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El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.



Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


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Caso # 87: Operación Cóndor, de 1968 a los 1980:
Una campaña de asesinato político y terror estatal en América Latina dirigida por Estados Unidos

10 de agosto de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

Bob Avakian escribió recientemente que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).

En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.

La lista completa de los artículos de
la serie Crimen Yanqui

EL CRIMEN: Desde finales de los 1960 hasta bien entrada la década de 1980, los documentos muestran que Estados Unidos organizó, financió y dirigió en secreto una campaña de represión política, tortura, desapariciones y asesinatos bajo el nombre en clave Operación Cóndor.


Desde finales de los 1960 hasta bien entrada la década de 1980, los documentos muestran que Estados Unidos organizó, financió y dirigió en secreto una campaña de represión política, tortura, desapariciones y asesinatos bajo el nombre en código Operación Cóndor. Arriba, Mariana Zaffaroni Islas, la segunda desde la izquierda, de pie junto a su abuela, sostiene una foto de su madre durante una protesta en Montevideo, Uruguay en 2009. Los militares argentinos secuestraron y asesinaron a los padres de Mariana durante la dictadura militar respaldada por Estados Unidos. Luego, dieron a Mariana, recién nacida, a una familia militar argentina para criarla. En la foto, ella protesta por la ley de 1986, aún no anulada completamente, que impide que los militares sean juzgados por los crímenes cometidos durante la dictadura respaldada por Estados Unidos de 1973 a 1984 en Uruguay. Foto: AP

A partir de 1975, esta conspiración multinacional encabezada por Estados Unidos fue implementada por dictaduras militares derechistas pro-Estados Unidos en el Cono Sur de América Latina: Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil (más tarde se unieron Ecuador y Perú). Operación Cóndor coordinó las operaciones de inteligencia entre esos países; organizó operaciones transfronterizas para detener y “desaparecer” a disidentes y opositores políticos en el exilio; y, en su más secreta “Fase III”, formó equipos especiales de asesinos de los países miembros para viajar a cualquier parte del mundo para asesinar a “enemigos subversivos”.

En 1974, la CIA ayudó a capacitar y organizar a la DINA, la policía secreta de Chile. DINA y su homólogo argentino, SIDE, jugaron un papel principal en la Operación Cóndor, junto con la fuerza paramilitar colombiana, la Triple A — la Alianza Americana Anticomunista.

Sus blancos eran los disidentes e izquierdistas, los líderes campesinos y sindicalistas, los sacerdotes y monjas, los estudiantes y profesores, los intelectuales y presuntos guerrilleros, así como los ex presidentes y los políticos importantes de los partidos de oposición forzados al exilio después de golpes militares. Realizaron muchos “vuelos de la muerte” en los que los pilotos militares llevaban a las víctimas por avión o helicóptero sobre el mar y los lanzaron a su muerte. En cientos de casos, entregaron a los bebés y los niños de los padres secuestrados y asesinados a familias de militares y sus aliados.

El alcance de la Operación Cóndor no se limitó a América Latina. En 1976, Orlando Letelier, el ex ministro de defensa y de Asuntos Exteriores durante el gobierno de Salvador Allende en Chile, junto con su colega estadounidense Ronni Moffitt, murieron víctimas de un coche bomba en Washington, DC. Augusto Pinochet, el dictador militar que tomó el poder tras el golpe de estado orquestado por la CIA que derrocó y mató a Allende, había ordenado el asesinato de Letelier.

Se calcula que el número total de los asesinados como resultado de la Operación Cóndor es de 60.000 o más.

LOS CRIMINALES:

Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian
Estos imperialistas hacen que el Padrino se parezca a Mary Poppins.

Bob Avakian,
Lo BAsico 1:7

La CIA y el ejército de Estados Unidos. El ejército yanqui y la CIA jugaron papeles cruciales en las primeras reuniones celebradas para formar la Operación Cóndor. En la década de 1960 y los principios de los 1970, bajo los presidentes Nixon y Ford, funcionarios de seguridad internacional en la Escuela de las Américas del Ejército de Estados Unidos en Panamá formularon planes para trabajar colectivamente en el servicio de la estrategia de Estados Unidos de exterminar a los movimientos populistas, revolucionarios y los que Estados Unidos consideraba simpatizantes de la Unión Soviética.

Manuel Contreras, el jefe de la DINA, la policía secreta de Chile, fue un recurso pagado de la CIA de 1974 a 1977 (un año después de que Orlando Letelier fue asesinado en Washington), y fue conocido como “Cóndor Uno”, el principal organizador y promotor de Operación Cóndor.

El Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), las Fuerzas Especiales de Estados Unidos y la Escuela de las Américas del Ejército (SOA) estaban todos involucrados en manejar la Operación Cóndor. Un informe de 1976 de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA) dijo que una unidad de asesinato de Cóndor “se estructuraba casi como un Equipo de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos”.


El secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger visita al dictador chileno el general Augusto Pinochet en 1976. Pinochet dirigió el golpe de estado militar que derrocó al gobierno elegido de Salvador Allende en 1973, un golpe plenamente respaldado por la CIA. Este régimen ejecutó, torturó y "despareció" a miles de chilenos. Archivos desclasificados evidencian que Kissinger fue informado sobre Cóndor y sus "operaciones de asesinato" el 5 de agosto de 1976. Foto: Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, República de Chile. Foto: Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, República de Chile

Henry Kissinger. De 1968 a 1976 Kissinger fue asesor de seguridad nacional y luego secretario de Estado bajo los presidentes Nixon y Ford. Kissinger dio a la CIA y las dictaduras del Cono Sur el respaldo desde los pasillos de poder para la Operación Cóndor, y proporcionó apoyo directo a muchos crímenes. Archivos desclasificados revelan que Kissinger fue informado sobre Cóndor y sus “operaciones asesinas” el 5 de agosto de 1976. Tribunales en Francia, Chile, Argentina y Uruguay han citado a Kissinger a declarar sobre su conocimiento y posible papel en varios asesinatos bajo la Operación Cóndor, pero él no ha comparecido.

La dictadura en Argentina respaldada por Estados Unidos. Un tribunal de Argentina condenó al ex dictador del país, Reynaldo Bignone y otros 14 ex militares de asociación ilícita en el secuestro, tortura y desaparición de 100 refugiados políticos de los países vecinos. Jorge Videla, el general que gobernó Argentina durante la mayor parte de la genocida “guerra sucia”, enfrentó cargos también, pero murió antes de que terminara el juicio.

Otras dictaduras respaldadas por Estados Unidos. En las décadas después de ese período, la existencia y los crímenes de la Operación Cóndor se sacaron a la luz del día cuando tribunales de otros de los países involucrados así como tribunales internacionales enjuiciaron a muchos de los dictadores, jefes militares y jefes de escuadrones de la muerte por varios asesinatos y por el asesinato en masa. En un caso, familiares de víctimas de la Operación Cóndor dieron evidencia que probó que Pinochet de Chile fue responsable de 2.279 muertes y más de 30.000 personas torturadas por razones políticas.

LA COARTADA: Frente a movimientos de guerrillas armadas anti-Estados Unidos en varios países y la masiva oposición popular a las juntas militares reaccionarias respaldadas por Estados Unidos, Estados Unidos y sus aliados en América Latina afirmaron que luchaban contra una conspiración internacional “terrorista” que pretendía fomentar la revolución en todo el continente con la ayuda de una Cuba pro-soviética. Aseveraron que no tenían más remedio que tomar medidas “contra el terrorismo” y “contra-subversivas” para “eliminar las actividades terroristas marxistas”. También afirmaron, como dijo un general argentino, que dado que “la infiltración penetra en todos los niveles de la vida nacional”, se justificaba atacar a todo tipo de adversarios políticos: sindicalistas, familiares de activistas, activistas sociales como las fundadoras de las Madres de la Plaza de Mayo, monjas, profesores universitarios, etc.

EN SUS PROPIAS PALABRAS:

“Hicimos cosas peores que los nazis”.

—Oficial de la marina argentina, acerca de la “Guerra Sucia” de mediados de la década de 1970 hasta mediados de la de 1980

“Mira, nuestra actitud básica es que nos gustaría que ustedes tengan éxito. Tengo un punto de vista anticuado de que se deba respaldar a los amigos.... Cuanto más rápido éxito que tengan ustedes, mejor.... No les causaríamos dificultades innecesarias”.

—Henry Kissinger, secretario de Estado de Estados Unidos, hablando con el Ministro de Relaciones Exteriores argentino, octubre de 1976

EL VERDADERO MOTIVO: Mantener la dominación imperialista yanqui de América Latina y contrarrestar los esfuerzos de la entonces imperialista Unión Soviética para extender su influencia.

Dominar y explotar a América Latina —la que los gobernantes yanquis llaman su “patio trasero”—  ha sido crucial para el ascenso de Estados Unidos como una potencia imperialista mundial. Para la década de 1960, esa dominación estadounidense enfrentaba desafíos de una ola global de luchas de liberación nacional y la intensificación de la rivalidad de la Guerra Fría con la Unión Soviética, que se había convertido en una potencia imperialista después de la derrota del socialismo en la década de 1950. La revolución en Cuba en 1959, el intento fracasado de Estados Unidos de incitar un golpe de estado en la “Bahía de Cochinos” en 1961, y la Crisis de los misiles en Cuba con los soviéticos en 1962 subrayaron estas amenazas estratégicas a su dominio sobre su “patio trasero” que consideraban procedentes de la Unión Soviética.

En el contexto de estos retos, la Operación Cóndor jugó un papel esencial: erradicar la influencia e ideas comunistas o soviética-imperialistas, y suprimir los movimientos activos o potenciales contra los gobiernos pro-Estados Unidos.


 

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