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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

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Entradas en el currículo vitae del nuevo jefe de la universidad estadounidense en Vietnam

Degollaste a un anciano, asesinaste a tiros a mujeres y bebés... ¡contratado!

22 de junio de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

El 24 de febrero de 1969, el teniente Bob Kerrey dirigió a una escuadra de SEAL de la Marina de Estados Unidos a la pequeña aldea vietnamita de Thanh Phong. La misión de Kerrey era matar al alcalde de Thanh Phong, lo que en sí es un crimen de guerra —es ilegal ordenar el asesinato de personas no combatientes— pero era el procedimiento operativo estándar para Estados Unidos en Vietnam.

Estados Unidos luchaba para aplastar al Frente de Liberación Nacional de Vietnam (FNL) que tenía el amplio apoyo del pueblo y que había establecido en gran parte de Vietnam eficaces gobiernos locales, escuelas, etc. Desde el punto de vista de los invasores yanquis, no sólo todos los funcionarios de ese gobierno y todos los maestros de esas escuelas, sino todos los civiles de esas zonas eran “blancos legítimos”. Como tal, consideraron oficialmente que Thanh Phong era una “free-fire zone”, una zona en que las tropas estadounidenses tenían la autoridad para matar a cualquier ser vivo.

De acuerdo al informe de Gerhard Klann, un miembro veterano de la escuadra de Kerrey, y el informe muy semejante de Pham Tri Lanh, una mujer vietnamita que sobrevivió la matanza, a continuación está lo que ocurrió ese 24 de febrero:

La escuadra llego primero a una cabaña aislada en que estaban un anciano, una mujer y tres niños pequeños. Kerrey y otros dos hombres le apartaron al viejo de los demás, lo apuñalaron y entonces lo degollaron, casi decapitándolo. Mientras tanto, otros en la escuadra asesinaron a cuchilladas a la mujer y los tres niños.

Marcharon 15 minutos más hasta un grupo de chozas, acorralaron a los ocupantes —unas 15 personas, todos mujeres, niños o ancianos— y les interrogaron sobre el paradero del alcalde. No había hombres en la aldea, no había soldados, ni armas. No averiguaron nada.

He aquí el informe del New York Times sobre lo que pasó entonces:

    [La escuadra] debatió sus opciones, dice Klann, y finalmente decidió “matarlos todos y salir de allí”. Lanh, que había estado averiguando que sus hijos estaban a salvo, dice que se acercó sigilosamente, suficiente como para presenciar lo que sucedió después. Klann dice que Kerrey dio la orden y la escuadra, parada unos 3 metros de distancia [de los vietnamitas], comenzó a disparar — barriendo al grupo con armas automáticas durante unos 30 segundos. Escucharon gemidos, dice Klann, y comenzaron a disparar de nuevo, por otros 30 segundos.>

    Hubo un último grito, de un bebé. “El bebé fue el último con vida”, dice Klann, tratando de contener las lágrimas. “Había sangre y tripas salpicadas por todos lados”.

El pretexto para esta masacre fue que Kerrey tenía miedo de que si algún civil quedara vivo, le reportaría la presencia de la escuadra al FLN, y entonces tendrían que enfrentarse a verdaderos oponentes armados en lugar de disparar contra mujeres y niños sin armas — así es “el heroísmo” de las fuerzas estadounidenses. Pero parece que incluso esta excusa indignante es una mentira, ya que descargando sus armas durante 60 segundos, sin duda alguna, habría alertado a los soldados del FLN en la zona mucho más rápidamente que lo pudieran haber hecho los civiles.


Estados Unidos luchaba para aplastar al Frente de Liberación Nacional de Vietnam (FNL), que tenía el amplio apoyo del pueblo y que había establecido en gran parte de Vietnam eficaces gobiernos locales, escuelas, etc. Desde el punto de vista de los invasores estadounidenses, no sólo todos los funcionarios de ese gobierno y todos los maestros de esas escuelas, sino todos los civiles de esas zonas eran “blancos legítimos”. Como tal, consideraron oficialmente que Thanh Phong era una “free-fire zone”, una zona en que las tropas estadounidenses tenían la autoridad para matar a cualquier ser vivo. Arriba: Unos aldeanos masacrados por soldados yanquis, My Lai, Vietnam, 16 de marzo de 1968.

