Bahía de GUANTÁNAMO: un “laboratorio de batalla” en
done el personal experimentó en prisioneros para desarrollar técnicas de
tortura
11 de enero de 2015
Kevin Gosztola
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 22 de mayo de 2020
En el décimo tercer aniversario de la llegada del primer prisionero a la
bahía de Guantánamo, un reporte del Centro de Ley Seton Hall para Política e
Investigación examina cómo el gobierno de los Estados Unidos utilizó las
instalaciones como un “laboratorio de batalla”.
Los prisioneros fueron tratados como “objetos de prueba” mientras el personal, incluidos oficiales médicos, experimentaban para
desarrollar nuevas técnicas de tortura. Varios detenidos fueron drogados desde
su llegada para ayudar a los interrogadores a quebrarlos. Un prisionero, Mohammed
al-Qahtani, fue tratado como rata de laboratorio y monitoreado de cerca por
personal médico para determinar si su cuerpo podía soportar con más tortura.
El reporte fue primero
abarcaba y publicado en VICE por el periodista Jason Leopold. Está
basado en documentos desclasificados del gobierno, declaraciones de oficiales
gubernamentales y personal militar y fue coescrito por el ex guardia de
Guantánamo Joseph Hickman.
“Cada laboratorio debe probar a sus sujetos”, declara
el reporte. Guantánamo no era distinto, con la excepción de que “sus ratas eran
seres humanos, detenidos”.
El reporte no solo fortalece el caso de que las
técnicas de tortura desarrolladas a través de experimentos para “explotar información”
fueron exportadas de otras prisiones, como Bagram y Abu Ghraib, sino que
también sobresalta la perturbadora realidad de que el personal médico estaba
involucrado en la “investigación de humanos” y condujeron lo que constituye
crímenes contra la humanidad.
Según el coronel Britt Mallow, el comandante de la
Fuerza Conjunta de Investigación Criminal (Criminal Investigative Task Force) [el
general mayor Michael] Dunlavey y posteriormente el general mayor Geoffrey
Miller se refirieron a GTMO como un “laboratorio de batalla”, queriendo decir
que las interrogaciones y otros procedimientos ahí fueron, a cierto punto,
experimentales y que sus lecciones beneficiarían al Departamento de la Defensa
en otros lugares. Mientras que esto era lógico en términos de aprender, yo
personalmente objeté a la filosofía implicada en que los interrogadores
deberían experimentar con métodos menos probados, particularmente aquellos que
no fueron entrenados”.
“Las técnicas de interrogación mejoradas” o técnicas
de tortura, fueron renombradas “técnicas de contra resistencia” para que fuera
más fácil defender su uso. Empezando en enero del 2002, el protocolo estándar
era darles a los detenidos que llegaban 1250 miligramos de mefloquina, una
droga para la malaria, que era “cinco veces más grande de lo necesario para uso
profiláctico establecido” y los puso en riesgo de “severos efectos psicológicos”.
Como fue descrito en el reporte, “el efecto secundario
de la mefloquina comúnmente incluye alucinaciones, ansiedad, paranoia, agresión,
comportamiento psicótico, cambios de humor, depresión, afectaciones de la
memoria, convulsiones, pérdida de coordinación, pensamientos suicidas, posible
suicidio, que pueden durar semanas”. Los efectos secundarios pueden ser mayores
en “pacientes con una historia personal o familiar de enfermedad mental”. Las
drogas fueron dadas antes de que a los prisioneros “se les hiciera la prueba de
malaria”, sugiriendo que la “dosis excesiva” fue deliberada. [Previamente, el
periodista Jeffrey Kaye ha realizado un reportaje
extensivo del uso
de mefloquina en detenidos].
Es altamente improbable que la mefloquina fuera usada para la malaria. Es mucho más probable que el personal militar estuviera consciente
de los efectos secundarios y quisiera que les pasaran a los detenidos para que
pudieran modificar su comportamiento y utilizar la droga para que ayudara con
hacerlos obedecer.
