Exigen investigación sobre la complicidad británica en las torturas de la
CIA
Por Agencia EFE – 20/02/2010
Londres, 20 feb (EFE).- La comisión británica de derechos humanos ha sumado
su voz a la de quienes reclaman aquí con urgencia una investigación
independiente de la supuesta complicidad de los servicios de inteligencia del
Reino Unido en prácticas de tortura.
El presidente de la comisión, Trevor Phillips, ha escrito una carta en ese
sentido al ministro de Justicia, Jack Straw, con copia a los titulares de
Exteriores e Interior, en la que califica de insuficientes para tranquilizar a
la opinión pública las protestas de inocencia del Gobierno de Gordon Brown.
Según la comisión, un total de 25 ex presos, todos ellos sospechosos de
terrorismo en algún momento, aseguran que las autoridades británicas tuvieron
conocimiento de los malos tratos a que fueron sometidos.
Entre ellos figura Binyam Mohamed, un ex preso de Guantánamo que dice haber
sido torturado en Pakistán, donde estuvo en manos de la CIA, con pleno
conocimiento de agentes del espionaje británicos.
"El Gobierno y sus agencias se enfrentan a acusaciones muy graves de que
sabían que ciudadanos del Reino Unido estaban siendo objeto de torturas sin que
hicieran nada para poner fin a esas prácticas y de que incluso prepararon las
preguntas que debían contestar aquéllos", señala Phillips en su carta.
Y agrega: "Dado el papel de líder en materia de derechos humanos que
corresponde al Reino Unido, sería inexplicable que el Gobierno no pusiese en
marcha una investigación independiente que permita determinar la verdad o
falsedad de esas acusaciones".
La pasada semana, el ministro británico de Asuntos Exteriores, David
Miliband, vio frustrado por un juez su intento de impedir que se informara a la
opinión pública del tratamiento "cruel, inhumano y degradante" a que fue
sometido el citado Binyan Mohamed por las autoridades estadounidenses.
Entre los casos mencionados en la carta del presidente de la comisión de
derechos humanos figuran dos hombres condenados a cadena perpetua en este país
por terrorismo, que afirman haber sido torturados por agentes paquistaníes antes
de su entrega a las autoridades británicas.
Siete de los supuestamente sometidos a malos tratos con complicidad oficial
británica quieren demandar con ayuda de sus abogados al MI5 y MI6 (servicios de
inteligencia interior y exterior del Reino Unido) por supuesta complicidad.
Uno de los denunciantes es el último residente británico en Guantánamo,
Shaker Aamer, que ha acusado a agentes del espionaje británico de haber estado
presente en los interrogatorios sufridos mientras estaba en poder de los
estadounidenses en la base aérea de Bagram (Afganistán) sin que sus
conciudadanos movieran un dedo para ayudarle.
Otro es Moazzam Begg, también ex preso en Guantánamo, que ha denunciado
asimismo la presencia de agentes británicos en las sesiones de tortura a las que
fue sometido en Afganistán por los servicios de inteligencia
estadounidenses.
Varios miembros del Gobierno británico han negado las acusaciones de
complicidad en los abusos incluidas en informes de la ONU y de la organización
Human Rights Watch, y las han calificado de "infundadas e irresponsables".
Esas acusaciones no proceden sólo de los propios sospechosos, sino que a
ellas se suman las del ex embajador británico en Uzbekistán Craig Murray,
destituido de su puesto hace cinco años tras denunciar la complicidad de agentes
de su país en las torturas llevadas a cabo por miembros de la CIA u otros a su
servicio.
Según explicó Murray en un artículo publicado este viernes n el Evening
Standard, los servicios de seguridad uzbecos, "tal vez los más brutales del
mundo", pasaban a la CIA el material obtenido en "sus cámaras de tortura", y la
agencia estadounidense entregaba a su vez una copia de ese material al MI5 y MI6
británicos.
Según el ex diplomático, el Gobierno uzbeco quería convencer a EEUU de que
combatía la amenaza del islamismo militante para seguir recibiendo "fuertes
subvenciones" de Washington y se dedicaba a hacer "redadas masivas de
disidentes", a los que "torturaba hasta conseguir que terminaran admitiendo que
eran miembros de Al Qaeda o de cualquier otra organización terrorista".
"Con la tortura no se obtiene la verdad, sino sólo lo que el torturador
quiere oír a cambio de poner fin a la tortura", critica Murray, cuyas memorias
del período que pasó en Uzbekistán, tituladas "Asesinato en Samarkanda", han
sido dramatizadas para la BBC por David Hare, conocido dramaturgo y cineasta
británico.
Joaquín Rábago
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