguió. El republicano Donald Trump
(2016-2020) ni siquiera se manifestó al respecto y el actual presidente
estadounidense, Joe Biden, no muestra voluntad alguna de poner fin a esa
atrocidad. Debe hacerlo a la brevedad, porque el campo de concentración
estadounidense es un insulto a la legalidad, al imperio del derecho y a la
humanidad.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/10/30/opinion/002a1edi
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|