Los medios de EEUU y el niño yemení de 13 años quemado
vivo por un drone
Glenn Greenwald
11 de febrero 2015 CUBADEBATE
El 26 de enero, el New York Times afirmó que “un ataque teledirigido de la CIA en
Yemen… mató a tres presuntos combatientes de Al Qaeda el lunes”. ¿Cómo sabían
la identidad de los muertos? Como de costumbre, se debía a algo que “dijeron
funcionarios estadounidenses”. No había ni un tufillo de escepticismo en esta
afirmación a pesar del hecho de que “un alto funcionario estadounidense, que
habló en condición de anonimato, se negó a confirmar los nombres de las
víctimas”, mientras “el portavoz de la CIA se negó a comentar”.
Ese artículo del NYT citó a quien calificó como “un
miembro de Al Qaeda de la Península Arábiga (AQAP)”, que proporcionó los
nombres de las tres víctimas, uno de los cuales era “Mohammed al-Jahmi Toiman,
un adolescente yemení cuyo padre y hermano murieron previamente en ataques de
drenes estadounidenses”. El artículo añade que “el miembro de Al Qaeda no sabía
la edad del señor Jahmi, pero dijo que era un miembro de la banda terrorista”.
De hecho, como The Guardian informó hoy, “la edad de Mr. Jahmi” era de 13 años el
día en que el avión no tripulado estadounidense acabó con su vida. Apenas unos
meses antes, el adolescente yemení dijo que “vivía con el temor constante de
las ‘máquinas de la muerte’ en el cielo, que ya había matado a su padre y a su
hermano”. En el 2011 “un avión no tripulado mató a su padre y a su hermano
adolescente cuando estaban arreando camellos alejados de la familia”. En el
ataque hace dos semanas, Mohammed fue asesinado junto con su cuñado y un tercer hombre.
El hermano mayor, Mohammed Maqded, dijo que “vio todos
los cuerpos completamente calcinados, como el carbón” -sin duda, muy similar
a la forma en que el piloto de combate jordano fue quemado vivo el mes pasado
por el Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL). Eso no es un accidente:
las armas al uso de los militares de Estados Unidos están diseñadas deliberadamente para incinerar a la
gente hasta la muerte. Los mísiles disparados por sus aviones no tripulados se denominan “Hellfire”
(fuego del infierno). De su más joven hermano de 13 años de edad –ahora
fallecido- , Maqded dijo a The Guardian: “Él no era miembro de Al-Qaeda. Él era un niño”.
Hay algunas observaciones que vale la pena hacer de este
episodio repugnante:
(1) Los medios de comunicación de Estados
Unidos acaban de inundar al público de ese país con historias tristes sobre el
soldado jordano, Moaz al-Kasasbeh, haciendo de él un nombre familiar. Como
suele ocurrir en el caso de las víctimas de los adversarios de Estados Unidos,
la víctima es intensamente humanizada. El público se entera de todo tipo de
detalles sobre sus vidas, escucha a miembros de la familia en duelo, se regodea
en la tragedia de su muerte.
Por contraste, yo estoy dispuesto a apostar que el nombre
de “Mohammed al-Jahmi Tuaiman” nunca se pronunció en la corriente principal de
la televisión estadounidense. La mayoría de los estadounidenses no tiene idea
de que su gobierno acaba de quemar a un niño de 13 años de edad hasta la
muerte, del que luego afirmó que era un terrorista. Si se enteran algún día, el
muchacho se mantendrá oculto, deshumanizado, sin nombre, sin que sepan sus
aspiraciones o sueños, ni quiénes eran sus afligidos padres que no serán
exhibidos como las víctimas de los adversarios de Estados Unidos (sin embargo,
los estadounidenses estaban siendo inundados con historias acerca de una periodista
iraní-estadounidense detenida en Irán para dos meses, Roxana Saberi, y
mientras, no tenían ni idea de que su propio gobierno encarceló a un reportero
gráfico de Al Jazeera, Sami al-Haj, en Guantánamo, durante siete años y
sin cargos).
Cuando estuve en Canadá en octubre pasado se produjeron
dos ataques violentos – uno en el sur de Quebec y el otro en el Parlamento de Ottawa - los soldados muertos eran (comprensiblemente) tema de una
cobertura mediática intensa e interminable, donde aparecían sus vidas, sus
sueños y el duelo de sus padres. Pero yo apostaría que el público canadiense es
incapaz de nombrar ni un solo individuo extranjero asesinado por su propio
gobierno en la última década.
