La estructura escondida del imperio estadounidense
Nicolas J. S. Davies
Antiwar.com
3 de enero, 2019
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 27 de febrero de 2019
Mi padre fue doctor en la marina británica y crecí viajando en barcos militares entre los últimos puestos del imperio británico
(Trinco malee, Gibraltar, Hong Kong, Malta, Adén, Singapur) y puertos de
Inglaterra y Escocia.
Las bases de la marina británica en donde crecí y el imperio en desaparición que las apoyaba ahora son parte de la historia. Chatham Dockyard
un astillero por más de 400 años ahora es un museo, una atracción turística. Trincomalee Dockyard, en donde nací, ha estado en las noticias
por ser un sitio de Sri Lanka para la marina acusada de torturar y desaparecer
prisioneros de Tamil, durante la guerra civil.
Desde los 70’s, he vivido en California y Florida, aferrándome a las contradicciones del imperio americano como cualquier
otro estadounidense. Los EE. UU no tiene un territorio internacional reconocido
como lo tenían el imperio británico o el otomano. Los políticos americanos han
negado de manera rutinaria que su país mantiene o busca un imperio, incluso
cuando insisten en que sus intereses se extienden a través el mundo entero y
que sus políticas impactan vidas y amenazan el futuro de la gente en todos lados.
Entonces, ¿cómo vamos a entender este fenómeno de imperio estadounidense, que es tan importante en la vida de todos nosotros y
nuestro futuro y cuya estructura se mantiene escondida y cubierta?
En Ethnographies of US Empire, co editado por Carol
McGranahan de la universidad de Colorado y John F. Collins de CUNY,
veinticuatro antropólogos estudiaron grupos de gente cuyas vidas son
conformadas por el imperio estadounidense y sus interacciones con éste. Los
objetos oscilan entre indígenas en EE. UU y Hawái hasta trabajadores de call centers en las Filipinas hasta la
gente que ha sido forzosamente
exiliada en Diego García.
Muchas de las etnografías resaltaron la aparente contradicción de la existencia de un imperio global en un mundo post colonial
en donde casi todos los países se encuentran internacionalmente desconocidos
como independientes y soberanos.
Soberanía estatificada
El capítulo final de Etnhographies of US Empire llega en el análisis más comprensivo de la estratigrafía y de los patrones complejos
de la soberanía a través de la cual los estados antes independientes y sus
ciudadanos no obstante caen bajo la soberanía general del imperio estadounidense.
En este capítulo "From Exception to Empire: Sovereignty, Carceral Circulation and the
Global War on Terror", de Darryl Li, profesor de antropología
de la universidad de Chicago, sigue un grupo de hombres que vienen a Bosnia
Herzegovina de países árabes en su mayoría, para luchar del lado musulmán en la guerra indirecta
apoyada por EE.UU. para separar Yugoslavia en los años noventa.
Para el 2001, la mayoría de estos 660 hombres tenían sus hogares en Bosnia. Muchos se habían casado con mujeres bosnias y tenían
familia ahí. Todos tenían ciudadanía bosnia como reconocimiento en su rol en la
independencia de su país adoptado. Pero después de los crímenes del 11 de
septiembre, el gobierno estadounidense vio a estos ex mujahideen como personas inherentemente peligrosas e
insistió en que fueran “desnaturalizados” y “repatriados”.
Al principio, esto fue realizado a través de un proceso extrajudicial de “rendición”
pero después del 2005, fue institucionalizado en un una comisión estatal de
nueve miembros (que incluía un oficial de las fuerzas armadas y un oficial de
inmigración británico) para arrancarles la nacionalidad bosnia, un Reception Center for Irregular Migrants, o centro de
recepción para migrantes irregulares, una prisión construida con recursos de la
Unión Europea en las inmediaciones de un campo de refugiados para serbios y
bosnios en Lukavica, en las afueras de Sarajevo y un “Servicio para asuntos
foráneos” bajo el ministerio de seguridad bosnia, organizado, entrenado y
equipad por consejeros estadounidenses cubierto con el dinero de los impuestos
de sus ciudadanos para manejar la prisión y llevar a cabo deportaciones.
