El Ejército de EEUU arruina la vida de los soldados con conciencia
Aritz Intxusta Gara 23
de septiembre de 2010
El analista de inteligencia Bradley Mannig se encuentra preso en una prisión
militar en Quantico, Virginia. Se enfrenta a 52 años de cárcel por difundir un
espeluznante vídeo en el que se observa el asesinato de civiles en Irak a manos
del Ejército estadounidense (que se puede consultar en
www.collateralmurder.com). Manning, de tan sólo 22 años, consiguió filtrar a
Wikileaks las imágenes unos meses antes de que la página web hiciera público que
poseía 92.000 documentos secretos sobre la guerra de Afganistán y pusiera en
jaque a todo el servicio secreto estadounidense. Es la única garganta profunda
de Wikileaks que el Ejército ha conseguido atrapar y, por el momento, el único
sospechoso de filtrar todos los documentos de la guerra de Afganistán.
El soldado vive casi ajeno a la polémica que se ha desatado alrededor de él.
El responsable de su red de apoyo, Mike Gogulski, explica a este periódico que
sólo tiene constancia de que su tío lo haya ido a visitar. “Nosotros sólo
podemos enviarle mensajes de apoyo a través de sus abogados, pero es una fórmula
unidireccional y no recibimos sus mensajes. Tampoco tengo constancia de si le
dejan recibir llamadas de sus familiares”, dice Gogulski.
El caso Manning desata pasiones encontradas. El congresista republicano Mike
Rogers ha pedido públicamente que sea fusilado. Por su parte, Gogulski quedó
impactado por la crudeza del vídeo y decidió pelear por el soldado que, además,
es un activista homosexual. “Quedé horrorizado al ver el vídeo de Collateral
Murder. Cuando me enteré que habían arrestado a Manning me enfadé y decidí crear
el grupo de apoyo para defender su causa”. En apenas unas semanas, Gogulski ha
conseguido reunir 45.000 dólares que se sumarán a los 50.000 que ha prometido
Wikileaks para pagar el abogado de Manning cuando el soldado elija uno. El
trabajo de los activistas de la red de apoyo a Manning ha sido elogiado
recientemente por “The Washington Post” y el movimiento va creciendo en fuerza
con manifestaciones frente a la cárcel de Quantico, en Oklahoma y Nueva York en
sólo una semana.
Wikileaks garantiza el anonimato absoluto para sus confidentes, según lo
expone en su página web, gracias a sofisticados programas para ocultar las
fuentes. Pero Manning fue traicionado después de sincerarse con Adrian Lamo (“un
individuo que se hace pasar por periodista”, en palabras del propio
Gogulski).
Especialistas en casos de delatores, como Stephen Khon, denuncian una campaña
“selectiva” por parte del Gobierno de Barack Obama “para asegurarse que sus
empleados mantienen sus bocas cerradas”. Gogulski va más allá “La situación es
más que curiosa. Durante la campaña, Obama prometió una mayor transparencia en
el Gobierno y que quienes denunciaran crímenes obtendrían una mejor protección.
Pero al final, el presidente del cambio, sí que ha conseguido un verdadero
cambio: la Administración Obama persigue a más delatores que todos los
anteriores gobiernos juntos”.
Los militares, más desprotegidos
El director legal del principal lobby de Washington en favor de los derechos
de quienes denuncian los crímenes de la administración norteamericana (el NWC),
Richard Renner, en declaraciones a GARA, explica a qué se enfrenta un soplón en
EEUU. “En la mayoría de casos en los que trabajo o he trabajado, el delator es
despedido, pero en ocasiones hay quien mantiene su empleo y eso es casi peor. Se
les impide cualquier tipo de promoción, reciben malas evaluaciones por parte de
sus superiores, suspensiones de empleo y deben enfrentarse a diario con un
ambiente de trabajo hostil”, explica el dirigente del lobby.
