Assange enfrenta
extradición por exponer crímenes de guerra de los Estados Unidos
Marjorie Cohn
De Truthout | artículo original
11 de octubre de 2020
Traducido del inglés por El Mundo No Puede Esperar 11 de noviembre de 2020
El fundador de Wikileaks Julian Assange abandonando el
tribunal de Southwark Crown en una camioneta de seguridad el primero de mayo
del 2019 en Londres, Inglaterra.
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Tres semanas de testimonios en las audiencias de extradición de Julian Assange en Londres subrayaron la
extraordinaria revelación de WikiLeaks de los crímenes de guerra
estadounidenses en Irak, Afganistán y Guantánamo. Sin embargo, la
administración de Trump está buscando extraditar a Assange a los Estados Unidos
para enfrentar un juicio por los cargos bajo la Ley de Espionaje que podría
provocarle 175 años en prisión.
Assange fundó WikiLeaks durante la “guerra contra el terror” del gobierno de Bush, que fue usada como pretexto
para iniciar dos guerras ilegales y llevar a cabo un amplio programa de tortura
y abuso de prisioneros en Guantánamo y en los sitios obscuros de la CIA. El 8
de octubre del 2011, Assange, en una protesta de la Stop the War Coalition
en la plaza de Trafalgar en Londres “Si las mentiras pueden comenzar guerras,
la paz puede empezar con la verdad”.
En el 2010 y 2011, WikiLeaks publicó material clasificado que la ex analista de inteligencia militar Chelsea
Manning le dio a la organización. Manning fue acusada, encontrada culpable y
sentenciada a 35 años en prisión por filtrar los documentos. A punto de dejar
el poder, Barack Obama perdonó su sentencia a los siete años de haber iniciado
a cumplirla. Esa condonación provocó “tremendo enojo” en el gobierno de Trump y
llevó a que Trump se interesara en Assange, testificó Eric Lewis. Lewis, el
director de Reprieve U.S. y
abogado de detenidos en Guantánamo y detenidos afganos, llamó a esto “un
enjuiciamiento políticamente motivado”.
Los expedientes que WikiLeaks publicó, contenían 90,000 reportes acerca de la guerra en Afganistán, incluidos
los Registros de la guerra afgana, que documentaron un número mucho mayor de bajas civiles por parte de las
fuerzas de la coalición del reportado por el ejército estadounidense.
Además, WikiLeaks publicó casi 400,000 reportes de campo acerca
de la guerra de Irak, más de 15,000 muertes de civiles iraquíes sin reportar,
asesinato sistémico, tortura, violación por parte del ejército iraquí y
autoridades que fueron ignoradas por las fuerzas estadounidenses.
WikiLeaks también publicó los Archivos de Guantánamo, 779 reportes secretos que
constituían evidencia del abuso del gobierno estadounidense de aproximadamente
800 hombres y niños de entre 14 y 89 años. Ese abuso violó la Convención de
Ginebra y la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penal Crueles, Inhumano
o Degradantes.
Tal vez la revelación más notoria de WikiLeaks
fue el video, en el 2007, de “Collateral Murder” (“Asesinato
Colateral”), en el que se ve a un helicóptero Apache del ejército
estadounidense disparándole a civiles desarmados en Bagdad. Por lo menos 18
civiles fueron asesinados, incluidos dos periodistas de Reuters y un
hombre que fue a rescatar a los heridos. Dos niños resultaron heridos. Un
tanque del ejército de EE.UU. pasó por encima de los cuerpos, cortándolos a la
mitad. El video contiene evidencia de tres
crímenes de guerra distintos, prohibidos por la Convención de Ginebra y el
Manual de Campo del ejército estadounidense.
Mientras les disparan a los civiles, se
puede escuchar a los soldados estadounidenses decir “mira a esos bastardos
muertos”. En su testimonio por escrito, el periodista investigativo Nick Hager
dibujó un paralelo entre el video de Collateral Murder y la imagen
televisiva de George Floyd gritando “No puedo respirar”.
Assange no puede ser extraditado por un delito político
El acuerdo de extradición, del 2003, entre los Estados
Unidos y el Reino Unido, prohíbe la extradición por un delito política. Aunque
el tratado no define “delito política”, generalmente, esta incluye espionaje,
traición, sedición y crímenes en contra del poder del Estado. Trump está
pidiéndole al Reino Unido que extradite a Assange por exponer crímenes de
guerra. Esta es una clásica delito política. Assange está acusado bajo la Ley
de Espionaje y el espionaje también constituye un delito político.