Darryl Li visitó, estudió y se mantuvo en contacto con algunos de estos hombres y sus familias bosnias por muchos años. Observó cómo,
mientras EE. UU ejercía suprema soberanía sobre estos hombres y sus destinos, el
rol estadounidense estaba cuidadosamente escondido detrás y operado a través de
la soberanía formal de Bosnia Herzegovina, y también el destino de grupos de
hombres de diferentes nacionalidades fueron gobernados por las relaciones
imperiales estadounidenses con varios países de donde venían y a dónde podían
ser “repatriados”.
La mayoría de los egipcios fueron mandados de regreso a su país, que es un aliado confiable de los EE. UU, en donde fueron
encerrados, torturados y en muchos casos, desaparecidos, de acuerdo a sus
familias bosnias. En contraste, seis hombres de Argelia fueron entregados al
campo de concentración de Guantánamo en Cuba. Estuvieron encerrados ahí hasta
que ganaron un caso emblemático
en la Suprema Corte que les permitía demandar por habeas corpus ;en
cortes estadounidenses y finalmente liberados en 2009, 2010 y 2013.
Un hombre de origen sirio-bosnio llamado Abu Hamza se convirtió en líder de facto de la resistencia de las desnaturalizaciones
y deportaciones. Fue detenido y
encerrado por siete años y medio en la prisión de Lukavica. Durante este
tiempo, EE. UU y sus aliados lucharon una guerra sangrienta pero apoderada para
instalar un régimen más subordinado en su país de origen. Finalmente fue
liberado en el 2016 para reencontrarse con su familia.
Cuando Darryl Li visitó por primera vez a Abu Hamza en la prisión de Lukavica en el 2009, estaba vestido en una jalabiyya naranja
con una gorra de beisbol con la frase “BOSNATANAMO”. Él mismo había hecho su
uniforme para hacer sobresalir las semejanzas entre su prisión en Lukavica y Guantánamo.
Las banderas que se ondeaban sobre la puerta de la entrada de la prisión eran las de Bosnia y de la Unión Europea y Estados Unidos
estaba oficialmente envuelto en el encarcelamiento de estos hombres únicamente
a través de canales diplomáticos, en la recaudación generosa de recursos y la
asistencia de consejeros y entrenadores americanos. Y aun así el imperio de EE.
UU fue el único poder
delgadamente velado detrás de la existencia de la prisión y de lo que
sucedió ahí.
Darryl Li comparó el destino de estos hombres en Bosnia con otros casos de detención post 11/9 y encontró patrones similares a
través del US gulag en donde el destino de gente de países específicos fue determinado por la
naturaleza de las relaciones del imperio estadounidense con los países involucrados.
Por ejemplo, cuatro británicos detenidos en Paquistán y enviados a Guantánamo formaron parte de los primeros prisioneros liberados y
repatriados para ser enviados a casa a tener vidas
relativamente normales en el Reino Unido. Por contraste Li se reunió
con un hombre palestino en Gaza en el 2007 que fue “repatriado” ahí a pasar de
no haber vivido jamás en ese lugar. Él nació en Jordania y creció en Arabia
Saudita y Paquistán, en donde fue arrestado y entregado a las fuerzas militares
estadounidenses. Después de varios años en prisiones militares y de la CIA,
casi todas en Afganistán, fue enviado de regreso a Jordania y entregado a
Israel, abandonado en Gaza.
En todos estos casos, Li observó cómo el imperio
estadounidense mantuvo soberanía sistemática y generalizada sobre las personas
y los países involucrados, no mediante la negación de la soberanía de Bosnia,
Egipto, el Reino Unido y otros países, sino mediante el ejercicio de poder
selectivo y oportunista con su nominal e independiente sistema político y legal
y los particulares de sus relaciones con ellos.