Vale la pena considerar el impacto de la extrema disparidad propagandística y la forma en que los medios de comunicación de
Estados Unidos se convierten en ansiosos cómplices del mantenimiento del
militarismo estadounidense en curso y de la violencia. Logran, además,
invisibilizar a las víctimas de la violencia de Estados Unidos, mientras
interminablemente denuncian a las víctimas de sus adversarios.
(2) No tengo ni idea de si este niño de 13 años de edad
era “un miembro de Al-Qaeda”, ni qué podría significar esa organización para un
chico tan joven. Pero tampoco tiene idea el New York Times, y es increíblemente
irresponsable que un medio de comunicación ni se inmute cuando afirma que los
muertos por ataques de drones estadounidenses son terroristas.
El propio New York Times informó anteriormente que la administración Obama ha redefinido
el concepto de “militante” para identificar a “todos los hombres en edad
militar en una zona de ataque a combatientes”. En este caso, Mohammed ni
siquiera califica para que esta orwelliana redefinición, y aún así lo llamaron
terrorista (tanto el gobierno de Obama, como un “miembro de AQAP”, los cuales,
por diferentes razones, estaban motivados para hacer esa afirmación). No hace
falta un extremo escepticismo para poner en duda que todas las víctimas del
último ataque con drenes estadounidenses sean terroristas, pero
desgraciadamente el escepticismo casi nunca está incluido en estas informaciones.
(3) La próxima vez que haya un ataque violento en el
oeste contra un musulmán, y los periodistas inmediatamente declaren que el
Islam es el culpable y se dispongan a demonizar a los que sugieren que podría
ser un “retroceso”, quizás este incidente merezca ser recordado. ¿Hace falta
realmente echarle la culpa a una versión radical de dogma religioso? ¿Es tan
difícil entender por qué la gente realmente está enojada cuando escucha – una
vez más – que los hijos de su nación se han extinguido – incinerados – por otro
avión no tripulado estadounidense?
¿Imaginan qué ocurriría si se tratara de adolescentes
estadounidenses en lugar de yemeníes quemados hasta la muerte de manera
regular – en suelo estadounidense en lugar de suelo yemení, por supuesto? ¿Se
necesita mucho esfuerzo para comprender por qué habría llamamientos generalizados
a la violencia contra los autores de ese crimen? Consideren solamente cuánta
rabia estadounidense y cuánta violencia se desató por un ataque de un solo día
en suelo estadounidense hace 13 años.
De hecho, si se diera el caso de que este muchacho de 13
años de edad era “miembro de AQAP”, ¿es difícil entender por qué? ¿Tenemos que
recurrir a discursos de que la culpa la tiene algún primitivo o algún miembro
de una religión inescrutable?
Quizás el artículo de The Guardian aclare más todo esto:
Cuando The Guardian entrevistó a Mohamed en septiembre
pasado, él habló de su ira hacia el gobierno de Estados Unidos por el asesinato de su padre. “Nos
dicen que estos drones vienen de bases en Arabia Saudita y también de bases en
los mares yemeníes y que EEUU los envía a matar a los terroristas, pero siempre
matan a personas inocentes. No sabemos por qué nos están matando.
“En sus ojos, no nos merecemos vivir como la gente en el
resto del mundo y no tenemos sentimientos ni emociones ni lloramos ni sentimos
dolor al igual que todos los demás seres humanos de todo el mundo.”
En 2009, EEUU utilizó bombas de racimo en Yemen en un ataque que masacró a 35 mujeres y
niños. Obama exigió con éxito que el periodista yemení que demostró que el ataque había sido perpetrado por
EE.UU., Abdulelah Haider Shaye, fuera encarcelado durante años. En diciembre de 2013, un ataque de avión
no tripulado de EEUU mató a 12 personas que viajaban a una boda.
¿Es un confusión irracional e inescrutable, o es que la
gente reacciona girando al “radicalismo” y a la violencia? Muchos periodistas y
funcionarios de las naciones occidentales creen que pueden ir por ahí durante
décadas como invasores o como ocupantes que encarcelan sin cargos y lanza
bombas en otros países del mundo, bombas que regularmente matan a inocentes,
incluidos niños, y que luego se muestran conmocionados y sorprendidos cuando la
gente en esos países, o aquellos que se identifican con las víctimas, quieren
oponerles violencia como moneda de cambio. El de los invasores sí es un
sentimiento basado en la irracionalidad profunda, el nacionalismo ciego y el
tribalismo primitivo.
(Tomado de The Intercept. Traducido por Cubadebate)
Foto: Eric Gay/AP
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|