Al igual que los Papeles del Pentágono, los
documentos de la guerra de Irak no pueden ser enterrados
27 de octubre de 2010 Daniel Ellsberg
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 22 de enero de
2011
Hace casi 40 años ya he filtrado los Papeles
del Pentágono - un estudio de 7.000 páginas de documentos secretos de EE.UU.
sobre la toma de decisiones durante la guerra de Vietnam que puso de manifiesto
las repetidas mentiras y encubrimientos por parte de la administración. Los documentos de la guerra
de Irak, publicados este fin de semana por Wikileaks, podrían ser aún más
significativos.
Como paso en Vietnam, hemos vuelto a ver la evidencia de un encubrimiento
masivo durante varios años por las autoridades estadounidenses. Los documentos
revelan las consecuencias humanas de la guerra continua de Irak, que se han
ocultado a la opinión pública occidental durante mucho tiempo: los innumerables
casos de tortura, el asesinato de cientos de civiles en puestos de control en
carretera.
Ahora sabemos que el Pentágono, que dijo en los primeros años de la invasión
de Irak o que no contaba las bajas o que no tenía evidencia de que sucedieran,
mantenía de echo registros meticulosos todo el tiempo. Tienen informes de 66.000
víctimas civiles - 15.000 de los cuales eran completamente desconocidas para el
grupo Iraq Body Count, el único
intento de registro público de víctimas de la guerra. Eso significa 15.000
muertes que nunca llegaron a las noticias - cinco veces el número de asesinados
el 9/11. Sin duda serían noticia si se tratara de muertes estadounidenses o
británicas. Esto significa 15.000 familias que han sufrido una angustia enorme y
que pueden potencialmente haber sido motivadas a la busca de venganza contra
estadounidenses o tropas aliadas. Para el Pentágono mentir o tratar de ocultar
este tipo de matanzas sólo puede ser contraproducente.
Tal vez que las víctimas sean "sólo" iraquíes muestra el tipo de mentalidad
entre los comandantes de ocupación que mantuvo esta sangrienta guerra durante
tanto tiempo. Tal vez no se dieron cuenta de que las actividades letales de la
coalición han sido un arma poderosa de reclutamiento de la resistencia, tanto en
Irak como en Afganistán.
Cuando lo publique los documentos del Pentágono en 1971, el gobierno
respondió tratando de suprimir la publicación. Llevó a cabo una orden judicial
contra mí y el New York Times con el fin de detener la publicación - una clara
violación de la primera enmienda de la constitución de EE.UU. - afirmando que
todas las páginas y las revelaciones cada día estaban dañando gravemente la
seguridad nacional. Finalmente nos ha reivindicado el hecho de que no haya sido
demostrado ningún daño ocurrido por dichas revelaciones.
De hecho, lo que más llamó la atención de los grandes medios de comunicación
de entonces no fue tanto el contenido de nuestras revelaciones sino los
esfuerzos sin precedentes hechos por la administración para suprimirlos. Otros
diarios siguieron el ejemplo. - un total de 19 desafío al departamento de
justicia. Y este duelo provoca una ola de desobediencia civil que nunca se había
visto antes. Después de una batalla legal de dos semanas de duración legal, la
Corte Suprema finalmente falló a nuestro favor.
La administración de EE.UU. ha aprendido de ese episodio. Se ha repetido la
misma línea - como se hizo con los documentos filtrados de la
guerra en Afganistán en julio, de que las filtraciones son un peligro para
la seguridad nacional y que ponen en situación de riesgo la vida de las tropas
de EE.UU.. (El Pentágono ha tenido que reconocer que no tiene pruebas de que
ninguna vida haya sido puesta en peligro en Afganistán desde julio, aunque las
han estado buscando desesperadamente.)
Al mismo tiempo, sin embargo, el Pentágono ha estado tratando de restar
importancia a las revelaciones con el fin de disminuir la reacción del público.
Se dice que estos informes no son nada nuevos, y que ya han sido objetos de
debate público. Buenos, tal vez no son nada nuevo para los iraquíes, que han
vivido las consecuencias de la tortura y los asesinatos en puesto de control
durante siete años. Y por supuesto no son nada nuevos para el Pentágono - que ha
estado informando de estos casos internamente desde hace años. Sin embargo,
durante ese período, cada vez que los medios estadounidenses han dado a conocer
denuncias de matanzas indiscriminadas, siempre se ha informado de que los
militares de EE.UU. niegan las alegaciones o que las están "investigando". Como
dijo una vez el ex
embajador británico Craig Murray, estas revelaciones no ponen en riesgo las
vidas de nuestros soldados, el riesgo es sólo para la reputación de los
políticos y burócratas que los envían a la muerte.
Los EE.UU. se encuentran en medio de una frenética campaña electoral para el
Congreso, y debido a que tanto republicanos como demócratas están incriminados
en Irak y Afganistán, ambas guerras han sido escasamente mencionadas. Ahora que
tenemos una fuerte evidencia de un gran encubrimiento a lo largo de varios años
- gracias a la divulgación no autorizada más grande de la historia - los medios
de comunicación no pueden ignorarlo. Y confío en que dará lugar a una acción
significativa. Hace cuarenta años, para mis revelaciones, utilice la tecnología
líder, una copiadora Xerox, para fotocopiar 7.000 páginas con evidencias. Sólo
puedo envidiar la capacidad de un denunciante del siglo 21 para difundir un
tesoro mucho mayor en cantidad de material utilizando la tecnología digital. Y
ahora la información está en la web, millones de personas tienen la capacidad de
rebuscar aún más en ella durante los próximos días. Todo sucederá de manera muy
diferente.
Además, me he quedado impresionado por el ayudante del primer ministro
británico Nick Clegg –que, en lugar de quejarse de que secretos nacionales hayan
sido comprometidos, ha dicho que los datos de Irak deben ser investigados.
Cualquier investigación, aunque sólo sea en el Reino Unido, mantendrá el tema en
la agenda mundial.
En los próximos meses espero que el coraje y el patriotismo demostrado por
las fuentes de estos documentos - que se arriesgan a largas penas de prisión -
sea emulado por los que tienen acceso a documentos de mayor nivel de seguridad.
Tenemos que ver los documentos de la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA que
revelan las evidencias de crímenes de guerra realizados por políticos de alto
nivel - para que la actividad delictiva que se está llevando a cabo ahora mismo
entre en la conciencia del pueblo estadounidense.
La posibilidad de destapar esto vale la pena el gran riesgo personal por el
que las fuentes pasan - al igual que nunca dudé que valía la pena correr el
riesgo de mi propia libertad para revelar los Papeles del Pentágono hace cuatro
décadas.
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