Open Americas December 15,
2021 Alexia Rauen, Interview, Laura Schroeder, Pilar Espitia, Staff, Translation
“En Guantánamo luchaba por mi libertad; aquí lucho por mi
vida” Una conversación con Mansoor Adayfi
Créditos de la imagen: Salwan Georges
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Traducido por Pilar Espitia
Hace poco tuvimos el placer de sentarnos a conversar virtualmente con
Mansoor Adayfi, autor de “Don’t Forget Us Here: Lost and Found at Guantánamo”
[“No se olviden de nosotros: De cómo me perdí y me encontré en Guantánamo”].
Mansoor es activista, ex-prisionero de Guantánamo y actualmente reside en
Serbia. A la edad de tan solo dieciocho años, fue secuestrado en Afganistán y
vendido al gobierno de los Estados Unidos. Retenido en Guantánamo por catorce
años, fue torturado y despojado de sus derechos más básicos.
Hablamos con Mansoor sobre lo que le diría a la versión más joven de sí, si
pudiera volver en el tiempo, sobre su vida en Serbia y su reciente graduación
de la universidad. Como gestor de proyectos de la ONG llamada CAGE, Mansoor y
sus antiguos compañeros de prisión, o sus “hermanos”, han publicado un plan de
ocho puntos para instruir al Presidente Biden sobre cómo cerrar Guantánamo de
forma apropiada. Alrededor del cuello, Mansoor portaba un pedazo de tela
naranja para simbolizar su solidaridad con sus hermanos y explicó sus planes
para defender el cierre de Guantánamo hasta que sus hermanos fueran libres.
Mientras Mansoor hablaba con convicción y humor, llamando al silencio “la
herramienta de los opresores”, poco a poco se volvió claro que su voz será un
instrumento poderoso de la justicia en los años venideros.
Yo me diría a mí mismo: Manténte fuerte, amigo. Aquí estoy para ti.
En ese tiempo [cuando estuve detenido en Guantánamo] yo me decía, trata de mantener tu
esencia, no te pierdas en la situación porque a esta corta edad no has
experimentado la vida y estás tratando con gente que es sofisticada,
inteligente. Ellos sabían lo que hacían y tú reaccionaste. Así que a veces me
dejaba llevar por la reacción. Ya sabes, es normal cuando vives dentro de ese
ciclo de violencia, tortura sistemática, abuso sistemático, y así. Entras en
ciclos de odio, miedo, rabia y de sentirte perdido.
Es decir, hice lo mejor que pude…crecí y me convertí en un líder, organizando
personas, huelgas de hambre y cosas así. Pero, sabes, no se trata de echar
culpas porque no hay nada que puedas hacer al respecto. Lo que me diría a mí
mismo es concéntrate más en, ya sabes, no dejes que la situación te cambie
porque la gente cambia cuando está en prisión. Todo a tu alrededor está
diseñado como una cárcel, donde construirás un nuevo tipo de vida, y esto
también influirá en tu personalidad.
Así que yo me diría a mí mismo: Manténte fuerte, amigo. Aquí estoy para ti.
Lo que está pasando con Guantánamo es un símbolo de tortura, injusticia, impunidad y abuso de poder.
Detención indefinida.
Guantánamo es una idea. Lo que está pasando en Guantánamo es un símbolo de tortura,
injusticia, impunidad y abuso de poder. Detención indefinida. Incluso una
sentencia de muerte para la gente en Guantánamo es una de las violaciones más
grandes a los derechos humanos en el siglo XXI.
Guantánamo no era el peor lugar en el planeta. Claro que no, pero fue el lugar establecido
y diseñado para crear los peores lugares del planeta en otras partes como
China, Egipto, Oriente Medio, Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Yemen. Muchos
países tienen su propio Guantánamo. Incluso Francia. Hace un par de meses,
algunos oficiales estaban pidiendo replicar Guantánamo, pero sin tortura.
Guantánamo le da a ciertas personas un tipo de legitimidad para hacer lo mismo. ¿Y por qué
no? ¿Si a alguien le gusta, si nuestro jefe lo puede hacer, por qué no? Ya
sabes, ¿esos tiranos? No tienen humanidad. No tienen remordimiento. No tienen
ética. Nada puede detener su ambición, poder y más poder. Tengo un origen
árabe. Sé que a mi gente le gustan mucho esos tiranos. Si no eres leal, si no
besas su pies, te matarán. Tenemos muchas pandillas en Yemen que trabajan para
las autoridades saudíes o para la realeza emiratí. Así que si los
estadounidenses pueden hacer eso, Guantánamo puede secuestrar personas,
torturarlas, violarlas indefinidamente, pueden hacerlo.