Renner trabaja en varios de los casos más sonados de la historia reciente de
EEUU, como el del teniente coronel Darrel Vandeveld, que denunció en un informe
las prácticas llevadas a cabo en Guantánamo, o el de la agente especial del FBI
Jane Turner, cuyo caso sigue sin resolverse. Después de 20 años en los Servicios
de Inteligencia, Turner presionó para acabar con las violaciones a niños dentro
de las reservas indias de Dakota del norte. En represalia por denunciar los
fallos del FBI al combatir esta lacra, la agente fue degradada de su cargo.
Este especialista sigue muy de cerca el asunto Manning. “Éste es un caso
trascendental, puesto que nuestro Gobierno no quiere que se conozca un registro
verdadero sobre la realidad de las guerras. Por tanto, el único registro
histórico válido depende de las filtraciones que se consigan obtener. Todos los
que de verdad quieren saber la verdad y creen que la transparencia es mejor,
deben apoyar a personas como Bradley Manning”, dice el director del lobby.
No obstante, el futuro de Manning es incierto. “Los soldados tienen una
protección muy limitada. En realidad, su protección sólo les cubre cuando envían
la información que tienen a sus superiores, a inspectores generales o a miembros
del Congreso”, explica Renner. “Una filtración de un soldado a Wikileaks no
cuenta con protección alguna según la ley Military Whistleblower Protection Act.
Por contra, un agente del FBI cuenta con una ley especial y es una oficina del
Departamento de Justicia la que toma la decisión final. Nosotros hemos tenido
varios éxitos en casos de agentes del FBI”.
A lo único que podría agarrarse Manning, según este experto, es a una
sentencia de la Corte Suprema de EEUU de 2006. En ella, el Alto Tribunal prohíbe
“cualquier represalia que vaya destinada a disuadir a otros empleados” de
cometer el mismo acto, lo que podría evitar la aplicación de medidas
ejemplarizantes contra el soldado. Lo cierto es que Manning, antes de recurrir a
Wikileaks, sí que trató de transmitir la información a sus mandos superiores,
pero sus intentos fueron en vano.
El agente contrainteligencia David Debatto está convencido de que la vida de
Manning está ya arruinada incluso si lograra eludir los 52 años de prisión que
penden sobre su cabeza. “Si te consideran un soplón dentro del Ejército, tienen
una buena oportunidad para arruinar con tu vida”. Manning probablemente será
dado de baja con deshonor, lo que le conllevará, según Debatto, la pérdida de
todos sus beneficios, además de dificultades para encontrar un trabajo decente
como civil y le cerrará las puertas a un préstamo o para un simple alquiler.
La guerra de Irak ha aportado numerosos casos de prácticas inhumanas contra
soldados que han denunciado crímenes por parte del Ejército norteamericano. Por
ejemplo, el sargento Frank Ford, que después de denunciar a sus superiores cinco
casos de tortura en interrogatorios a presos (en su relato, especificaba
prácticas como la asfixia, los simulacros de ejecución, cigarros encendidos en
la oreja o descoyuntamiento de brazos) fue recluido en un sanatorio mental
durante ocho meses. Todas las evaluaciones que se realizaron a Frank Ford
durante esos ocho meses arrojaban la misma conclusión. El soldado estaba
perfectamente cuerdo: cuando logró salir del manicomio, Ford fue expulsado del
Ejército.
Según relatan los expertos consultados, la ley marcial da manga ancha a los
superiores para castigar a quienes están a su mando si hablan demasiado. Los
comandantes pueden adoptar medidas “no judiciales” contra ellos, como la dieta
del pan y agua, acarrear sacos de arena o correr durante horas a diario. Los
soldados pueden negarse a cumplir las órdenes de su comandante, pero en tal
caso, sí que se enfrentarían a un tribunal militar por desacato.
Otro de los casos que más repercusión ha tenido en los Estados Unidos ha sido
el de Joe Darby, el soldado que consiguió las fotos sobre las torturas de Abu
Ghraib que acabaron en manos de la prensa. Más tarde se supo que quien realmente
entregó las fotos a los medios de comunicación fue Bill Lawson, tío de uno de
los soldados acusados. Sin embargo Darby hubo de cargar con la culpa. El soldado
fue acusado de ser “una rata, un traidor anti-estadounidense y un antipatriota”.
