La liberación de seis detenidos después de doce años destaca el mal histórico de Guantánamo
Reemplazan la foto
de Bush por la de Obama, en Guantánamo 2009. (Foto: Brennan Linsley / Getty
Images) |
Glenn Greenwald
The Intercept
08 de diciembre 14
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 26 de diciembre de
2014
El ejército estadounidense transfirió
durante la noche a seis detenidos de Guantánamo a Uruguay. Todos ellos habían
sido encarcelados desde 2002 – durante más de 12 años. Ninguno había sido
acusado de un alguno, y mucho menos condenado. El Pentágono mismo había dado la
vista buena para que todos fueran puestos en libertad, pero a pesar de eso, los
mantuvo en jaulas hasta hoy.
Entre los detenidos liberados está Abu Wa’el Dhiab, un ciudadano sirio
nacido en Líbano y padre de cuatro hijos, que fue capturado por la policía
pakistaní y entregado a EE.UU. en 2002 por lo que se dice que fuera una gran recompensa. Lo absolvieron para ser
puesto en libertad en 2009 – hace cinco años – y Dhiab ha participado en
repetidas huelgas de hambre al interior del campamento en protesta del trato
recibido. A la edad de 43 años, se ha debilitado físicamente. El grupo de
derechos humanos Reprieve detalla:
“Como resultado de las condiciones dentro de la prisión y el tratamiento
cruel que ha recibido, la salud del Sr. Dhiab ahora se ha deteriorado hasta el
punto de que él está confinado a una silla de ruedas. Una revelaciones
recientes indican que al Sr. Dhiab se le niega el acceso a su silla de ruedas,
lo que implica que todos los días lo arrastran brutalmente de su celda y lo alimentan
a la fuerza en contra de su voluntad”.
Como señala
Carol Rosenberg, la magnífica
reportera sobre Guantánamo de The Miami Herald, todavía – seis años después de que Obama fue elegido por prometer
cerrar el campo – quedan 136 detenidos allí, 67 de ellos autorizados para salir
(las afirmaciones de los demócratas de que Obama no tiene la culpa son en gran
parte sumamente
falsas
y engañosas,
como son también las afirmaciones de que ningún país aceptará
a los detenidos). En un artículo que se acaba de publicar, Rosenberg
señala que la liberación de estos seis hombres, todos de 30 a 50 años de edad,
estaba en marcha durante un año entero, pero los documentos “estaban sobre el
escritorio [del Secretario de Defensa Chuck Hagel] durante meses, a la espera
de su firma, mientras los analistas de inteligencia evaluaban todo”.
A pesar de los muchos años de afirmaciones propagandísticas de que los
detenidos son peligrosos “terroristas”, casi ninguno ha sido acusado de un delito,
y eso cuando el gobierno en varias ocasiones (y con vergonzosa facilidad) ha
condenado a otras personas por alegaciones del terrorismo.
A estos detenidos simplemente se los han mantenido en jaulas, por un tiempo
indefinido, en medio del océano, a miles de kilómetros de sus hogares. Nueve
detenidos han muerto
en el campamento: varios supuestamente por suicidio, otros
de enfermedades.
Un detenido en el campamento (puesto en libertad en 2008) era el fotoperiodista
de Al Jazeera Sami Al-Haj, que estuvo enjaulado durante seis años sin cargos ni
juicio y casi sin mención en los medios de comunicación estadounidenses (aunque
los medios de comunicación estadounidenses denuncian incesantemente
la detención, por otros gobiernos, de periodistas estadounidenses).
Una razón importante por la liberación de los seis detenidos hoy es que el
presidente de Uruguay, José Mújica, hizo avergonzar públicamente a los EE.UU.
de tal manera que Obama los liberó. Mújica escribió
una carta abierta a Obama la semana pasada, publicado en su sitio web
presidencial, abogando por su liberación por razones humanitarias: “Hemos
ofrecido nuestra hospitalidad en pro de unos seres humanos que sufrieron un
secuestro atroz en Guantánamo” El propio
Mújica es un “ex-preso político que pasó gran parte de sus 14 años de cautiverio
en condiciones de aislamiento solitario por sus actividades de guerrillero con
el movimiento revolucionario tupamaro”.