…Los memos de la [Oficina de Accesoria Legal] redactados por John Yoo permitieron el uso de drogas que alteraran la
mente, sosteniendo que no era tortura si no causaban daño mental “permanente” o
“profundo”. Argumentaron que solo el uso de drogas que “penetraran al núcleo de
la habilidad de un individuo para percibir el mundo alrededor suyo,
substancialmente interfiriendo con sus habilidades cognitivas o
fundamentalmente alterando su personalidad” calificarían como tortura. Esto
estaría satisfecho por el “comienzo de un ‘desorden psicótico breve’” o
‘alucinaciones’ que duraban todo un día. El memo citaba también, como un
ejemplo de interrupción profunda, a una droga o acción “que empujara a una
persona al borde del suicidio, particularmente si esta persona viene de una
cultura que tiene fuertes tabús contra el suicidio”. El memo, sin embargo, dice
que, para satisfacer el intento estándar de estatuto criminal, la
administración de la droga debe ser específicamente para provocar ese daño
prolongado. Bajo esa lógica, la tortura no sería resultado del uso de una droga
con el intento de causar menores formas de daño psicológico como ansiedad,
paranoia, agresión, depresión, pérdida de memoria, pensamientos suicidas, todos
efectos secundarios conocidos de la mefloquina…
En octubre del 2002, en Guantánamo, el personal en una
“junta de estrategia de contra resistencia” discutió el uso de “caos
controlado” en las instalaciones. “Caos controlado incluía tomar medidas para
descubrir cómo encontrar y manipular fobias como insectos, serpientes y claustrofobia”.
Miembros del equipo de consulta de la ciencia del
comportamiento como el Mayor Paul Burney y el Mayor John Leso le dijeron al
grupo “lo que es más efectivo que estrategias basadas en el miedo son
estrategias ambientales de uso amplio diseñadas para interrumpir la cohesión y
comunicación entre detenidos…el ambiente debe de albergar dependencia y
obediencia…necesitamos crear un ambiente de ‘caos controlado’”.
Dos psicólogos y un psiquiatra fueron partes del BSCT
(por sus siglas en inglés). Su misión era monitorear el comportamiento de los
detenidos durante las interrogaciones y detención. Ellos tenían que desarrollar
“operaciones psicológicas”. En algunos casos, simplemente “inventaban” algunas
de las técnicas de tortura que fueron utilizadas contra los prisioneros”.
Hubo una discusión acerca de los “nuevos experimentos” incluyendo si se utilizaría el “suero de la verdad” para manipular el “ambiente
del lugar” y “albergar dependencia y obediencia”.
Parece ser que Al-Qahtani fue objeto de algunas de las
peores experimentaciones humanas. A través del tiempo, cuando era torturado
diario, se mantuvieron registros que mostraban que el personal médico conducía
las pruebas para asegurarse que el trato cruel nunca llegara a la definición
legal de tortura que acetó la administración del ex presidente George W. Bush”.
…El primer tratamiento médico fue grabado en el registro el 24 de noviembre del 2002 cuando le fue suministrado
por IV y evaluado por un doctor para “asegurarse de que fuera físicamente capaz
de continuar con la interrogación”. Mientras que estaba con el doctor, “el
detenido declaró que quería firmar un documento o desplegado que dijera que no
quería ningún tipo de medicamentos. El doctor le dijo que no existía ese tipo de
formas”. En los días y semanas que siguieron, el registro o “log” reveló que le
sacaron sangre a al-Qahtani dos veces, le hicieron un ECK, tomografía de
cerebro y un ultrasonido, le revisaban la presión de la sangre cada cierto día
y su pulso revisado quince veces (en algunas ocasiones, varias veces al día). A
Al-Qahtani le sacaron sangre dos veces el 4 y 16 de diciembre por un doctor y
un mortuorio respectivamente. La primera vez fue para revisar la función renal.
El log no da explicación para la segunda y simplemente explica que el
“mortuorio le sacó sangre al detenido…”.
Es probable, como dicen los estudios, que el personal
estuviera preocupado por los “memos de tortura” y no quisieran que el nivel de
dolor fuera similar al que se experimenta por “falla de órganos, impedimento de
la función corporal o incluso la muerte”.
El personal médico revisaba sus riñones. Si no estaban
fallando, la tortura podría continuar siendo administrada. En algunas ocasiones
el personal tomaba el pulso de al-Qahtani varias veces al día.
…El 19 de diciembre, cuando su pulso fue
grabado tres veces, una entrada decía “sus signos vitales fueron tomados
nuevamente. La presión sanguínea fue normal pero su pulso fue alto en 93. El
representante médico estará monitoreando los signos vitales del detenido de
cerca hasta que su pulso baje...”.
Al-Qahtani fue objeto de “técnicas mejoradas de interrogación” desarrolladas tan temprano como noviembre del 2002,
pero no fue hasta diciembre 2 que el secretario de la defensa Donald Rumsfeld
oficialmente aprobara alguno de los métodos utilizados. Incluso llevaron “perros
militares” al cuarto en donde se encontraba al-Qahtani, algo a lo que el FBI se
opuso, pero la Fuerza Conjunta de Guantánamo ignoró la objeción de la agencia y
les pidió que actuaran como los “invitados” que eran.
