Cárcel o multa por dar agua a migrantes
Detectan residuos de plástico en el desierto de Arizona. [Foto: Alice
Ollstein/Especial para La Opinión] |
Se desata una controversia entre ecologistas y grupos humanitarios en el
desierto de Arizona
- Alice Ollstein / Especial para La Opinión |
- 2009-07-19
- | La Opinión
La cárcel o multas de hasta 10 mil dólares: esa es la suerte que corren ahora
quienes dejan botellas de agua en el desierto de Arizona para salvar las vidas
de los migrantes que cruzan la frontera.
Eso está ocurriendo durante los últimos meses en ese estado, donde ya se han
presentado varios choques entre voluntarios de grupos humanitarios y agentes del
Departamento del Interior en zonas naturales protegidas cerca de la frontera.
Los primeros aseguran que están salvando vidas. Los agentes alegan que tiran
basura. Con la temperatura, la tensión está subiendo.
El sitio de controversia es la reserva natural Buenos Aires, o BANWR. Su
director, Mike Hawkes, afirma que la reserva ya tiene bastantes sitios de
suministro de agua y torres de emergencia para ayudar a los migrantes en
peligro, y que la práctica de dejar agua está dañando el medio ambiente.
"Apoyamos los esfuerzos humanitarios de todo corazón, pero no estamos de
acuerdo con los métodos usados y la violación de la ley". aclaró Hawkes. "Somos
una reserva con animales en peligro de extinción y no permitimos la basura".
En febrero de 2008, Dan Millis, de la organización No Más Muertes fue
condenado por "tirar basura" mientras dejaba botellas de agua en BANWR. El juez
suspendió su sentencia indefinidamente, pero Millis ahora ha llevado su caso
hasta la Corte de Apelaciones del Noveno Distrito.
En diciembre de 2008, un agente de BANWR vio al voluntario Walt Staton
dejando botellas en esa reserva natural. Esta vez, el cargo que le impusieron
las autoridades fue el de "tirar basura intencionalmente". El 3 de junio fue
condenado por un jurado de 12 personas, y recibirá su sentencia el 4 de agosto.
Es posible que su castigo sea un año de cárcel o una multa de 10 mil
dólares.
El pasado 8 de julio, representantes de No Más Muertes aseguraron que
seguirán dejando agua en BANWR, a pesar de las amenazas legales.
Staton fue el maestro de ceremonias del evento. Dijo al público: "Mañana, los
agentes de BANWR tienen una elección: ¿la basura o la vida? Esperamos que
escojan la vida". El día siguiente, 9 de julio, 13 voluntarios de No Más Muertes
fueron multados por dejar agua, y las botellas llenas fueron confiscadas. La
temperatura subió hasta 110 grados ese fin de semana, y las autoridades
encontraron a cinco migrantes muertos.
Pugna pública
Más allá de los enfrentamientos en el desierto, los dos grupos están en una
batalla pública. En una carta firmada por más que 70 organizaciones, No Más
Muertes pidió una reunión con el director de BANWR, Mike Hawkes. También
reafirmaron su derecho de dejar agua, diciendo: "La criminalización de esfuerzos
humanitarios es injusta".
Hawkes respondió, también en una carta pública, que "más agua para los
migrantes no es necesaria" y que sería preferible tener una "reunión virtual"
por correo electrónico en vez de reunirse cara a cara. Concluyó: "Creo que
podemos trabajar juntos para facilitar esfuerzos humanitarios sin romper las
leyes establecidas".
Las cartas también demuestran un desacuerdo de información—quién ha tratado
de reunirse con quién, cuántas personas han muerto en BANWR, etc. Lo único que
los dos lados tienen en común es la frustración. "Inventan cosas", acusó Hawkes.
"Todo lo que está en su sitio está muy manipulado o es pura mentira. He estado
tratando de reunirme con ellos, pero nadie quiere tomar la responsabilidad y
decir, "Yo soy No Más Muertes" porque saben que están auxiliando un acto
ilegal".
Staton respondió que Hawkes pidió el contacto con un líder, pero no hay
liderazgo en No Más Muertes porque el grupo funciona por consenso. "Anunciamos
todo lo que hacemos", dijo. "Todo el mundo puede venir a nuestras reuniones.
Somos parte de una iglesia y una comunidad. No se puede encontrar una
organización más abierta".
Parece irónico que Millis, un representante del Sierra Club en Tucson, ahora
tenga una condena por tirar basura, pero él defendió su acto como ecologista:
"[Hawkes] piensa que los grupos humanitarios están ensuciando la reserva, pero
recogemos más basura que la que dejamos", dijo.
