Carta abierta a mi médico militar: permita el
acceso a médicos independientes
01 de junio de 2013
De: Detenidos en huelga de hambre en la Base Naval de la Bahía de
Guantánamo
Estimado doctor:
No deseo morir, pero estoy preparado para correr el riesgo con que pueda
llegar a hacerlo, porque estoy protestando por el hecho de que he sido encerrado
durante más de una década, sin juicio, sometido a tratos inhumanos y degradantes
y se me ha negado el acceso negado a la justicia. No tengo ninguna otra manera
de comunicar mi mensaje. Usted sabe que las autoridades me han quitado todo.
Por esta razón, respetuosamente solicito que se permita a profesionales
médicos independientes entrar a Guantánamo a tratarme, y que se les dé total
acceso a mi historia médica, a fin de determinar el mejor tratamiento para
mí.
Kit de alimentaación forzada utilizado en Guantánamo.
(Fuente: Pentagon) |
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Usted afirma estar actuando de acuerdo con sus deberes como médico para
salvar mi vida. Esto va en contra de mi deseo expreso. Como usted debe saber,
soy competente para tomar mis propias decisiones sobre el tratamiento médico.
Cuando trato de rechazar los tratamientos que me ofrece, usted me los mete a la
fuerza, a veces con violencia. Por estas razones, usted está violando la ética
de su profesión, como la Asociación Médica de los Estados Unidos1 y
la Asociación Médica Mundial2lo han dejado en claro.
Mi decisión de ir a la huelga de hambre y soportarla casi hasta la inanición
durante más de 100 días no fue tomada a la ligera. Lo hago porque, literalmente,
es el único método que tengo para hacer que el mundo exterior preste atención.
Su respuesta a mi decisión cuidadosamente considerada no puede conducir
lógicamente a la conclusión de que su único objetivo es salvar mi vida; sus
acciones durante los últimos meses no son compatibles con este tipo de
inferencia.
Para aquellos de nosotros que somos alimentados a la fuerza contra nuestra
voluntad, el proceso de pasarnos a la fuerza, repetidamente, tubo por la nariz y
hasta la garganta para mantenernos en un estado de semi inanición es
extremadamente doloroso y las condiciones en las que se hace son abusivas. Si de
verdad usted tuviera mis intereses de salud en el corazón, usted habría podido
hablarme como a un ser humano sobre mis opciones, en lugar de tratarme de una
manera como si me estuvieran castigando por algo.
Usted debe saber que su reacción profesional exagerada a mi participación en
la huelga de hambre ha sido condenada no menos que por una autoridad como las
Naciones Unidas; el Relator Especial sobre la Salud ha afirmado inequívocamente
que “el personal de salud no pueden ejercer presión indebida de ninguna clase
sobre las personas que han optado por el recurso extremo de una huelga de
hambre, ni es aceptable el uso de amenazas de alimentación forzada u otros tipos
de coacción física o psicológica contra las personas que han decidido
voluntariamente hacer una huelga de hambre”3.
En todo sentido, no puedo confiar en su consejo, ya que usted es responsable
ante sus oficiales militares superiores que requieren que usted me trate por
medios inaceptables para mí, y usted pone su deber para con ellos por encima de
su deber para conmigo como médico. Su lealtad dividida hace que sea imposible
confiar en usted.
Por estas razones, nuestra actual relación médico-paciente no puede
contribuir a solucionar las amenazas a mi salud que está engendrando esta huelga
de hambre. Usted puede ser capaz de mantenerme con vida durante mucho tiempo en
un estado de debilitamiento permanente. Pero con tantos de nosotros en huelga de
hambre, usted está intentando un tratamiento experimental a una escala sin
precedentes. Y usted no puede estar seguro de que no se cometerá un error humano
que llevará a la muerte de uno o más de nosotros.
Sus superiores, hasta e incluyendo al presidente Obama, su Comandante en
Jefe, reconocen que mi muerte o la de otro huelguista de hambre aquí tendrían
consecuencias adversas graves. A usted se le ha ordenado garantizar, con
absoluta certeza, mi supervivencia, pero eso está más allá de su capacidad de
hacerlo (o tal vez la de cualquier médico).
Cama de contención utilizada para la alimentación enteral
forzada de los presos en Guantánamo (Fuente:
Pentágono) |
Tengo cierta simpatía por su posición imposible. Si usted continúa en el
ejército o regresa al ejercicio civil de la medicina, tendrá que vivir durante
el resto de su vida con lo que ha hecho y ha dejado de hacer aquí en Guantánamo.
Dando un paso adelante usted puede hacer la diferencia. Puede optar por dejar de
contribuir activamente a las condiciones abusivas que estoy soportando
actualmente.
Solo le pido que eleve a sus superiores mi petición urgente de que se me
permita ser examinado y asesorado por médicos independiente elegidos, en
reserva, por mis abogados, y que se les suministre a esos médicos mis informes
médicos completos antes de su visita.
Esto es lo menos que puede hacer para mantener el mínimo de su juramento de
“no hacer daño”.
Atentamente,
Los detenidos en huelga de hambre en la Base Naval de Guantánamo
1) http://www.ama-assn.org/ama/pub/category/16086.htm; 2)
http://www.wma.net/en/30publications/10policies/h31/index.html 3)
http://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=13279&LangID=E
Courtesy of Tlaxcala Source: http://gu.com/p/3g947 Publication date of original article:
31/05/2013 URL of this page: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=9790
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