Manning ¿qué es? ¿Un traidor, un héroe
moral?
Juan Gelman Pagina/12 9 de junio de 2013
Es el debate abierto desde que el lunes pasado comenzaron las sesiones de la
corte marcial que juzga a Bradley Manning, el soldado experto en inteligencia
que pasó a Wikileaks centenares de miles de cables secretos o clasificados del
gobierno estadounidense que grandes medios como The New York Times, Le Monde,
The Guardian y La Repubblica dieron a conocer a todo el mundo. Luego de tres
años de prisión en solitario, donde fue objeto de torturas varias como
permanecer, a veces desnudo, 23 horas de pie al día durante semanas, Manning es
procesado en Fort Meade, complejo militar ubicado en Maryland. Curiosamente, el
procedimiento está a cargo de un solo juez, la coronela Denis Lind, no de un
tribunal.
Pesan sobre soldado 21 cargos y Manning ha aceptado su culpabilidad en diez
que ya le suman 20 años de prisión. Pero el delito principal del que se lo acusa
es “haber ayudado al enemigo” violando el artículo 104 del Código Uniforme de
Justicia Militar. Esto podría condenarlo a muerte o a prisión perpetua. El
fiscal, capitán Joe Morrow, señaló que “se trata de un caso sobre un soldado que
sistemáticamente recolectó centenares de miles de documentos clasificados y los
subió a Internet, en manos del enemigo, un material que él sabía, dado su
entrenamiento, que pondría en peligro la vida de sus compañeros soldados en
peligro” (www.democracynow.org, 4/6/13). Agregó: “Esto sucede cuando la
arrogancia tiene acceso a la información”.
Manning está acusado de difundir vía Wikileaks un video de 39 minutos
titulado Crimen colateral: muestra cómo desde dos helicópteros Apache se dispara
contra un grupo de unos doce iraquíes, entre ellos dos corresponsales de la
agencia Reuters, matando a ocho e hiriendo a los demás. Dos civiles se acercan a
Saeed Chmagh, uno de los periodistas, para ayudarlo a subir a una van, los
helicópteros vuelven, ametrallan y mueren Chmagh, otro civil, dos niños que
estaban en el vehículo y su padre. La difusión del video provocó una indignación
general. Daniel Ellsberg, quien filtró los llamados “papeles del Pentágono”,
sobre la guerra de Vietnam, que desnudaban las mentiras del entonces presidente
Lyndon Johnson, calificó a Manning de “héroe”. Habría actuado así movido por su
conciencia moral, por el deseo de mostrar al mundo las realidades de la guerra
en Irak.
“Ayudar al enemigo” constituye un delito absolutamente grave y el fiscal
argumentó que hubo una suerte de “pre-asociación” criminal entre Manning y
Julian Assange –un tiro por elevación contra el director de Wikileaks, otro
objetivo subyacente del proceso– para difundir los documentos. Laurence Tribe,
profesor de Harvard considerado una autoridad en derecho constitucional, que
enseñó la materia al presidente Obama, señaló que acusar a Manning de tal delito
“sobre la base de nada aparte del hecho de que el individuo subió información
filtrada a la web y de ese modo ‘dio conscientemente información de
inteligencia’ a la que cualquiera podía tener acceso, abre sin duda un nuevo
espacio peligroso” (www.guardian.co.uk, 3/6/13). Dicho de otra manera, sería un
atentado contra la libertad de prensa y de expresión.
La jueza Lind indicó que para condenar a Manning por “ayudar al enemigo”, la
fiscalía debe probar más allá de toda duda razonable que éste había
proporcionado conscientemente información útil a Al Qaida y que él sabía que
estaba tratando con un enemigo de EE.UU. Mark Johnson, especialista electrónico
del ejército, declaró el martes que no había encontrado en la laptop de Manning
el menor indicio de odio a EE.UU., ni materiales relacionados con el terrorismo
(Reuters, 4/6/13).
El proceso a Manning, de una duración prevista de tres meses, tiene lugar en
el contexto –muy criticado– de las seis acusaciones del gobierno contra
funcionarios en virtud de la Ley de Espionaje, que duplican el número de las
formuladas por todos los presidentes estadounidenses anteriores juntos; de los
seis, sólo Manning enfrenta un tribunal (www.guardian.co.uk, 4/6/13). Por otra
parte, el Departamento de Justicia mismo está bajo fuego graneado por haber
intervenido ilegalmente los teléfonos de las oficinas y de los periodistas de la
agencia de noticias AP, así como el de un periodista de Fox News que investigaba
las pruebas nucleares de Corea del Norte.
La jueza Lind afirmó ya que la conexión Manning/Al Qaida pudo ser indirecta,
vía Wikileaks, aunque el acusado tendría que saber “que estaba tratando con un
enemigo de EE.UU.” y rechazó el pedido de la defensa de que se declarase
inadmisible toda referencia a Al Qaida. No parece oscura la posición de la
coronela. Para algunos observadores, declarar a Manning culpable de ese delito
abriría las puertas al pedido de extradición de Assange, refugiado en la
embajada de Ecuador en Londres. Sobre todo lo cual planea una ironía que subrayó
la abogada Jesselyn Radack, del Proyecto de Responsabilidad Gubernamental: “Si
Osama bin Laden o cualquier otro sospechoso de terrorista ha leído por Internet
un artículo del New York Times (sobre el tema), el gobierno puede ahora acusar
al periódico de ‘ayudar al enemigo’. Este es un gran problema”.
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