Portaaviones iraníes en el Golfo de
México
2 de febrero de 2012
Aquí No Puede Pasar
Tom Engelhardt
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 10 de marzo de
2012
Exclusiva: Nuevo Comando Militar Iraní Cerca de los
EEUU.
(Teherán, FNA) La agencia de noticias Fars (FNA) ha confirmado con el
Comando de Operaciones Norteamericano de la Guardia Republicana que un nuevo
comando de élite iraní está operando en la frontera estadounidense-mexicana. La
primera misión del equipo, conocido como la Fuerza Conjunta de Operaciones
Especiales del Golfo de México (JSOG-MTF), en su día a día, es guiar a las
unidades del ejército mexicano en las zonas fronterizas en su guerra contra los
peligrosos carteles de la droga. Las Fuerzas Especiales ofrecen “personal
altamente cualificado y entrenado que destacan en condiciones de incertidumbre”.
El mayor Amir Arastoo, un portavoz de la Guardia Republicana para las Fuerzas de
Operaciones Especiales en Norte América, según Fars, dice que “busca enfrentarse
a amenazas irregulares”...
La unidad comenzó su existencia a mediados de 2009, más o menos en el
momento en que Washington rechazó el deseo de liderago iraní en un nuevo diálogo
diplomático. Pero sin importar lo que hagan estsa Fuerzas Esepeciales en
referencia a EE.UU. (o lo que podrían hacer en el futuro) la Guardia Republicana
es un tema delicado. “Sería inapropiado discutir planes operacionales relativos
a alguna nación en particular”, dice Arastoo sobre los EE.UU.
De acuerdo, me lo he inventado todo. Me pueden denunciar. Pero primero
admitan, que después de la primera o segunda línea ya sabían que era sólo
ficción, y que a pesar de que se habla del decline americano, todavía somos el
imperio más grande del planeta.
Sí, existe un destacamento de operaciones especiales de los Estados Unidos
conocido como el Comando Mixto de Operaciones Especiales del Consejo de Ayuda
del Golfo, o JSOTF-GCC, estacionado cerca de Irán y, que de
acuerdo con el blog Danger Room de la revista <1>Wired, realmente
no sabemos que es lo que hace (que no sea entrenar a las fuerzas de nuestros
aliados como Bahrain y Arabia Saudita).
Y sí, las siglas son perfectamente reales, salidas de la boca de un “portavoz
del comando de operaciones especiales del Medio Oriente,” americano y no de un
representante de la Guardia Republicana de Irán. Y sí, la mayoría de los
americanos, si leyeran de la existencia de un nuevo comando operativo, no les
parecería extraño si las fuerzas de los EEUU se acercaran hasta la frontera con
Irán (o la cruzaran), cuando nuestra “seguridad” estuviera a riesgo.
Inviertan la historia, e inmediatamente se convierte en un cuento calumnioso,
inimaginable. Naturalmente, ningún comando de operaciones de Irán nunca se
estacionará cerca de la frontera de los EEUU. No en este mundo. Washington no lo
permitiría nunca ya que sigue siendo el gigante de los gigantes militares de
este planeta. En comparación, Irán es, en términos
militares, una pequeña
potencia.
Cualquier comando operativo de Irán en la frontera Mexicana representaría
cruzar una de esas “rayas rojas” de las que los oficiales de los EEUU están siempre
hablando y tal abominable acción tendría serias repercusiones. Más que eso,
su presencia se consideraría sin lugar a dudas como un acto de guerra. Todos los
periódicos saltarían con la noticia. Los representantes republicanos a la
presidencia se volverían locos. Y ya conocen el resto. Piensen sobre la reacción
después que el Fiscal General Eric Holder anunciara que un Iraní-americano de
Texas, vendedor de coches usados, había
contactado un cuartel de drogas mexicano como parte de una extraña trama
supuestamente originada por miembros importantes de los Escuadrones de Fuerza de
élite de Irán para asesinar
al embajador Saudí en un restaurante en Washington y posiblemente bombardear
también las embajadas de Israel y Arabia Saudita.
A pesar de las dudas
al respecto sobre la posibilidad de tal trama por parte de Irán, la indignación
fue palpable en los EEUU. La secretaria de estado Hillary Clinton insistió que
“se cruzó la raya por la que Irán se tiene que hacer responsable.” El Wall
Street Journal lo etiquetó
como un “discutible acto de guerra,” como
también lo hizo el congresista Peter King, presidente del Comité de
Seguridad Nacional de la Cámara. John Boehner, portavoz de la Cámara, lo llamó “una
violación muy grave de la diplomacia internacional,” mientras que Mike Rogers,
presidente del Comité de Información de la Cámara, juró que se traspasó
“un umbral muy peligroso” he hizo un llamado a la administración Obama para
acciones “sin precedentes.”