La campaña contra él llegó a tal extremo que solicitó un programa de protección
de testigos para no tener que volver a su casa en la ciudad de Cumberland
(Maryland) de donde procedía también gran parte de su unidad de reservistas.
Darby temía que sus ex compañeros le asesinaran. Finalmente fue admitido por el
programa de protección de testigos (conocido por las siglas CID). El CID
determinó que, probablemente, para Darby nunca sea seguro volver a su ciudad
natal. “Nosotros hacemos justicia a nuestra manera. Nadie le alquilará una casa
o se la venderá. Si lo hicieran, alguien iría a destruirla”, testificaron los
vecinos a los agentes del CID.
Enfrentarse a semejante maquinaria opresora requiere de una gran valentía.
Bradley Manning dijo haberlo hecho porque “era importante que saliera. Siento
que, por alguna extraña razón, en realidad podría cambiar algo”.
De la prisión de Kuwait a la de Connecticut, y los cargos aumentan
El soldado Bradley Manning fue detenido en mayo de este año en Irak por
agentes de la unidad de Investigación Criminal del Ejército estadounidense. En
un primer momento, fue recluido de forma preventiva en la prisión militar de
Arfijan, en Kuwait. En julio, a los dos cargos por mala conducta que se le
habían imputado, se sumó la acusación de “transferir datos clasificados desde su
ordenador militar”, equipo al que, al parecer, había añadido “software no
autorizado”. Se le acusa de haberse descargado unos 150.000 documentos
clasificados del Ejército y luego “comunicar, transmitir y entregar información
de Defensa a personas no autorizadas”. En concreto, se menciona que se descargó
un documento power point con un secreto importante y el vídeo de una operación
militar en Bagdad del 12 de julio de 2007. Por todo ello, podría acabar siendo
castigado con 52 años de cárcel, pero el proceso judicial, que se llevará en
tribunales militares, todavía no ha comenzado. El siguiente paso en el proceso
contra Manning será una vista con una especie de jurado militar. Después de
ello, se designará a un oficial para que investigue a fondo el caso. El informe
que remita este oficial será valorado después por un tribunal elegido por las
autoridades militares.
Por su parte, la web Wikileaks ni confirma ni desmiente si Bradley Mannig ha
sido su fuente estrella, ni siquiera si efectivamente fue Manning quien les
envió el vídeo de la operación en Bagdad. Su política de privacidad es muy
restringida y ellos alegan que “nunca recogen información sobre sus fuentes”. No
obstante, el apoyo que recibe el soldado de la web es importante. “Si Bradley
Manning es el delator, es sin duda un héroe nacional”, han llegado a decir los
responsables de Wikileaks. Asimismo, el periódico británico “The Guardian” ha
asegurado que Wikileaks ha contratado a tres abogados para que colaboraran con
la defensa del soldado, pero que el Ejército de EEUU no les ha dejado ponerse en
contacto con Manning, a pesar de que éste ya no se encuentra en Arfijan, sino
que ya se encuentra en una institucción penal del Ejército de EEUU en
Connecticut. Se sabe, por otra parte, que desde el 29 de julio el soldado se
encuentra recluido en solitario, sin poder relacionarse con otros presos. En
principio, el proceso contra Manning iba a celebrarse en Washington en agosto,
por lo que ya va con retraso. Por otra parte, desde que se conociera que
Wikileaks contaba con 90.000 documentos secretos sobre la guerra de Afganistán,
inmediatamente Manning se convirtió en el principal acusado por la
filtración.
Manning, nacido en 1987, trabajaba en la Segunda Brigada de Combate (10ª
División de Montaña). Fue traicionado por un pirata informático llamado Adrian
Lamo, a quien confesó haber enviado a Wikileaks el vídeo de la matanza de
civiles en Bagdad, cuyo resultado fue de 11 civiles muertos, entre ellos dos
reporteros de la agencia Reuters.
http://www.gara.net/paperezkoa/20100922/221917/es/El-Ejercito-EEUU-arruina-vida---soldados-conciencia
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