Un Egipto libre significa libre de EEUU
Glenn Ford Black Agenda Report 11 de febrero de 2011
Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García
Pedrajas
El imperialismo de EEUU se enfrenta a un “cambio de la marea” en el mundo
árabe, pero tiene pocas herramientas para resistir la revuelta que no sean las
clases corruptas de los cómplices locales, que son los objetivos de la ira y la
indignación del pueblo. “Es un claro signo de que EEUU está muy nervioso el que
se vea al presidente Obama debatiéndose, intentando parecer, por un lado, que
está del lado de la rebelión popular de Egipto mientras que maniobra
desesperadamente para mantener a los hombres leales a Washington bajo
control.”
“Crece la comprensión de que, si Egipto quiere ser libre, debe echar del
poder a aquellos que se han beneficiado vendiendo la nación a los
estadounidenses.”
La rebelión popular en Egipto le ha quitado ya varios años de vida al poder
imperial de EEUU. Incluso si la rebelión fracasa de alguna manera de la noche a
la mañana – lo que no puede y no debiera ocurrir – ya ha conseguido captar y
enfurecer a millones de personas en todo el mundo árabe. Un cambio en la marea
está teniendo lugar en la región, de un tipo como no se ha experimentado en las
dos últimas generaciones, y puede que desde el llamado “despertar árabe” que
siguió a la Primera Guerra Mundial. Los estadounidenses tienen pánico porque,
incluso con una maquinaria militar que es más costosa que la de las fuerzas
armadas del resto del mundo juntas, EEUU no posee las herramientas para
controlar a todo un pueblo que está empeñado en conseguir la autodeterminación.
Y cuando se trata del mundo árabe, estamos hablando de pueblos que tienen lazos
que cruzan las fronteras, desde el océano Atlántico hasta el Índico.
Con la excepción de la invasión de Irak en 2003, EEUU ha dominado la región
principalmente cooptando o creando abiertamente clases dirigentes corruptas en
los diferentes países árabes. Aunque el proceso suele empezar mediante el
cuidadoso cultivo de un hombre fuerte o un rey, la sumisión de todo un pueblo a
la voluntad de Washington - especialmente uno enorme como el de Egipto –
requiere que las grandes corporaciones estadounidenses y las instituciones
financieras globales se hagan con el control completo de la política económica
local. Se crea toda una clase de hombres de negocios que están aliados con los
poderes corporativos extranjeros, no con sus propios compatriotas. Su trabajo es
hacer seguros a sus países para el capital extranjero, y el de ser herramientas
serviciales de la política exterior estadounidense – y, en el caso de Egipto y
Jordania, incluso socios de Israel.
“EEUU no posee las herramientas para controlar a todo un pueblo que está
empeñado en conseguir la autodeterminación.”
Con el fin de cumplir su trato con el imperialismo de EEUU, los dirigentes
locales no tienen otra opción que hacerle la guerra continuamente a su propio
pueblo. El acuerdo de estos políticos corruptos y hombres de negocios con
Washington requiere que aplasten las aspiraciones nacionales de sus
compatriotas. No hay salida a la lógica de esta política de estado que no sea
librar al país de la garra del imperialismo, que es una forma de dominio
extranjero.
Es por eso que es un claro signo de que EEUU está muy nervioso el que se vea
al presidente Obama debatiéndose, intentando parecer, por un lado, que está del
lado de la rebelión popular de Egipto mientras que maniobra desesperadamente
para mantener a los hombres leales a Washington bajo control. Hombres como el
antiguo jefe de inteligencia, Omar Suleiman, el vicepresidente puesto a dedo por
Hosni Mubarak, que era también el chico para todo de América para sus
detenciones extraordinarias en la llamada Guerra contra el Terror. Pero el
pueblo egipcio lo conoce más como el hombre que hizo una guerra de terror contra
ellos. Y hay un montón de Suleimans egipcios al servicio de Washington –
en el gobierno, el ejército, y en los negocios. En realidad, todos están en el
negocio de beneficiarse del imperialismo.
Es por eso que los manifestantes de la plaza Tahrir siguen ampliando la lista
de hombres que son inaceptables para el futuro de Egipto. Empieza con una
persona: Mubarak. Ahora, mientras la revolución avanza, la lista de sus enemigos
se hace más larga, y el pueblo se da cuenta de que una clase entera de traidores
a la nación debe ser despojada del poder. Crece la comprensión de que, si Egipto
quiere ser libre, debe echar del poder a aquellos que se han beneficiado
vendiendo la nación a los estadounidenses. Y el resto del mundo árabe puede
aprender la misma lección. Y con todo su poderío militar, Washington no tiene ni
idea de que hacer si pierde a su cómplice árabe con el imperialismo de EEUU.
Fuente: http://blackagendareport.com/content/free-egypt-means-freedom-america
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