La obscenidad de la guerra
Amy Goodman 31 de marzo de 201
El Presidente Barack Obama acaba de regresar de su primer viaje a Afganistán
como Comandante en Jefe. La invasión y ocupación de ese país encabezada por
Estados Unidos ingresó en su noveno año, en medio de crecientes comparaciones
con Vietnam.
Daniel Ellsberg, a quien Henry Kissinger calificó en su momento como “el
hombre más peligroso de Estados Unidos”, filtró los llamados Documentos del
Pentágono en 1971. Ellsberg, que era uno de los principales analistas del
Pentágono, fotocopió esos documentos altamente confidenciales de 7.000 páginas
sobre la participación de Estados Unidos en Vietnam y se lo entregó a la prensa,
ayudando a poner fin a la Guerra de Vietnam.
“El Presidente Obama está dando todos los pasos simbólicos necesarios para
que esta guerra sea llamada ‘la guerra de Obama’”, me dijo Ellsberg
recientemente y mencionó a los “memorandos de Eikenberry”, redactados por el
embajador de Estados Unidos en Afganistán, Karly Eikenberry, que fueron
filtrados y luego impresos en enero pasado por el New York Times.
Ellsberg dijo: “Los cables de Eikenberry, ahora, a esta altura, son como un
resumen de los Documentos del Pentágono de Afganistán. Y ese es el primer grupo
de documentos que necesitamos en este momento. Simplemente cambie el nombre del
lugar, saque ‘Saigon’ y ponga ‘Kabul’ y ponga a las fuerzas nacionales afganas
funcionando como el sustituto de nuestro Ejército mercernario de la República de
Vietnam, y dicen casi exactamente lo mismo”.
Las políticas que recomiendan los memorandos de Eikenberry son opuestas a las
propuestas por los Generales David Petraeus y Stanley McChrystal, que apoyan el
aumento de soldados y una campaña de contrainsurgencia en Afganistán. Eikenberry
escribió que el Presidente Hamid Karzai no es “un socio estratégico adecuado”, y
que “enviar fuerzas adicionales demorará el día en que los afganos asuman el
poder, y dificultará, o hará imposible, que nuestra gente regrese al país en un
plazo razonable”. La posición de Petraeus y McChrystal prevaleció. Las fuerzas
armadas lanzarán una gran campaña en junio en la segunda ciudad más grande de
Afganistán, Kandahar. Mientras tanto, con una sinceridad sorprendente,
McChrystal dijo esta semana en una video conferencia, a propósito del número de
civiles asesinados por las fuerzas armadas estadounidenses: “Hemos matado a una
gran cantidad de personas, pero hasta donde yo sé, ninguno de ellos había
demostrado ser una amenaza”. En tanto, el índice de bajas de soldados
estadounidenses es el doble que hace un año.
Tavis Smiley emitirá un programa especial en PBS esta semana sobre uno de los
discursos más poderosos e ignorados del Reverendo Martin Luther King Jr. El
discurso fue pronunciado el 4 de abril de 1967, exactamente un año antes del día
en que King fue asesinado. El líder de los derechos civiles tituló el discurso
“Más allá de Vietnam”, y llamó al gobierno de Estados Unidos “el mayor proveedor
de violencia en el mundo hoy”, sucitando una gran polémica. King dijo ese día:
“Mientras caminaba entre los jóvenes desesperados, rechazados y furiosos, les
decía que los cócteles Molotov y los rifles no resolverían sus problemas. Traté
de ofrecerles mi compasión mas profunda, manteniendo a la vez mi convicción de
que la manera mas significativa de llegar al cambio social es a través de la
acción no violenta; pero ellos me escriben y me preguntan ‘¿Y qué pasa con
Vietnam?’…y me di cuenta de que nunca más podría alzar mi voz contra la
violencia de los oprimidos en los guetos si no le hablaba primero claramente al
principal proveedor de violencia en el mundo actual: mi propio gobierno.”
La prensa demonizó a King. La revista Time dijo que su discurso era “una
calumnia demagógica que sonaba como un guión para Radio Hanoi”. Tavis Smiley
habló sobre la importancia del discurso de King hoy en día: “La mayoría de los
estadounidenses, creo, conocen su famoso discurso ‘Tengo un sueño’. Algunos
estadounidenses conocen el discurso de ‘la cima de la montaña’, pronunciado la
noche antes de que fuera asesinado en Memphis. Pero la mayoría de los
estadounidenses no conocen este discurso, ‘Más allá de Vientam’, que puso a King
nuevamente en problemas. Si uno cambia las palabras Irak por Vietnam, Afganistán
por Vietnam, Pakistán por Vietnam, este discurso es muy pertinente en la
actualidad”.
Al igual que King, Obama fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. En su
discurso de aceptación, Obama mencionó a King seis veces, pero su objetivo era
defender la guerra en Afganistán. El profesor de la Universidad de Princeton
Cornel West, en entrevista con Tavis Smiley, dijo sobre el discurso de
aceptación del Premio Nobel de Obama: “Me molestó escuchar a mi querido hermano
Barack Obama criticar a King en el contexto de un escenario mundial, diciendo
que los análisis de Martin Luther King Jr. no eran útiles para un Comandante en
Jefe porque el mal existe, como si Martin Luther King Jr. no supiera del mal.
Martin Luther King, Jr. luchaba contra el terrorismo. Era un anti-terrorista que
luchaba contra Jim Crow y James Crow. Martin Luther King Jr. sabía del mal mucho
más que muchos de nosotros, incluso que nuestro querido presidente”.
A principios de marzo, el diputado demócrata de Ohio, Dennis Kucinich,
presentó una resolución para poner fin a la guerra en Afganistán. Kucinich dijo:
“Tendremos la oportunidad, por primera vez, de reflexionar sobre nuestra
responsabilidad en las muertes de soldados que ahora alcanzan las mil, de ver
nuestras responsabilidades por los costos de la guerra, que alcanzan los 250.000
millones de dólares; nuestra responsabilidad en la muerte de civiles y los
costos humanos de la guerra; nuestra responsabilidad de combatir la corrupción
que hay en Afganistán”. La resolución fue rechazada con 356 votos contra 65.
Esta semana, el Washington Post publicó los resultados de una encuesta realizada
a 1.000 personas. La encuesta reveló que el Presidente Barack Obama cuenta con
un índice de aprobación del 53 por ciento en el manejo de la guerra de
Afganistán.
Es improbable que la población se oponga a algo que cada vez tiene menos
cobertura mediática. Mientras la prensa se centra en los detalles escandalosos
del gasto del Comité Nacional Republicano en viajes suntuosos, especialmente uno
a un cabaret en Los Ángeles, el costo de la guerra en Afganistán para los
contribuyentes estadounidenses se estima ahora en más de 260.000 millones de
dólares. El costo en vidas perdidas, en personas lisiadas, es incalculable. La
verdadera obscenidad es la guerra. Ellsberg espera que los memorandos de
Eikenberry sean apenas los primeros de muchos memorandos filtrados, y que una
nueva ola de Documentos del Pentágono concientice a la población acerca de la
urgente necesidad de poner fin a la guerra de Obama.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2010 Amy Goodman
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