Por otro lado, nadie aquí podría decir que las fuerzas de operaciones
especiales de los EEUU lindando en la frontera con Irán hicieran nada fuera de
lo ordinario o que pudieran potencialmente cruzar ninguna raya, roja o de otro
color, o que estuvieran más allá de lo aceptable por la comunidad internacional.
De hecho, las noticias, tal como se dieron, no originaron titulares en la
prensa, ni comentarios en las páginas editoriales, nada. Porque todo el mundo
sabe que los Iranís estarían como pez fuera del agua en México, pero los
Americanos se sienten como en casa fuera de casa en el Golfo Pérsico (como en
casi todas las partes del mundo).
La “Guerra” de Irán Contra América
No obtante, sólo por curiosidad, suspendamos las leyes de la gravedad
política y militar y añadamos algunos detalles más a este cuento ficcional.
Imaginen que, a finales del 2007, los dirigentes mulás de Irán y sus
consejeros militares decidieron
renovar sus ya significantes actividades encubiertas contra Washington,
incluyendo operaciones más allá de la frontera, y así iniciaron una
intensificación de sus operaciones secretas para “inestabilizar” el liderazgo
del país – llámenla guerra secreta si quieren – financiada por cientos de
millones de dólares provenientes del dinero del petróleo; que éllos (o sus
aliados) apoyaron
con grupos hostiles armados opuestos a Washington; que éllos volaron
sofisticados robots teledirigidos en misiones de espionaje en el espacio aéreo
del país; que impusieran sanciones cada vez más fuertes, que a lo largo de los
años incrementaban
el sufrimiento del pueblo americano, para obligar a Washington a desmantelar
su arsenal nuclear y abandonar el programa nuclear (militar y pacíficamente) que
habían estado siguiendo desde 1943; que ellos y un aliado planearon y lanzaron
un gusano informático destinado a destruir las centrifugadoras e introducir
partes saboteadas en la cadena de suministros nucleares; que alentaban a los
científicos nucleares a
desertar; que uno de sus aliados inició un programa de asesinatos contra
científicos e ingenieros nucleares americanos, matando
cinco de ellos en las calles de las ciudades americanas; que iniciaron una
campaña
global para obligar a todos los países que no compraran productos
americanos, incluyendo las películas de Hollywood, iPhones, iPods, y iPads, y armamentos
de cualquier índole, al esencialmente, incautar todas las transacciones
bancarias americanas.
Imaginen también que el asediado presidente americano declaró
el Golfo de México fuera de los límites para los portaviones de Irán amenazando
a cualquiera que entrara en sus aguas con graves consecuencias. Como respuesta,
los iraníes enseguida mandaron su
portaviones, el Mossadegh, y sus barcos de guerra directamente a las
aguas del Golfo, no muy lejos de Florida y luego estacionaron
un segundo portaviones, el Khomeini, y su flotilla de apoyo en el cercano
mar del Caribe como refuerzos. (De acuerdo, los iraníes no tienen portaviones,
pero por sólo un momento aplazen su incredulidad.)
Y tengan presente que, en toda esta estrambótica situación, todas las
condiciones citadas arriba serían sólo lo que conocíamos o lo que sospechábamos.
Tendrán que asumir que también existían otros aspectos no conocidos en esa
campaña de-las-sombras del cambio de régimen contra Washington.
Ahora, relacionen todo esto con Irán y esa lista parece absurda. Si tales
cosas hubieran ocurrido de verdad (aunque solo fuera de una manera muy
limitada), el espectro de la política americana lo hubiera visto como una
abominación (y con razón), un embrollo de actos ilegales, ilegítimos e inmorales
y programas que tendríamos que oponernos a cualquier precio. Como ya lo saben
perfectamente bien, esto es una descripción exacta de lo que sabemos o
sospechamos que los EEUU han hecho, ellos solos o conjuntamente con su aliado,
Israel, o que, en el caso de las operaciones asesinas contra científicos
nucleares (y posiblemente una explosión
que destruyó
gran parte de una base de misiles en Irán, matando a un general y otras 16
personas) que Israel evidentemente hizo por su cuenta, pero posiblemente con un
acuerdo secreto de Washington.