"Si quieres echar la culpa a alguien, échala al gobierno. Hay siete millas de
muro de acero al lado sur de BANWR que están destruyendo el hábitat de los
animales; la construcción está contribuyendo a la erosión de la tierra, y el uso
de vehículos todo terreno y helicópteros causa ruido y contaminación. Las
botellas plásticas que dejamos no son nada en comparación con todo este daño al
medio ambiente".
Algunos dudan de la motivación ideológica de las multas. "Es difícil pensar
que vienen de una preocupación por el medio ambiente, especialmente cuando ambos
(Dan Millis y Walt Staton) estuvimos recogiendo basura cuando nos multaron",
dijo Staton.
"Entiendo muy bien que el BANWR es un ecosistema frágil y que tenemos que
andar con cuidado, pero estamos en medio de una crisis humanitaria. Miles de
personas han muerto cruzando [la frontera], y están reduciendo el debate a una
botella de plástico", agregó. Durante el juicio de tres días, a Stanton se le
prohibió hablar sobre las muertes en el desierto. Sólo pudo responder al cargo
de tirar basura.
Durante muchos años, el estado de Arizona ha sido uno de los cruces
principales de la migración indocumentada a EEUU. Ahora, por la recesión, la
militarización de la frontera y otros factores, el número de migrantes que
cruzan está bajando, pero el índice de mortalidad está subiendo, de acuerdo con
autoridades forenses de ese estado.
Además de los conflictos por el agua en BANWR, otros grupos humanitarios en
la frontera han recibido amenazas legales por su trabajo.
En 2005, dos voluntarios de No Más Muertes, Daniel Strauss y Shanti Sellz,
fueron condenados por el delito de tráfico ilegal de personas por transportar a
unos inmigrantes en su carro al hospital.
En enero de 2008, la voluntaria Kathryn Ferguson del grupo Los Samaritanos
recibió una acusión por "molestias al público" cuando estuvo dejando botellas de
agua. La detuvieron durante horas en el desierto. Al final, los cargos fueron
retirados.
En California hay grupos que realizan tareas similares en el desierto. Border
Angels, en San Diego, trabaja desde 1986 en el desierto y las montañas dejando
cajas con agua, comida y ropa para inmigrantes.
"A veces la Patrulla de Caminos o la Patrulla Fronteriza trata de
intimidarnos, diciendo que no debemos estar allí, que no van a multarnos, pero
que la próxima sí nos multarán. Sin embargo, saben que tenemos 23 años haciendo
esto, y también que nosotros recogemos los botes vacíos", explicó Enrique
Morones, líder de Border Angels.
También el Padre Richard Estrada, de la Iglesia de La Placita Olvera, en Los
Ángeles, y su grupo Salvando Vidas mantienen cerca de 180 estaciones de agua en
la frontera de California. Según Estrada, han tenido pocos problemas con las
autoridades, y mantienen la confianza y la fe en su trabajo. "Si alguien tiene
sed, y puedes salvar la vida, hay que hacerlo", dijo. "Arizona es un estado muy
racista. No quieren inmigrantes y están listos para hacer cosas estúpidas para
bloquearlos. Por eso tenemos que luchar por una reforma migratoria amplia".
Si la situación actual en Arizona persiste, Hawkes piensa que las cortes
darán sentencias más fuertes para desanimar a los activistas. "Darán órdenes de
restricción o sentencias de cárcel", opinó. "La corte ha dicho en tres ocasiones
que dejar botellas es tirar basura, y yo estaría incumpliendo con mis funciones
si permito que ellos lo hagan". Pero los activistas tienen esperanza de un
cambio desde Washington.
Representantes de los tres grupos humanitarios de Tucson —No Más Muertes, Los
Samaritanos y Fronteras Compasivas— se reunirán en D.C. con el secretario del
Interior, Ken Salazar, la semana que viene. Según Staton, alegarán que "la
tierra que es parte de tu organización ahora es un cementerio humano. Tenemos
que encontrar una manera responsable de hacer nuestro trabajo humanitario que no
sea incompatible con la misión de la reserva".
Por su parte, Millis cree que la situación cambiará pronto. "Perseguir a los
grupos humanitarios es improductivo", dijo. "Tienen verdaderos criminales para
atrapar. Es la decisión de los agentes de BANWR si quieren multarnos por nuestro
trabajo de salvar vidas, pero espero que podamos negociar unas leyes
mejores".
Alice Ollstein es pasante en La Opinión
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