Fuga de Gaza: el doloroso viaje para sobrevivir
por GIULIA CALVANI
17 octubre 2023
Algunos a pie, otros en burro, otros entre los escombros y otros en un apartamento con
otras 50 personas. Sin agua, comida o medicinas.
Continúa la evacuación de palestinos de Gaza en condiciones infernales.
El viernes pasado, el ejército israelí ordenó a los residentes palestinos
del norte de Gaza y al interior de la ciudad que evacuaran
al sur “por su seguridad y protección”. Todo esto, según las órdenes, se debería de haber concluido
en 24 horas, parte de un operativo militar terrestre.
Como los mismos israelies reconocieron, 24 horas no son suficientes para
desplazar a todos los civiles. De hecho, la evacuación sigue en curso. Mientras
tanto, Israel cercó
la ciudad,cortando el suministro de comida, combustible y
electricidad blocando el ingreso de la ayuda.
Al momento 532.000 de los 2.2 millones de
residentes de Gaza están desplazados
internos. Como explicó la secretaria general de Amnistía
Internacional Agnes Callamard,
las personas están en pánico, en medio del campo de batalla, sin idea de
qué hacer ni a dónde ir.
La orden de evacuación ha sembrado pánico entre la población y dejó miles de palestinos
desplazados al interior que duermen en la calle, sin saber a dónde escapar o en
dónde pueden encontrar la seguridad en medio de una incesante campaña de bombardeo.
Fuga de Gaza: “todos están corriendo por su vida”
En Gaza y los territorios del norte, la población huye con cualquier medio. El transporte público no está
disponible porque, porque, con el bloque impuesto por Israel, el combustible ha
comenzado a escasear.
Algunos huyeron en auto, a pie o en burros, caballos o carretas. Quien puede, busca refugio en casa de amigos o
parientes o en albergues que ya están saturados.
Un viaje de una hora parece durar 30 años. Tuvimos que cambiar ruta varias veces....todos
están corriendo por su propia vida, apesar del terror. Los niños que lloran y
están horrorizados...
Mientras que los civiles huyen de Gaza, las calles y edificios a su alredor se colapsan a causa de los ataques
aéreos. Cientos de personas se quedan atrapadas bajo los escombros, sin que las brigadas de rescate puedan
alcanzarles. No tienen combustible para hacerlo y mucho menos caminos.
Por eso, los propios civiles buscan mover
los cuerpos y llevarlos a un lugar seguro.
Buscamos remover los cuerpos, lo que queda de ellos, de los niños, con nuestras propias
manos. Las maquinarias no logran llegar a las áreas para sacar los escombros.
Hace tres días que estoy aquí después del bombardeo, 19 miembros de mi familia
fueron asesinados y sólo logré recuperar el cuerpo de mi nuera y la espalda de
mi hijo.
Los funcionarios de sallud, mientras tanto, obedecen las instrucciones del
ejército insraelí acerca de cómo evacuar los hospitales con enfermos
terminales, ancianos, discapacitados y heridos.
Me tienen que decir cómo podemos evacuar hospitales con pacientes en terapia intensiva y
todos los heridos de los ataques recientes, es un disparate, es imposible.
Según el director regional de la OMS para el mediterráneo
oriental, Ahmed Al-Mandhari, probablemente es mejor dejarlo así. Aunque los
analgésicos se acaben y en pocas horas ya no será suficientes el combustible
para tener funcionando los generadores. La diálisis ya no está disponible.
Existen alrededor de 2,000 pacientes atendidos en 21 hospitales en
el norte de Gaza y es mejor que estén ahí, si los movemos significa que les
estamos dando un certificado de muerte.
Escacean
agua y alimentos. Algunos palestinos hacen pozos cerca del mar,
otros se abrevan tomando agua que no es potable de los fregaderos o
hasta el agua salada l’acqua salata. Queda
harina para una semana más o menos y para ahorrar, las comidas se redujeron a
una al día. Los niños son prioridad.
Fuga de Gaza: la catástrofe del sobredesplazamiento
Mientras el norte lentamente se vacía, el sobredesplazamiento
se hace siempre más difícil de gestir para las aldeas del sur, como la de Khan Younis.
Este pueblo, que alberga a 400,000 habitantes, en menos
de 48 horas tiene una población que supera el millón.
Cientos de miles de personas huyeron de aquí desde el
norte en cualquier cosa que pudieran transportarles: coches, caballos y burros,
a pie si no había otra opción.
Y aquello que encontraron era una ciudad de rodillas, mal
preparada para el hecho de que su población sería literalmente redoblada de un
día al otro.
Cada cuarto, cada periodo, cada calle está repleta de hombres, mujeres y jóvenes. No existe algún otro lugar a donde ir.
Algunos se establecieron en los hospitales, otros en
refugios aunque no tengan recursos de primera necesidad. Otros fueron con
parientes llenando pequeños departamentos con 50/60 personas. Así de
pegados de estar cachete con cachete. Otras familias juntaron en las escuelas,
en donde pusieron tendederos en los balcones. El patio, en cambio, se convirtió
en el lugar en donde las mamás y abuelas cocinan el alimento que tienen a su
disposición. Además, todos necesitan agua, que es escasa. Por lo tanto, se
raciona a 300 ml al día por persona.
No todos encontraron lugar. Por lo tanto, no tuvieron
otra opción que encontrar refugio en los paseos y pasos subterráneos, a
la mitad de la masacre, mientras cohetes y bombas les caen alrededor.
Decenas de periodistas muertos: “continuaremos con nuestro trabajo”
Los únicos de esogieron quedarse, conscientes del riesgo
tan alto, son los periodistas
comprometidos con contarle acerca de la guerra al resto del mundo. Entre
ellos está Rakan Abdelrahman, freelance, residente de Gaza.
Su trabajo es muy peligroso, hoy todavía más difícil por
el corte de electricidad y la ausencia de internet.
Por culpa de la mala conexión de internet y de las
interrupciones de electricidad, no podemos informar en tiempo real. En cada
caso, no existe un lugar apropiado desde el cual trabajar.
Cuando pueden, se reunen en el los bares que quedan
abiertos y compartir datos e información. O se van al hospital Shifa en donde
pueden recargar sus celuares y mantenerse actualizados.
Comité
de Protección a Periodistas (CPJ), ya son 12 los periodistas
muertos durante los bombardeos. Algunos, en mira a pesar de portar el
chaleco distintivo de la prensa stampa.
No podemos cubrir el lugar de la masacre o llegar a lugares que fueron
bombardeados por miedo a que otro ataco israelí vuelva a atacar la misma zona.
Cada segundo estás en peligro. Nuestros colegas han
pagado el precio con su vida, como Saeed al-Taweel, Mohammed Subh y Hisham
Alnwajh.
Ghazi al-Aloul, corresponsal jordano, dice que el
miedo es parte integral del trabajo de un periodista en la franja de Gaza.
Naturalmente, peleas entre tu responsabilidad como periodista
para transmitir la veracidad y los riesgos que derivan de eso y lo que tu
familia está atravesando. Pienso te igual ya estamos habituados a estas
presiones. Continuaremos siempre nuestro trabajo, independientemente de los
obstáculos que se presentan.
Existe la posibiliad de que terminemos por ser nosotros la noticia.
Pero, como periodistas, siempre hemos demostrado estar a
la altura del trabajo.
Mientras tanto, el mundo entero se prepara para afrontar lo que se pre anuncia como una crisis
humanitaria sin precedentes.
Fuente: https://www.ultimavoce.it/fuga-da-gaza-doloroso-viaggio-sopravvivenza/
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