Y aún así, pueden buscar las noticias de los principales noticieros sin
encontrar palabras como “ilegal,” “ilegítimo,” o “inmoral” o incluso “una grave
violación del comportamiento internacional” cuando se refieren a ellos, a pesar
de que ciertamente encontrarán reportes
resplandecientes de nuestro potencial militar de destrucción ocasional en
esa región; el tipo de reportes que, si hubieran sido publicados por la prensa
estatal de Irán, lo consideraríamos propaganda.
Mientras que los otros tres candidatos presidenciales estaban aullando por
sangre iraní en un debate republicano reciente, fue sólo Ron Paul, el verdadero
intruso, el que indicó
lo obvio: que las últimas sanciones petroleras impuestas por Washington y
aprobadas por la Comunidad Europea, hechas para prohibir la venta de petróleo
iraní en los mercados internacionales, esencialmente son un “acto
de guerra,” y que precedieron a la reciente amenaza de Irán (aunque
realmente poco probable) de cerrar el estrecho
de Hormuz, a través del cual la mayoría del petróleo del planeta
circula.
Y tengan en cuenta, que la guerra secreta contra Irán está ostensiblemente
dirigida a un armamento nuclear que no existe, que los líderes del país afirman
que no están construyendo, que los mejores servicios secretos americanos
declararon en 2007
y 2010 que no se veía en el horizonte. (Por ahora, en el peor de los casos,
se piensa que Irán está trabajando en una “posible
capacidad de arranque” – significando, la capacidad para construir
relativamente “rápido” una cabeza nuclear, si se tomara esta decisión.) Y
nosotros tenemos 5,113
cabezas nucleares en nuestro arsenal que no dudamos son necesarias para nuestra
seguridad y la de nuestro planeta. Estas son las armas que implícitamente
reconocemos que tenemos el derecho a tener, incluso cuando los Estados Unidos ha
sido el único país que ha usado armas nucleares, destruyendo dos ciudades
japonesas, a un precio de quizás 200,000 muertes
civiles. De la misma manera, no tenemos ninguna duda de que el mundo está más
seguro con Israel poseyendo 200
cabezas nucleares, un arsenal (no
declarado) suficiente para casi destruir todo el planeta. Pero estamos
convencidos que una bomba Iraní, sólo
una, podría acabar con la vida tal como la conocemos.
Añadan a ese miedo el hecho, citado a menudo, que Irán está dirigido por un
mulatariado que oprime
a la oposición. Eso, de todas maneras, los pone a la par con los aliados de los
Estados Unidos en la región como Bahrain, cuya monarquía ha abatido,
apaleado, y encarcelado a la oposición, y Arabia Saudí, que ha reprimido
ferozmente a sus propios disidentes. En cuanto a dañar a su propia gente, Irán
se queda pequeño en una liga comparado con los antiguos aliados de los EEUU como
el general Augusto Pinochet de Chile, que lanzó un golpe militar apoyado por los
Estados Unidos, contra el gobierno democráticamente elegido el 11 Septiembre,
1973, matando a más
personas de las que murieron en los ataques del 9/11 del 2001, o del
autócrata Suharto de Indonesia a quien se le acusa de la muerte de al
menos medio millón de personas.
El Mundo es la Casa de Washington
Y aquí les llega un poco del marco necesario en el último asalto de la
Irán-manía en los EEUU: Washington a declarado que el mundo es su perla y
guarnece el planeta de una manera históricamente diferente -- sin colonias
directas pero con aproximadamente 1000
bases en todo el mundo (sin incluir aquellas en zonas
de guerra o las que el Pentágono prefiere no
dar a conocer). Que hagamos éso, de una manera imperialista tan única, sólo
nos sorprende como raro y poco hay que discutir con éso. Una de las razones es
muy sencilla. Lo que se llama nuestra “seguridad” se ha convertido ahora en la
“seguridad” del planeta. Es de hecho, la acción normal planetaria, a pesar de
que sólo somos nosotros (o nuestros aliados más cercanos) los únicos que podemos
invocarla. Los demás están sujetos a unas normas de comportamiento más
limitadas.
Como resultado, el presidente de los EEUU puede ahora enviar ataques
teledirigidos y fuerzas de operaciones especiales a cualquier parte del mundo
para matar a cualquiera que el designe como una amenaza para nuestra seguridad.