Como lo fue el histórico informante Daniel Ellsberg,
que ayudó a ponerle fin a la guerra de Vietnam cuando filtró los Pentagon
Papers en 1971, Assange es el objeto de la ira del gobierno estadounidense
por revelar crímenes de guerra de este gobierno. “Observo las más cercanas
similitudes a la posición en la que yo estuve, en donde se quería destruir la
exposición de la ilegalidad y criminalidad de actos institucionales e
individuales por parte de la administración que los llevaba a cabo”, mencionó
Ellsberg, quien fue acusado bajo la Ley de Espionaje.
Ellsberg también escribió en su testimonio, que
considera las publicaciones de WikiLeaks “entre las más importantes
revelaciones verdaderas del comportamiento criminal escondido que se ha hecho
público en la historia de los Estados Unidos”. Las ve como “comparables” con
las propias, en el sentido de que son “un cambió tan radical del
entendimiento”. Ellsberg dice “El público estadounidense necesitaba
urgentemente saber lo que se estaba haciendo de manera rutinaria en su nombre y
no había ninguna otra manera de hacerles aprender eso que a través de la
divulgación no autorizada”.
El enjuiciamiento de Assange viola la libertad de prensa
Mientras que el gobierno de Obama se negó a presentar
cargos criminales en contra de Assange por miedo a sentar un precedente
peligroso, el equipo de Trump no demostró tal indulgencia. Al acusar a Assange
bajo la Ley de Espionaje, Trump lo está haciendo un ejemplo para su presión en
contra de los medios, a quienes llama “el enemigo del pueblo”. El
enjuiciamiento de Assange enviaría un mensaje inquietante a todos los
periodistas: reporta la verdad sin barnizar bajo tu riesgo.
Ninguna publicación mediática o periodista ha sido
acusada jamás bajo la Ley de Espionaje por publicar información verdadera, que
está protegida por la actividad de la Primera Enmienda. A los periodistas se
les permite publicar material que fuera obtenido ilegalmente por una tercera
persona y que es un asunto de interés público. El gobierno estadounidense jamás
ha procesado legalmente a ningún periodista o periódico por publicar
información clasificada, que es una herramienta esencial del periodismo.
La recopilación de información, su reportaje y
divulgación encajan en la clásica definición de la actividad protegida por la
garantía de libertad de prensa de la Primera Enmienda. No existe ninguna
diferencia entre lo que hizo WikiLeaks y lo que hicieron
The New York Times, Der Spiegel, Le Monde, El País y The Guardian.
Todos publicaron artículos basados en los documentos revelados por WikiLeaks. Esta es la razón por
la cual la administración de Obama, que acusó a una enorme cantidad de
informantes, consideró, pero se detuvo, procesar a Assange. Temían establecer
“un precedente que pudiera asustar al periodismo investigativo acercad de
asuntos de seguridad nacional al tratarlo como un crimen”, dice
Charlie Savage, del The New York Times. El
equipo Obama no pudo distinguir entre lo que hizo WikiLeaks y lo que las
organizaciones mediáticas hicieron, como el Times “hacen en solicitar y
publicar información que obtienen y que el gobierno quiere mantener secreta”,
escribió Savage. Esto fue llamado el “problema del New York Times”.
WikiLeaks jamás puso en peligro a informantes y salvo vidas
Aunque el gobierno de Estados Unidos dice que Assange
puso en peligro a los informantes mencionados en los documentos publicados,
John Goetz, un periodista investigativo que trabajó para Der Spiegel,
testificó que Assange se tomó molestias para asegurar que los nombres de los
informantes estadounidenses en Irak y Afganistán estuvieran redactados para
proteger sus identidades. WikiLeaks, testificó Goetz, llevó a cabo un
“un proceso muy rigoroso de redacción”, y Assange repetidamente les recordó a
sus socios mediáticos que utilizaran encriptación. De hecho, dijo Goetz,
Assange intentó detener a Der Freitag de publicar material que pudiera resultar en la publicación de información no redactada.
Más aun, las revelaciones de WikiLeaks, de hecho,
salvaron vidas. Después de que publicaran la evidencia de centros de tortura
iraquíes que los Estados Unidos había establecido, el gobierno iraquí le negó a
Obama la solicitud de extender inmunidad a soldados estadounidenses que habían
cometido ofensas criminales y civiles ahí. Como resultado, Obama tuvo que
retirar tropas de Irak.