La investigación de Darryl Li reveló un sistema internacional de soberanía estratigráfica
en el cual las vidas de las personas eran objeto de soberanía imperial
generalizada del imperio estadounidense, así como de la soberanía de sus
propios países.
Imperio, sin excepción
El campo de concentración estadounidense de Guantánamo, en Cuba, es ampliamente visto como una
deslumbrante excepción a las reglas legales nacionales e internacionales. Darryl
Li notó que los prisioneros no son los únicos no americanos y no cubanos
viviendo en Guantánamo, que también alberga un grupo de staff conformado por
civiles (intendencia, cocineros, trabajadores…) principalmente jamaiquinos y
filipinos. Como los prisioneros y sus guardias americanos, estos trabajadores
también viven bajo la soberanía estratigráfica del imperio estadounidense.
“Ambos, prisioneros de países tercermundistas y trabajadores en GTMO, comparten la situación de la vivienda en un espacio entre
las protecciones jurídicas de sus gobiernos, el Estado local y los EE. UU hegemónicos”, observó Li.
Darryl Li concluyó que este marco de soberanía estratificada, en donde la gente vive bajo la soberanía tanto de su país como
del imperio, no es una excepción, sino una norma de vida del impero
estadounidense. Así que el predicamento de trabajadores y prisioneros en
Guantánamo es un ejemplo sorprendente de cómo el imperio funciona, no una
excepción al mismo.
Otros casos que parecían ser excepcionales pueden ser comprendidos de mejor manera como ejemplos de este existente sistema
imperialista de soberanía estratigráfica.
Consortium News ha seguido de manera cerca y ha reportado
el precario asilo de Julian Assange en la embajada ecuatoriana en Londres. En
el caso de Julian, el poder imperial de Estados Unidos ha funcionado a través
de la red de cuatro estados normalmente independientes: Australia, Suecia,
Reino Unido y Ecuador que lo acorraló en Londres por más de seis años para
evitar que recupere su libertad. Y pronto podría lograr que lo entreguen a los
Estados Unidos en cadenas.
Si esto llegara a sucederle a Julian, su destino no será diferente al de otras personas que se han atrevido a desafiar a los
imperios formales y territoriales en el pasado. Los saudís conquistaron la
mayor parte de arabia en el S. XVIII pero su líder Abdullah bin
Saud fue abatido, capturado y entregado a Estambul para ser
decapitado por órdenes del sultán otomano en 1818.
Hasta 1830, la marina real británica trajo amotinados, contrabandistas y piratas capturados en el mar alrededor del mundo a Londres
para ser colgados en la horca (lentamente, en el caso de los piratas) en el Execution Dock en el río Támesis. Los cuerpos de los piratas
más famosos eran cubiertos con brea y colgados de cadenas desde la horca a la
orilla del río como advertencia a los marineros que pasaban en sus barcos.
Sj algo puede salvar a Julian Assange de versión del
siglo 21 de su destino quede en en las manos del poder imperialista de hoy,
sería con un desplegado público de desacuerdo con el miedo de las autoridades
estadounidenses a que esta exhibición desnuda de poder imperialista evidencie su juego.
Pero el miedo de exponer la brutalidad y criminalidad raramente restringe al imperio. Desde el 2001, EE. UU ha estado más que listo
para atacar o invadir países sin importarle la ley nacional o
internacional, para secuestrar o extraditar gente alrededor del mundo y para
enfrentar retribución imperial en sus prisiones y cortes.
Meng Wanzhou, el executivo de Huawei, actualmente
detenido en Canadá, es la última víctima del poder imperialista estadounidense.
Por lo
menos 26 bancos nacionales y extranjeros han pagado multas de billones de
dólares por violar las sanciones estadounidenses impuestas sobre Irán, pero
ninguno de sus ejecutivos han sido arrestados y amenazados con sentencias de 30
años. En el lanzamiento de la guerra de comercio con China, retando la
soberanía china de intercambio comercial con Irán y con el arresto de Wanzhou
como rehén o chip de negociación, los EE. UU está desplegando una obstinada
determinación para continuar expandiendo sus ambiciones imperialistas.
