Los agentes fronterizos de EEUU destrozan garrafas de agua
condenando a miles de migrantes a morir de sed
Un informe de dos ONG revela que los agentes rompen sistemáticamente las garrafas ubicadas en caminos del
desierto de Arizona
Las personas que tratan de cruzar la
frontera deben beber entre cinco y 12 litros cada día, dependiendo de las
condiciones. Pocos consiguen transportar más de siete
Rory Carroll - Los Angeles
eldiario.es/The Guardian
17 de enero de 2018
Los voluntarios dejan garrafas de agua en los caminos que utilizan los migrantes para alcanzar
EEUU |
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Los agentes de la Patrulla Fronteriza de EEUU destrozan
sistemáticamente las garrafas de agua y otros suministros que la gente deja en
el desierto de Arizona para los migrantes. Esto condena a la gente a
morir de sed en una zona de temperaturas infernales, según apuntan dos grupos
humanitarios.
En un informe publicado este miércoles, las dos
organizaciones con sede en Tucson aseguran que los agentes realizaron los
supuestos sabotajes con total impunidad en un intento de disuadir y castigar a
las personas que de manera ilegal tratan de cruzar la frontera desde México
Los voluntarios hallaron garrafas de agua destrozados en
415 ocasiones, una media de dos veces a la semana, en una área de unos 1.300
kilómetros cuadrados en el desierto de Sonora al suroeste de Tucson, en Arizona.
Según el informe, esto
ha sucedido desde marzo de 2012 hasta diciembre de 2015 y se han visto
afectados un total de 3.586 unidades.
El informe también acusa a los agentes fronterizos de
destrozar los alimentos y las mantas, y de hostigar a los voluntarios en la
zona.
"A través de los análisis estadísticos, las pruebas
de vídeo y la experiencia personal, nuestro equipo ha descubierto una
preocupante realidad. En la mayoría de los casos, los agentes fronterizos son
responsables de obstaculizar de manera generalizada los esfuerzos de los grupos
humanitarios", apunta.
Un agente de la Patrulla Fronteriza estadounidense observa una parte del
muro EFE |
El informe, publicado por No More
Deaths y La Coalición de Derechos Humanos, dice que los animales –así
como cazadores, senderistas e integrantes de milicias fronterizas– también han
causado daños a la ayuda humanitaria. Pero asegura que los principales
culpables son los agentes fronterizos, brazo ejecutor de Aduanas y Protección
de Fronteras, que es parte del Departamento de Interior.
"La práctica de destruir e interferir en la ayuda
humanitaria no es un comportamiento aislado de unos cuantos agentes
fronterizos. Es una práctica sistemática de las fuerzas de seguridad del Estado
en la frontera", añade. Un portavoz dijo que no podía rebatir las
acusaciones antes de ver el informe, pero añadió que las patrullas y las baliza
de rescate del desierto salvan vidas de migrantes a diario.
El informe llega en medio de la polémica en
Washington en torno al deseo de
Donald Trump de construir el muro en la frontera con México y
de su racismo hacia los migrantes que no sean blancos. El Congreso
está luchando por alcanzar un acuerdo sobre inmigración y seguridad en la
frontera antes de que la financiación federal venza, algo que hace temer un posible cierre de gobierno.
Además de construir un muro, Trump quiere contratar a
otros 5.000 agentes fronterizos.
¿Por qué militarizar la frontera?
Caitlin Deighan, portavoz de No More Deaths, explica que
la política de militarizar la frontera y canalizar a los migrantes hacia un
peligroso y remoto desierto donde miles de ellos mueren procede de la era
Clinton. "Ha sido así en cada Administración desde entonces".
Barack Obama ocupaba la Casa Blanca durante un periodo en
el que también se dieron casos de destrozo de garrafas de agua detallados en el
informe.
El médico forense del condado de Pima recibió los restos de al menos 593 personas que
trataron de cruzar la frontera durante ese periodo.
El plan de Trump para seguir fortificando la frontera y
deportar a más personas –personas que a menudo lo volverán a intentar– se
traducirá en más sufrimiento y más muerte, asegura Deighan. "Creemos que
la situación va a empeorar con el Gobierno actual".
Las personas que tratan de cruzar la frontera deben beber
entre cinco y 12 litros cada día, dependiendo de las condiciones. Pocos
consiguen transportar más de siete litros, a pesar de que un viaje a través de
la desoladora maleza puede durar varios días e incluso semanas.
Según los datos que maneja No More Deaths, de las 31.558
garrafas de agua dejadas en los caminos que utilizan los migrantes durante los
años 2012 y 2015, un 86% fue utilizada. Los pájaros, el ganado y otros animales
destrozaron 533 y los humanos unas 3.586, indica el informe.
Cazadores, miembros de las milicias y otros actores
comparten parte de la culpa, pero el análisis de las diferentes jurisdicciones
territoriales –bosques nacionales, tierras fiduciaria estatales y terrenos
privados– identificaron a los agentes fronterizos como el único grupo con
acceso regular y presencia constante en las tres jurisdicciones.
El informe también se hace eco de pruebas
circunstanciales de voluntarios y expatrulleros fronterizos no identificados
que fueron entrevistados el año pasado y que dijeron: "Recuerdo a gente
pateando y destrozando las garrafas de agua, recuerdo que eso se nos inculcaba de
una manera u otra".
El informe también cita a un mexicano de 37 años que
cruzó la frontera que se llama Miguel. "Rompían las botellas para que ni
siquiera pudieras llenarlas en los tanques. Necesitábamos agua, algunas
personas del grupo la necesitaban de veras, pero encontrábamos las garrafas
destrozadas. Sentí impotencia, rabia. Los patrulleros deben odiarnos de
verdad".
El informe es el segundo de una serie de tres partes
sobre muertes y desapariciones en la frontera. La ;primera entrega vio la luz el año pasado.
Traducido por Cristina Armunia Berges
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