Ya que estamos en todos lados y el mundo es nuestra casa, y tenemos “intereses”
en todos lados, podemos así estar amenazados en todos lados. Donde sea que nos
quedemos – y el Golfo Pérsico es un ejemplo, estamos profundamente
atrincherados – se han creado nuevas “rayas rojas” que otros tienen
prohibido cruzar. Nadie, naturalmente, puede vulnerar nuestra seguridad.
Al apoyar nuestros intereses -- los cuales, hablando claro, son también los
intereses del petróleo – podríamos secretamente haber depuesto el gobierno de
Irán en 1953 (iniciando
toda una cadena de acontecimientos que llevó a la presente crisis del Golfo
Pérsico), y podemos derribar otra vez un gobierno Iraní en 2012. La única cosa
seria que se discute en este país es: ¿Cómo exactamente lo podemos hacer, o lo
podemos hacerlo todo (sin causarnos un daño irreparable a nosotros mismos)?
Efectividad, no legalidad o moralidad, es la única medida. Muy pocos en este
mundo (y que poco importan) se cuestionan el derecho que tenemos para hacerlo, a
pesar de que evidentemente el derecho de otro estado para hacer algo similar a
nosotros o alguno de nuestros aliados, o de tomar represalias o incluso de
amenazar con represalias, si hiciéramos éso, se consideraría chocante y más allá
de cualquier norma, traspasando todas las rayas rojas en lo referente a como las
naciones (excepto nosotros) deben comportarse.
Este modo de pensar, y los actos que conllevan, ha estallado hasta
convertirse, en el peor de los casos, en un problema global más o menos grande,
hasta una amenaza existencial, un asunto de vida o muerte. Irán es un monstruo
global que ahora casi llena todo el espacio que existe para los enemigos
extranjeros en el presente momento americano. Aún así, pese a sus enormes
reservas de energía, es un poder regional vacilante, dirigido por una secta de
fundamentalistas (pero no dementes), donde parece que empiezan a predominar los
más intransigentes (mucho de eso debido a la política de EEUU e Israel). El país
tiene un presupuesto militar moderado, y ninguna historia reciente de invadir
otros estados. Ha estado bajo todo tipo de presiones por muchos años y ahora
empieza a notarse. El tipo de presión que los Estados Unidos y sus aliados están
ejerciendo sobre ellos, origina esa intransigencia – o terribles calculaciones
erróneas seguidas de tragedias inevitables.
En año de elecciones en los EEUU, poco de esto es aparente. Los republicanos,
sin contar a Ron Paul, han hecho de Irán el entrée du jour en el menu de
la seguridad de América (e Israel), en una situación que no podría ser más
absurdamente desproporcionada o más peligrosa. De hecho, cuando se habla de la
“seguridad americana,” nuestros fundamentalistas también se están desenfrenando,
con la administración de Obama siguiéndolos de cerca.
Sólo un pequeño ejercicio para restaurar la perspectiva, para detenerse por
un momento, la próxima vez que oigan de los planes americanos o israelíes para
seguir desestabilizando Irán y piensen: ¿Qué es lo que haríamos nosotros si Irán
nos hiciera algo parecido a nosotros?
Es un pequeño paso para comenzar, individualmente, a imaginarse un planeta en
el que todo el mundo pueda sentirse seguro. Y esto es lo más extraño, dado el retroceso
que podría
ocurrir si la situación en el Golfo Pérsico explota, puede que ese
conocimiento nos haga a todos más seguros.
Tom Engelhardt, co-fundador de American Empire Project y autor de The American Way of War: How Bush’s Wars Became Obama’s así
como The End of Victory Culture, dirige el Nation Institute's
TomDispatch.com. Su último libro, The United States of Fear (Haymarket Books), ha sido publicado
recientemente. Para escuchar la última entrevista Tomcast en audio de Timothy
MacBain en la que Engelhardt habla sobre escenarios invertidos en un planeta
unidireccional haga clicaquí,
o descárguelo en su iPod aquí
[Nota: El inicial reporte periodístico “Iraní” de este artículo se
tomó, con algunos pequeños cambios, de “Nuevo Comando de Operaciones de EEUU
cerca de Irán,” anunciado
por el intrépido Spencer Ackerman del blog Danger Room de Wired, un
sitio importante para estar al día con las noticias militares. Doy también una
reverencia a Juan Cole y su Informed
Comment en Antiwar.com, y a Paul
Woodward con su War in Context. No se que
haría sin ellos para poder estar al día con las noticias.]
Este artículo originalmente apareció en tomdispatch.com
el 29 Enero, 2012
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