Esta clase de atrocidad —un crimen de guerra tan salvaje y premeditado, el asesinato sin piedad incluso de un bebé que lloraba— sin duda llevará a la detención y enjuiciamiento de los participantes, y definitivamente del líder, Bob Kerrey, ¿no es así?

¡No, ese no es cómo funciona Estados Unidos!

Después de que esta “misión” había terminado, en su informe Kerrey afirmó que su unidad había participado en un tiroteo con soldados del FNL y había matado a 21 soldados enemigos. Recibió una Estrella de Bronce por su “heroísmo”, y más tarde recibió la Medalla de Honor del Congreso por otra misión. Kerrey utilizó su estatus como “héroe de guerra” para lanzar una carrera política, llegando a ser gobernador y luego senador del estado de Nebraska.

Solo 30 años más tarde, cuando Klann ya no podia seguir viviendo con este crimen, hizo público, durante el programa de televisión 60 Minutes de la emisora CBS y en el New York Times, todo lo que había ocurrido. Fue entonces que Kerrey finalmente admitió que su escuadra había matado a civiles no armados, y no a soldados. Aún así siguió mintiendo, aseverando que él personalmente no mató a nadie, que la matanza ocurrió en respuesta a un ataque contra ellos, que no tenían idea de que las personas que estaban matando eran civiles, y otras mentiras semejantes. Afirmó que todo fue un “error” terrible y sugirió que en realidad nadie ha sufrido más que él mismo, que padece la carga de ser perseguido por los recuerdos de haber “accidentalmente” matado a personas inocentes.

Y en el auténtico y clásico estilo estadounidense, hasta afirmó que la mea culpa falsa que él expresaba representa “la razón por qué el liderazgo estadounidense es en su mejor forma tan diferente y tan vital en un mundo donde el mal todavía controla demasiadas vidas inocentes”, y específicamente ¡refleja la superioridad moral de Estados Unidos comparada con los vietnamitas!

A pesar de esta “superioridad moral”, demostrada por muchísimas matanzas como ésta, a pesar de la fuerza militar masiva de Estados Unidos que mató a más de tres millones de vietnamitas, la mayoría civiles, Vietnam le dio una paliza al ejército de Estados Unidos, obligándolos a huirse corriendo a sus helicópteros para escaparse del FLN en 1975.

Los años recientes:

El mundo ha cambiado. La revolución vietnamita no avanzó para construir una sociedad verdaderamente liberadora. Al contrario, se convirtió en una neocolonia bajo el dominio de ahora uno y luego otro país imperialista. Mientras tanto, se restauró el capitalismo en China que ya se ha convertido en una importante potencia capitalista en la región, amenazando la dominación estadounidense. Y Estados Unidos ha estado forjando una alianza de países más pequeños en Asia para oponerse a China, incluso militarmente, y pretende atraer a Vietnam a esta alianza. (Ver “El viaje de Obama a Asia: El lobo al que le chorrea sangre de los colmillos ofrece la paz y se prepara para la guerra”.)

Debido a la increíblemente sangrienta historia de crímenes de Estados Unidos contra Vietnam, esto ha implicado un proceso de “reconciliación” en que Estados Unidos hace unos gestos vagos de “pésame” por el pasado y ofrece unas pocas formas de ayuda, etc.

Así que en 2013, como parte de consolidar esta nueva alianza militar, Estados Unidos y el gobierno vietnamita actual acordaron un plan para construir la Universidad Fulbright en la Ciudad de Ho Chi Minh (antes Saigón, la capital de Vietnam del Sur bajo la ocupación estadounidense). La Universidad Fulbright ofreció la promesa de una educación de nivel mundial en un país empobrecido del Tercer Mundo, con el objetivo de servir de miel en el trago amargo para los vietnamitas mientras “se reconcilian” con la potencia grande que había desatado un montón de sufrimiento sobre ellos. El Congreso estadounidense dio $ 20 millones en fondos a la universidad, la que está “afiliada” con la Universidad de Harvard y es “coordinada” por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Obama la inaugaró publicamente durante su viaje reciente a Vietnam.