También fue objeto de algún otro tipo de experimentación antes de noviembre porque un BSCT del 2 de octubre del
2002, indicó que “estresantes psicológicos” como privación de sueño, retención
de alimento, aislamiento y pérdida del tiempo, han sido “extremadamente efectivos”.
*
“Manipulación alimentaría y de ambiente, ajustes de sueño, presencia militar de perros militares, manejo
de sueño, gritos, música con volumen alto, control de luces y posiciones de
estrés” fueron todas técnicas adoptadas por el liderazgo en Bagram y Abu
Ghraib. Y, mientras que la Fuerza Aérea, la Marina y el FBI levantaron objeción
al memo que adoptaba “técnicas de interrogación mejoradas” más severas, el JTF
de Guantánamo no dudó en aplicarlas.
“El FBI reportó varias técnicas de interrogación mejoradas que explotaban las debilidades psicológicas y
predadoras en la fe de los musulmanes. Estos métodos de interrogación serían
detenidos por el secretario de la defensa Rumsfeld a principios del 2003 para
ser renombrados y reempaquetados” para aprobación del secretario de la defensa
después de la primavera de ese año, según el estudio.
Cuando el reporte del comité de inteligencia del
senado detallando el uso de tortura por parte de la CIA fue publicado, Physicians
for Human Rights (PHR por sus siglas en inglés) levantaron
principales objeciones acerca del abuso que los profesionales de la salud
habían cometido en violación de tratados, leyes y varios códigos de ética. El
grupo subrayó la manera en que la CIA se había apoyado en profesionales de la
salud “en cada uno de los pasos para cometer y encubrir la brutal y sistemática
tortura de detenidos de seguridad nacional”.
La oficina de servicios médicos de la CIA recolectó
información de detenidos “consistente con definiciones investigación de objetos
humanos bajo códigos federales estadounidenses”, declararon los PHR. “Si una
investigación posterior establece que la investigación sobre objetos humanos
sin consentimiento fue realizada sistemáticamente sobre detenidos, entonces
esas actividades son violaciones del Código de Nuremberg y podrían constituir
un crimen contra la humanidad”.
Este estudio contiene un claro ejemplo de cómo Qahtani fue objeto de investigación
sin su consentimiento. Él no aprobó la administración de drogas que le dieron.
Existen muchas más personas que son probables
culpables involucrados en esta actividad criminal como fue evidenciado en el
hecho de que el liderazgo reconoció que necesitaban ocultar dicha conducta de
la Cruz Roja. Parte de esta conciencia surgió
del consejo dado por la CIA, que estaba involucrada en sus propias
actividades criminales al operar trabajo secreto de detención en donde
mantenían sospechosos de terrorismo secuestrados y llevado a lugares obscuros
para ser torturados.
Por ejemplo:
LTC Beaver: “Tal vez necesitemos reducir las operaciones
más duras cuando el Comité Internacional de la Cruz Roja venga.
Es mejor no exponerlos a técnicas controversiales”.
El jefe del Control de Elemento de Interrogación de
GTMO (ICE) David Becker: “Tenemos muchos reportes Bagram acerca del uso de la
privación de sueño.”
Coronel teniente Diane Beaver: “Pero oficialmente no está sucediendo.”
Jonathan Fredman, abogado de contra terrorismo de la
CIA: “En el pasado, cuando el ICRC ha hecho un alboroto acerca de algunos
detenidos, el Departamento de la Defensa los ha “movido” lejos de su atención”.
Fredman: “Si alguien muere mientras usan las técnicas
agresivas, sin importar la causa de muerte, la repercusión en atención será
severamente perjudicial”.
Fredman: “La amenaza de muerte también es objeto de escrutinio
y deberá ser manejada según cada caso. Las ejecuciones simuladas no funcionan
tan bien como los acercamientos amigables”.
LTC Beaver: “Necesitaremos documentación para protegernos”.
Trece años después, la realidad es que la vasta mayoría de 127 hombres que permanecen encarcelados en Guantánamo, no
solo han estado detenidos sin cargos ni juicios, sino que también han sido
conejillos de indias para la brutal “guerra contra el terror” de los Estados Unidos.
Ningún oficial en el gobierno o en el ejército ha sido encontrado culpable por esta barbarie. En lugar de eso, la
administración de Barack Obama ha hecho todo para “seguir adelante” sin “mirar
atrás”, una política que ha ayudado a que criminales de guerra escapen de la
justicia, que aseguren publicaciones de libros, aparezcan como expertos en
varios programas de televisión, obtengan trabajos prestigiosos en universidades
en donde pueden moldear mentes manipulables de estudiantes y defiendan su
conducta pasada como algo que no es tortura.
Creative Commons-Licensed Image por Jared Rodriguez /
t r u t h o u t; Adaptado: mike.benedetti, Dirty Bunny
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