Los valores familiares: El rigor romano de los
escuadrones de la muerte de Obama
Chris Floyd Empire Burlesque 21 de octubre de 2011
Traducción del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
No basta con que el Premio Nobel de la Paz asesine a ciudadanos
estadounidenses sin cargos, sin juicio y sin previo aviso; también se dedica a
matar a sus hijos, de la misma forma cobarde y a sangre fría.
La pasada semana, Abdulrahman al-Awlaki –un adolescente estadounidense- acabó
despedazado en Yemen por un misil de un avión teledirigido estadounidense. El
muchacho, al igual que su padre, Anwar al-Awlaki, no estaba acusado de delito
alguno y mucho menos condenado y sentenciado. Por tanto, ¿cuál era su crimen?
Perdió a su padre –que había tenido que esconderse de la intención públicamente
afirmada de asesinarle por parte del Premio Nobel- y se marchó a buscarle.
Su búsqueda le llevó a una de las zonas del Yemen donde hay grupos que se
oponen al régimen asesino que controla ahora el país y masacra a sus propios
ciudadanos a sangre fría… con armas estadounidenses, dólares estadounidenses y
el pleno apoyo del Nobel de la Paz y de su administración tan amante de la paz y
compuesta por pacíficos pacifistas. La gente en esas regiones –no sólo en el
Yemen sino por todo el mundo- está expuesta a una muerte instantánea y agónica
de parte del valiente Nobel de la Paz, el de los audaces aviones robot, guiados
por nobles guerreros recostados en cómodos sillones detrás de murallas y
fortalezas a miles de kilómetros de distancia.
Y así fue que se apretó un botón y los teledirigidos del Premio Nobel
convirtieron a Abdulrahman, de 16 años, y a su primo, de 17, en trozos humeantes
de sangre coagulada. Los esbirros y sátrapas del Nobel difundieron después la
historia de que el muchacho era ya un hombre de pelo en pecho, “sospechoso” de
ser “militante”. Fue, por supuesto, una consumada y deliberada mentira, pero
funcionó. La primera –y única- cosa que el público en general escuchó acerca de
este asesinato fue que otro sucio terrorista de los del trapo en la cabeza había
mordido el polvo, al fin y al cabo ¿qué más da?
La familia del muchacho tenía un punto de vista algo distinto:
“Matar a un adolescente es algo realmente increíble y afirmar encima que era
un militante de al-Qaida es totalmente absurdo”, dijo Naser al-Awlaki, un
antiguo ministro de agricultura del Yemen que era padre de Anwar al-Awlaki y
abuelo del muchacho, hablando el pasado lunes en una entrevista telefónica desde
Sanaa. “Tratan de justificar el crimen, eso es todo”.
El adolescente, Abdulrahman al-Awlaki, ciudadano estadounidense nacido en
Denver en 1995, y su primo yemení de 17 años fueron asesinados en un ataque
militar de EEUU que acabó con las vidas de nueve personas en el sureste de
Yemen…
Naser al-Awlaki dijo que la familia había decidido publicar un comunicado
después de ver que cómo en algunas informaciones aparecidas en EEUU describían a
Abdulrahman como un militante de veintitantos años. La familia instó a los
periodistas y a quien quisiera a visitar la página del memorial de Abdulrahman
en Facebook.
“Miren sus fotos, sus amigos y sus aficiones”, decía el comunicado. “Su
página en Facebook muestra a un muchacho típico. Un adolescente que pagó un
precio muy alto por algo que nunca hizo y que nunca fue”. Las fotos en Facebook
mostraban un muchacho sonriente de un lado para el otro en el campo y
sobreactuando en ocasiones para la cámara. Abdulrahman dejó EEUU con su padre en
2002.
Naser al-Awlaki dijo que Abdulrahman estaba en el primer año de secundaria
cuando dejó Sanaa para buscar a su padre. Le escribió una nota a su madre,
diciendo que echaba mucho de menos a su padre y que intentaría encontrarle. El
adolescente viajó hasta el hogar tribal de la familia en el sur del Yemen, a
unos 140 kilómetros al este de la capital. “Se fue de aquí sin que yo lo
supiera”, dijo Naser al-Awlaki. “No le hubiéramos dejado marcharse porque
sabemos que es casi un niño”. Dijo que su nieto, al conocer la muerte de su
padre, había decidido volver a Sanaa.
El muchacho estadounidense se marchó para buscar a su padre. Al saber que el
Premio Nobel de la Paz le había asesinado, intentó volver con su familia. Pero
se detuvo para comer con unos hombres, ¿amigos de su padre, quizá? ¿Quizá
militantes? ¿Quizá nada de eso? No podemos saberlo, porque el Nobel de la Paz y
sus esbirros no se ponen a discutir con nadie sus arbitrarios asesinatos de
personas sin que medie acusación ni juicio.
Por tanto, a Abdulrahman le hicieron volar en pedazos. El “soldado” que pulsó
el botón o apretó la palanca de mando que disparó el misil se levantó de su
confortable sillón y se metió en su confortable coche y condujo hasta su
confortable hogar, donde, ¿quién lo sabe?, quizá disfrutó de una comida
deliciosa con su mujer y sus niños, relajándose un poco después con los
ejercicios de la Nintendo. El pacífico Nobel de la Paz se fue luego de campaña
electoral, en el intento de ampliar su misión de paz con otro mandato. Y el
régimen al que apoya en el Yemen con armas pacíficas y dinero pacífico y
pacíficas perlas de sabiduría acerca de la paz, sigue adelante asesinando a sus
propios ciudadanos.
Me parece a mí que el Nobel de la Paz, muy ridiculizado por algunos por su
juvenil inexperiencia, por su escasa gravitas, está creciéndose cada día
más en su papel imperial. El asesinato abierto y descarado de un ciudadano
imperial –seguido de la carnicería completamente gratuita perpetrada contra el
hijo de la víctima- lleva el sello auténtico de la antigua Roma. Así es como
hacían en los gloriosos días de los Cesares; así es como seguimos haciendo hoy.
Todo lo viejo es nuevo otra vez. ¡Ave, pacifista!
Chris Floyd es un premiado periodista estadounidense, autor del libro
“Empire Burlesque: High Crimes and Low Comedy in the Bush Regime”.
Durante más de once años estuvo escribiendo una columna política “Global
Eye” para The Moscow Times y el St. Petersburg Times en Rusia.
Ha trabajado también en Gran Bretaña para Truthout.org. Sus trabajos
aparecen con regularidad en CounterPunch, The Baltimore Chronicle y Il
Manifesto, así como The Nation, Christian Science Monitor, Columbia
Journalism Review, The Ecologist y muchos otros.
http://www.chris-floyd.com/component/content/article/2176-family-values-the-roman-rigor-of-obamas-death-squad.html
¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.
E-mail:
espagnol@worldcantwait.net
|