Exreo pide a Biden cerrar Guantánamo, donde pasó siete años horribles
Por Carlos Chávez Sputnik
26 Abril, 2021
Una bandera estadounidense en la base naval de Guantánamo,
Cuba. Archivo |
Moscú, 26 abr (Sputnik).- Lakhdar
Boumediene, un ciudadano bosnio de origen argelino, permaneció encarcelado sin
cargos más de siete años en la prisión de Guantánamo. Ahora se suma a las voces
que reclaman al presidente estadounidense, Joe Biden, el cierre de este lugar,
tristemente célebre por las torturas.
En octubre de 2001, la policía de Bosnia y Herzegovina detuvo repentinamente a Boumediene
por supuestas conexiones con la red terrorista de Al Qaeda (organización
prohibida en Rusia) y le acusó ridículamente de planes para atacar la embajada
de Estados Unidos en Sarajevo. "El día que me arrestaron pensé que era una
broma, que era algo para la televisión. Y es que en Bosnia llevaba una vida
normal, como cualquier persona", confiesa Boumediene a Sputnik.
El hombre, casado y con dos hijas de 4 y 1,5 años, permaneció tres meses en prisión y todo
ese tiempo la policía revisó su teléfono celular y su computadora sin encontrar
evidencias que lo vincularan al terrorismo. Entonces una corte bosnia dictaminó
su libertad, pero el servicio secreto estadounidense intervino y Boumediene
supo que lo enviarían a Guantánamo, una de las prisiones más secretas y
tenebrosas del Gobierno norteamericano.
Finalmente, junto a otros cinco argelinos fue trasladads a la base estadounidense en
territorio cubano y encerrado sin cargos. Muchos años después los seis saldrían
en libertad.
Trato humano
"Me tenían en una jaula, como un animal en el zoológico", relata,
recordando que estuvo en este infierno desde 2002 hasta su liberación en 2009.
Recuerda que todo este periodo fue muy terrible y los últimos años
fueron los peores porque era tratado como una bestia. "Siempre que preguntaba
por qué me encontraba en Guantánamo, nadie respondía. Al ver que no me
explicaban, me declaré en huelga de hambre", cuenta.
Los estadounidenses le alimentaron por la fuerza, una forma de
tortura condenada por numerosas organizaciones de derechos humanos. "Fue el
peor trato al que me sometieron. A veces me golpeaban", dice el hombre, quien
antes de su detención trabajaba para la Media Luna Roja.
Tras su liberación, Boumediene y Mustafa Ait Idir, otro
exprisionero, escribieron el libro Witnesses of the Unseen (Testigos de lo
invisible), en el que narran en detalles el infierno que les tocó vivir y
dedican un capítulo especial a uno de los interrogadores apodado El Elefante.
"Le puse ese apodo porque era un tipo enorme e inteligente. La primera vez que
lo vi me dijo que no era agente de la CIA ni tampoco del FBI y que podíamos
hablar como amigos", relata.
Boumediene era interrogado tres veces al día. En esas agotadoras
jornadas, contaba toda su vida, empezando desde su nacimiento en Argelia y
terminando en su detención en Bosnia y Herzegovina. Le pedían contar sobre "las
otras personas" en alusión a los terroristas de Al Qaeda, pero Boumediene no
tenía la menor idea de esos personajes.
Tras interminables interrogatorios, el Elefante llegó a la
conclusión que Boumediene era inocente pero no podía influir en su liberación.
«En 2004 me dijo que yo era inocente, pero permanecí en Guantánamo hasta 2009»,
dice con amargura.
Tortura psicológica
Además de los múltiples interrogatorios y las palizas por parte de
los estadounidenses, el prisionero era sometido a violencia psicológica. Raras
veces le permitían hablar con su mujer y sus hijas. Incluso las cartas que les
escribía eran revisadas por la censura. «El FBI u otro órgano tachaba palabras
en mis cartas. Si escribía diez líneas, tachaban todo y dejaban solo una
línea», recuerda.
Cuando conversaba con su familia, siempre era en presencia de un
intérprete y un militar que le amenazaban con cortar la conexión si se quejaba.
"Temía que interrumpan la comunicación, por eso le mentía a mi mujer y le decía
que estaba bien", narra Boumediene en la entrevista a Sputnik.
El hombre fue liberado en mayo de 2009 y se fue a vivir a Francia.
"Los primeros días que vi a mi esposa en París, ella lloró mucho. No puedo
contarle lo que viví porque es duro describirlo. Es difícil de imaginar. No
pude ver a mi esposa ni a mis hijas. Eran pequeñas (cuando me detuvo la
policía) y cuando regresé, ya eran adolescentes", dice.
En enero, varios exprisioneros pidieron a Biden la clausura de esa
cárcel. "Mi mensaje es que simplemente cierre Guantánamo", concluyó Boumediene.
(Sputnik)
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