WikiLeaks también reveló evidencia de mala conducta por parte de otros países
además de Estados Unidos. La organización descubrió la vigilancia de Rusia,
publicó revaciones de Bashar al-Assad en Siria y algunos dicen que la exposición de corrupción que
divulgó en Túnez y tortura en Egipto, fueron los catalizadores del Primavera Árabe.
“Desde hace 10 años, los registros de guerra siguen siendo la
única fuente de información en relación a muchos miles de muertes civiles
violentas en Irak entre 2004 y 2009”, dijo en su testimonio John Sloboda, co
fundador del Iraq Body Count (IBC por sus siglas en inglés). IBC es la única ONG independiente que hace monitoreo comprensivo y
creíble de los reportes de bajas en Irak desde la invasión de Bush en el 2003.
“Los cables de WikiLeaks han contribuido a los descubrimientos en tribunales de que los ataques de drones estadounidenses son
ofensas criminales y que los procedimientos criminales deben ser iniciados en
contra de los oficiales estadounidenses involucrados en dichos ataques”, Clive Stafford
Smith, co fundador de Reprieve y abogado de siete prisioneros en Guantánamo, escribió en su testimonio.
La persecución de Assange será escalofriante para el periodismo
Aparentemente, para rodear alrededor de los alegatos de que está
acusando a Assange por hacer periodismo, la administración de Trump está
intentando pintarlo como un hacker acusándolo de conspirar con Manning para
entrar a una computadora gubernamental para robar documentos del gobierno,
violando la Ley de Fraudes de Computación y de la Ley de Abuso (Computer Fraud
/ Abuse Act), testificó Patrick Eller, un experto forense digital, el supuesto
intento de descifrar la contraseña no era tecnológicamente posible en el 2010
cuando la conversación entre Assange y Manning sucedió. Incluso si hubiera sido
factible, el propósito no habría sido el de ocultar la identidad de Manning y
no le habría dado a ella ningún acceso incrementado a las bases de datos del gobierno.
El enjuiciamiento de Assange establecerá un espantoso
ejemplo para periodistas y publicaciones mediáticas que publican información
crítica del gobierno. El equipo Trump señaló a Assange para desalentar a los
periodistas de publicar material que critique la política estadounidense. Si
Assange es extraditado a los Estados Unidos y encontrado culpable de los cargos
en su contra, los periodistas estarán asustados para reportar los hechos que
teman que pudiera llevarlos a ser acusados bajo la Ley de Espionaje.
El historiador periodístico y profesor de la
Universidad de Maryland, Mark Feldstein, testificó que las acciones de
WikiLeaks- “motivar a las fuentes a enfocarse en información valiosa de
significado político, diplomático o ético para que sea desglosada al público-
no solo es consistente con la práctica estándar de periodismo, es su esencia,
especialmente para periodistas de investigación o seguridad nacional”.
“Las acciones de Julian Assange, que han sido
categorizadas como criminales, son acciones que exponen a la luz el poder”,
dijo Noam Chomsky en su testimonio escrito. “Acciones que pueden causar que el
poder se evapore si la población toma la oportunidad de convertirse en
ciudadanos independientes de una sociedad libre en lugar de objetos de un
maestro que opera en secreto”, añadió. “Esa es una decisión y se ha entendido
por un largo tiempo que el público puede provocar que se evapore el poder”.
Cuando estableció noviembre 16 como la fecha para que
la defensa entregara sus argumentos de cierre, la jueza Vanezza Baraitser les
preguntó cómo iba a afectar la elección presidencial el caso y declaró que su
decisión para extraditar sería después de la elección declarando que “Es uno de
los factores en mi decisión”. Kristinn Hrafnsson, editor en jefe de WikiLeaks
dijo que la jueza “reconoció lo que ha sido claro desde antes
de que la primera acusación en contra de Julian Assange fuera descubierta: que
es un procesamiento políticamente motivado”.
Baraitser, que ha concedido
la extradición en el 96 por ciento de los casos que han llegado ante ella,
planea dar su fallo el 4 de enero. Si la concede habrá una serie de apelaciones
que incluirán a la Tribunal Europea de Derechos Humanos.
Los intereses no podrían estar más altos.
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