Violando la Carta de Naciones Unidas, Obama declara la guerra perpetua
Marjorie Cohn
Global Research/Truthout
20 de septiembre de 2014
Traducido del inglés por Carlos Riba García
El presidente Barak Obama ha intensificado la
guerra con drones que viene realizando desde hace cinco años y medio
manifestando sus intenciones de “degradar y, en última instancia, destruir” al
Estado Islámico (EI), también conocido como ISIS o ISIL. Desde el 8 de agosto, Obama ha ordenado por
lo menos 154 ataques aéreos en Irak. Además, enviará a 475 soldados más, por lo
que en total unos 1.600 militares estadounidenses estarán en Irak. Obama
anunció que realizará “una campaña sistemática de ataques aéreos” en Irak, y
posiblemente en Siria. Pero no se limitará a esos países; Obama declaró que su
campo de batalla abarca todo el mundo: “Cazaremos a los terroristas que
amenazan a nuestro país dondequiera que se encuentren... si amenazáis a Estados
Unidos, no encontraréis un paraíso donde estéis a salvo”.
Así es; si hubiera una amenaza de ataque inminente contra Estados
Unidos, Obama estaría legalmente autorizado a lanzar una operación militar. La
Carta de Naciones Unidas, que prohíbe el uso de la fuerza militar, permite una
excepción cuando un país actúa en defensa propia. En el contexto de la Doctrina
Caroline establece muy claramente “[la respuesta ante] la necesidad de
defenderse debe ser inmediata, abrumadora y no permitir la elección de los
medios posibles ni esperar un debate [sobre la situación]”. El único problema,
admitió Obama, es que “todavía no hemos detectado una conspiración específica
contra nuestra patria”. Mencionando solo la imprecisa posibilidad de “ataques
mortales” en el futuro, Obama declaró una guerra perpetua sin un final
específico.
Hay solo una excepción más a la prohibición del uso de la fuerza militar en la Carta de Naciones Unidas; es la que necesita la
aprobación del Consejo de Seguridad. Obama dijo que él presidiría una sesión del Consejo dos
semanas después de cualquier operación para “movilizar la comunidad
internacional”. Pero la Carta de la ONU exige que la aprobación del Consejo sea
anterior a cualquier operación militar. La propuesta de resolución del Consejo
de Seguridad programada es para que los países miembro declaren como criminal el
reclutamiento y el traslado de combatientes extranjeros para integrarlos a
fuerzas militares extremistas, para lo cual es necesario compartir información
sobre los pasajeros de las aerolíneas. Sin embargo, no autorizará el uso de la
fuerza. La guerra de Obama viola la Carta de Naciones Unidas, un tratado que ha
sido ratificado por Estados Unidos para que forme parte del cuerpo legal estadounidense bajo la
Cláusula de Supremacía de la Constitución de EEUU.
La guerra de Obama también viola la Resolución de Poderes de
Guerra, que autoriza al presidente a comprometer a las Fuerzas Armadas de EEUU
en hostilidades –en curso o inminentes– solo en tres situaciones. La primera,
después de que el Congreso haya declarado una guerra. La segunda, en “una
emergencia nacional creada por una ataque contra Estados Unidos, sus
territorios o posesiones, o sus fuerzas armadas”, algo que –una vez más– no ha
ocurrido. La tercera, cuando hay “una autorización constitucional específica”:
Obama no ha pedido autorización al Congreso para realizar sus ataques.
Ciertamente, declaró Obama, “Estoy autorizado a hacer frente a la
amenaza del ISIL”. Se estaba refiriendo a la autorización para el uso de la
fuerza militar (AUMF, por sus siglas en inglés) aprobada en 2001 por el
Congreso y utilizada por el presidente George W. Bush para invadir Afganistán.
Pero la AUMF solo autorizaba el uso de la fuerza contra personas, grupos o
países que hayan “planificado, autorizado, cometido o ayudado a” la realización
de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. En ese momento, el ISIS
ni siquiera existía. De hecho, Ayman al-Zawahiri, jefe de al-Qaeda, expulsó
formalmente de al-Qaeda al ISIS a principios de este año.