Así que, sí, cuando la administración Bush eligió Guantánamo, fue elegida con
cuidado. La eligieron para ser un lugar temporal para retener los peores de los
peores terroristas, los asesinos profesionales. Y también querían negarles a
esas personas cualquier derecho. Así que, ¿qué pasa? Guantánamo es un hoyo
negro dentro de una base militar. En ese lugar, las leyes estadounidenses o
domésticas no aplican, la ley internacional no aplica. La Convención de Génova
no aplica. Cuando hacemos que el sistema pierda su equilibrio, se convierte en
una herramienta de destrucción.
Lo llaman daño colateral
Estados Unidos, después del 9/11, fue mal utilizado y abusado por la administración
Bush. ¿Qué hicieron? Primero, construyeron un lenguaje. La guerra contra los
musulmanes, la llamaron la Guerra contra el terror. Al secuestro, lo llamaron
rendición. A los prisioneros de guerra, los llamaron detenidos. Al asesinato y
muerte de millones, lo llamaron daño colateral. Y a la tortura, las técnicas de
interrogación sistematizadas, detención. Crearon esas realidades y luego
construyeron una ley para servir a esas realidades. Los estadounidenses tienen
una ley, un sistema de justicia. Ese sistema fue creado, sabes, para la mejoría
de todos los estadounidenses, para la libertad, los derechos, la justicia, para
servir a la humanidad. Pero cuando los individuos empiezan a usar el sistema
para servir algún tipo de agenda, empieza el caos. Invadieron Irak, invadieron
Afganistán. Asesinatos por medio de drones. Todo terminó con más de un millón
de personas asesinadas y miles de personas en prisión y torturadas, más de 30
millones de personas desplazadas y sus familias eliminadas.
El 9/11 fue usado y abusado para la expansión militar, sabes, en varios países. Y
para llegar a cabo algún tipo de agenda política y económica en Afganistán,
Asía y en otros lugares. El gobierno estadounidense por aquel entonces era como
“vamos a llegar tan lejos como queramos. No nos retiene ningún tipo de ley o
nada. Nadie puede hacer nada al respecto”.
Ese sistema que creamos para protegernos, servirnos, ayudarnos, lograr justicia y
paz, se vuelve una herramienta de destrucción, de deshumanización. Se vuelve
una herramienta del terrorismo y el miedo.
Trajeron gente de todo el mundo. Gente de Afganistán que no estaban en el campo de
batalla portando armas o llevando explosivos. Así que trajeron gente de
diferentes partes de Afganistán, Pakistán, Irán, Arabia Saudita, Los Emiratos
Árabes, Egipto, Jordania, Yemen, de África. Más de veinte idiomas hablados
entre 800 hombres. ¿Y cuál es la particularidad de Guantánamo? No se trataba
sobre la protección o seguridad, o para hacer sentir a los estadounidenses seguros.
No, el gobierno jugó un papel. Querían mandar un mensaje a Estados Unidos, al mundo:
que allá [en Guantánamo] estaba lo peor de lo peor. Porque si vas a aprender a
lanzar una de las más grandes campañas militares de toda la historia
estadounidense, hay que alimentar a la gente con una gran mentira.
Guantánamo resultó ser también un laboratorio. Guantánamo terminó siendo un lugar donde
desarrollaron técnicas de interrogación sistematizadas. Estudios sobre técnicas
de interrogación sistematizadas fueron llevados a cabo con psicólogos,
expertos, consejeros y muchos más. No solo estadounidenses. Había varios países
que venían a Guantánamo. Mandaban a sus propias delegaciones para
interrogarnos. Y China mandó sus propios interrogadores para interrogar a los Uygur.
Crédito de la imagen: Mansoor Adayfi
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Básicamente no tuve
ningún poder de decisión cuando les dije que no quería ir a Serbia.
Bienvenidos/as a la locura de Guantánamo. No tuve ningún poder de decisión cuando les dije que
no quería ir a Serbia. Le pagaron entre 30 a 50 millones de dólares a Serbia
para llevar [a mí y a otros detenidos]. Y me recogieron. Me amarraron, me
encadenaron, me pusieron esposas y me pusieron en un vuelo a Serbia. Y en los
últimos cinco años he pasado por muchas cosas. Sabes, nuestros casos fueron
delegados a un centro de seguridad, la policía secreta, y nos tratan como
terroristas. Hice huelga de hambre un par de veces. Traje conmigo, por
supuesto, un estilo de vida, mi comportamiento, todo. No va a cambiar. Debería
haber algún tipo de programa de rehabilitación o de reintegración que no existe.