¿Y quién es el que el gobierno de Obama decidió que sería la mejor persona para encabezar la Universidad Fulbright en Vietnam? El mismísimo Bob Kerrey, alabado personalmente por Obama durante su visita a Vietnam. ¡Ahora Kerrey tendría la oportunidad de supervisar la educación de la juventud vietnamita no tan lejos del lugar donde una vez él masacró despiadadamente a sus padres y abuelos, y a niños que nunca vivirían para tener familias!

Piense sobre lo que significa para el pueblo vietnamita que una persona como esta sea devuelta a su país para tener una posición tan importante como la de educar a sus hijos. Una persona que cometió estos crímenes horrendos, nunca fue castigada por ellos, mintió al respecto por 30 años, echó la culpa a las víctimas por su propia muerte, y construyó una exitosa carrera política y acumuló riquezas y prestigio a partir de la sangre y los huesos dejados atras por sus crímenes.

Es un insulto más allá de lo imaginable, una forma de decirle al pueblo vietnamita que según Estados Unidos, ellos no son nada, ni siquiera humanos, y que no vale la pena considerar sus sentimientos y dignidad en lo más mínimo. Es como decir a una mujer que ha sido secuestrada y encerrada durante años, violada repetidas veces, que su nuevo profesor es... el violador, y que es mejor que se calle y aprenda a aceptarlo.

El que Kerrey sea encargado de la Universidad Fulbright de Vietnam es sencillamente hacer que su atrocidad sea una herida abierta permanente en el corazon y el alma del pueblo vietnamita. Y ha provocado una reacción airada de muchos vietnamitas que ha salido a la luz a pesar de los esfuerzos del gobierno vietnamita actual para venderles este ultraje con las palabras “reconciliación” y “perdón”. Los siguientes comentarios se encontraron en Facebook y salieron en el New York Times y en otros medios:

  • Dinh Thi Thu Ha: “El nombramiento de una persona que ha cometido crímenes contra nuestros compatriotas para dirigir una universidad estadounidense de prestigio en Vietnam es como meterle una vez más el cuchillo criminal en la cicatriz del pueblo vietnamita”.
  • Pham Thuy Huong, de 40 años, de Hanoi: “No puedo mirarle la cara... Todos los detalles horripilantes de aquel genocidio todavía están presentes”.
  • Nguyen Duc Hien, un periodista de un periódico legal en la Ciudad de Ho Chi Minh: “¡Después de matar y mentir, no debería representar el conocimiento y la contribucion de los valores estadosunidenses en Vietnam!”
  • Bao Anh Thai, un abogado en la Ciudad de Ho Chi Minh: “Por favor, dígame el nombre de cualquier universidad de prestigio en este mundo, donde un asesino a sangre fría de mujeres y niños —él lo admitió y no ha sido enjuiciado por ello— podría ser el presidente”.

Sin embargo, incluso frente a la ira, y la verdad evidente de lo que estos vietnamitas dicen, Estados Unidos se ha mantenido firme con el nombramiento de Kerrey, e incluso los columnistas liberales en el New York Times, aunque “reconocen” la legitimidad de la ira de la gente, argumentan que Kerrey debería permanecer en la posición como parte de su viaje de “expiación” personal por lo que hizo — en otras palabras, ¡el daño emocional a las víctimas no importa ni un carajo; lo que sí importa es que los criminales de guerra estadounidenses duerman bien!

Además de ser casi increíblemente depravado y perverso, esto es también una medida de poder muy cínica por parte de Estados Unidos. Aquí Obama le dice al gobierno vietnamita, “Sí, tenemos una ‘alianza’, y hasta les haremos unas pequeñitas concesiones, pero no olviden ni por un segundo que nosotros estamos a cargo, que nosotros establecemos los términos y tenemos la última palabra. Y vamos a demostrarlo al insistir en que acepten que vuelva a su país un infame criminal de guerra, no en cadenas para ser enjuiciado, sino en un lugar de honor y en una posición de gran autoridad”.

He aquí el mundo del imperialismo, donde los crímenes horrendos contra niños son una “cualificación” para ser jefe de una universidad, y donde los señores de este salvajismo ostentan su poder para humillar y disciplinar no sólo a sus enemigos, sino incluso a sus aliados.

Es un mundo que la humanidad no puede tolerar, y un mundo que no puede tolerar a la humanidad. Es un mundo que tiene que ser derrocado, y hecho de nuevo.


 

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