Al igual que el gobierno de Obama suprimió fotos que muestran la
tortura estadounidense y ahora intenta retrasar
si no impedir de plano la publicación del informe del Senado de Estados
Unidos sobre la tortura, los funcionarios de Obama han intentado en varias
ocasiones suprimir los videos que muestran los horrores de la alimentación por
la fuerza en Guantánamo. La familia de Dhiab, el detenido libanés-sirio que salió
libre hoy, persiguió implacablemente una campaña judicial
pública
para obtener esos videos y demostrar la brutalidad de ese tratamiento. Como
describe Reprieve:
Después de montar una prominente campaña judicial de impugnar el
tratamiento de Dhiab, los abogados de Reprieve
pudieron ver los vídeos en que se le alimenta por la fuerza. Aunque el
contenido de los videos se clasifica actualmente como “secreto” y por lo tanto
no puede ser divulgado al público, Cori Crider, directora estratégica de
Reprieve y la abogada del Sr. Dhiab, dijo que tenía “problemas
para dormir” después de ver los videos espeluznantes. En junio de 2014,
16 organizaciones noticiosas, como Reuters y el New York Times, intervinieron en el caso
Dhiab v Obama para pedir acceso a los vídeos basándose en sus
derechos de Primera Enmienda [DIVULGACIÓN: First Look Media, que publica The Intercept, fue una de las
organizaciones que entabló esa demanda].
En octubre, un juez federal ordenó
la divulgación de los vídeos, pero apenas la semana pasada, el Departamento de
Justicia anunció
que iba a apelar ese fallo. La justificación que dio la Administración
Más Transparente de Todos los Tiempos ™para suprimir evidencia de los
crímenes, la brutalidad y la saña del gobierno estadounidense era lo mismo de
siempre: la transparencia “afectará negativamente... las condiciones de
seguridad en Afganistán e Irak” al enfurecer a las personas de todo el mundo.
No participar en ese tipo de conducta nunca es una opción. La única prioridad
es evitar su divulgación.
En un desgarrador ensayo
en The Huffington Post en julio, la esposa de Dhiab, Umm Wa’el, relata el sufrimiento que ella y su familia han pasado
como resultado del encarcelamiento de su marido por 12 años, sin el debido
proceso, en medio del Mar Caribe:
Ha pasado más de una década desde que se nos arrebató a Abu Wa’el en la
noche. Yo acababa de dar a luz a nuestro cuarto hijo; nuestros otros hijos no eran
más que niños pequeños. Mi marido es un hombre bueno y un excelente cocinero.
Echo de menos los platos que él aprendió a preparar en el restaurante de su padre. No es culpable de
ningún crimen, nunca ha sido acusado, y el presidente Obama le informó hace
cinco años que iba a ser liberado de Guantánamo....
En el pasado, yo no hubiera esperado este tipo de secreto de Estados Unidos.
Pero en los últimos meses, lo he visto en varias ocasiones. Primero, el
gobierno luchó por evitar que nuestros abogados vieran los videos de la
alimentación forzada. Ahora prohíbe que nuestros abogados siquiera discutan su
contenido con otros abogados autorizados para ver materiales de seguridad en
secreto. Luego se opuso a la solicitud, de 16 de los grupos mediáticos
estadounidenses más reputados, para tener acceso al material. El gobierno está
haciendo todo lo posible para asegurarse de que lo que le ha sucedido – lo que
está sucediendo – a mi marido nunca salga a la luz del día...
América se horrorizó ante las imágenes de Abu Ghraib. Estas películas de
Guantánamo amenazan con hacer lo mismo. El pueblo estadounidense debe tener la
oportunidad de verlos, y para decidir si aceptan o no lo que se hace a diario a
mi marido. Estoy segura de que si se le da la oportunidad, verá la realidad: La
simple desesperación de un hombre inocente, detenido sin cargos ni juicio, que
está usando el único medio a su disposición para volver a su esposa e hijos.
Ésa es un escenario que se ha repetido una y otra vez durante los últimos
13 años – no sólo en Guantánamo, sino en otros infiernos estadounidenses donde
no existe el debido proceso en Bagram (que el Departamento de Justicia de Obama
defendió
con vehemencia) y en Abu Ghraib, así como a bordo de barcos
fuera de la ley y en los sitios negros de la CIA. Nada de esto ha
disuadido remotamente a EE.UU. o a sus comentaristas mediáticos über-nacionales
de seguir sermoneando al resto del mundo sobre la necesidad del debido proceso
y de los procedimientos judiciales justos (de igual manera que el servilismo
lucrativo de Tony Blair a los dictadores no le impide sermonear
al mundo sobre la necesidad de la democracia).
Sin embargo, todo eso ha
hecho que el mundo está dejando
de tomar en serio cada vez más las cosas que los funcionarios
estadounidenses dicen acerca de esas cuestiones (en la medida en que alguien
las tomara en serio antes). Y menos mal que lo haga. Son múltiples los males
históricos y las acciones vergonzosas del gobierno de Estados Unidos durante la
Guerra Sin Fin contra el Terror. Mantener a las personas en jaulas durante una
década y más, en medio del mar, lejos de sus familias, sin una pizca del debido
proceso o una esperanza de liberación: eso se aproxima a ser el primero en la lista.
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