El Departamento de Estado mandó una comisionada especial, una mujer llamada
Heather. “Te educarás. Tu familia te visitará. Tendrás tu propia vivienda, una
remuneración hasta que todo esté bien”. Pero le dije, yo no quiero. Todavía
quiero ir a otro país. Cuando vine aquí, los serbios me dijeron que no tenían
nada para mí. Tenemos un contrato para tenerlos dos años y luego deportarlos a
Yemen. ¿Qué? E imaginen que tuvimos que empezar una nueva vida. Teníamos que
pelear por cosas de la cocina. Por ropa de invierno. Cuando vine aquí, se
negaron a darme dinero para ropa de invierno. Nos contaron que los
estadounidenses les dijeron que no nos dieran mucho dinero.
Y desde entonces, como te cuento, empecé a preguntar sobre qué había prometido el
Departamento de Estado. Mi abogado vino aquí cinco veces y trató de mejorar las
cosas. En 2018 me amenazaron con deportarme. Me dijeron, tienes la elección de
ir a un campo saudita, a una cárcel saudita o a un campo de refugiados, tienes
dos meses para salir de tu departamento. Te vamos a sacar. Así que, imaginen: no
tenía ingresos ni un estatus legal. No me era permitido estudiar en la
facultad, me echaron, entonces mi abogado tuvo que volver. Tuve que hacer una
huelga de hambre por 48 horas, casi me muero. Han sido muchas cosas. Luego
empecé a hablarle a los medios de comunicación sobre mi situación, fui
arrestado, interrogado por entre 10 a 12 horas. El Servicio Secreto me amenazó
y a las personas con las que tenía contacto: un amigo o las personas con las
que tomaba café, fueron arrestadas. Fueron interrogadas y les dijeron que se
alejaran de mí. Hasta el día de hoy, no tengo amigos en Serbia.
Es difícil, sabes, vivir en la incertidumbre. Quiero construir mi vida. Quiero
casarme y tener una familia. Quiero terminar mi educación universitaria. Pero
aquí la encontré.
En Guantánamo luchaba por mi libertad; aquí lucho por mi vida.
Me amenazaron. Conocí a uno de los chicos jóvenes de la mezquita y fuimos a tomar
café. Lo conocí la semana pasada, y me dijo, Mansoor, no puedo ir porque tu
nombre está en la lista negra. Y fue llamado a interrogación tres veces, y le
preguntaron, ¿qué sabes acerca de Mansoor y Al-Qaeda? Imagínense llegar hasta
esas instancias. Y cuando le preguntaron sobre mí en la mezquita, donde quiera
que vaya, siempre es: ¿sabes algo sobre Mansoor vinculado a Al-Qaeda? Mira la
pregunta, tan capciosa: la gente tiene miedo ahora.
Entonces, por los últimos cinco años, he estado documentando todo, como puedes ver, todo
lo que he hecho, hablando con mi abogado, con mis hermanos alrededor del mundo.
Tenemos como tres grupos de WhatsApp y les ayudo traduciendo y tratando de
arreglar sus problemas. El mes pasado terminé la universidad y mi tesis fue sobre rehabilitación y
reintegración de ex-prisioneros de Guantánamo en la vida social y el mercado
laboral. Mandé mi tesis al gobierno
de Estados Unidos, al Departamento de Estado, e hice algunas recomendaciones.
Sobre lo que deberían hacer con las liberaciones previas y recomendaciones para
las nuevas liberaciones de Guantánamo. Publicamos un libro y estamos desarrollando
una serie televisiva. Y estoy trabajando en un nuevo libro: Life After
Guantánamo [La vida después de Guantánamo]. No
me pude casar. Encontré una mujer a la que amaba mucho, pero no me estaba
permitido viajar. Esta es mi vida, es decir, vivimos en Guantánamo 2.0.
Sabes, cuando hice mi tesis, hablé sobre diferentes categorías de situaciones para
estos hermanos. Algunos de ellos lograron integrarse a la sociedad y se
volvieron miembros productivos, con familias, trabajos, empresas y así. Algunos
de ellos todavía tienen problemas. Algunos tienen vidas miserables. Sabes,
algunos de ellos perdieron sus vidas y todos vivimos bajo el estigma de
Guantánamo. Y otro caso más, el de los hermanos Uygur que fueron liberados de
Guantánamo a Albania, por los últimos quince años. Fueron liberados entre 2005
y 2006 hasta que no tuvieron ningún estatus, sin identificación ni documentos.