Cuando el Congreso aprobó la AUMF de 2001, rechazó específicamente
el pedido de la administración Bush de una autorización con final abierto “para
disuadir y anticiparse a cualquier acción terrorista contra Estados Unidos”.
Aún más, en la ley de Autorización de la Defensa Nacional de 2012, el Congreso
estableció: “Nada de lo que se diga en esta sección (...) amplía los poderes del presidente ni el
alcance de la AUMF de 2001”.
Aparentemente. Obama se basa también en la AUMF de 2002, en la que
el Congreso autoriza al presidente el uso de las fuerzas armadas si él
determina que es lo necesario y apropiado para defender la seguridad nacional
de EEUU en relación con la amenaza permanente que plantea Irak y para hacer
cumplir todas las resoluciones relevantes del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas que conciernen a Irak. Pero como esa amenaza y esas resoluciones estaban relacionadas con las armas de
destrucción masiva de Sadam Hussein, también ese permiso ha caducado. En ese
sentido, la Casa Blanca declaró que la AUMF de 2002 “ya no se emplea en ninguna
de las actividades gubernamentales de EEUU”. Esto significa que la actual
guerra de Obama no es una continuación de la guerra de Irak emprendida por Bush
y que la AUMF de 2002 ya no proporciona una cobertura legal para realizar los
actuales ataques aéreos.
La Resolución de Poderes de Guerra obliga a Obama a pedir, antes
de que pasen 60 días del comienzo de las “hostilidades”, una nueva autorización
del Congreso para poder continuar con su guerra; de no hacerlo, debe retirar
las fuerzas antes de que pasen 30 días. El plazo de 60 días se cumple el 7 de
octubre. Por lo que parece, Obama no se siente obligado a cumplir con la ley.
Durante la campaña presidencial de 2008, Obama dijo al Boston Globe: “En el contexto
constitucional, el presidente no tiene poder para autorizar unilateralmente un
ataque militar en una situación que no implique parar un ataque real o una
amenaza inminente para la nación”. A comienzos de este año, Obama dijo que
“ningún país puede conservar su libertad en un contexto de guerra continuada”.
Sin embargo, esto es exactamente lo que está haciendo con su declaración de
guerra perpetua.
Obama está violando tanto la legalidad estadounidense como la internacional.
Además, está arriesgando la posibilidad de un aumento de las represalias contra
este país. El gobierno de Estados Unidos ha desestabilizado Oriente Medio con
las guerras de Irak y Afganistán emprendidas por Bush, y Obama ha asesinado a
miles de personas con las incursiones aéreas realizadas con drones. Muchos
sunníes temen menos al ISIS que al gobierno títere shií instalado por Estados Unidos en Irak, que ha torturado, violado,
asesinado y encarcelado arbitrariamente a los sunníes durante los últimos dos
años y medio.
ISIS es un grupo brutal. Pero Obama está implorando al Congreso la financiación del
Nuevo Ejército Sirio que, según The New York Times “acaba de
decapitar a seis combatientes del ISIS que habían sido capturados”.
Jugando a dos bandas, Obama pretende luchar contra el ISIS en
Siria sin envalentonar al presidente Bashar al-Assad, que también lucha contra
el ISIS. Y Obama se reserva el derecho de bombardear Siria, un estado soberano, en abierto desafío a Assad. Obama está
jugando con fuego.
Además de ser ilegal, la guerra de Obama promete exacerbar la
volátil situación en Oriente Medio y aumentar más aún la hostilidad contra
Estados Unidos. En el pasado, ha dicho varias veces que la solución de este
conflicto no es militar. Él debería emplear su liderazgo en el Consejo de
Seguridad para declarar un cese del fuego, crear una fuerza de mantenimiento de
la paz, poner en marcha un embargo total de las armas que se envíen a la región
y ponerse a trabajar por una solución diplomática que comprometa a Irán y Siria
en el proceso. La guerra perpetua no es la respuesta a los problemas de Oriente
Medio.
Artículo original en inglés publicado por Truthout -Copyright,
Truthout. Reprinted with permission.
Fuente: http://www.globalresearch.ca/obama-declares-perpetual-war-in-violation-of-the-un-charter/5402323
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