Bush, Obama, y las cinco fases de impunidad para
tortura
24 de septiembre de 2012 Kevin Gosztola
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 25 de octubre de
2012
Una característica de la administración del presidente Barack Obama ha sido
el compromiso de seguir adelante sin mirar para atrás – para, como el operativo
del partido demócrata preocupado con los resultados electorales pudiera decir,
no re-litigar los ocho años de la administración de George W. Bush. Esto
significa ausencia de responsabilidad para los responsables de los actos de
tortura.
Significa ausencia de justicia para las víctimas de torturas.
El profesor Alfred W. McCoy, autor de Torture and Impunity: The U.S.
Doctrine of Coercive Interrogation, apareció en “Democracy Now!”
el viernes para hablar
sobre su libro. La presentadora Amy Goodman reprodujo un clip del presidente
Obama en su primera conferencia de prensa dando un comentario astuto, calculado
pero algo banal sobre si la administración iba a tener una comisión de
reconciliación real para examinar los años pasados bajo la administración de
Bush.
PRESIDENTE BARACK OBAMA: Mi administración va a
funcionar de manera que no se dude que no practicamos la tortura, que seguimos
las convenciones de Ginebra, y de que seguimos con nuestras tradiciones, según
la ley y el proceso debido, de la misma manera que iremos vigorosamente a por
los terroristas que nos pueden causar daño. Y no pienso que ambas cosas son
contradictorias. Pienso que son potencialmente complementarias. Mi punto de
vista es que nadie está por encima de la ley, y que si hay signos claros de
fechorías, estas personas deberán ser juzgadas como cualquier ciudadano normal,
pero que, generalmente hablando, estoy más interesado en mirar hacia adelante
que hacia atrás.
McCoy reaccionó a esta grabación diciendo que lo que Obama dijo era un
ejemplo de “impunidad de tercer fase.” Después explicó las fases de impunidad,
un “proceso universal” que él afirma “ocurre en países totalitarios que tienen
problemas con la tortura.”
McCoy sostiene que la fase primera:
…es la culpable de todas las manzanas malas. Donald Rumsfeld hizo éso
después de que se descubriera en el 2004 el escándalo de Abu Ghraib.
La segunda fase dice que es necesario para la seguridad nacional –
desafortunado, quizás, pero necesario para nuestra seguridad. Eso fue hecho muy
articuladamente por el vicepresidente Cheney en su época, y continúa defendiendo
ese argumento. El argumenta que esas “técnicas sofisticadas,” como él las llama,
ej. torturas de la CIA, salvaron miles, a veces decenas de miles, a veces
cientos de miles de vidas. ¿OK?
La tercera fase es el paso que acabamos de ver con el presidente Obama,
diciendo, que, bueno, lo que pasó, ya pasó y tenemos que estar unidos como
nación, necesitamos caminar hacia delante juntos hacia el futuro. El pasado no
es relevante. Lo tenemos que poner detrás, sin investigar, sin acusar. Y ésa fue
su postura.
En la cuarta fase, los responsables por los actos de tortura buscan no sólo
la exoneración por sus crímenes sino también la vindicación. Por ejemplo,
antiguos funcionarios de la administración de Bush argumentaron que “las
sofisticadas interrogaciones bajo la administración de Bush llevó a los Marines
SEAL hasta Osama bin Laden,” a pesar de no haber ninguna evidencia que corrobore
ese hecho. Presionaron al fiscal general Eric Holder para que no investigara la
tortura y desmintiera las acusaciones de tortura, y parece que ha
funcionado.
“La quinta y última fase,” de acuerdo con McCoy, es “reinventar la historia,
re-escribiendo el pasado, destrozándolo sin respetar la verdad de lo acontecido,
y reconstruyéndolo de una manera que justifique la tortura.” Las apariciones del
vicepresidente Dick Cheney en la televisión se han utilizado frecuentemente con
este objetivo – para hacer creer a la gente que la tortura fue efectiva para que
los supuestos terroristas confesaran para poder desmantelar sus
conspiraciones.
Como el eslogan del Partido de George Orwell’s de 1984, “Quien controla el
pasado controla el futuro; quien controla el presente controla el pasado,” el
Partido controla los expedientes, que permiten controlar todas las memorias
permitiendo al Partido controlar el pasado.
Este es otro de los ruines aspectos del presidente Barack Obama, su
administración, de la lealtad de los líderes del partido Demócrata hacia el
mantra de moverse hacia adelante, sin mirar atrás, que ahora es el centro de la
campaña de Obama 2012 con una simple palabra, “Adelante.” Es otro despreciable
aspecto de los miembros del congreso, especialmente los demócratas y los
seguidores de Obama que se niegan a levantar sus voces para protestar contra la
pasividad de la administración y su negativa total para enjuiciar a los
responsables de la tortura.
Sin responsabilidad o justicia, aquellos responsables por actos de tortura
pueden limpiar sus nombres, como si nunca hubieran cometido un crimen. Son
capaces de sugerir que si lo que hicieron fue un crimen, ya los hubieran llevado
a juicio. Les hubieran acusado de cometer un crimen, pero no hay ningún juicio
así que los defensores de las libertades civiles y los derechos humanos y los
activistas contra la guerra, sólo pueden hacer grupos de discusión, que pueden
ser engañosos.
Falta de justicia da a los antiguos funcionarios el permiso para argumentar
que no hubo tortura. Falta de condenas da a los antiguos funcionarios la
convicción y el valor para sentarse delante de una cámara de televisión,
escribir sus memorias u opiniones editoriales para el Wall Street Journal
y afirmar que lo que hicieron fue para proteger a los Americanos y que no está
bien que los investiguen o los interroguen.
Esto no ayuda mucho a las víctimas de la tortura, especialmente a aquellos
que todavía están detenidos indefinitivamente en Guantánamo; pero es el
inevitable subproducto de la complicidad de la administración de Obama
permitiendo que los responsables de las torturas estén libres. Hasta el punto
que la administración Obama continúa torturando a los prisioneros y
subcontratando la tortura a sus aliados en su “guerra contra el terrorismo,” que
es algo peor que la complicidad. Es una coartada – un acto para encubrir y
asegurar que el estado de seguridad puede continuar usando la violencia y
tortura contra aquellos que los EEUU afirman tienen el derecho para mantenerlos
indefinidamente detenidos sin cargos ni juicio, sin un proceso debido o
jurídico.
Este artículo apareció originalmente en the Dissenter
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