No pueden viajar. No pueden trabajar. Básicamente, viven como fantasmas en ese
lugar. Así que, bienvenidos/as a nuestra vida después de Guantánamo. Todavía es un gran desastre.
Estamos pidiendo justicia. Estuvimos detenidos indefinidamente. Fuimos detenidos de
forma injusta en prisión, torturados, abusados, etcétera. Nos destruyeron las
vidas. Al menos, sabes, buscamos justicia para nuestro caso. Eso es lo que
queremos. ¿Qué significa justicia? Justicia significa reconocimiento.
Ya sabes, disculparse y una compensación para que la
gente pueda vivir sus vidas. Entonces, deberían decirle a esos países lárguense
al carajo y dejen que la gente viva sus vidas. Porque los estadounidenses nos
tiraron a otros países y esos países nos jodieron la vida. Vivimos en países
que fueron contratados por ellos, por ejemplo, Serbia y otros países. Nos ven
como terroristas. Antes iba [al centro comercial] porque vivía en una sola
habitación y [estuve] adentro por los últimos dos años. Tenía que ir a algún
lugar para trabajar y ser social y ver gente. Había una biblioteca en el centro
comercial. Iba a rezar en el segundo piso, en el balcón. Nadie me veía, solo la
cámara. [Pero luego] los guardias de seguridad llamaron a la policía.
Un equipo antidisturbios vino. Fui detenido, interrogado. Me echaron del edificio
solamente por eso. Así que, a veces sentimos que es como un crimen ser musulmán.
Primero, [Antonio Aiello y yo] lanzamos el libro Don’t Forget Us Here [No Se Olviden de Nosotros Aquí]. Este libro fue escrito en
Guantánamo. Dos veces. La primera vez, entre 2010 y 2013, pero fue confiscado.
Luego lo escribí de nuevo en 2015, cuando obtuve mi nueva abogada. Se lo
escribía a ella mientras iba a clase, encadenado al suelo, con grilletes. Lo
escribía como cartas legales. Cada semana mandaba un montón de cartas al centro
de seguridad, ella las recogía y las mandaba a Guantánamo para que las
revisaran. Y tuve suerte de que autorizaran el libro.
Logramos terminar el libro [Don’t Forget Us Here] y ahora trabajo en otro, Life After Guantánamo
[La vida después de Guantánamo]. Desde que salí, empecé a documentar mi vida, mis problemas, sabes, porque hay
un vacío en mi vida de 15 años y fui liberado en un lugar donde no tengo
familia, amigos, comunidad, nada. Y hay muchos cambios en este mundo loco. Hay
un gran vacío en mi vida. Hasta hoy, todavía estoy aprendiendo sobre el mundo.
Pero no es solo mi historia: es la historia de mis otros hermanos, sobre el
mundo, sabes, sobre nuestra vida y muchas cosas más. Así que será un libro
único porque es el único libro, hasta ahora, que habla sobre la vida después de Guantánamo.
Así que, después de Guantánamo, es mi
deber como prisionero de allí levantarme y luchar por los hermanos que siguen
allí, por los seres humanos que siguen atrapados detrás de esos muros.
Me uní a la ONG CAGE que tiene el Proyecto Guantánamo y me uní como Gestor de
Proyectos. [Yo y otros ex-presos de Guantánamo] también tenemos un plan para
cerrar Guantánamo. Es un plan de ocho puntos que le mandamos a principios de año al Presidente
Joe Biden sobre cómo cerrar Guantánamo.
Estamos trabajando ahora y tratando de ayudar a la administración Biden a cerrar ese
lugar de detención. Hemos sugerido que se comuniquen con abogados. Mi tesis fue
parte de ese proyecto, intenté ayudar a cerrar ese sitio de detención con
algunas recomendaciones y cosas así, porque es nuestro deber.
También estoy haciendo campañas con otras organizaciones como Amnistía Internacional,
Testigo Contra la Tortura [Witness Against Torture] y muchas otras. Lo hice
escribiendo, entrevistando y haciendo mucho trabajo de entrevistas en ese
campo, impulsando el cierre de Guantánamo. La idea de Guantánamo no es solo sobre Guantánamo, y
espero en que en el futuro pueda encontrar un trabajo en activismo. Podríamos empezar, a lo mejor, al crear una
organización que luche contra la detención indefinida y la tortura alrededor
del mundo. Yo no sé si yo conocía el mundo antes de Guantánamo, para ser
honesto. Pero no es lo que me imaginaba. Cuando salí, estaba impactado.