El caso del soplón
de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional por sus siglas en inglés), Edward
Snowden ilustra la existencia de límites gráficos al poder imperialista
mencionado. Escapándose primero a Hong Kong y posteriormente a Rusia, Snowden
evadió captura y extradición. Pero su escape y las pocas opciones disponibles
para el son ejemplos de cómo solo pocos lugares del planeta permanecen seguros
del alcance de los Estados Unidos.
El fin del imperio
El impacto corrosivo y debilitante del imperio sobre
la soberanía de otros países ha sido obvio para sus detractores por mucho tiempo.
En la introducción a su libro publicado en 1965, Neo-Colonialism: the Last Stage of Imperialism, el
presidente Kwame Nkrumah de Ghana escribió “La esencia del neo-colonialismo es
que el Estado que es sujeto a, es, en teoría, independiente y tiene todas las trampas
exteriores de la soberanía internacional. En realidad, su sistema económico y
su política es dirigida desde afuera”.
Darryl Li citó el veredicto de Nkrumah acerca de que esto es “…la peor forma de imperialismo. Para quienes lo practican, significa poder
sin responsabilidad y para quienes lo sufren, significa explotación sin compensación”.
Nkrumah fue destituido en un golpe de estado orquestado
por la CIA un año después de que sus palabras fueran publicadas, pero
su crítica permanece, levantando serias preguntas. “¿Cuánto tiempo tolerará el
mundo esta forma irresponsable de imperialismo?” o “¿Permitiremos que esta
“última etapa de imperialismo” sea la última de nuestra civilización?”
La manera en la cual se ejercita el poder a través de capas estratigráficas de
soberanía es una fortaleza y debilidad al mismo tiempo. Por un breve periodo de
historia, le ha permitido a los Estados Unidos ejercer un poder imperialista en
un mundo post colonial, como lo describió Nkrumah.
Pero Nkrumah tenía una buena razón para llamarle a esto “la última etapa del imperialismo”. Cuando las naciones víctimas del
imperio estadounidense decidan reclamar su total y legal soberanía obtenida en
el S.XX y rechacen las ambiciones imperialistas anacrónicas de EE. UU para
dominar y explotar sus instituciones, su gente y su futuro, este imperio no
podrá contener a estas naciones permanentemente más tiempo del cual lo hizo el
imperio británico o el otomano.
Este imperio irresponsable ha desperdiciado nuestros
recursos y los de otras naciones y ha engendrado peligros existenciales que
amenazan al mundo entero, desde guerra nuclear hasta crisis ambiental. El Bulletin of the Atomic Scientists ha
avanzado gradualmente las manecillas de su Doomsday Clock (reloj del día del juicio final) de 17 minutos
para la media noche en 1994 a dos minutos antes de la misma hora en el 2018.
El sistema estadounidense de “democracia administrada”
o “totalitarismo
invertido” se concentra la riqueza que crece non stop y el poder en las manos
de la clase corrupta que reina, cada vez exponiendo más al público americano a
la misma “explotación sin compensación” como lo hace con sus objetos foráneos y
previniéndonos de atacar problemas serios o existenciales.
Este círculo vicioso auto reforzado nos pone en
peligro a todos, no menos a quienes vivimos en el corazón de este imperio
corrupto y auto destructible. Así que nosotros americanos compartimos el vital
interés del mundo entero en desmantelar el imperio y empezar a trabajar con
nuestros vecinos para construir un futuro post imperial, justo y sustentable,
que todos podamos compartir.
Nicolas J S Davies es el autor de Blood on
Our Hands: The American Invasion and Destruction of Iraq. Es
investigador para CODEPINK y escritor freelance cuyo trabajo es publicado
por una amplia gama de prensa independiente y no corporativa.
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