La derecha se alimenta de la frustración y avanzan ultraconservadores como el
Tea Party
Crece en EU desencanto con el gobierno; Chomsky alerta sobre la ira mal
encauzada
Se persigue a latinos y negros como Alemania lo hizo con judíos, asegura el
intelectual
David Brooks Corresponsal Periódico La Jornada Miércoles 21 de abril
de 2010, p. 33
Nueva York, 20 de abril. El desencanto con el gobierno y los políticos ha
crecido a niveles sin precedente a últimas fechas según sondeos; crecen la ira,
la incertidumbre, el pesimismo y la desconfianza en Washington, y el fruto de
esta frustración popular lo cosechan derechistas.
Nunca he visto algo parecido en mi vida, declaró Noam Chomsky. Entrevistado
por Chris Hedges para el sitio de Internet Truthdig, añadió que el humor del
país es aterrador. El nivel de ira, frustración y odio a instituciones no está
organizado de manera constructiva. Es desviado a fantasías autodestructivas, en
referencia a expresiones populistas de la ultraderecha.
El sentimiento antigubernamental se ha incrementado entre la sociedad, y sólo
22 por ciento dice confiar plenamente en el gobierno, según sondeos del Pew
Research Center, uno de los puntos más bajos en medio siglo. Para casi toda
medida concebible, hoy los estadounidenses son menos positivos y más críticos de
su gobierno. Hay una tormenta perfecta de condiciones asociadas con la
desconfianza hacia el gobierno: una economía abismal, un público pesimista y un
descontento épico con el Congreso y los funcionarios electos, afirmó Andrew
Kohut, presidente del Pew Research Center, al resumir las conclusiones de una
serie de sondeos.
El Pew registró que sólo 25 por ciento tiene una opinión favorable del
Congreso –el punto más bajo en 50 años– y 65 por ciento expresa una opinión
negativa. Cada vez más estadounidenses opinan que el gobierno tiene equivocadas
las prioridades y que eso tiene un impacto negativo en sus vidas cotidianas. El
62 por ciento afirma que las políticas del gobierno benefician sólo a algunos
grupos, y 56 por ciento opina que el gobierno no hace lo suficiente para ayudar
al estadounidense promedio.
Además, se confirma el incremento del sentimiento antigubernamental entre un
segmento de la sociedad, al duplicarse aquellos que dicen que están enojados con
el gobierno federal: de 10 por ciento en 2000, a 21 por ciento hoy. Y 30 por
ciento percibe que el gobierno es una amenaza para su libertad personal.
El Pew también registró, en un revés comparado con un sondeo de meses atrás,
que la mayoría desconfía de un mayor papel del Estado en la economía, con la
excepción de rubro del sector financiero, donde una amplia mayoría desea que el
gobierno regule estrictamente a las empresas financieras.
Tal vez el sector más desencantado con el gobierno es el llamado movimiento
Tea Party, expresión ultraconservadora que surgió hace un año en protesta por el
proyecto de estímulo económico y que creció en visibilidad en la campaña contra
la reforma de salud impulsada por el gobierno de Barack Obama. Este movimiento
es mayoritariamente conformado por hombres blancos republicanos mayores de 45
años quienes se describen enojados o furiosos con Washington. Son considerados
como la parte más dinámica del movimiento conservador con el propósito no sólo
de detener las propuestas de Obama, sino también de atacar a políticos
republicanos considerados no suficientemente conservadores.
Encuestas recientes del New York Times/CBS News, revelaron que 18
por ciento de los estadounidenses se identifican como simpatizantes del Tea
Party, se clasifican muy conservadores, son sumamente pesimistas sobre la
dirección del país y severamente críticos de Washington y, por supuesto, de
Obama. Más de 90 por ciento de ellos cree que el país avanza por una vía
equivocada y el mismo porcentaje desaprueba al presidente y su manejo político.
Un 92 por ciento estima que Obama lleva al país hacia el socialismo (una opinión
compartida por más de la mitad de la población en general, por cierto).
Por otro lado, las expresiones de ira popular derechista se registran al
reportarse más crímenes de odio, un incremento de grupos ultraderechistas
racistas, así como informes no oficiales de un creciente número de amenazas de
muerte contra el presidente. Las agencias de seguridad pública han elevado el
estado de alerta por lo que llaman terrorismo doméstico.
A la vez, se han reportado incidentes, varios bajo investigación, de actos de
intimidación contra legisladores federales y otros políticos electos. A
principios de mes, más de 30 gobernadores recibieron cartas de un grupo
antigubernamental ultraconservador que les exigía su renuncia en un plazo de
tres días (aunque no había amenaza de violencia), lo cual provocó que
autoridades federales advirtieran a policías locales que las cartas podrían
provocar comportamiento violento. Como éste, hay más ejemplos a lo largo del
país.
La ola de desilusión con el gobierno y los gobernantes provoca preocupación
entre algunos políticos que aún no saben qué impacto podría tener en las
elecciones legislativas intermedias en noviembre. Pero para otros es aún más
alarmante.
Es muy similar a la Alemania Weimar. Los paralelos son notables. También ahí
había una desilusión tremenda con el sistema parlamentario, apuntó Chomsky en la
entrevista con Truthdig. Estados Unidos tiene mucha suerte en que no ha surgido
una figura honesta y carismática, ya que si eso sucediera, este país estaría en
verdaderos apuros por la frustración, desilusión y la ira justificada y la
ausencia de una respuesta coherente, añade.
En Alemania, recordó, el enemigo creado para explicar la crisis fueron los
judíos. “Aquí serán los inmigrantes ilegales y los negros. Nos dirán que los
hombres blancos son una minoría perseguida. Nos dirán que tenemos que
defendernos y defender el honor de la nación. Se exaltará la fuerza militar.
Habrá golpizas. Esto se podría convertir en una fuerza abrumadora. Y si ocurre
será más peligroso que Alemania. Estados Unidos es un poder mundial… No creo que
todo esto esté lejos de suceder”.
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