Guerras, asesinatos, hambre, escasez.
De hecho, empecé con el activismo en Guantánamo antes, no después de Guantánamo.
Guantánamo estaba equivocado. Entonces dijimos, ¿por qué debemos seguir sus
reglas? Debemos hacer algo al respecto, entonces, empezamos una huelga de
hambre. Empezamos a resistirnos. Empezamos a protestar. Saboteamos las
interrogaciones, a la Cruz Roja. Usamos el método más pacífico que conocíamos,
a veces lastimándonos a nosotros mismos con las huelgas de hambre. Pero incluso
esa acción fue presentada como un acto de terrorismo. O nos acusaban de ser
Al-Qaeda, una célula terrorista, en Guantánamo.
Y después de Guantánamo, como un hombre que vivió en Guantánamo, que sabía mucho
sobre Guantánamo, que era una víctima de Guantánamo, conocí mucha gente como yo
que todavía siguen allí. Y si aprendí algo, sabes, como seres humanos, deben haber derechos como
humanos a pesar de lo que hayas hecho. Si eres un criminal, si eres un terrorista, debe haber derechos para
todos. No puedes simplemente secuestrar a alguien y torturarlo y abusar de él y
decir que es un terrorista sin ningún tipo de prueba.
Si creemos en un sistema de justicia, este debe ser implementado para todos. No
estoy tratando de darle a los criminales o terroristas un tipo de derechos,
pero es acerca de nosotros como humanos, como humanidad, es acerca de todos.
¿Qué nos pasó? Los derechos no existen, la justicia no existe. Y creo que nunca
existirá hasta que algo cambie en Los Estados Unidos. Estamos luchando por la
justicia, por el derecho básico de ser tratado como un ser humano, por desafiar
nuestro encarcelamiento y cosas así. Pero estás en un lugar en el que
estás fuera de la ley, por fuera de cualquier jurisdicción. Así que, claro,
tratar de sobrevivir es también activismo porque hemos visto muchos hermanos
que se rindieron y que murieron en Guantánamo. Gente que se volvió
completamente loca. Vemos gente con sus espaldas rotas, sin dientes y sin ojos.
Alguien tiene que hacer algo al respecto. Así que, después de Guantánamo, es mi deber como
prisionero de allí levantarme y luchar por los hermanos que siguen allí, por
los seres humanos que siguen atrapados detrás de esos muros.
Si alguien es un criminal o alguien ha cometido un crimen, creemos en la justicia.
Deben ser enjuiciados. Deben ser puestos dentro del sistema de justicia y
enjuiciados. Es simple.
Conozco el dolor de la injusticia. De la privación de los derechos. Y no quiero que
nadie viva ese sentimiento o que esté en esa situación de ninguna manera. Así
que, sí, elijo hacer este activismo, aunque, sabes, me han amenazado muchas
veces y solo va a crear un montón de dificultades. Porque algunos de los hermanos
que fueron liberados en otros países, tuvieron que firmar un documento que
nunca hablarán con los medios de comunicación. Afortunadamente, a mí me
llevaron a Serbia en contra de mi voluntad. Yo nunca firmé nada ni lo firmaré.
Y me dijeron que harían de mi vida un infierno si no paraba de hablar con los
medios de comunicación. Y dije, bueno. Me importa una mierda porque no hice
nada malo. Fui acusado de hacer algo así como propaganda para el terrorismo.
Eso dicen cuando hablo con ustedes, hago entrevistas y publico el libro. Lo ven
como si estuviera haciendo propaganda terrorista.
Otra forma de opresión es mantenerse en silencio. Eso también le da el poder a los opresores.
Y es también una herramienta para los opresores,
porque si nadie habla acerca de las injusticias que han cometido, nunca paran.
Ellos seguirán y seguirán.
Me gustaría invitar a los lectores a que clamen por el cierre de Guantánamo y todos los Guantánamos
alrededor del mundo.
Y para todos los tiranos, opresores, estamos encima suyo. Eso como individuos, pero
como humanos, vamos a luchar por la justicia, por los derechos de todos los
seres humanos sin importar quiénes sean. Es eso. Un mensaje simple.
Obtengan su copia del libro de Mansoor Don’t Forget Us Here: Lost and Found in Guantánamo aquí.
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